Reforma
Los grandes y poderosos de este mundo han empezado a perseguir y a hacer odiosa la doctrina de Cristo situándola bajo el nombre de Lutero, y esto de un modo que quien predica en cualquier lugar la doctrina de Cristo es tachado de “luterano” aunque se trate de alguien que ni siquiera ha leído los escritos de Lutero y se atenga únicamente a la Palabra de Dios. Y es lo que viene ocurriendo conmigo. Pero el caso es que antes que hubiese conocido siquiera el nombre de Lutero, yo ya había empezado en el año 1516 a predicar el evangelio de Cristo…
Para poder predicar me dediqué hace diez años a estudiar a fondo la lengua griega, con el fin de conocer la doctrina de Cristo en su lenguaje original. Que otros juzguen si con esto he obrado debidamente; pero cierto es que Lutero no me indujo a ello. Repito que desconocía su nombre y llegó a mis oídos dos años después de haberme atenido por mi cuenta a la Sagrada Escritura.
Los papistas, sin embargo, me aplican a mí y a otros el nombre de Lutero, como antes he dicho, y lo hacen por maldad, y dicen:
“Indudablemente eres un “luterano” y predicas tal y como Lutero escribe.”
A esto sólo me cabe replicar:
“También predico igual que San Pablo predicaba. ¿Por qué no preferís llamarme ‘paulinista’? Además, predico la Palabra de Cristo, ¿por qué no preferís llamarme ‘cristiano’?”
Antología, por M. Gutiérrez Marín, págs. 59-60
Moraleja: Exactamente nos pasa a los calvinistas hoy, pero de parte de los mismos cristianos.