Sermones

Sermón: Mateo 5:31-32 Matrimonio, Divorcio y Nuevo Matrimonio (parte 3)

Mateo 5:31-32 “También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. 32 Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.”

 

            Hemos estado considerando la parte del Sermón del Monte que trata acerca de divorcio. Con respecto a esto hemos señalado que el énfasis de Jesús no es el divorcio per se. El énfasis de Jesús es sobre lo importante y glorioso que es el matrimonio. ¿Cómo Jesús lo hace? Lo hace al procurar disuadir del divorcio. Jesús procura corregir la doctrina y la práctica de sus tiempos en donde se ve al matrimonio como poca cosa. Para esos tiempos la mentalidad era que un hombre se podía divorciar de su esposa por cualquier causa. Y Jesús les dice que no es así. El establece que la única causal para el divorcio lo es la fornicación o el pecado sexual de uno de los cónyuges. Y si el esposo decide divorciarse de su esposa por otra causa distinta del pecado sexual hace que ella adultere. En esto Jesús hace responsable al esposo de la causal de adulterio si él se divorcia de su esposa por otra causa que no sea el pecado sexual. De esta manera Jesús exalta el matrimonio y disuade la práctica de sus tiempos de considerar el matrimonio poca cosa.

            Con esto Jesús nos enseña que nosotros quienes somos hijos del reino no podemos pensar ni actuar como el mundo piensa. Nosotros somos diferentes porque Dios nos ha salvado de la forma vana y pecaminosa de vivir del mundo. Nosotros somos llamados a valorar el matrimonio y considerarlo como una de las bendiciones más grandes que Dios ha dado a la humanidad.

            Ahora bien. Jesús no toca el tema del matrimonio, ni el tema del divorcio exhaustivamente.  Y adivina qué, ni tampoco el tema del nuevo matrimonio. Como he señalado en los dos sermones anteriores este pasaje es uno difícil y complejo y a veces nos deja con preguntas que no sabemos cómo responder. En esto debemos ser humildes y no decir más de lo que Jesús quiso decir. Nuestro deber como creyentes es declarar lo que Dios ha revelado y callarnos en lo que El no ha revelado. De aquí que la exposición de este tema vaya a ser más corta y compleja de lo que hemos visto hasta ahora.

            En la parte final de este versículo Jesús toca el tema del nuevo matrimonio. ¿Qué nos quiere enseñar Jesús acerca de este tema tan importante, actual y práctico?

I. El nuevo matrimonio es reconocido

            V. 32 “Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.” Jesús reconoce que una mujer que ha sido repudiada por su esposo por una causa distinta que el adulterio está expuesta a considerar casarse de nuevo. Hemos visto el esposo primero es culpable de que ella adultere si se casa de nuevo porque, aunque están divorciados tanto a los ojos de Dios como de la ley, ellos no están exentos de sus responsabilidades ante Dios porque debieron permanecer casados.

            Y Jesús dice algo más. Dice que el que se casa con la repudiada también comete adulterio. ¿Por qué? Porque ese segundo esposo entró en una relación que no debió entrar ya que el primer esposo y la primera esposa debieron hacer todo lo posible por permanecer unidos.

            Hermanos, todos los matrimonio tienen en mayor o menor grado problemas. Y a menos que el adulterio esté presente y por causa de este no es posible restaurar la relación matrimonial, ningún creyente tiene la libertad de divorciarse de su esposa o su esposo. Ellos tienen la responsabilidad delante de Dios de trabajar con sus pecados. Lo importante de esto es que todo pecado puede ser perdonado. Y que la gracia de Dios está en ti para poder luchar con nuestras actitudes pecaminosas que han sido las que nos han llevado a ese estado triste de considerar el divorcio.

            Ahora bien. ¿Cómo Jesús ve el caso del nuevo matrimonio?

            1. Aunque Jesús no toca el tema es claro por la enseñanza de la Biblia que cuando un cónyuge muere el cónyuge supérstite tiene la libertad de volverse a casar nuevamente con quien quiera, con la excepción que se case en el Señor, es decir, con un creyente genuino. Romanos 7:2 “Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido.”

            2. Para Jesús el nuevo matrimonio de la parte inocente por un divorcio bajo la causal de adulterio no es considerado un matrimonio adulterino. Si la parte inocente en el divorcio por causa de adulterio se casa no comete adulterio. El pecado del adulterio y su divorcio le deja libre para volverse a casar. Sea que la esposa sea la parte inocente o el esposo.

            3. ¿Qué le pasa a la parte culpable en el caso de divorcio por infidelidad? ¿Si él o ella, la parte culpable, decide casarse nuevamente, ese matrimonio es uno adulterino también? Jesús no contesta a esta pregunta. ¿Por qué no? Porque ese no es el énfasis del pasaje. Su énfasis en el sermón es disuadir del divorcio y exaltar el matrimonio. ¿Pero podemos contestar a esa pregunta por las palabras de Jesús? Si tomamos las palabras de Jesús fielmente tal como debemos hacer tendremos que concluir que el segundo matrimonio de la parte culpable, sea hombre o mujer, no es un matrimonio adulterino. ¿Por qué no? Porque el divorcio por causa de adulterio los ha liberado de todo tipo de responsabilidad ante Dios y ante la ley de seguir siendo esposo y esposa.

            Pero entonces, podríamos pensar que sale mejor la parte adúltera que la parte no adúltera. Entonces indirectamente Jesús estaría promoviendo el adulterio en vez de prohibirlo.

            No hermanos, Jesús no promueve el adulterio. Ni nadie debe justificar el adulterio. Pero por razones que no entendemos Jesús no explica con detalles lo que aquí desea enseñar. Para ello es menester tocar toco lo que la Biblia enseña sobre el nuevo matrimonio y eso estaría más allá del propósito del sermón del monte y de esa serie de sermones.

            Baste señalar que Jesús reconoce la realidad del nuevo matrimonio.

II. Jesús nos llama a tomar en serio los votos matrimoniales

            El propósito de Jesús al tocar este tema es reforzar la importancia de tomar en serio nuestros votos matrimoniales. Cuando entramos en el matrimonio hemos dado nuestra palabra de que estaremos con esa persona en las buenas y en las malas. Y una de las cosas que más me preocupa es que lo hacemos sin pensar. Cuando decimos que estaremos unidos hasta que la muerte nos separe hemos prometido hacerlo. Pero muchas veces las cosas se nos van de la mano. El pecado está presente. Y nosotros que somos creyentes no debemos actuar en base al pecado.

            En esto tenemos que decir que nosotros los creyentes no debeos actuar en base a nuestras emociones. La Biblia no nos llama a suprimir nuestras emociones sino a santificarlas. Ellas no son nuestra regla de fe y conducta. Y cuando nos dejamos llevar por las emociones vamos por el mal camino.

            En esto quisiera dirigirlo a las mujeres. Es bien sabido que las mujeres tienden a ser más emotivas que los hombres. Y que muchas veces toman decisiones en base a sus emociones: me siento amada, lo siento cerca de mí o lejos de mí, siento que ya no me ama, etc. Recuerda tus votos. Y recuerda que el criterio para tomar decisiones no son tus emociones. No te olvides que el pecado ha afectado la totalidad de nuestro ser incluso las emociones. Es por eso que ellas tienen que estar sometidas a la palabra de Dios por medio de la oración. Tu guía en la Palabra de Dios y no tus emociones. Pídele a Dios que te ayude a ser fiel a tu esposo hasta que la muerte los separe.

            Con respecto a los hombres hay unas palabras también. Tu también has hecho votos de serle fiel hasta que la muerte los separe. Y ese voto lo has hecho delante de Dios. Se lo juraste a tu esposa y ante Dios. Nunca lo olvides. Y nunca olvides que Dios te llama a vivir con tu esposa de una manera sabia y respetuosa. Debes estar al tanto de sus necesidades y de escuchar sus palabras. No actúes en base a tus emociones tampoco ni actúes sin emociones de una manera calculadora o fría. Ponte en su lugar. Trátala como un vaso frágil porque lo es. Mantén la cercanía. Mantén siempre el amor y es respeto. Pídeles a Dios que te ayude a ser fiel a tu esposa hasta que la muerte los separe.

            Yo creo que ese es el énfasis de Jesús en todo esto. Quiera Dios que nos preserve en fidelidad ante El en primer lugar. Porque si le somos fiel a Dios seremos fiel a nuestro cónyuge. En esto es imposible fallar.   

Sermón: Mateo 5:31-32 Matrimonio, Divorcio y Nuevo Matrimonio (parte 2)

Mateo 5:31-32 “También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. 32 Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.”

 

            Hemos visto hasta ahora que en el pasaje de Mateo 5:31-32 Jesús trata de 3 cosas. Trata indirectamente acerca del matrimonio; trata del divorcio y trata del nuevo matrimonio. Señalamos la vez pasada que el énfasis del pasaje no es el divorcio. El énfasis de Jesús es sobre el matrimonio. ¿Cómo lo sabemos? Lo sabemos porque todo lo que Jesús dice aquí es un disuasivo al divorcio. Jesús desea dejarnos claro que bajo su reino sus discípulos no pueden tener una actitud de menosprecio al matrimonio. Si no todo lo contrario. Ellos y nosotros debemos ver el matrimonio como una de las bendiciones más importantes que Dios ha dado a la humanidad. ¿Por qué? Dijimos: por que ha sido instituido por Dios y no los hombres. Porque revela la íntima relación que hay entre Dios y su pueblo. Y porque ha sido instituido para toda la vida.

            Pero aunque todo eso es cierto a la luz de las Escrituras que son la misma Palabra de Dios escrita, hay una realidad. Hay un elemento importante en toda esta ecuación: el pecado. El pecado procura destruir todo lo que es bueno, bello y verdadero. Y aunque el matrimonio es una de las bendiciones más hermosas que Dios ha dado a la humanidad, el pecado puede llevar a que ese matrimonio se destruya. De aquí que Jesús tome tiempo en más de una ocasión para tocar el tema del divorcio. Pero lo toca con miras a disuadir a sus discípulos de considerarlo como poca cosa como era la costumbre de la época. Nosotros también, hermanos, como seguidores de Jesús debemos tener una doctrina bíblica del divorcio. ¿Qué nos enseña Jesús acerca del mismo?

I. La realidad del Divorcio

            V. 31 “También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio.” Detrás de esta oración están las disposiciones de Deuteronomio 24:1-4. La Biblia reconoce la realidad del divorcio. Reconoce la triste realidad que hay esposos que se divorcian. Y el pasaje de Deuteronomio que está detrás de esa oración nos enseña varias cosas importantes:

            1. A diferencia del matrimonio, el divorcio no es instituido por Dios.  Dios instituyó el matrimonio en el jardín del Edén antes de la caída del hombre en pecado. Indicando que es bueno y no es pecaminoso. Pero es el hombre quien instituye el divorcio cuando procura separar lo que Dios ha unido.

