Sermón: 2 Timoteo 3:16-17 La Biblia, nuestra única regla de fe y conducta
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2 Timoteo 3:16-17 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”
Dios nos ha creado con un propósito. Y ese propósito es que le glorifiquemos. El merece que toda criatura le alabe. ¿Por qué? Porque Él es digno en Sí mismo. Él es perfecto en todo Su ser y perfecciones. Él nos ha creado y no nosotros a nosotros mismo. Él es el centro de todo. Porque Él es Dios. Y no solo eso. Él nos ha salvado de la condenación eterna. Por eso las Escrituras nos enseñan que todo lo que hacemos, aún las cosas que nos parecen triviales y cotidianas debemos hacerlo de tal manera que Dios sea exaltado. Como pregunta nuestro Catecismo Menor de Fe de Westminster en la pregunta y respuesta número 1 ¿Cuál es el fin principal del hombre? El fin principal del hombre es el de glorificar a Dios y gozar de El para siempre. Y la base bíblica es 1 Corintios 10:31 “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”.
Pero, se levanta una pregunta: cómo yo hago esto. ¿Qué guía hay que me pueda enseñar cómo glorificar a Dios y disfrutar de El para siempre? ¿Es esto algo que yo lo hago según mi parecer, según mis buenas intenciones, según yo considere que es bueno? Y la respuesta es que Dios nos ha dado una guía sobre cómo hacerlo. Pero antes de seguir exponiendo sobre este tema veamos cómo el Catecismo Menor de Fe de Westminster en su pregunta y respuesta número dos nos instruyen en esto. P. 2. ¿Qué regla ha dado Dios para enseñarnos cómo hemos de glorificarle y gozar de él? R. La Palabra de Dios que se contiene en las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento, es la única regla que ha dado Dios para enseñarnos cómo hemos de glorificarle y gozar de él.
Obviamente aquí hay mucha tela que cortar. Así que hoy nos vamos a limitar a considerar la primera parte de la contestación de esta pregunta. Que dice así, ¿Qué regla nos ha dado Dios para enseñarnos cómo hemos de glorificarle y gozar de Él? ¿Cuál es la respuesta? La Palabra de Dios y punto. Hay una sola regla para enseñarnos, para dirigirnos sobre cómo hemos de glorificar a Dios. ¿Cuál es ese regla? Su Palabra y nada más. Y esa Palabra es nuestra única regla de fe y conducta. Y para exponer este tema vamos a contestar tres preguntas: ¿Qué es la Palabra de Dios?, ¿Qué significa que la Palabra de Dios es la única regla?, ¿Qué implicaciones tiene esto para mi vida? Veamos cada una de ellas.
I. ¿Qué es la Palabra de Dios?
La Palabra de Dios es la revelación de su voluntad. Hermanos, Dios se ha revelado. Dios se ha dado a conocer. Lo ha hecho en las obras de creación y de providencia. En primer lugar, Dios se ha revelado por medio de la revelación natural. El Salmo 19:1 “Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia las obras de sus manos”. Si te das cuenta, el salmista nos dice que la creación no es muda. Ella habla. Bueno, no habla por sí misma, sino que como es la obra de Dios, la obra de sus dedos, como dice el Salmo 8, inevitablemente revela las marcas de su Creador. Así como cuando hacemos una obra, ésta revela nuestras características y habilidades, de igual manera, la creación revela a su Hacedor. ¿Qué revela? Romanos 1:20 nos dice lo que revela: “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”. La creación revela que Dios existe. Revela su eternidad, su poder omnipotente. Revela su deidad. Revela que es un Ser que tiene raciocinio y voluntad. Y revela que Él es la fuente de toda clase de vida que existe: sea material o espiritual. Por tanto, nadie tiene excusa de decir yo no sé si Dios existe o no. ¿Por qué? Porque Dios se ha revelado por medio de todo lo creado de tal manera que somos confrontados todos los días con la revelación de Dios. Cada vez que abrimos nuestros ojos vemos la creación y ésta nos revela que Dios es. Por tanto, no tienen excusas si no le adoran ni le sirven.
