LO QUE ES UN APÓSTOL
1. La palabra “apóstol” (en griego apóstolos) quiere decir: uno que es enviado; normalmente se interpreta como “uno enviado para cumplir con una función especial en la iglesia”.
2. La primera mención del título aparece a principios del ministerio de Jesús: Lucas 6:12-13: En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles (véanse Mateo 10:1-4 y Marcos 3:13-19). Se trata de un nuevo y distintivo llamamiento por parte de Jesucristo. No era un llamado general, abierto a cualquiera, sino sumamente específico y particular. Incluyendo a Pablo, que se refiere a sí mismo como “el último y el más pequeño de los apóstoles” (1 Corintios 15:7-9)
3. Convencidos de que el número de doce apóstoles era importante, tras la muerte y ascensión de Jesús, los once que quedaban se reunieron en Jerusalén (Hechos 1:12-26) para elegir al sucesor de Judas Iscariote. Eligieron a Matías. En el proceso, especificaron cuidadosamente los requisitos para ser apóstol:
• Tenía que haber convivido con los doce desde el bautismo de Jesús.
• Tenía que haber sido testigo de la muerte y ascensión de Jesús.
• Tenía que haber sido testigo de la resurrección de Jesucristo.
En 2 Corintios 12:12 se menciona otro requisito de un verdadero apóstol: las señales autenticadoras – “Entre vosotros se operaron las señales de un verdadero apóstol, con toda perseverancia, por medio de señales, prodigios y milagros.” Estas señales fueron hechas por los apóstoles para confirmar la verdad del evangelio y dar testimonio de la resurrección de Cristo de la cual ellos eran testigos y predicaban como algo esencial; y también eran señales propias y particulares de los verdaderos apóstoles (Hechos 2:43; 14:3; Hebreos 2:3 y 4) que pusieron el fundamento de la iglesia de una vez y para siempre.
4. Es interesante observar que cuando Jesucristo llama a Saulo de Tarso (ya que este no había gozado de las mismas experiencias que los primeros doce), lo hizo mediante una aparición especial; además, le dio tres años de revelación especial en el desierto de Arabia (Gálatas 1:11-19), y una comisión particular para que fuese apóstol a los gentiles (Gálatas 1:1; Hechos 22:17-21; 26:16-18; 1 Corintios 9:1; 15:8).
La Palabra de Dios no enseña ni la sucesión apostólica, ni la existencia de profetas contemporáneos como lo enseñan la Iglesia Católica Romana y Coalición Internacional de Apóstoles (ICA).