Texto: 1 Corintios 2:9 “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.”
Cuando nos preguntamos qué cosas son las que hacen los jóvenes y niños hoy día para entretenerse la respuesta generalmente es: los juegos de videos, la internet, “you tube”, etc. ¿Y yo a veces me pregunto si nuestros hijos saben lo que nosotros hacíamos cuando niños para entretenernos? Me acuerdo de que uno de los juegos que casi siempre se hacía cuando uno iba a un cumpleaños era el de ponerle la cola al burro. En donde había un dibujo de un burro sin cola en la pared y a la persona que le iba a poner la cola le tapaban los ojos, y le daban varias vueltas, y luego de darle las vueltas le decían que tratara de poner la cola al burro. La mayoría de nosotros nunca le podíamos poner al burro su cola. A veces se la poníamos en la cara, en las patas e incluso algunos bien lejos del burro.
Otros de los juegos que también hacíamos era el de la gallinita ciega. ¿Se acuerdan? Se le pone una venda al niño, se le dan tres vueltas y el niño tiene que buscar a los niños que están cerca de él y cuando lo coge decir quién es.
Ah, qué tiempos aquellos cuando el jugar era más sencillo y menos costoso que hoy día. Y verdaderamente nos moríamos de la risa.
Lo interesante del caso es que según el pasaje que hemos leído de 1 Corintios 2:9, el mundo entero es como una gallina ciega en relación con Dios y su salvación. El capítulo 1 de primera de Corintios finaliza indicando que el éxito del evangelio de Cristo no depende de la sabiduría de los hombres, no depende de la sabiduría humana. El ser humano no conoce a Dios por medio de la sabiduría humana. Podrá tener grandes logros en el campo de las ciencias como hacer operaciones de corazón abierto, hacer trasplantes de riñón, o trasplantes de hígado, o trasplantes de pulmones, podrá haber llevado al hombre a la Luna, podrá crear aviones que vuelen a la velocidad del sonido, submarinos que lleguen a tocar el fondo del planeta tierra, etc. Pero con respecto al conocimiento de Dios y de su salvación, del evangelio, el ser humano es una gallina ciega que no puede conocer a Dios de una manera salvadora. De eso trata el pasaje que tenemos presente. Vamos a verlo más de cerca.
Mira cómo Pablo lo dice: V. 9 “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.” Hay una salvación tan gloriosa, tan grande y tan increíble que ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado ni ninguna mente humana ha podido imaginar. ¿Por qué? ¿Porque no lo ha podio imaginar, ni oír ni ver? Porque el ser humano no la puede descubrir por sí mismo. Nuestros ojos, nuestros oídos y nuestro corazón o mente son incapaces de descubrir a Dios salvadoramente. El ser humano no tiene la capacidad espiritual ni moral para descubrir a Dios. Ni siquiera tiene la capacidad de planificar una salvación tan gloriosa, tan perfecta tan fuera de este mundo como lo ha hecho Dios.
Hay un camino de salvación y el ser humano no puede descubrirlo por sí mismo. Nuestros ojos no tienen la capacidad espiritual de verlo. Nuestros oídos no tienen la capacidad espiritual de oírlo. Ni nuestras mentes son capaces de inventar un camino de salvación perfecto. Lo vemos claramente cuando se predica la Palabra de Dios. Los que oyen el mensaje no escuchan a Cristo quien nos habla por medio de su Palabra predicada. Solo escuchan a este frágil predicador. El ser humano no puede conocer a Dios salvadoramente ni creer en el evangelio por sí mismo.
Un ejemplo claro lo tenemos en el evangelio de Mateo. Aunque Jesús predicó en muchos sitios e hizo muchos milagros la gente no conocía quién era Jesús en verdad. Y Jesús les pregunta a los apóstoles lo que la gente piensa acerca de quién es El. Mateo 16:13-14 “Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? 14 Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.” Ya vez. ¿Por qué esto es así? Porque el ser humano está ciego a las cosas espirituales. El pecado nos ha cegado con respecto a estas cosas. Jesús dijo en Juan 8:12 “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” Y el que no sigue a Jesús anda en tinieblas. Toda su vida está llena de tinieblas y estas les incapacitan para buscar de Dios.
El ser humano no busca de Dios. Y cada día que pasa sin venir a Cristo para salvación el ser humano se pone una venda en los ojos. Desde que nacemos tenemos una venda en los ojos, el pecado es esa venda. Y cada día que pasa nuestra venda se hace más gruesa, nuestros oídos se tapan también y nuestro corazón o nuestra mente se endurece más y más a las cosas de Dios. Amigo que me escuchas si Cristo no es tu Dios y Rey es porque el pecado, cual venda, a cegado tus ojos. El dios de este siglo, Satanás, te ha cegado. Dice Pablo en 2 Corintios 4:3-4 “Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; 4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.” A los incrédulos la luz del evangelio de la gloria de Cristo no les resplandece. ¿Por qué? Porque están ciegos. ¿Cómo es que están ciegos? El dios de este siglo, sin lugar a duda, Satanás, los ha cegado. Les ha dicho: Dios no existe; o Dios es tan bueno que nadie se va a perder; o tu eres tan inteligente que no necesitas estas tonterías de Cristo y la salvación; o el cielo y la vida eterna no existen; o el infierno es aquí en la tierra; que hay un solo camino para ir al Padre y ese es Cristo, no es cierto, etc.