En segundo lugar, Dios también se ha revelado por medio de una revelación especial. Se ha revelado proposicionalmente, es decir, en lenguaje y con un mensaje que es entendible por la mente humana. En Hebreos 1:1-2 “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”. Dios ha hablo muchas veces y de muchas maneras. Muchas veces significa que lo ha hecho más de una vez. Y de muchas maneras: por medio de sueños, en voz audible, por medio de profetas y por medio de escritos. Dios escribió los diez mandamientos con su “propia” mano. Como dice Deuteronomio 9:10 “y me dio Jehová las dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios”. Fue Dios mismo quien inició el dejar por escrito Sus Palabras. Unas frases constantes en el AT que expresa la idea de revelación son: “Así dice el Señor”, “La Palabra del Señor vino a mí”, etc. Un ejemplo entre cientos lo es Éxodos 9:1 “Entonces Jehová dijo a Moisés: Entra a la presencia de Faraón, y dile: Jehová, el Dios de los hebreos, dice así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.” Y Génesis 15:1 “Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.” Dios se ha revelado proposicionalmente, en un mensaje entendible.
En tercer lugar, Dios también se ha revelado personalmente en la Persona del Señor Jesucristo. De tal manera que Jesús podía decir, como le dijo a Felipe en Juan 14:9 “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. Y es Jesús quien es según Colosenses 1:15 “Él es la imagen del Dios invisible”. Y Juan 1:18 “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” La frase “le ha dado a conocer” es una sola palabra en griego: “ἐξηγήσατο”, de donde proviene la palabra exégesis que significa explicación, interpretación. En otras palabras, es Jesús quien nos explica e interpreta quién y cómo es Dios. Nuestra doctrina de Dios depende de lo que Jesús ha revelado acerca de Dios y no lo que nosotros podamos creer o imaginarnos qué y quién es Dios.
Entonces, a la luz de todo lo anterior podemos decir que la Palabra de Dios es la Voz misma de Dios. Y esto es importante. Repito: la Palabra de Dios es la Voz misma de Dios. La única diferencia es que la Biblia es la Palabra escrita de Dios. Su voz, Su revelación, Sus palabras han sido dejadas por escrito. Sea escrito o sea audible es la misma Palabra. De tal manera es la igualdad que hay entre la Palabra de Dios y la Escritura que la Biblia nos enseña que lo que la Biblia dice es lo que Dios dice. Por ejemplo: Romanos 9:17 “Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.” “Porque la Escritura dice”. Pero esas palabras a Faraón fueron dichas por Dios mismo por medio de Su profeta Moisés. Otro ejemplo en Gálatas 3:8 “Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones”. Pero quien le dice esas palabras a Abraham fue Dios mismo. ¿Por qué esa identificación? Porque las Escrituras, la Biblia es la Palabra de Dios. Lo que la Biblia dice Dios lo dice. ¿Qué es la Palabra de Dios? Es la revelación de su mente y voluntad para nosotros. Es la Voz de Dios es lenguaje humano, pero es la Voz de Dios y no deja de ser la Voz de Dios porque Dios busque comunicarse en lenguaje humano su voluntad.
II. ¿Qué significa que la Palabra de Dios es la única regla de fe y conducta?
Significa que como la Biblia es la misma Voz de Dios es ella exclusivamente la que debe determinar nuestra teología y nuestra forma de vivir.
En primer lugar, nuestra teología. Hermanos, todo lo que necesitamos conocer y creer para conocer a Dios se encuentra solamente en la Biblia. Esta es la enseñan misma de los autores de la Biblia. Dios le dijo esto mismo a Moisés en Deuteronomio 4:2 “No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno.” Nuestra guía es exclusivamente lo que Dios reveló sin necesidad de añadirle nada más. Los profetas dijeron lo mismo. Isaías 8:20 “A la ley y al testimonio, sino hablaren conforme a esto es porque no les ha amanecido”. Toda doctrina tiene que estar basado exclusivamente en lo que Dios ya ha revelado. Si no, no hay luz en nuestras mentes, no hay sabiduría.
Esto no solo fue la fe de todos los autores de la Biblia sino también de Jesús mismo. Constantemente vemos a Jesús citando solo la Biblia como la base del por qué Jesús hace lo que hace y cree lo que cree. Sus frases constantes fueron: “Porque está escrito”, “Qué dicen las Escrituras”. Su fe descansaba exclusivamente en lo que Dios había revelado.
Por eso Pablo podía decir que la iglesia se fundamenta exclusivamente en lo que Dios ha revelado en las Escrituras. Efesios 2:20 “edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo”. El fundamento teológico y doctrinal de la iglesia descansa en las Escrituras de los apóstoles y los profetas.
