LA PÁGINA DEL DISCÍPULO
LA CRISIS ACTUAL DE LA IGLESIA
Alguien ha dicho del Cristianismo en América –“que es de 3000 millas de ancho, pero con sólo 2 pulgadas de profundidad”. Edmund Chan ha dicho que “tenemos las iglesias más grandes, pero las más superficiales. La crisis de hacer discípulos hoy es una crisis de profundidad.”
La iglesia de hoy enfrenta una crisis que se refleja en tres formas:
1. Medir el “éxito” equivocadamente
Tenemos la tendencia de medir el “éxito” de una iglesia sobre la base de “cuerpos, dinero y edificio”. ¿Cuántos asisten? ¿Está creciendo la iglesia? ¿Está la gente ocupada en los ministerios de la iglesia? ¿Están las finanzas saludables? ¿Son buenos el edificio y las facilidades? Si la respuesta es positiva, entonces, esto se considera ser una iglesia “exitosa”.
Pero, Jesús nos ha dicho que la verdadera medida de éxito en su iglesia no es ninguna de las anteriores. En la Gran Comisión (Mateo 28:19-20), Jesús nos ha dado una tarea primaria –“haced discípulos”. La medida de una iglesia verdaderamente exitosa, entonces, no es el número de asistentes, no es cuán ocupados están, ni el dinero que están dando, ni el tamaño de sus instalaciones. Es cuántos discípulos están haciendo.
Grandes multitudes siguieron a Jesús, pero él no consideró eso una medida de éxito. No son seguidores sueltos sin compromiso lo que él deseaba, sino discípulos comprometidos y devotos que él pudiera formar y entrenar. Él no midió su éxito por números, sino por el pequeño grupo de discípulos que hizo, quienes salieron y cambiaron el mundo.
La medida de una iglesia “exitosa” hoy sigue siendo la misma. Ni siquiera es el número de nuevos convertidos que logremos. La medida verdadera de una iglesia exitosa es si estamos haciendo discípulos que salgan a impactar sus familias, amigos, compañeros de trabajo, y comunidades para Cristo. Todo lo demás es secundario a esto. Muy a menudo estamos enfocados en la medida equivocada del éxito, y no hemos prestado suficiente atención a nuestra tarea primaria.
2. Cristianismo Superficial
Debido a que nos hemos enfocado en el tamaño o números como principal medida de “éxito”, no hemos puesto el hacer discípulos en el corazón de la vida de la iglesia. Si entrenar discípulos tiene algún lugar, es uno de dos: un curso de inicio para nuevos cristianos o una de las opciones que la gente puede escoger si lo desean. El resultado es que “la superficialidad, inmadurez y mediocridad han enturbiado nuestro discipulado contemporáneo y no estamos ya produciendo profundidad en nuestro andar con Dios.”
Nuestros programas de iglesia pueden proveer una variedad de buenas actividades para mantener y hasta entretener creyentes, pero hemos sido negligentes con nuestro propósito central de formar y hacer discípulos. Quizá pensamos que esto pasaría automáticamente según los creyentes se envuelven en varios ministerios de la iglesia, pero las encuestas han revelado que este no es el caso. Gran número de los creyentes llamados “nacidos de nuevo” en las iglesias evangélica han demostrado una “superficialidad, inmadurez y mediocridad” en áreas claves del discipulado cristiano. No solamente hay un entendimiento superficial de la verdad Biblia, sino una aplicación muy pequeña de estas verdades a la vida diaria. Como resultado, a menudo, hay muy poca diferencia en las actitudes, valores y estilo de vida de cristianos en comparación con los valores mundanos y los objetivos de los no cristianos.
¿Ha perdido la sal el sabor que debe tener para influenciar en la familia y la sociedad en general? Sin un plan intencional de discipulado puesto en marcha en el corazón de la iglesia, los creyentes puedes estar ocupados en las actividades de la iglesia, pero permanecer en un estado superficial de crecimiento espiritual.
3. La Continua Infancia Espiritual
No hay nada erróneo en cuanto a la infancia espiritual durante el primer o segundo año luego de la conversión. Pero, el problema es cuando los creyentes permanecen en el mismo estado de infancia e inmadurez año tras año, y no avanzan hacia la madurez espiritual.
Este no es un problema nuevo. Tuvo lugar también en la iglesia del primera siglo (Hebreos 5:13-6:1). Algunos creyentes habían sido creyentes por suficiente tiempo como para haber llegado a convertirse en maestros y discipuladores de otros. Sin embargo, ellos continuaron siendo bebés deseando el biberón. Ellos venían solamente los domingos por su botellita de lecha espiritual, pero no tenían idea de cómo alimentarse ellos mismos o tomar por si mismos la comida espiritual sólida.. En consecuencia, ellos tenían ninguna habilidad o influencia para ayudar a otros creyentes a crecer. En una exasperación el escritor dice: ¡Vamos! ¡Ya es hora de que dejen las cosas de niños y comiencen a desarrollarse en madurez espiritual!
Las encuestas han revelado que cerca de un 80% de aquellos que asisten a la iglesia han crecido muy poco espiritualmente y no han salido de la fase de infancia espiritual hacia la de la madurez. Están en un estado de estancamiento y mantenimiento en vez de ir adelante y crecer. ¡Y esto es cierto, también, en personas que están activas en la vida de la iglesia y ocupadas en su ministerio. Inclusive, “grandes y exitosas” iglesias han comprobado que luego de varios años de tener miembros participando en varios de sus ministerios, no han crecido como era de suponerse. No hubo el crecimiento espiritual automático que ellos esperaban (ver la pág. 19 de la Confesión de Willow Creek). Sin alguna forma de entrenamiento discipular para todas las edades y etapas, los creyentes estarán fuera de la etapa y el nivel espiritual en el que debieran estar.
(Por Ian Malins - Tomado del libro Leader’s Manual Making Disciples de Omega Discipleship Siries).