            2. Aunque Dios no instituyó el divorcio El proveyó en el AT una ley que protegiera a las mujeres de los abusos de los hombres. Esa es la ley de Deuteronomio 24:1-4. El propósito de esa ley era proteger a la mujer cuando era repudiada por su esposo por cualquier cosa que no sea adulterio. Ella recibía una carta de divorcio. Su esposo se la tenía que poner en su mano personalmente. Y luego la podía despedir de su casa. ¿Por qué ese proceso de tres partes? Con miras a que el esposo no actuara a la ligera.

            3. La ley de Deuteronomio 24:1-4 procuraba también disuadir al esposo de tal práctica. ¿Cómo? Al decirle que si se divorcia de ella dándole la carta de divorcio y ella se casa con otro y este otro la repudia también o muere, la has perdido para siempre. No la puedes recibir luego que ha sido envilecida por su segundo esposo.

            ¿Por qué existe el divorcio? Por la dureza del corazón del hombre. La causa del divorcio lo es el pecado. El pecado que está presente en todos los seres humanos por causa de la Caída de Adán y Eva.

            Hermanos, es cierto que el divorcio es una realidad no solo en el mundo, entre los inconversos, sino también en la iglesia de Cristo. Jesús nos dice que nosotros tenemos que pensar y vivir de otra manera. Nuestra vida debe ser vivida de tal manera que el matrimonio sea honrado, como dice el autor de Hebreos en Hebreos 13:4 “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla;” La tentación está a la vuelta de la esquina. El pecado está presente en todos nosotros. Y nosotros como seguidores de Jesús tenemos que trabajar con nuestro carácter y nuestros pecados y nuestras malas actitudes que muchas veces destruyen el matrimonio. La gracia de Dios está en ti. El Espíritu Santo obra en tu vida. Y Dios nos revela en su Palabra lo que hay que hacer con el pecado en nosotros: hacerlo morir por el Espíritu. Y Dios nos ha dado los recursos de los ancianos, los hermanos maduros y sobre todo: la palabra de Dios y la oración para poder buscar la dirección y fuerza para lidiar con todos los problemas que se avecinan en el matrimonio. Hay recursos para que estos no terminen en divorcio.

            Busca ayuda a tiempo. No tengas temor. Y nosotros debemos ser una iglesia que no se ponga a juzgar y decir: y eso que es un líder y eso que era un matrimonio ejemplar. Tenemos que ser una iglesia que nos veamos como una familia que se ayuda. Que ayudamos a aquel que tiene problemas. Y en vez de condenar la situación buscar como reparar el mismo. Y no pensar que eso no nos puede pasar a nosotros. Pablo dijo: el que sea estar firme mire que no caiga.

            Pero hay algo más. Jesús no solo reconoce la realidad del divorcio sino que nos enseña la única causal del mismo.

II. La única causal del divorcio

            V. 32 “Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere”. ¿De qué habla Jesús? Jesús está procurando corregir la mentalidad y la práctica de la época. ¿Cuál es esa mentalidad y práctica? La mentalidad y la práctica de repudiar o divorciarse por cualquier causa.

            En esa época habían dos escuelas de pensamiento rabino con respecto a este tema. La escuela de Shammai decía que la única causa para divorciarse de una esposa era por la causal del adulterio. Pero la escuela de Hillel, aparentemente la más aceptada, postulaba que un esposo se podía divorciar de su esposa por cualquier causa. ¿Cuáles? El decía: incluso porque ella quemara la comida o si encontrara a una mujer que le gustara más que su esposa. Si esto es algo parecido a la realidad que vivimos hoy no es pura casualidad.

            Interesantemente los apóstoles tenían esa misma mentalidad. Hablando sobre este mismo tema, aunque Jesús lo amplía un poco, Jesús nos dice en Mateo 19:9-10 “Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera. 10 Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse.” Y yo digo qué espécimen de seres humanos. Terrible.

            Pero qué Jesús nos dice aquí. Nos dice que nosotros quienes somos hijos del reino por el poder omnipotente de la gracia de Dios no podemos pensar así. El matrimonio es algo serio; es para toda la vida. Y la única causal que podía disolver el pacto de compañerismo lo es la fornicación o pecado sexual. ¿Por qué digo podría? Porque Jesús no ordena el divorcio aún en ese caso.

            Explico con un ejemplo legal. Cuando una persona incumple un contrato, la parte perjudicada tiene mínimo dos opciones: exigir el cumplimiento del contrato o anular el mismo. De la misma manera lo es aquí. Uno de los cónyuges ha cometido el pecado sexual; le ha sido infiel a su cónyuge. Jesús nos dice: esa es la única causal para divorciarse entre los creyentes. Y aún así no es mandatorio el divorcio. El pasaje no lo enseña. Jesús nunca lo enseña. ¿Significa que esa es la única causal según la Biblia? No. Esa no es la única causal según la Biblia. Pero es la única causal que Jesús da al pueblo de Dios. Pablo da una segunda causal. La cual Jesús no toca aquí.

            ¿Por qué Jesús no toca todas las causales? Porque ese no es su énfasis. Su énfasis es disuadir del divorcio. Y decirnos que a diferencia del mundo la única causal de divorcio entre el pueblo de Dios lo es el pecado sexual, la fornicación que da paso el adulterio. Esa es su enseñanza y eso es lo que debemos creer.

            Pero hay algo más. Jesús no solo procura disuadirnos de considerar el divorcio por cualquier causa como hace el mundo sino que les da una segunda razón. ¿Cuál es esa segunda razón?

III. La segunda razón disuasiva

             Veamos nuevamente el V. 32 “Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere”. ¿Quién hace que ella adultere? El esposo que la repudió por cualquier otra causa que no sea por causa del pecado sexual. Tú hombre que repudias a tu esposa por cualquier cosa que no sea fornicación haces que ella adultere. Eres tú culpable de ese pecado. Por actuar así haces que ella adultere. ¿Cuándo ocurriría eso? Cuando ella decide casarse con otro hombre.

            ¿Por qué es esto así? Hermanos, el divorcio de cualquier tipo que sea: sea un divorcio bíblico o no sea un divorcio bíblico, rompe el vínculo matrimonial entre los cónyuges. Todo divorcio rompe realmente: delante de Dios y delante de los hombres la unión matrimonial. Pero aunque esto es así su responsabilidad ante Dios no se rompe. ¿Por qué? Porque ellos debieron estar casados. Aunque el divorcio ha roto la unión matrimonial entre ellos, el mismo no ha roto su responsabilidad hacia Dios. Al ella o él casarse de nuevo por una causal no bíblica incurren en adulterio, que no es otra cosa que traer a un tercero o una tercera en lo que debía ser una relación entre dos.

            Por eso Jesús nos dice cuidado con actuar a la ligera. Valora el matrimonio. Este es para toda la vida. Y no debe ser roto por cualquier razón. Tiene que haber una razón de peso. ¿Cuál? Que uno de los cónyuges haya cometido un pecado sexual. Y que luego de cometido no pueda ser salvado. ¿Por quién o quiénes? O por el cónyuge que no quiere arrepentirse. O por el que aunque perdone entiende que la rotura es irreparable.  

            Hermanos, todo divorcio es por causa del pecado. Pero no todo divorcio es pecaminoso. Y ninguno de ellos: sea un divorcio bíblico o no bíblico es el pecado imperdonable. Dios no condena el divorcio per se. ¿Cómo lo sabemos? Porque Dios mismo se divorció de Israel por su pecado (Jeremías 3:8). Pero El condena lo que lleva al divorcio: el pecado.

            Hay vida después del divorcio. La gracia de Dios es suficiente para consolarte y fortalecerte. De la misma manera que hay gracia suficiente en Cristo Jesús para curarte de todo pecado que te lleve al divorcio. Aquel que lo instituyó desea que permanezcas en él. Su gracia te da la fuerza para superar los conflictos en el matrimonio. ¿Cómo así? Porque Cristo ama a la iglesia. Él ha sido fiel a su pacto con nosotros de amarnos, protegernos, proveer para nosotros, estar siempre con nosotros y sobre todo seguir amándonos y perdonándonos aunque nosotros le hemos fallado mil veces. El sabe lo que es amar a un cónyuge. El ama a la iglesia y te ama a ti que eres parte de la iglesia si eres creyente genuino. Busca de El la gracia del cónyuge perfecto para tu vida matrimonial.  

 

Sermón: Mateo 5:31-32 Matrimonio, Divorcio y Nuevo Matrimonio (parte 1)



Mateo 5:31-32 “También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. 32 Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.”

 

            Continuamos nuestra exposición del Sermón del Monte. Anteriormente nos habíamos topado con este pasaje y en aquel momento expusimos el tema de la soltería bíblica. ¿Qué principios deben guiarnos en relación a la soltería según la Palabra de Dios? Esa fue la pregunta que procuramos contestar. Hoy vamos a tocar un poco más de cerca este tema tan doloroso como lo es el tema del divorcio.

            En este pasaje Jesús habla de tres cosas. El habla acerca del matrimonio de forma indirectamente, del divorcio y del nuevo matrimonio. El reto que este pasaje pone sobre nosotros se basa en el hecho de que Jesús no está dando un estudio completo, exhaustivo de estos temas.   Jesús no discute todo lo que se puede discutir sobre ello. Y por tanto, nosotros tampoco vamos a discutir este tema exhaustivamente. Lo que vamos a hacer es poner el énfasis en lo que Jesús pone énfasis.

            Lo primero que deseo que contestemos es el ¿por qué Jesús habla sobre este tema en el Sermón del Monte? Jesús quiere enfatizar el hecho de que nosotros, los cristianos somos diferentes. Estamos en el mundo pero no somos del mundo. Y como tal debemos pensar, actuar y valorar las cosas desde otra forma de pensar. El mundo en el que vivimos no valora el matrimonio como debe ser. La gente se une en matrimonio con una idea equivocada sobre el mismo. Y Jesús nos dice: nosotros los creyentes no debemos pensar así. Nosotros debemos valorar supremamente la bendición del matrimonio. Hermanos, después de la bendición de la salvación, el matrimonio es una de las bendiciones más grandes que Dios ha dado a la humanidad. ¿Es esa tu forma de pensar?

            Yo sé que muchos han tenido experiencias traumáticas en el matrimonio. Algunas experiencias son horribles. Pero el problema no es el matrimonio per se, ya que es una bendición de Dios. El problema es el pecado que está en nosotros que busca destruir todo lo que es bueno y hermoso en esta vida. Así que nosotros los creyentes debemos ver el matrimonio como una de las bendiciones más hermosas que Dios nos ha dado. ¿Por qué debemos verlo así? De eso trata nuestro sermón de hoy? ¿Por qué debemos valorar el matrimonio como una de las bendiciones más hermosas que Dios nos ha dado?

