Fe en el Poder Sanador
Pregunta: ¿Cree la OPC que la fe en el poder sanador de Dios en todas las áreas de la vida en este mundo es aplicable hoy a quienes creemos que se nos ha dado autoridad por medio de Jesús para hacerlo?
Respuesta: La respuesta es ”Sí”. Pero debemos aclarar que hay mucha confusión respecto a la manera de entender esto con respecto a la oración y la sanidad, por lo cual necesitamos aclararlo. Aún Pablo el gran Apóstol no recibió sanidad aunque se la rogó a Dios en tres ocasiones (2 Corintios 12:8). Esto nada tenía que ver con que no tuviera suficiente fe, ni que no creía en el poder de Dios para sanar. No perdamos de vista que no siempre el Señor contesta que “sí” a nuestras oraciones. En este caso la contestación a Pablo fue en la negativa. Pablo tuvo que aprender que aún en medio de la enfermedad o los ataques diabólicos, la gracia de Dios es suficiente.
Otro error es pensar que nosotros hoy día podemos esperar hacer todo lo que los apóstoles de Jesús hicieron, tal y como está registrado en el Nuevo Testamento. En dos ocasiones, por lo menos, Pedro y Pablo resucitaron muertos (Hechos 9:36-42 y 20:9-10). No tenemos registros creíbles de resurrecciones como estas aparte de las registradas en la Biblia. El Nuevo Testamento se refiere a estos hechos como “señales de los apóstoles” (2 Corintios 12:12). Hubo milagros y señales sobrenaturales que fueron hechas en ese contexto “por la mano de los apóstoles” (Hechos 5:12). Esperar la repetición de estas cosas es como esperar que otra virgen conciba y de a luz como María lo hizo.
Esto no significa, sin embargo, que Dios no sana. Él lo hace. La iglesia tiene instrucciones claras “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.” (Santiago 5:14). Notemos que hay una acción corporativo “los ancianos”, no necesariamente ninguno en particular. El problema que tenemos hoy día es que tenemos “sanadores” sueltos e independientes, que no se sujetan a nada ni a nadie, y que usan sus supuestos ministerios de sanidad y milagros (que correspondían exclusivamente a los apóstoles) para derivar fama, autoridad y fortuna. Como alguien dijo: “Dios sigue siendo soberano, y puede hablarnos hasta por medio de una mula, pero ninguna iglesia invita a una mula para predicar cada domingo.”
Tomado y adaptado de la Revista New Horizons OPC