Esto significa que es Dios quien se define a Sí mismo. Que es Dios quien define el todo de nuestra vida. Nuestra fe es verdadera solo cuando se conforma a lo que Dios ha revelado. Dios entonces nos define quién es El; lo que es la Verdad; nos define lo que es la vida, cuando ésta comienza y cuándo esta termina. Nos define qué es el matrimonio; cómo debemos criar a nuestros hijos; cómo debe ser organizada nuestras familias con el hombre como cabeza del hogar, etc.
En segundo lugar, nuestra forma de vivir. O hermanos, cuán importante es esto. Nosotros no nos mandamos a nosotros mismos. Estamos bajo autoridad, la autoridad de Dios daba en la Biblia. Y Dios nos enseña que nuestra manera de pensar y vivir se tiene que extraer exclusivamente de la Palabra de Dios. Nuestros pensamientos deben seguir los pensamientos de Dios. Y te pregunto: ¿regulas tu vida por la Palabra de Dios? ¿Es la Palabra de Dios la que guía tu forma de ser? ¿Puedes decir que tu posición sobre la eutanasia es la posición bíblica? ¿Y qué del uso recreacional de la marihuana, y qué del homosexualismo, y qué del aborto, y qué de la convivencia, y qué de las relaciones sexuales antes del matrimonio o fuera del matrimonio, y qué de la pornografía, qué de los chismes, etc.? Hermanos a veces pienso que la Iglesia de Cristo actúa igualmente que los judíos antes del cautiverio. Pensando que como somos el pueblo de Dios no importa cómo vivamos Dios está con nosotros y nada malo nos pasará. Por eso perseguían a los profetas que les decían así no deben vivir. Dios nos va a castigar por vivir así. Pero no le hicieron caso y sufrieron por eso.
III. ¿Qué implicaciones tiene esto para mi vida?
Si la Biblia es la revelación de la voluntad de Dios entonces ella es especial. Ella no es cualquier libro. Ella es el libro de los libros. Su contenido no es cualquier cosa: es la revelación de la mente de Dios. Y como ella es la Palabra de Dios ella nos enseña la Verdad. Y no solo la Verdad, sino que la Verdad de Dios tiene que ser por necesidad por encima de todo lo que existe. Todo lo que el hombre venda como verdad que contradiga la Verdad de Dios dada en la Biblia es falsedad. ¿Por qué? Porque nadie sabe más que Dios, o Dios no es Dios. Hermanos, esto es todo o nada.
¿Qué implicaciones tiene esto para mi vida? Tiene varias implicaciones. Si la Biblia es la Palabra de Dios entonces, en primer lugar, va por encima de la opinión pública. La Palabra de Dios va por encima de la opinión pública. Hermanos, la Verdad no se determina por voto popular. La Verdad no se determina por el voto del 50% más 1. Eso puede ser una decisión democrática, pero eso no establece que eso es la Verdad si contradice la Biblia. A veces tendemos a pensar que como todo el mundo cree esto, es mi deber creer lo mismo. Eso no es así. Pensar así no es correcto. ¿Por qué? Porque si lo que la opinión pública dice que es la “verdad” y esa “verdad” contradice la Verdad de Dios, entonces la opinión del mundo es mentira. Y no debemos seguir la mentira, no solo porque moralmente no es correcto, sino racionalmente tampoco es bueno. Por ejemplo, quién creó este universo: Dios. Por tanto, Él sabe cómo este universo funciona mejor que todos los ingenieros de la Nasa juntos y revueltos. Quién creó el cuerpo humano: Dios. Por tanto, Él sabe mejor que nadie cómo funciona. Quién instituyó el matrimonio, el trabajo, las relaciones paterno-filiales, etc., Dios. Por tanto, es El quien determina cómo estas deben funcionar y trabajar armoniosamente.
En segundo lugar, la Palabra de Dios va por encima de la sicología. Hoy día se habla de la sicología como si fuera la última coca-cola del desierto. Si lo sicólogos dicen que esto es normal tiene que ser aceptado como normal. Si los sicólogos dicen que la disciplina corporal es mala, entonces la gente tiene que aceptar que es mala. Si los sicólogos dicen que tiene que haber una absoluta igualdad entre los hombres y las mujeres así debe ser. ¿Pero quién conoce la mente humana más que Dios? ¿Quién estableció las relaciones interpersonales sino Dios?