I. El matrimonio ha sido instituido por Dios

            Hermanos, no podemos hablar acerca del divorcio sin antes considerar lo que es el matrimonio. Cuando Jesús dice en el versículo 31 “También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio.” ¿De qué está hablando Jesús? Jesús está citando indirectamente el pasaje de Deuteronomio 24 en donde Moisés permite darle una carta de divorcio a la esposa por parte de su marido. ¿Con qué propósito? Con el propósito de proteger a la esposa divorciada. Moisés les está diciendo: ustedes no pueden divorciarse a lo loco. No pueden venir y dejar a su esposa sin más ni más. ¿Por qué? Porque el que entere de que ella está separada pensará que la dejaste por causa de adulterio. Por tanto, si la abandona por otra causa que no es el adulterio tienes que darle una carta que indique que esa no es la razón por la cual la dejas. Tienen que proteger a la mujer. Pero recuerda si la dejas y ella se casa con otro y el otro la deja también ya tú su primer esposo no puedes regresar con ella. Por tanto, piénsalo bien antes de actuar. No actúes a la ligera. No actúes precipitadamente. Si la dejas la puedes perder para siempre. Esa fue la legislación bajo Moisés.

            Moisés no está instituyendo el divorcio. El reguló la práctica que ya estaba ocurriendo. Y los judíos entendieron que si Moisés ordenada la carta de divorcio entonces el divorcio es mandatorio y es aceptable por Jehová por cualquier causa.

            Jesús reta es forma de pensar. ¿Por qué? Porque esa no es la razón por la cual Dios instituyó el matrimonio. Si hablamos de “darle carta de divorcio” hablamos entonces de un proceso legal. Y si hablamos de un proceso legal entonces tenemos que concluir que el matrimonio implica una relación contractual legal. ¿Por qué? Porque los que no se han casado y viven juntos, si se separan no tienen que darle una carta legal de divorcio. ¿Por qué? Porque no están casados. Cuando se separan cada cual sigue su camino. ¿Qué implica esto? Implica que el matrimonio es una relación contractual legal seria. ¿Por qué seria? Porque Dios lo instituyó.  ¿Cuándo y dónde Dios lo instituyó?

            1. Dios lo instituyó desde la misma creación antes de la Caída. Si buscamos en Génesis 2:18, 22 “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. 22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.” El matrimonio no es un invento de los hombres. No fue que en un momento de la historia los hombres decidieron inventarlo. Fue Dios mismo el que creó, lo instituyó y es El quien decide con qué propósito y cómo debe funcionar. Aquí Moisés nos dice que Dios lo instituyó antes de la Caída en pecado. El matrimonio no es malo, no es pecaminoso. Es un bien que Dios nos ha dado. Es una unión que Dios establece entre el marido y la mujer. Hermanos, nada bueno nos ha negado nuestro Dios. Su amor por la humanidad es tan grande que El en su sabiduría instituyó una de las más grandes bendiciones que alguien le puede dejar a alguien: el matrimonio.  

            Por tanto, nosotros como creyentes en Cristo, quienes por su gracia hemos sido liberados de la ceguera espiritual que el pecado trae y somo sal de la tierra y luz del mundo debemos ver el matrimonio como Dios lo ve. Dios valora el matrimonio por que El mismo lo ha instituido para nuestro bien. Es un regalo de amor de Dios a la humanidad. Luego de la salvación es uno de los regalos más hermosos, gloriosos que Dios nos ha dado. Así debemos verlo y así debemos valorarlo. Ese es el énfasis de Jesús en este pasaje.

            Y por tanto, no debemos rechazarlo, desvalorarlo, ni buscar separar lo que Dios ha unido.

            La importancia del matrimonio y su valor descansa también en el hecho de que el matrimonio…

            2. Es un reflejo de la íntima relación pactal entre Dios y nosotros. Dios es un Dios de matrimonio. La salvación que Dios nos da no es ponernos un regalo en la mano sino Dios establece una relación íntima de amor, amistad y compañerismo entre El y nosotros. Y esa relación es descrita de varias maneras. Y una de esas manera lo es la relación matrimonial. En el AT Dios se reveló como el esposo de su pueblo Israel. En Jeremías 3:14 “Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo; y os tomaré uno de cada ciudad, y dos de cada familia, y os introduciré en Sion;” Y Dios nos da a Jesús como nuestro esposo. 2 Corintios 11:2 “Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.” Por eso la salvación implica el establecer una relación marital entre Dios y nosotros. Nosotros como cristianos debemos vernos así. Estamos casados con el mejor esposo del mundo, el Señor Jesús. Los demás cónyuges nos podrán fallar, nos pueden maltratar, abandonar, ser infieles pero no Jesús. De El podemos esperar un amor puro, santo, perfecto, fiel y que satisface todas nuestras necesidades. Él es nuestro perfecto Salvador y nuestro perfecto cónyuge.

            Si no eres creyente Jesús no es tu esposo. No conoces de lo que es estar en una relación íntima salvadora, totalmente pura, que llena el alma, que nos llena de paz, alegría, seguridad, perdón, limpieza, santidad y vida eterna. Ven a Jesús con fe y arrepentimiento solo Él puede salvarte y darte esa íntima relación pactal matrimonial de felicidad, fidelidad, pureza, amor protección y santidad.

            Ahora bien hermanos y amigos. ¿Cuál es la esencia del matrimonio?  

II. La esencia del matrimonio es el Compañerismo

            Hermanos, el divorcio es separar lo que Dios ha unido. Es el opuesto a repudiar de los versículos 31 y 32. La palabra repudiar en griego es [apolúoo] significa dejar en libertad, liberar, soltar. La idea es de disolver el vínculo matrimonial de forma legal. El opuesto a repudiar es atar, retener, es permanecer unido en el vínculo marital. Por tanto la esencia del matrimonio implica una unión, un permanecer atados, una comunión o compañerismo que hay entre los cónyuges.

            Ya vimos Génesis 2:18 que nos dice que no es bueno que el hombre esté solo, le haré una ayuda idónea. Dios le proveyó a Adán una compañera para que él no estuviera solo. Por tanto, el compañerismo es de la esencia del matrimonio. Obviamente las relaciones sexuales entre los esposos están incluidas allí. Pero la esencia es el compañerismo como base para el matrimonio.

            Cuando distinto es lo que se ve hoy día. Para muchos la base del matrimonio es las relaciones sexuales. Ese es el fundamento para muchos y eso es lo que promueve la sociedad. Pero cuando pasan los 15 minutos que es lo que queda. Quedan dos perfectos extraños que no saben cómo llevarse el uno al otro. Cada uno tiene sus agendas personales y planes en el futuro que a veces no cuadran con los planes del otro cónyuge.

            Por eso la Biblia nos enseña que la esencia del matrimonio lo es el compañerismo que se da en esa unión.   

            Dice Proverbios 2:17 “La cual abandona al compañero de su juventud, Y se olvida del pacto de su Dios.” Aquí tenemos a la esposa que abandona a su esposo por causa de adulterio. Y nos dice Proverbios que cuando ella hace eso ella abandona al compañero de su juventud. Indicando que la esencia del matrimonio lo es el compañerismo. Pero hay algo más. Abandonar a su esposo es olvidarse del pacto de su Dios. ¿Cuál pacto? El que ella incurrió cuando se casó. Ella pactó con Dios y su esposo de serle su compañera exclusiva y fiel hasta que la muerte los separe.

            Hay otro pasaje que nos enseña que la esencia del matrimonio es el compañerismo o relación y unión íntima.

            En Malaquías 2:14 “Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto.” En este caso tenemos la infidelidad del esposo. El ha sido desleal a su compañera y mujer de su pacto. Y tenemos aquí la indignación de Dios antes tal acto. Dios odia el divorcio. Porque va en contra de su propósito. ¿Cuál? El de hacernos felices y de mostrarnos la íntima y exclusiva relación que Dios tiene con nosotros.

            Por eso el divorcio es algo que no debe caber en la mente y la vida de los cristianos. Eso es lo que Jesús está diciendo. El mundo se divorcia por cualquier razón. El mundo busca escusas para no trabajar con los problemas en el matrimonio. Muchas veces por la vergüenza del qué dirán no buscan ayuda a tiempo. Y cuando la buscan ese problema está en una situación caótica. Y yo diría que en la mayoría de los casos se puede salvar.

            Nosotros no debemos ser así. Nosotros debemos aplicar la gracia de la mutilación cuando somos tentados al adulterio. Y nosotros debemos tener una alta estima de la increíble bendición de lo que es el matrimonio. Y no verlo como un problema porque el problema no reside en el matrimonio si no en el pecado que mora en los cónyuges. De ambos en no buscar que solo la otra mitad los satisfaga plenamente. Y el de no procurar hacer feliz al otro. Cuando nos olvidamos de eso, de que pactamos el hacer feliz al otro, entonces todo se derrumbará. Pero si te das cuenta es el pecado la causa del divorcio y no la institución divina.

            ¿Qué más nos enseña Jesús con respecto al matrimonio?

III. Que el matrimonio es para toda la vida

            Mira lo que Jesús está diciendo. Y lo dice con autoridad divina, no como los escribas y fariseos que basaban su autoridad en la autoridad de otros hombres. Jesús dice: pero yo os digo. Yo tengo autoridad divina para decir esto. ¿Qué? “Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere”. Jesús indirectamente nos está diciendo: el matrimonio es para toda la vida. Y la única causa para disolverlo, porque viola el pacto matrimonial, lo es la infidelidad marital. Jesús, claro está, no nos está dando un tratado exhaustivo sobre el divorcio. ¿Por qué? Porque ese no es su énfasis. Su énfasis es que veamos lo sagrado que es el matrimonio. Que es algo que no puede ser disuelto por cualquier cosa. Es algo para toda la vida. Es algo glorioso, hermoso, de gran bendición para nosotros.

            Eso es lo principal que Jesús nos quiere enseñar. Y te pregunto ¿Valoras tu matrimonio? ¿Lo consideras como una de las bendiciones más grande la vida? ¿Qué estás haciendo para cultivar esa bendición? ¿Qué estás haciendo para proteger y mantener esa unión hermosa?

            A veces los esposos pierden esa visión de lo glorioso que es el matrimonio. Y las dificultades que se dan entre ellos, las circunstancias de la vida que no se dan como esperaban y soñaban, destruyen esa visión. Jesús te dice: no. Tú eres mi discípulo. Esto es una bendición para ti. Si has perdido esa visión: búscala. Busca amar si has dejado de amar. Regresa a tener una visión correcta de lo que es el matrimonio. Dios desea hacerte feliz en tu matrimonio. Trabaja por él. Pídele a Dios quien es el Dios del pacto y del matrimonio que te ayude a entenderlo. Que su gracia te ayude por su Espíritu Santo a alégrate del mismo y a trabajar el mismo para su gloria. Lucha por tu matrimonio. Hay gracia suficiente para ti. Eso es lo que Jesús desea que entiendas. Reconoce la necesidad de su gracia para poder valorar el matrimonio como Dios lo valora.   

Sermón: Mateo 5:27-30 La Gracia de la Mutilación


Mateo 5:27-30 “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. 28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. 29 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. 30 Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.”

 

            Tenemos ante nosotros un tema sombrío. Es un tema difícil, pero es un tema que tenemos que enfrentar. El tema el adulterio. Vamos a ver tres cosas: la realidad del adulterio, la prevención del adulterio y el destino de los adúlteros.

I. La Realidad del Adulterio

            Lo primero que me llama la atención es el hecho de que Jesús toque este tema. Estamos hablando del pueblo de Dios, de sus seguidores. Jesús quiere hacer claro que el adulterio no tiene cabida en aquellos que pertenecen al reino del cual El es Rey y Salvador. Y lo menciona porque Jesús sabe que los creyentes no están inmunes a cometer tal pecado horrible.