Pablo lo enfatiza esto mismo en estos primeros dos capítulo de Corintios. 1 Corintios 1:18 “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.” 1 Corintios 1:21 “Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.” Y el evangelio no es la sabiduría de los hombres, no es posible descubrirlo por medio de la filosofía humana ni la ciencia humana. Pero aunque no es sabiduría humana es sabiduría de Dios. Sabiduría divina revelada por Dios mismo. Incapaz de ser descubierta por sí misma aunque las personas sean los ricos y poderosos del mundo. Pablo lo prueba. ¿Cómo? Porque si hubieran descubierto la sabiduría de Dios jamás hubieran matado a Cristo. 1 Corintios 2:7-8 “Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, 8 la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.”
Vemos entonces que el pecado no ha incapacitado para poder conocer a Dios salvadoramente. Pero hay algo más. El conocimiento de Dios no se adquiere por la sabiduría humana. ¿Sabes por qué? Porque el conocimiento de Dios se adquiere por revelación divina. Jesús dijo en Mateo 11:25 “En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.” ¿Pero por qué es eso así? V. 26 Sí, Padre, porque así te agradó.”
Cuando Jesús les preguntó a los discípulos lo que la gente pensaba acerca de El todos se equivocaron. Y cuando le hace la misma pregunta a sus discípulos responde Pedro diciendo, Mateo 16:15-17 “El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? 16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 17 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.”
El ser humano está ciego a las cosas de Dios. Y es incapaz de curarse así mismos. De la misma manera que incapaz el ciego de operar sus ojos y darse vista, o un ciego darle vista a otro ciego, de la misma manera ningún ser humano puede darse vista espiritual a sí mismo a menos que Dios le dé un nuevo corazón. Por eso Jesús vino. El vino a dar el conocimiento verdadero de Dios que nadie puede descubrir por sí mismo. Dice 1 Juan 5:20 “Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.” Y esta revelación de Cristo no solo la necesitan los no creyentes sino también los cristianos. Siempre necesitamos de Cristo y de que El abra los ojos de nuestra mente para poder entender la revelación de Dios en su Palabra. Lucas 24:44-45 “Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. 45 Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras”.
Pero aunque este camino de salvación no puede ser descubierto por el ser humano, ni por nuestros ojos, oídos y mentes, Dios nos las reveló por su Espíritu y las reveló a los que le aman. El versículo 9 finaliza diciendo: “Son las que Dios ha preparado para los que le aman”.
Hay una salvación gloriosa y perfecta que Dios ha preparado para los que le aman. Y esto es importante.
¿Qué Dios ha preparado? Dios ha preparado el salvarnos de nuestros pecados. Nuestros pecados nos destruyen. El pecado nos separa de Dios. Y nos pone bajo la sentencia condenadora de Dios. Todos los pecadores serán condenados. Pero Dios en su inmenso amor y misericordia hacia la humanidad ha provisto un camino de salvación. Y ese camino lo es por medio de la fe en Cristo. Mira lo maravilloso de esto. Es una salvación perfecta. Es una salvación que nadie se la puede imaginar. Mira alguno de sus beneficios: 1. Perdón de todos nuestros pecados: pasados, presentes y futuros. 2. Un nuevo corazón que ama lo que Dios ama y aborrece lo que es contrario a la santidad. 3. Ser adoptados como hijos de Dios y ser parte de la familia de Dios. 4. Herencia en los cielos: la vida eterna. 5. Seguridad del amor de Dios, de que nunca jamás dejaremos de ser real y verdaderamente sus hijos y disfrutar de su amor Paternal. 6. Protección contra todos los males excepto de aquellos que adelantan nuestra salvación. 7. Cielos nuevos y tierra nueva. En donde no habrá más lágrimas ni dolor sino paz, alegría, gozo, santidad y felicidad por siempre.
Todas esta salvación perfecta y gloriosa Dios ha preparado. ¿Cuándo? Desde la eternidad. Esto no es algo improvisado. Dios ha preparado esta salvación desde la eternidad.
¿Pero para quién es esta gloriosa salvación? Es para todos los que le aman. No importa la nacionalidad, no importa su condición social, económica. Es para todos los que aman al Señor Jesucristo de veras. Decimos de veras porque hay muchos que dicen que aman pero no es cierto. Es para los que aman a Dios en Cristo Jesús. No es amarle y hacer lo que me da en gana. Eso no es amarle. Ni es amarle el no obedecer su palabra. Ni es amarle el no someterse a su gobierno. Ni es amarle el no creer todo lo que Él ha revelado en la Biblia. Ni es amarle el vivir como el mundo vive. Ni es amarle el no someterse al bautismo bíblico. Ni es amarle el no adorarle en la iglesia cada domingo.
El amor a Dios es una entrega total de alma y cuerpo a Dios para adorarle, servirle, conocerle, vivir para Él, tener comunión con Él. Es recibirlo como el único Profeta de nuestra vida. El único que posee toda la Verdad y solo la Verdad. Es recibirle como Sacerdote y creer que solo su sacrificio en la Cruz del Calvario es el pago a la deuda que tenemos con Dios por nuestros pecados. Es recibirle como nuestro único Rey en nuestras vidas viviendo bajo sus leyes, bajo su autoridad y dependiendo de El para todas protección, defensa, etc.
A ellos Dios les revela su salvación. A ellos Dios les da su salvación.
¿Eres tú uno de ellos? ¿O eres tú una gallina ciega?