En tercer lugar, la Palabra de Dios va por encima de mis opiniones. Cada uno de nosotros tenemos nuestras opiniones sobre las cosas. Pero si la Palabra de Dios es la Voz de Dios y Dios es Dios entonces nuestras opiniones tienen que ceder a la Verdad de Dios. No a la opinión de Dios porque Dios no tiene opiniones. Dios habla la Verdad. Y Su Verdad va por encima de nuestras opiniones. A muchos puede que no le guste que en esta iglesia se diga que el marido es la cabeza de la esposa, y que ella es llamada a someterse a su marido, pero esa es la enseñanza bíblica. A algunos puede que no le guste que aquí se diga que la convivencia no es un matrimonio y los que así viven pecan contra Dios, pero eso lo que Dios enseña en su Palabra. A otros puede que les moleste que aquí digamos que el homosexualismo es una práctica pecaminosa y ningún homosexual mientras lo sea va a heredar el reino de los cielos, pero así lo enseña la Biblia clara y explícitamente. Nuestro deber como iglesia no es inventar doctrinas a nuestra conveniencia. Nuestro deber es ministerial y declarativo, es declarar lo que Dios dice que es la Verdad y punto. Si añadimos a la Biblia seremos condenados, de igual manera si le quitamos y si la tergiversamos. ¿Por qué? Porque al así hacerlo tiramos por tierra la Verdad de Dios, Su autoridad sobre nosotros y mentimos en nuestras funciones ministeriales.
En cuarto lugar, la Palabra de Dios va por encima de cualquier revelación nueva. Hermanos, la Biblia es la Palabra de Dios. Y ella es su revelación final. Es una revelación completa. Y si completa no le falta nada. Ya Dios ha finalizado su época de revelación. Toda la revelación que Dios ha querido que la Iglesia tenga para saber cómo glorificarle y gozar de Él está completa en la Biblia. Y si completa, entonces no debemos esperar nuevas revelaciones de parte de Dios. Dios ha sellado su profecía. Los medios que Dios utilizaba para revelarse han cesado con la revelación de Jesucristo. Esa es la enseñanza de la Biblia y debemos ser celosos con esta enseñanza.
Eso es lo que nos enseña Pablo en 2 Timoteo 3:16-17 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. En el contexto el “hombre de Dios” se refiere al ministro. La Palabra de Dios es suficiente para prepararlo totalmente para toda tarea ministerial. Para que sea perfecto o completo, enteramente preparado para toda buena obra. Y si la Biblia puede preparar totalmente, completamente para todas las diversas y complejas tareas del ministro cómo no hará lo mismo a todos los creyentes. La Biblia es una revelación suficiente. Y si suficiente no necesitamos más revelación ya que todo está depositado en la Biblia.
Es por eso que el último libro de la Biblia finaliza con las siguientes palabras en Apocalipsis 22:18-19 “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.” Nadie tiene el derecho de añadir ni quitar de la revelación que ya Dios ha dado. Por tanto, la Palabra de Dios va por encima de cualquier nueva revelación, o aparente nueva revelación. Los profetas cesaron, los apóstoles cesaron y todo medio utilizado para conocer la revelación de Dios ha cesado.
Y, en quinto lugar, va por encima de la opinión de los artistas. Sabemos que los artistas tienen su forma de vivir. Y se ufanan de la manera tan perdida en que viven. Pero ellos no son el estándar de cómo debemos vivir ni pensar. Sus vidas están llenas de vanidad, profanidad, libertinaje sexual, drogadicción, alcoholismo, paganismo, irracionalidad, depravación de todo tipo y en grandes cantidades. No hay temor de Dios en sus vidas. Y sus vidas corren ligero y sin freno al infierno.
Creo que las siguientes palabras de Deuteronomio son tan pertinentes hoy como lo fueron hace tres mil años atrás. Deuteronomio 12:29-32 “Cuando Jehová tu Dios haya destruido delante de ti las naciones adonde tú vas para poseerlas, y las heredes, y habites en su tierra, guárdate que no tropieces yendo en pos de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré. No harás así a Jehová tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses; pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses. Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás”
Si queremos conocer la voluntad de Dios, ésta se halla en las páginas de la Biblia. No en la opinión pública, no en la opinión de la sicología, no en mis opiniones ni en nuevas revelaciones, ni en la farándula, ni en los horóscopos, ni en las cartas del tarot, ni en la lectura de la palma de la mano, ni en la ouija, ni en los muertos sino exclusivamente en la Palabra de Dios, las Sagradas Escrituras, es decir, en la Biblia.