            Fíjate lo que Jesús hace. El dice: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio.” ¿Quién lo dijo? Lo dijo Dios mismo. Esta es la voluntad de Dios. El la reveló. No es un invento de la sociedad. No es creado por una sociedad purista hipócrita. Es la voluntad de Dios no solo para los cristianos sino para toda la humanidad.

            Y el hecho de que Jesús lo toque en el Sermón de Monte lo hace más impactante porque aquí Jesús describe el carácter de justicia que deben vivir los hijos del reino, los hijos de luz.

            Hermanos y amigos el adulterio es una triste realidad. Cada día vemos más casos de adulterio no solo en la sociedad sino también entre el pueblo de Dios, la iglesia. Y eso no debe ser así. Nosotros somos luz en medio de las tinieblas de la inmoralidad. Nosotros somos la sal de la tierra en medio de esta podredumbre moral.

            Ahora bien. Jesús no dirige su atención a un grupo en particular. El no dice a los hombres: oísteis hombres lo que fue dicho: “No cometerás adulterio”. Como si el problema fue únicamente de los hombres. Sabemos que los hombres son los que principalmente lo cometen. Pero estamos viviendo en unos días en donde el adulterio por las mujeres se está igualando a la de los hombres. Esa es la triste realidad el adulterio.  

            Pero Jesús teniendo presente la mentalidad de la época y el hecho de que nuestra justicia debe ser más grande que la de los escribas y fariseos. Enfatiza nuevamente la espiritualidad de la ley de Dios.

            No solo se viola el séptimo mandamiento cuando una persona se acuesta el esposo o la esposa se acuesta con el amante sino adulteramos desde el mismo momento que la codiciamos o lo codiciamos. “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.”  ¿Por qué Jesús dice esto? ¿Lo dice El con miras a condenar a todo el mundo? Yo no creo que ese es el propósito. Yo creo que el propósito de Jesús al decir esto es para enseñarnos que el origen de este pecado lo es en el corazón. Y por tanto nos llama a cuidar nuestro corazón, nuestros pensamientos, nuestros deseos. Porque es allí donde está el problema. Es allí donde comienza el adulterio. Si la hemos codiciado en el corazón ya hemos adulterado. Al tocar este tema Jesús nos dice: cuidado: tú puedes caer en el mismo. No digas que de esa agua jamás beberás, porque el pecado mora en ti. Esposos y esposas no sean ingenuos. ¡Vigílense unos a otro! Vigílense así mismo.  

            Jesús discute una sola causa del adulterio. La causa lo es el pecado de la codicia. ¿Sabes por qué Jesús no discute más? Porque no hay excusas que justifiquen el adulterio. El ser humano le gusta inventar excusas para justificar su pecado o para minimizarlo. Tal vez con miras a no sentirse tan mal cuando ocurre. Pero Jesús nos dice que no hay excusas para el pecado del adulterio. Las excusas que muchos dan no son válidas. El decir: yo no me siento amada ni deseada, o mi esposo me maltrata, o decir ella no hace nada en la casa (no cocina, no lava, no me plancha la ropa, no me respeta). U otras cosas más sublimes: es que ya no la amo, hemos perdido la chispa, etc. No justifican el pecado horrible del adulterio.

            ¿Por qué no hay justificación? No hay justificación porque un pecado no justifica a otro pecado. El que tú me insultes no me da a mí derecho a insultarte.

            No hay justificación alguna nos dice Jesús porque este pecado es prevenible.  

II. La Prevención del Adulterio

            ¿Cuál es la prevención del adultero? ¿Cómo podemos evitar el mismo? Jesús nos dice con la gracia de la mutilación. V. 29 “Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti”. V. 30 “Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti”. ¿Por qué yo digo la gracia de la mutilación? Porque es una gracia de parte de Jesús el decirnos cómo podemos evitar tal horrible pecado destructor. Eso es gracia, el no dejarnos en ignorancia sobre cómo podemos luchar contra este pecado.

            ¿Cuál es la solución? La solución es mutilación. No mutilación física sino cortar radicalmente con aquello que te puede llevar al adulterio. Si codiciaste a ese hombre corta con él ya. Si codiciaste a esa mujer corta con ella ya. Eso se traduce en no tener amistad con esa persona. ¿Pero es que podemos ser amigos? Jesús dice: No. Si ya has codiciado es imposible que sean amigos. Es totalmente imposible que lo sean. Eso es lo que dice Jesús. Si te invitó a salir no vayas. Si te buscó amistad por Facebook, what’s app, email mensaje de texto, bórralo. Corta toda vía de comunicación. No pases por su casa. No vayas a donde él o ella va. No le rías las gracias. Corta, corta radicalmente. O de lo contrario adulterarás. No es el momento para orar sino para cortar. Puedes orar, pero si no cortas adulterarás.

            Lo radical del mandamiento de Jesús es por el hecho de que la carne es débil. Dice Proverbios 9:17 “Las aguas hurtadas son dulces, Y el pan comido en oculto es sabroso.” ¿Por qué? El pecado llama al pecado. El pecado le gusta el pecado.

            A veces el esposo o la esposa no adulteran por las circunstancias. A veces el deseo está ahí pero no la tentación. A veces la tentación está ahí pero no el deseo. Pero cuando el deseo se encuentra con la tentación allí la Biblia lo llama el día malo. Entonces a esa persona no le importa nada ni nadie. No le importa si destruye su matrimonio, si lleva muchos años casados, si pierde el respeto de su familia, sus hijos, la iglesia. Después de eso viene el lloro y el crujir de diente. Y por un solo pecado perderlo todo cual Adán y Eva.

            Jesús nos dice algo más. Y El habla des destino de los adúlteros.

III. El Destino de los Adúlteros

            V. 29 “mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.” Y lo repite nuevamente en el versículo 30 “mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.” Jesús busca razonar con nosotros. ¿Qué es peor perder un ojo o perder la vida? ¿Perder una mano o perder la vida? La contestación es que es peor perder la vida. ¿Dónde? En el infierno. El destino de los adúlteros es el infierno de fuego. Dice 1 Corintios 6:9 “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,”.

            Pero no tiene que ser así. El adulterio no es el pecado imperdonable. Es un pecado grande, sí. Es un pecado horrible. Pero hay perdón en Cristo para todo aquel que se arrepienta del mismo y se aparta de él como evidencia de su sinceridad y genuina conversión. 1 Corintios 6:11 “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.”

            Pero alguien podría pensar o decir; pero es que no se puede o encontrarnos con alguien que diga: yo no puedo. A lo cual le tendremos que decir: no puedes o no quieres.

            Mira la gracia de Dios aquí. Jesús nos ha revelado lo que tenemos que hacer para evitarlo. Y si caemos lo que tenemos que hacer para salirnos. ¿Qué cosa? Corta con esa persona ahora mismo. Corta con todo lo que te lleve a esa persona: corta la amistad, corta con los medios sociales, etc.

            Muchas veces hermanos, Dios nos da la gracia para vencer la tentación antes de que llegue la misma. Pero muchas veces da su gracia al momento mismo de la obediencia. Cuando esa persona corta allí recibe gracia para cortar. Recibe gracia en al mismo momento de obedecer.

            Por último, la manera por excelencia de prevenir el adulterio es buscar vivir en comunión y obediencia a Dios. Si nos mantenemos en una vida de oración, meditación constante de la Palabra, luchamos con el pecado y dedicados a vivir para Dios, para agradarle a El serás preservado. Pero cuando descuidamos nuestra vida de comunión íntima y constante con Dios, caeremos.

Sermón: 1 Corintios 10:16 Los sacramentos son medios eficaces de salvación

1 Corintios 10:16 “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?”

 

            Una de las doctrinas que nosotros como creyentes bíblicos y reformados tenemos que recuperar lo es la doctrina bíblica de que los sacramentos son medios eficaces de salvación. Me he dado cuenta de que muchos creyentes por falta de una sana enseñaza bíblica no tienen un claro entendimiento de la importancia y necesidad de los sacramentos.

            Cuando hablamos de los sacramentos hablamos de las ordenanzas del Bautismo y la Cena del Señor. Quiero recalcar que aunque nosotros los creyentes reformados usamos la palabra sacramento, reconociendo que es la manera más antigua para llamar a las ordenanzas del Bautismo y Cena del Señor, no creemos que sea obligatorio llamarlos de esa manera. Lo hacemos porque ha sido una forma de expresión común en la iglesia cristiana por los siglos. Y originalmente significaba el juramento que hacía el soldado cuando ingresaba al ejército. Posteriormente significó algo sagrado. Y ambas ideas están contenidas en los sacramentos: juramos ser solo del Señor en cuerpo y en alma y es algo sagrado lo que hacemos. Tan sagrado es que tomar la Cena indignamente puede matar literalmente hablando al que así lo hace.  Además aclaramos que nuestra idea de lo que son los sacramentos es totalmente distinta a la idea de los sacramentos en la iglesia católica romana.

            Los sacramentos son medios de gracia. Es decir, son canales utilizados por Dios para impartir y conferir la gracia simbolizada. Y esto es muy importante. La mayoría de las iglesias evangélicas ven a los sacramentos como solamente memoriales o señales que indican que la persona ha hecho una profesión de fe y ahora son parte de la familia de la iglesia. Y eso es muy cierto. Al participar de los sacramentos nosotros declaramos que somos cristianos, que pertenecemos a Cristo, que somos sus discípulos y pertenecemos a la iglesia de Cristo. Pero la Biblia nos enseña que los sacramentos son algo más. Y la importancia de los mismos radica en el hecho de que ellos son primeramente medios de gracia. Son medios eficaces para la salvación. Son canales a través de los cuales Cristo mismo nos comunica, nos hace participes, nos confiere su gracia salvadora. Dios nos confiere su gracia salvadora por medio de los sacramentos. De ahí su gran importancia para nosotros. Permíteme una ilustración. “Los alimentos son nuestra fuente primaria de energía. Sin la misma no podremos sobrevivir. Pero no adquirimos esa energía de los alimentos hasta tanto no los comamos. Es cuando los comemos que nos alimentamos realmente y adquirimos todos los nutrientes para vivir.” De una manera similar, los sacramentos son el medio o canal ordinario y externo que Dios utiliza para impartir la energía y vida espiritual que se haya en Cristo Jesús.  Es por medio de ellos que Dios alimenta nuestra vida espiritual. Es por medio de ellos que nosotros recibimos la vida espiritual que nos lleva a los cielos.

            Esto lo podemos ver en los versículos que hemos escogido para fundamentar nuestra doctrina. En 1 Corintios 10:16 “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?” La referencia lo es a la Santa Cena. La copa de bendición es la copa de vino en la Santa Cena. Y el pan no es otra cosa que pan común en la misma. Y Pablo nos dice que al participar de la Santa Cena nosotros participamos de la sangre y del cuerpo de Cristo.

