LOS CUATRO PELDAÑOS DEL CAMBIO Leer 2 Timoteo 3:14-17
2da. de Timoteo es la última carta que escribe el apóstol Pablo desde la cárcel. En la misma le advierte toda las dificultades que le esperan. El apóstol ya no estará con él, pero sí la Palabra de Dios que permanece para siempre. El énfasis está en las Sagradas Escrituras y sólo en ellas. Asido a ellas podría permanecer firme hasta el fin, indistintamente lo que pasara.
Hay dos áreas en las que se pueden resumir 2 Timoteo 3:14-17
- La Escritura tiene la habilidad (poder) para hacer la gente sabia para la salvación (evangelismo).
- La Escritura es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia (edificación)
Aquí hay dos escenarios: 1. La gente necesita oír el evangelio, creer, y ser salvo. 2. Los creyentes necesitan edificar su fe transformándose desde la pecaminosidad, a la vida que Dios demanda en su Palabra. Los dos escenarios son evangelismo y edificación, y la Escritura provee para ambas cosas. Note que primero tiene que haber evangelización (conversión) para que luego pueda haber una edificación exitosa. Tratar de edificar inconversos es fabricar fariseos. No hay como construir bien sin fundamento.
Una vez se ha dado la evangelización, y por la gracia de Dios la conversión, entonces hay cuatros peldaños a escalar siguiendo el orden bíblico:
- Enseñar
- Redarguir (convicción)
- Corregir
- Instruir
Así como la meta de la evangelización es la salvación, y siempre precede a la edificación; así la meta de la edificación es la santificación mediante estos cuatro peldaños, que siempre ocurren en el mismo orden.
La tarea del consejero, con el creyente, es promover el cambio en la forma de santificación o edificación. Y los cuatro peldaños aludidos constituyen el proceso bíblico para lograrlo. En la santificación la persona regenerada vendrá a ser más y más como Cristo. Por supuesto, que este pasaje no se limita a la consejería sino al entero ministerio de la Palabra, tanto en lo privado como la predicación pública – Hechos 20:20). Sin embargo, a lo que sí se limita es al cambio bíblico. Porque todo cambio que no sea de acuerdo a los estándares bíblicos no puede ser nunca un buen cambio, ya que “lo que es nacido de la carne, carne es” -Juan 3:6, y “los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” -Romanos 8: 8.
La dirección de todo cambio es hacia Dios o en dirección contraria a Él.