            Tomar la Cena del Señor no es cualquier cosa. No es una ceremonia vacía ni meramente un ritual que hacemos porque Cristo lo ordenó sino que es un canal utilizado por Cristo para otorgarnos el poder de su muerte y la virtud de su resurrección. Es un medio de gracia. Dios confiere gracia a los que participan con fe en el mismo. Es decir, Dios nos confiere a Cristo mismo y sus beneficios en la Santa Cena. Y a través de participar de la misma dignamente somos alimentados de Cristo Jesús de una manera espiritual.  Hermanos, Cristo Jesús está presente en la Cena del Señor. Su presencia no es física sino espiritual. Pero es una presencia muy real. Porque El está presente a la fe de los creyentes. Nosotros participamos de Cristo toda vez que celebramos la Cena del Señor.

            Doctrina: P. 91 ¿Cómo los sacramentos se hacen los sacramentos medios eficaces de salvación? R. Los sacramentos llegan a ser medio eficaces de salvación, no por alguna virtud que haya en ellos, o en aquel que los administra, sino sólo por la bendición de Cristo, y la obra del Espíritu Santo en aquellos que por la fe los reciben”.

            Los sacramentos son medios eficaces de salvación. Dios lleva a cabo su salvación por el uso de los medios de gracia. De aquí que todas las ordenanzas de Dios en la iglesia son medios a través de los cuales Dios otorga la redención comprada por Cristo. Jesús compró para nosotros el perdón de nuestros pecados. El nos salva de nuestros pecados. Pero El también nos salva de la ira de Dios. Y Dios ha instituido los medios de gracias como los canales ordinarios a través de los cuales Dios derrama la gracia de la redención. Los medios de gracias más importantes lo son: la Palabra de Dios, los sacramentos y la oración.

            Por medio de la predicación de la palabra Dios nos convierte. Ese es el medio primario de evangelismo. Y por medio de los sacramentos somos fortalecidos en la vida espiritual. Nuestra vida espiritual se alimenta por medio de los sacramentos. Son medios eficaces de salvación.

            ¿Cuán importante es esto para nosotros? Los que se alejan de los medios de gracia se alejan del medio que Dios utiliza en nuestra salvación. Dios nos salva ordinariamente a través del uso de los medios de gracia. Dios utiliza los sacramentos como canales para otorgarnos la gracia significada. Menospreciar los sacramentos es poner en peligro nuestra vida espiritual.

            Los sacramentos no poseen dentro de ellos la gracia espiritual. La gracia de Dios no ha sido depositada en ellos. No adquirimos la gracia de Dios porque el poder resida en el pan y en el vino. La gracia se recibe por el Espíritu Santo.  Pero El la otorga ordinariamente en la participación de los sacramentos. Los sacramentos entonces son signos y sellos del pacto de gracia y por el uso correcto de los mismos se nos aplica Cristo y sus beneficios para nuestra salvación.

            Es por eso hermanos que debemos venir a la Cena del Señor con el deseo de alimentarnos de Cristo. Con el deseo de participar de la sangre de Cristo y de su cuerpo.  Debemos suplicar al Espíritu Santo para que Él nos haga receptores, por la fe, del alimento espiritual y así nos haga crecer más y más en Jesús.

            El movimiento carismático procura, según sus métodos, tener una experiencia real de Dios en sus vidas.  El método que utilizan no es bíblico. De igual manera, las iglesias evangélicas inventan un sinnúmero de espectáculos con miras a edificar a los que asisten a esas iglesias. Lamentablemente tenemos que decir que lo que hacen es contrario a lo que Dios revela en su palabra. Dios sabe cuán frágiles somos nosotros. Cuán prestos somos de dudar de que Dios esté a nuestro lado cuando los problemas nos visitan. El sabe que nuestras rodillas son débiles y flaquean. Y el hecho de que Dios es invisible y que muchas veces oramos y aparenta Dios estar sordo nos llena de dudas y buscamos algo que sea real en nuestra experiencia. Por eso Dios instituyó los sacramentos. El los instituyó para sellarnos sus promesas. Para que sean un juramento de su buena voluntad y gracia hacia nosotros. El instituyó los sacramentos para que veamos con los ojos, toquemos con las manos, comamos con la boca lo que El obra en nuestros corazones. Y por medio de los mismos asegurarnos y confirmarnos la salvación comprada por Cristo. Por medio de los sacramentos Dios nos asegura, a nosotros los creyentes, que Cristo es nuestro, que su justicia es nuestra, que Su vida es nuestra vida, que Su sangre es nuestra sangre, y que la herencia de los cielos es nuestra. Y que no estamos solos. Dios nos ha hecho parte de su familia. No hay dos iglesias de Cristo. Hay una sola iglesia de Cristo, la iglesia de los santificados, la iglesia de los redimidos. ¿Necesitamos algo más para nuestro consuelo? Dios se hace real a nuestras vidas por el uso de los sacramentos.

            Pero los sacramentos no nos benefician a menos que nos acerquemos a ellos en fe. Si participamos en fe. Ellos no obran mágicamente por comer de los mismos. Ellos no se hacen eficaces en la vida del creyente por alguna virtud que haya en ellos. Ellos no tienen poder en sí mismos. Hay ejemplos en la Biblia donde vemos a personas participar de los sacramentos y aún así permanecer en “hiel de amargura y en prisión de maldad.” Hechos 8:23. Tampoco se hacen eficaces por quien administra los mismos. La piedad y la santidad del ministro no hacen que los sacramentos sean un medio de santificación para nosotros. La eficacia de los sacramentos radica en dos cosas. En primer lugar, en la bendición de Cristo. Jesús bendijo los sacramentos cuando los instituyó. Y cuando prometió que ellos serían un medio de comunión entre El y los creyentes. Y en segundo lugar, por la obra del Espíritu Santo. Es El quien nos aplica a Cristo. Es El quien hace que la savia de la salvación llegue a nuestro corazón. 

            Pero alguien puede preguntar, pero ¿es que yo no siento nada al participar de los sacramentos?   Bueno hermanos, algunas de las operaciones del Espíritu Santo son más visibles que otras. Y por tanto algunas las podemos percibir claramente y otras no. Pero aunque no los perciba no dejan de ser reales.

            ¿Qué efectos produce en mí, como creyente, la participación de los sacramentos?  Para nosotros como creyentes las gracias operadas en nuestras vidas son:

1.  el acercarnos más a Jesucristo y su justicia. El bautismo simboliza nuestra unión con Cristo. Y la Santa Cena el alimentarnos de Cristo. Por tanto, al participar de los sacramentos podemos experimentar un anhelo mayor de estar cerca de Jesús. Y de ahí un mayor compromiso de serle fiel y de cumplir su voluntad.  Y de que no buscamos gloriarnos en la carne sino en la justicia de Cristo la cual nos es imputada y recibimos por la fe únicamente. Filipenses 3:3 “Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.”

2. una mayor sensibilidad a lo que es el pecado y cuales son mis deberes y el anhelo de que Dios me libre de este cuerpo de muerte. ¿Por qué decimos esto? Porque todos los que se acercan más a Cristo se alejan más de todo aquello que nos separa de Cristo, el pecado.

            En la Santa Cena recordamos cuanto nos ama el Señor Jesús. El no busca meramente amarnos, El busca unirse con nosotros. El no busca solamente hablarnos acerca de sí al recordar su muerte, El busca abrazarnos en la misma. Consolándonos al decirnos que así como comemos el pan y bebemos la copa en la fe del Señor Jesucristo, de igual manera nos hemos unido a El en un pacto matrimonial para siempre. Un pacto inquebrantable. No hay tormenta de problemas presentes, ni problemas en el mañana, no hay ser en este mundo ni en el mundo angelical que nos pueda separar de su amor por toda la eternidad. Nadie nos condenará porque Cristo murió por nosotros, porque Cristo resucitó por nosotros, porque Cristo está sentado a la diestra de Dios y porque Él vive para siempre para interceder por nosotros. Y a esto solo podemos decir: Aleluya, amén.

           

Sermón: Mateo 5:14-16 Vosotros sois la luz del mundo

Mateo 5:14-16 “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. 15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. 16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

 

            Yo no sé si algunos de ustedes han ido a ver el Faro los Morrillos. Este es el faro de Cabo Rojo. Fue construido en el 1882 con miras a ayudar a los barcos que venían del Caribe atravesar el canal de la Mona hacia el Atlántico. La función del faro es bien sencilla: es dar luz a los barcos en medio de la oscuridad. Es una guía para evitar que los barcos encallen y se hundan.  

            En un sentido eso es lo que tú eres si estás en Cristo Jesús. Eres como un faro que ayuda a disipar las tinieblas. Dios te ha hecho un faro o más bien como dice Jesús: una luz en el mundo. Y este pasaje nos enseña algo muy importante:

            Proposición: Porque Cristo nos ha hecho la luz del mundo nosotros debemos brillar.

I. Cristo nos ha hecho luz del mundo

            V. 14 “Vosotros sois la luz del mundo. Literalmente del griego: “vosotros mismos sois”. Es enfático. Eso es lo que tú eres. No mires a nadie. No mires para el lado. No esperes por alguien más. Eres tú y solo tú la luz del mundo. Solo los creyentes en Cristo son la luz del mundo. Si no eres creyente, si Cristo no es tu Rey y Señor del todo de tu vida no eres luz ni hay luz en ti.

            Pero si eres un hijo de Dios El te ha hecho luz. No lo eres por ti mismo. Tú eres como la Luna que no brilla con luz propia sino la que recibe del sol. Eres luz porque Cristo Jesús, quien es la Luz del mundo ha brillado en tu corazón y vida. Es El quien te ha hecho la luz del mundo porque solo Él es la luz.  Desde el AT Dios ha revelado que el Mesías sería luz de salvación. En Isaías 42:6 “Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones,”. Y Jesús dijo de sí mismo en Juan 8:12 “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” Porque Jesús es la luz del mundo, el que le sigue, le ama, le adora, lo recibe como Señor y Salvador no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. De sí mismo dijo en Juan 9:5 “Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.”

            Y tú creyente como eres de Cristo Él te ha hecho luz. Claro está, no eres luz por ti mismo. La luz que brillas no es tu luz sino la luz del evangelio enseñado por ti y modelado por ti. No son tus virtudes sino las gracias del Espíritu lo que es la luz. No son tus ideas por más buenas que sean, sino la verdad de Dios revelada en su Palabra: sea gracia o sea ley.

            Ahora bien hermanos. La luz y el mundo son dos cosas distintas. Al decir que somos la luz del mundo lo que implica es que el mundo, el cosmos mismo, está en tinieblas. ¿Entiendes eso? El mundo sin Cristo es un mundo a obscuras. Estas palabras nos recuerdan la misma creación. Cuando Dios creó los cielos y la tierra, la tierra estaba desordenada y vacía. Las tinieblas cubrían la faz del abismo. Pero esas tinieblas solo pueden ser quitadas por Dios. Por el Dios Trino y uno. Fue la obra conjunta de las tres personas de la Trinidad lo que trajo orden y luz al mundo. El Espíritu de Dios se movía sobre las aguas: dándole vida y orden, llenando lo vacío y organizando lo desorganizado. Y Dios dijo: sea la luz y fue la luz. La Palabra de Dios, el cual es Cristo, es la que da luz y vida a este mundo. Dios Padre obró por medio de la Palabra o el Verbo de Dios en el Espíritu y entonces hubo vida, luz, orden, llenura. El mundo sin Cristo es un mundo desordenado y vacío. Eso eras tú. Eso era yo. Vivíamos en tinieblas. Buscábamos satisfacer los deseos de la carne. Nuestra filosofía de vida era la filosofía del mundo y los valores que nos gobernaban eran los valores del mundo contrarios a la voluntad de Dios. No había temor en pecar. No había remordimiento en no adorar a Dios.  El “bien” que hacíamos no era para la gloria de Dios sino para nuestro bien o del prójimo pero jamás motivado por el amor a Dios. Éramos egocéntricos, mundanos, carnales, envidiosos, codiciosos, nuestro dios eran nuestros placeres carnales. Mira el retrato de nuestra vida en Efesios 2:1-3 “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.”

            Pero Cristo nos rescató. “Él nos dio vida”.  Quitó de nosotros las tinieblas. Nos dio luz y vida cuando el evangelio de Jesucristo brilló en nuestros corazones. Y esta obra de salvación es descrita por Pablo como una obra parecida a la obra misma de la creación. 2 Corintios 4:6 “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.”

            Tú más que nadie sabes lo que son las tinieblas. Te recuerdas del huracán María. Cuán triste, frustrado y deprimido estabas por la ausencia de la luz. Y cuanto gozo y celebración tenías cuando llegó la bendita luz. Así mismo debes de estar alegre porque antes eras tinieblas, no que tenías tinieblas, sino que eras tinieblas. Pero la luz del evangelio resplandeció en tu alma. Cristo quien es la luz del mundo se reveló a ti. Y te hizo luz. Eres ahora la luz del mundo.

            Y como eres luz no puedes sino brillar. Este es el segundo punto.

II. Como eres luz tu deber brillar

            Como eres luz, no puedes sino brillar. Jesús prueba y argumenta su punto dándonos dos ilustraciones.

            La primera. Nos dice Jesús: Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Tú no puedes esconder lo que es visible. Si una ciudad está sita sobre un monte, inevitablemente todo el mundo la verá. No se puede ocultar. Es imposible que seas una luz que no alumbre. Si eres luz no puedes sino alumbrar. Es inevitable. Esto es un argumento lógico de Jesús. El argumento se cae de la mata. No se puede ocultar lo que es visible.

            El segundo argumento de Jesús es otro argumento lógico y de sentido común. En otras palabras, Dios no nos hizo luz para que nos escondamos o ocultemos lo que somos y ocultemos la luz. No. ¿Para qué encendemos una lámpara? Para que dé luz a todos los que están en la casa. Como Dios nos ha hecho luz, nosotros debemos alumbrar en todo lugar, a todos los que nos ven, los que están cerca de nosotros. El propósito de encender una lámpara es la de que alumbre. Así Dios te ha hecho. Eres luz. Esa es tu identidad en Cristo Jesús. Y El te dice sé lo que eres.  Vive como cristiano porque eres cristiano. Como Cristo te ha hecho luz es tu deber brillar. Y te pregunto ¿estás brillando? Es tu deber brillar.

III. Es tu deber brillar

            V. 16, de la misma manera. Outos. Como eso es así: brilla. O la luz de vosotros o vuestra luz brille, “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres” enfrente de o en la presencia de o delante de, los hombres, o los seres humanos, todas las demás personas, con el propósito de que vean las buenas obras. Vivan del tan manera, vivan según las bienaventuranzas, para que los demás vean vuestras buenas obras.

            Yo entiendo que hay una distinción aquí. Una es las buenas obras. Y otra, la luz que permite que se vean las buenas obras. ¿Por qué? Porque muchos, incluso no creyentes, hacen cosas nobles (útiles) para los demás. El impacto no solo es que vean las buenas obras sino que haya una luz que permita que vean las buenas obras. En otras palabras, se dice por ahí que un acto habla más que mil palabras. Pero aquí debe haber un acto respaldado por una vida que vive las bienaventuranzas. Es decir, solo cuando nuestras buenas obras son respaldadas por una vida: humilde, sensible al pecado de uno y del mundo, una vida mansa, pacífica, pura, con hambre y sed de justicia, es que el mundo verá nuestras buenas obras y serán llevados a preguntarse, de ¿dónde tiene éste estas palabras? Y dirán: esa es la vida que yo deseo tener, esa es la felicidad que yo deseo, ese es el Dios que es verdadero. Porque al ver eso reconocerán que no lo somos por nosotros mismos, sino por la gracia de Dios en nosotros. Ellos son tan pecadores como nosotros.  No es por ellos sino porque Cristo los hizo luz. Porque Cristo nos sacó de las tinieblas. Porque Cristo puso orden a nuestras vidas. Porque Cristo llenó nuestro ser. Porque Cristo mora en nosotros por su Espíritu.

            Y darán gloria, alabanza y honor, no a ellos, porque no es por su virtud y poder interior y por ser positivistas que hacen buenas obras. La gloria no es para ellos sino para vuestro Padre, no el que está en la tierra, no a la manera tan excelente en que fuiste criados sino a vuestro Padre que está en los cielos. El único que transforma vuestras vidas.

IV. ¿Cómo nosotros brillamos? ¿Cómo lo hacemos?

            1. Los hacemos en nuestras personas.

            Eso es lo que Jesús nos enseña cuando dice “vosotros sois la luz del mundo”. Eso es lo que eres. Y también cuando enseñó las bienaventuranzas. Dios espera y demanda de nosotros que vivamos como cristianos. Que el mundo vea a Cristo en nosotros. Vea que somos misericordiosos, pacientes, puros, que hablamos la verdad, íntegros, amables, responsables, que nuestro Sí es Sí y nuestro No es No. Que somos puntuales, dedicados, que cedemos el paso, que decimos gracias, abrimos la puerta, que somos sinceros, respetuosos, fieles a nuestras promesas y votos y a nuestra palabra aunque sea perjudicial a nosotros, abnegados, etc. Efesios 5:8 “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz”.

            2. Lo hacemos con nuestras palabras. En estos días cuán importante y medular es que nosotros hayamos brillado. En medio del caos político nosotros brillamos cuando disipamos la luz verdadera de la voluntad de Dios. Algunos hablaron mal del gobernador y del gobierno en general. Residente dijo: yo no creo en los gobiernos. ¿Es esa la enseñanza bíblica? El gobierno es creado por Dios. La política es parte esencial de la vida de los pueblos. El problema no es el gobierno, el problema es olvidar que los que gobiernan son pecadores. Y por tanto todos tienen que ser monitoreados. Y debemos presumir que van a fallar. Otros comenzaron a insultar al gobernador. Ese es el momento para brillar y decirle a los que se burlan que hay que respetar el oficio del gobernador. No significa que estemos de acuerdo con sus ideas, ideales, políticas, etc. Pero hablar despectivamente de la persona del gobernador, por parte de los cristianos, no es brillar con la luz de la Palabra de Dios. No es lo mismo decir: el gobernador de PR ha tomados decisiones erradas, falsas, abusivas, irracionales, injustas, etc. Y otra cosa es decir: el imbécil, el estúpido, el bruto, etc. gobernador tomó decisiones dictatoriales, etc. No es lo mismo ni se escribe igual. La iglesia tiene un ministerio profético de declarar la voluntad de Dios. Y de iluminar con la verdad en todas las área de la vida.

            Tú alumbras con la luz de la verdad. No tú verdad sino la Verdad de Dios. Ellos deben ver a Cristo en tus ideas y opiniones. Tu opiniones en última instancia no cuentan sino las verdades de Dios reveladas en su Palabra. ¿Es tu idea de la vida uno correcto y bíblico? ¿Es tu idea del matrimonio y las relaciones entre un hombre y una mujer bíblica? ¿es tu idea del trabajo, del dinero, del tiempo, de la iglesia, del diezmo, del servicio a la iglesia, de la disciplina bíblica, de las aflicciones, de las tribulaciones que vienen a tu vida una bíblica, del dolor, del propósito de la vida, etc.? Como dice Filipenses 2:15 “para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;” Nosotros resplandecemos solo cuando vivimos la verdad y hablamos la verdad.

            Y sobre todo cuando enseñamos el evangelio a los perdidos. Dios te ha hecho luz en Cristo para que lleves la luz del evangelio a los que están en tinieblas.  Esa es la misión de la iglesia. Y tú eres parte de la iglesia. Cuando regalas biblias, tratados, invitas a otros a la iglesia, regalas libros bíblicos, modelas la verdad del evangelio, corriges las ideas erradas de los no creyentes, estás siendo luz para salvación en los que se salvan.

            Y qué gozo da el ser de ayuda a otros para entiendan la verdad. A diferencia de la luz inanimada nosotros somos luz animadas. Y disfrutamos y nos alegramos cuando otros reciben el evangelio o podemos instruir a otros a pensar bíblicamente. Hay una satisfacción que solo lo conocen los que lo han hecho. El gozo de Cristo por ver almas salvadas lo llevó a soportar dolor, traición y la misma muerte. El gozo de ver a otros venir a Cristo por medio de nosotros debe motivarnos a brillar la luz del evangelio en los que perecen.

            3. Debemos brillar con nuestras buenas obras. Aprendamos a darnos a los demás. A dejar de servirnos a nosotros mismos y a los nuestros solamente y sirvamos a los hermanos de la fe. Como Cristo que no vino a ser servido sino a servir a los demás así debemos hacer nosotros ya que somos seguidores e imitadores de Él. Pero también debemos servir a nuestro prójimo. Y esto no una vez al año sino debe ser algo constante. Debemos pensar en cómo yo puedo servir a mi prójimo, a mi comunidad, a mis vecinos, a mi país, a los necesitados.

            Te pregunto, ¿estás brillando con tu vida, con tus palabras con tus obras?

            Hermanos, este es el mensaje de Dios para ti. Porque Cristo nos ha hecho la luz del mundo nosotros debemos brillar (con nuestras personas, con nuestras buenas obras y con nuestras palabras). A El sea la Gloria.

Sermón: Mateo 5:13 Somos la sal de la tierra

Mateo 5:13 “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.”

 

            En medio de toda la conmoción que hemos vivido en las últimas dos semanas y en específico con respecto a la marcha histórica que se dio en la isla forzando al gobernador de Puerto Rico a renunciar, muchos se preguntaron: ¿en dónde estaba la iglesia en esos momentos? Algunos señalaron que la gran ausente de las manifestaciones lo fue la iglesia.

            Y de esto se levanta una pregunta: ¿cuál es la relación que la iglesia o más bien el cristiano tiene con respecto al mundo? ¿En qué consiste esa relación? ¿Debe haber una relación entre los cristianos y el mundo?

            Para cada una de estas preguntas Jesús tiene una contestación en este breve versículo. Quisiera que veamos qué Jesús nos quiere enseñar aquí.

            Hemos terminado las bienaventuranzas. Y se recuerdan, las bienaventuranzas nos enseñan el carácter del cristiano. ¿Cuál es el carácter del cristiano? El cristiano es pobre en espíritu, es decir, él es humilde. El llora por sus pecados sinceramente y por los pecados del mundo. El tiene hambre y sed de justicia. El es manso; es puro de corazón. Es pacificador y es bienaventurado cuando es perseguido por causa de la justicia o por causa de ser seguidor de Cristo.

            Ahora de los versículos 13-16 Jesús entra en un tema nuevo.  En las bienaventuranzas tenemos el carácter del cristiano. Ahora Jesús nos habla de la influencia del cristiano en el mundo. Si te das cuenta, Jesús nos dice que e cristiano no puede vivir enajenado de lo que pasa en el mundo. No debe aislarse del mundo, ni separarse físicamente del mundo como hicieron los ermitaños, anacoretas y los monjes. Dios nos ha puesto en el mundo con un propósito: cuál el de influenciarlo. Fíjate cómo Jesús presenta esta enseñanza y la manera en la cual El lo ilustra.

            Lo primero que deseo que vean es el contraste. Esto es sumamente importante. “Vosotros sois la sal de la tierra”. Aquí hay un contraste. Aquí hay dos cosas distintas. No te olvides que Jesús está hablando en forma metafórica. La metáfora es una comparación indirecta. Nosotros los cristianos somos la sal. Y somos algo distinto a la tierra.

            Ahora bien, ¿qué quiere Jesús enseñar por medio de esta metáfora? La sal en aquellos tiempos como en los nuestros era usada como sazonador y también como preservativo, evitando así la corrupción natural de las cosas. En una época en donde no existía la refrigeración el uso de la sal como preservativo era y es medular. Eso es lo que somos nosotros. Nosotros somos la sal. Somos el medio que Dios utiliza para preservar la tierra.

            Ahora bien, ¿qué significa la tierra? La tierra significa el mundo. Significa el mundo sin Dios y sin Cristo. Un mundo que por causa del pecado no puede hacer otra cosa que podrirse. El mundo sin Cristo es como una carne muerta cuyo resultado natural es podrirse, es descomponerse, es dañarse. Y ella misma es incapaz de evitarlo.

            Lo que hemos vivido esta semana es un claro ejemplo de lo que Jesús enseña aquí. El resultado natural de un gobierno y de líderes del gobierno que no tienen a Cristo, no importa el color del partido, lo es la corrupción. Lo vemos en Puerto Rico, lo vemos en los EE. UU., lo vemos en Cuba, en Santo Domingo, lo vemos en Alemania, en Francia, Japón, en China, en la India, en Canadá, etc. El pecado pudre. Destruye, daña, corrompe y ensucia todo lo puro, todo lo limpio.

            Pero Jesús nos dice: vosotros sois la sal de la tierra. Ustedes son el instrumento y medio que yo utilizo para evitar la corrupción natural de la tierra. “Sin ustedes aquí”, la tierra sería casi el mismísimo infierno.

            ¿Cuál es nuestro deber? Nuestro deber es influenciar el mundo. Nuestro deber es el ser ese preservativo contra la podredumbre natural de un mundo que no tiene a Cristo en su corazón y que no ha experimentado el nuevo nacimiento. Ese es nuestro deber.

            ¿Y cómo lo hacemos? Jesús nos lo dice aquí en parte. En los versículos del 14-16 El amplia la idea. Pero veamos cómo Jesús nos dice que debemos hacer.   

1. Viviendo las bienaventuranzas.

            Si hay algo en lo que la iglesia de Cristo en el siglo 21 ha fallado lo es en vivir a la altura de nuestro llamado. Nuestras vidas muchas veces no se distinguen de las vidas de los no creyentes. Abundan los matrimonios destruidos en las iglesias. Abundan los ministros involucrados en la pornografía. Abundan la mundanalidad en donde es más importante estar en la playa que estar en la casa de Dios los domingos u otros días de la semana. Muchos cristianos han puesto su felicidad en las mismas cosas que el mundo las pone: en las posesiones materiales, en los chinchorreos, en las redes sociales, en los celulares, en la internet. Esos son los nuevos dioses, sin quitar el sexo. Miembros de las iglesias conviviendo. Viendo programas de televisión pornográficos y lo justifican al decir: es que la trama es increíble. No hay amor sacrificial. Los esposo no aman a sus esposas como Cristo amó a la iglesia. Las esposas no se someten a sus esposos. Muchos en los matrimonios no quieren resolver los problemas matrimoniales bíblicamente optando con el divorcio cuando se pudo salvar el mismo.

            Hay orgullo en desmedida. No hay perdón entre los hermanos. Hay críticas destructivas entre ellos. Hay luchas de poder entre los líderes de la iglesia. No hay abnegación. No hay desprendimiento. No hay sacrificio para las cosas de Dios.

            Y esto que estamos viviendo en Puerto Rico nos lo hemos ganado.

            Jesús también nos da una advertencia. Dice: “pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres”. Si la sal pierde su sal no puede ser salada, es inútil, no sirve para nada, sino para pisoteada porque no tiene valor alguno. ¿Cómo podemos entender esto? Para ello es importante conocer algo de la geografía y vida de los habitantes de Israel. En aquellos tiempos la sal se extraía del Mar Muerto o Mar Salado. Pero era sal era una mezcla. Era polvorienta. Y en ese polvo había nitrato de sodio, es decir, sal. Pero esa mezcla se podía separar y el nitrato de sodio perderse y lo que quedaba era un polvo sin valor alguno.

            ¿Cuál es la idea detrás? La idea detrás es que si nosotros perdemos nuestra identidad dejaremos de ejercer nuestro llamado. La iglesia dejaría de ser lo que Dios quiere que ella sea: el medio para frenar la corrupción y podredumbre de un mundo sin Cristo.

            ¿Cómo un creyente puede dejar de ser sal? Cuando en vez de vivir distintos del mundo vivimos como el mundo.

            Pero Jesús nos enseña que solo cuando vivimos las bienaventuranzas es que nosotros influenciamos el mundo al demostrarle que solo la gracia de Dios transforma las vidas y las naciones y todas las cosas. Que solo Cristo salva. Que solo en unión con Él es que seremos nuevas criaturas y caminaremos como nuevas criaturas. Que es en comunión con Dios, en obediencia a la Palabra de Dios, en el uso de los medios de gracia, en luchar contra Satanás, el mundo y nuestra propia carne, es que podremos vivir como escogidos de Dios. Y así ser la sal de mundo.

            ¿Qué vas a hacer ahora? ¿Estás viviendo las bienaventuranzas? ¿Estás coqueteando con el mundo? ¿Estás resistiendo a Satanás? ¿Estás alimentando tu carne y deseos pecaminosos? Solo agarrados a Cristo Jesús como el aliento de nuestra vida, por medio de la fe, es que tendrás las fueras, las ganas, el deseo, el celo y la energía de vivir las bienaventuranzas.

            No te olvides tú eres la sal de la tierra. Eso es lo que eres. Y debes serlo en primer lugar para ti mismo, en tu propia familia, en la iglesia y en dondequiera que estés. De lo contrario todo a tu alrededor se destruirá, se pudrirá. El que tiene oídos para oír que oiga.

 

Sermón: Mateo 5:10-12 Alegres en la Persecución

 

Mateo 5:10-12 “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. 11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. 12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.”

 

            Desde los inicios del Sermón del Monte hemos podido ver que Jesús quiere dejar claro cuál es el carácter que poseen los hijos del reino. Estas características son la obra de gracia de Dios en ti. Tú posees cada una de ellas si eres realmente convertido. Claro está no la posees en grado superlativo, pero cada una de ellas están en ti porque Dios Espíritu Santo está formando a Cristo en ti.

            Y en su obra de santificación Él está preparando un pueblo para Dios.

            Ahora bien, esto que Dios hace en ti es bueno, es hermoso. Es opuesto a lo que el mundo valora. No dudes de esto. En vez de considerarlo negativo según los estándares del mundo, velo como Dios lo ve. Somos los benditos del mundo. Los ojos de Dios están puestos en ti. Gozas de su favor que es mejor que la vida.

            Pero hay algo importante que debes tener presente. Cuando vivimos en la santidad de la bienaventuranza el mundo lo rechazará. Es inevitable que así sea. El mundo está bajo el maligno. Y el mundo odia todo lo hermoso que tú eres en Cristo Jesús. Y cuando el mundo ve en ti a Cristo, es decir, la humildad, la mansedumbre, el hambre y sed de justicia, que lloras por tus pecados y los del mundo, que eres puro y te purificas en la fe de Jesús y eres pacificador sin comprometer la verdad, el mundo es convicto de su pecado e inevitablemente nos rechazará o nos perseguirá. Jesús dijo en Juan 3:19-20 “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.”

            De aquí que Jesús toque el tema de la persecución en las bienaventuranzas. Jesús establece desde el principio el costo del discipulado. Y en esta bienaventuranza Jesús nos enseñó tres cosas importantes: 1. La realidad de la persecución 2. La actitud ante la persecución 3. La bendición para los perseguidos.

I. La realidad de la persecución

            Lo primero que deseo que veas es que aunque cubrimos tres versículos y la palabra bienaventurados se menciona dos veces, Jesús habla realmente de solo una bienaventuranza. ¿Cómo lo sabemos? Los sabemos porque el tema es el mismo: la persecución, la cual aparece en los tres versículos. Lo sabemos porque si te das cuenta ser perseguidos por causa de Cristo es una forma específica de ser perseguidos por causa de la justicia. Y en tercer lugar porque en todas las bienaventuranzas se indica específicamente cuál es la bendición particular para cada una de ellas. Por ejemplo: bienaventurados los pobres en espíritu porque de ellos es el reino de los cielos, los que lloran porque serán consolados. Y entre los versículos 10-12 solo se menciona la misma bienaventuranza que la primera:  porque de ellos es el reino de los cielos.

            Ahora bien, por qué Jesús menciona dos veces la palabra bienaventurados si solo habla de una sola bienaventuranza. Porque Dios ha prometido una doble porción de su bendición a los que sufren por la fe de Cristo. Ellos son doblemente bendecidos. Así Dios honra a aquellos que le honran.

            Y Jesús nos dice que por ser seguidos de El y vivir a la altura del llamado que Dios nos ha hecho sufriremos persecución. No siempre, ni todos de la misma manera, pero todos de alguna manera experimentaremos persecución.

            Lo vemos desde el mismo inicio, desde Génesis. Dios puso enemistad entre la simiente de la mujer y la simiente de la serpiente, Génesis 3:15. Hay una lucha inevitable entre los hijos de Dios y los hijos de las tinieblas. Lo vemos claramente en la primera familia del mundo. Como Caín mata a su hermano Abel. ¿Por qué lo mató? Dice 1 Juan 3:12 “Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.” Lo vemos en el caso de Isaac e Ismael, de cómo nos dice Pablo en Gálatas 4:29 “…el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora.”

            Y en el NT la iglesia primitiva sufrió persecución casi desde sus inicios. Los apóstoles fueron varias veces encarcelados. El apóstol Jacobo fue asesinado por orden de Herodes. Las iglesias de Tesalónicas fueron fundadas en medio de persecución. Pedro escribe su carta a una iglesia perseguida. Y la epístola a los Hebreos fue escrita a los hebreos cristianos que sufrían persecución y que estaban considerando regresar al judaísmo para evitar la misma. El NT finaliza con el libro de Apocalipsis en donde tenemos al apóstol Pablo desterrado en la isla de Patmos por causa del evangelio. Y vemos también en Apocalipsis a la iglesia perseguida.

            Así que cuando Jesús dice: bienaventurados los que sufren persecución por causa de la justicia, él tiene en mente a su pueblo. El te tiene en su mente. Todos aquellos que buscan vivir según la justicia de Dios revelada en la Palabra de Dios padecerán persecución.  

            Jesús nos enseña entonces que ser perseguido es una marca de ser seguidor de Jesús. Fue Pablo quien dijo en 2 Timoteo 3:12 “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución”.

            Ahora bien. Jesús explica sobre quiénes recae esa bendición. Es sobre los que padecen persecución por causa de la justicia. ¿Qué significa? Significa sufrir persecución por procurar vivir bajo los mandamientos de Dios. Es sufrir por procurar hacer lo justo según Dios lo define. De eso mismo habla el apóstol Pedro en 1 Pedro 3:14 “Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois.”

            Hoy día vivimos en una sociedad postmoderna. Una sociedad en donde cada día la influencia del cristianismo se rechaza abierta y agresivamente. Una sociedad cada día más irracional. Un ejemplo lo tenemos en Canadá: por legislación judicial no es crimen la zoofilia: es decir, tener relaciones de tipo sexual con los animales. Tienen ciertas limitaciones, pero eso es repugnante. Esto es la consecuencia natural de un mundo en donde la influencia moral del cristianismo está desapareciendo a pasos agigantados. Esto es algo depravado e irracional. Otro ejemplo: Hoy día no solo se dan las operaciones de cambio de sexo sino para colmo se procura cambiar el certificado de nacimiento original para que diga que nació mujer cuando en realidad nació varón. ¡Cuán absurdo y depravado es esto!

            ¿Cuál debe ser nuestra reacción a esto? Reconocer que somos benditos por Dios. Entender que nada de esto es nuevo. Así hicieron con los profetas: “porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.” Y como el mundo odia a Jesús no te extrañes que el mundo te odie a ti también. No te asombres. No pienses que estás haciendo algo malo cuando eres perseguido por obedecer a Dios sino todo lo contrario. “Bienaventurados sois”. Y Pedro dice más en 1 Pedro 3:14 “Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis,” No te asustes ni te agites ni te descontroles. ¿Por qué? Porque “sois bienaventurados”. Nada ni nadie te puede quitar esa bendición. Y nada de lo que sucede en tu vida está fuera del plan de Dios. Esto es parte de lo que Dios ha decretado para nosotros. Podrán destruir nuestro cuerpo pero jamás tocar nuestra alma. Nada ni nadie puede destruir la obra de Dios en nosotros.

            Y Jesús nos dice más. Nos dice que a veces la persecución se relacionará directamente con Jesús. Y el mundo nos perseguirá físicamente, hablará pestes de nosotros, se burlará de nosotros, nos hará bullying, nos acusarán. Y todo por seguir a Jesús.

            ¿Acaso estas palabras son solo para los cristianos del siglo I? ¡Cuán actuales son estas palabras! Hermanos, seguir a Cristo cuesta. Por eso Jesús dijo: el que quiera ser mi discípulo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.” Tomar la cruz no significa: llevar cosas pesadas y difíciles en la vida. La cruz era el instrumento de muerte. Tomar la cruz significa estar preparados para morir por seguir a Jesús. ¿Estás dispuesto a morir por Jesús? Al decir cada día, significa que debemos estar dispuestos a hacerlo todos los días.

            En vista de todo esto cuál debe ser nuestra actitud.

II. La actitud ante la persecución

            ¿Cuál debe ser nuestra actitud ante esto?

            1. Debemos vernos como benditos. En vez de cogernos pena, debemos considerarnos como los benditos del mundo. Somos bienaventurados cuando nos persiguen por causa de la justicia. Es un honor lo que nos hacen. ¿Por qué? Porque ello da evidencia de que somos cristianos verdaderos. Es de ellos que es el reino de los cielos.  

            Si tú vives como el mundo no sufrirás persecución. Si tu profesas ser cristiano pero vives como el mundo jamás sufrirás persecución. Vivirás en paz con el mundo. Juan 15:19 “Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo”. Pero no vivirás en paz con Dios. Y jamás llegarás al cielo. Porque solamente son bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

            ¿Cuál debe ser nuestra actitud ante esto?

            2. Debemos celebrarlo: gozaos y alegraos. V. 12 “Gozaos y alegraos,”. Regocíjate, deléitate, alégrate. La palabra en el griego es enfática, con gran gozo. En vez de ser una razón para tristeza, frustración, temor y lloro, Jesús nos llama a alegrarnos cuando nos honran con el privilegio de ser perseguidos por ser fieles a Cristo. Y solo cuando somos files a Cristo. Cuando todas las acusaciones contra nosotros sean mentiras. Dios no bendice a los que sufren por su pecaado.

            Esta actitud no es opcional, es un mandato. La palabra en griego es un imperativo. Debemos hacerlo. No es una recomendación. Cuando te maltraten por causa de Cristo, no hay lugar para la tristeza sino para el gozo. Piensa en el honor que Dios te ha concedido. Mira cómo los apóstoles reaccionaron después de haber sido maltratados por causa de Cristo en Hechos 5:41 “Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre.”

            Hermano, esto es algo que tú debes hacer y puedes hacerlo. ¿Cómo es posible? Porque Dios Espíritu Santo mora en ti. Su gracia te sostiene. Y El es la fuente de gozo espiritual en tu vida.

            Pero hay algo más. Jesús nos dice cuál es la causa de ese gozo.

III. La bendición para los perseguidos.

            ¿En qué consiste esa bendición?

            1. En una gran recompensa. “Porque vuestro galardón es grande en los cielos”. Hay una doble porción de bendición de Dios para ti. LBLA: “porque vuestra recompensa en los cielos es grande”. DHH: “porque van a recibir un gran premio en el cielo”. La palabra galardón, recompensa o premio significa realmente “paga”. Dios te va a pagar lo que has sufrido por Él. Y no es cualquier cosa. Es un galardón grande o puede ser traducido “mucho”. Jesús no dice cuál es. Pero nos dice cuándo lo recibiremos: “en los cielos”. No aquí en la tierra. No es que recibiremos una mansión, un BMW, un millón de dólares. Es un galardón reservado para nosotros en los cielos.  Es vida. Es vida eterna.

            2. En un gran honor. Jesús nos pone en el mismo nivel que a los profetas. “porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.” Seremos elevado a la altura de Moisés, de Elías y Eliseo, de Isaías, de Jeremías y los demás profetas. ¡Qué clase de honor!

            3. La seguridad de morar con Dios por siempre. “Porque de ellos es el reino de los cielos”.  Iremos a morar en nuestra casa. El reino de los cielos es nuestro. Allí está nuestro hogar. Y solo allí hallaremos paz.

            Una nota de precaución.

          Jesús nos llama a sufrir por El y por la justicia. Y El mismo nos dio una advertencia en Lucas 6:26 “¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas.” Ten cuidado oh creyente cuando todos hablen siempre bien de ti. Si somos seguidores fieles de Jesús no siempre van a hablar bien de ti. ¿Por qué? Porque el mundo odia a Jesús y por ende a ti también, porque eres de Cristo. Porque el mundo ama el pecado y rechaza la justicia. Y nosotros quienes buscamos hacer lo justo y bueno, como hizo Jesús seremos perseguidos por ello.

            Pero el que está en vosotros es mayor que todos. Y su gracia en Cristo es suficiente para ti. Espera persecución. Pero en medio de ella: alégrate porque grande es el galardón que Dios ha preparado para ti. Hay una doble porción de bendición para tu vida. Y Dios te ha honrado al ser perseguido por la justicia, por Cristo al elevarte al salón de la fama de los héroes de la fe. ¿Qué más podemos decir? Si Dios es por nosotros quién contra nosotros.  

Sermón: Mateo 5:9 Benditos los Pacificadores

Mateo 5:9 “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.”

 

            Nuestra sociedad se caracteriza cada día más por la violencia, una actitud de pelea, mayor agresividad, mayor intolerancia hacia los errores de los demás. Las cortes están llenas de demandas y litigios por cualquier cosa. ¿Cuál es la causa? La causa lo es el pecado. Los es el orgullo, la soberbia, el concepto equivocado que yo tengo derecho de atropellar a quien me hace algo que no me guste. No hay mansedumbre en nuestra sociedad. No hay pacificadores. En una sociedad violenta los pacificadores son una rareza.  

            Pero Jesús pronuncia una bendición sobre los pacificadores. ¿Quiénes son los pacificadores? ¿Por qué debemos ser pacificadores? Y ¿cuál es la bendición que disfrutarán?

I. ¿Quiénes son los pacificadores?

                        1. No son los tranquilos, los calmados ni los apacibles. Eso debemos ser en Cristo Jesús. Cada día debemos cultivar una actitud afable, cariñosa, tranquila. No debemos vengarnos por nosotros mismos. Ni debemos devolver mal por mal sino vencer el mal con el bien. En otras palabras, debemos ser mansos y crecer en mansedumbre. Pero Jesús no habla aquí de ellos.

            ¿Quiénes entonces son ellos?

                        2. Son los que hacen y buscan hacer la paz entre aquellos que están en discordia. Fíjate que Jesús nos habla de los pacificadores: los que hacen la paz. No los que están en paz porque no tienen problemas sino los que buscan hacer la paz entre aquellos que están enemistados o en discordia. Ellos son los bienaventurados a que se refiere Jesús aquí.  Esto es algo que a Dios le agrada. Como dice el Salmo 34:14 “Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela.”

            B. ¿Cómo lo hacemos?

                        1. Creciendo en mansedumbre. No podemos ser pacificadores si no somos mansos. Y no podemos ser mansos si no somos humildes. Esto es algo de lo cual debemos crecer con la mansedumbre de Cristo. Jesús no devolvió mal por mal no solo para darnos ejemplo sino para mostrarnos su amor salvador. Nosotros como pecadores hemos ofendido a Dios. Pero ni Dios Padre ni Cristo Jesús nos pagan con mal por el mal que le hemos hecho. El provee salvación en Jesús para los que le hemos ofendido. Y su mansedumbre se vio cuando sufrió insultos y maltratos calladamente por nosotros. Así que crezcamos con la mansedumbre de Cristo. Esa es la sabiduría que proviene de Dios. Santiago 3:17 “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.”

                        2.  Siendo nosotros pacificadores con los nuestros: hijos, esposas o esposos, hermanos, padres, iglesia. Esto implica que los creyentes no podemos ser indiferentes. Un creyente no puede ser indiferente a lo que pasa a su alrededor. Un creyente no puede asumir esa actitud. No podemos asumir la actitud de que porque yo no tiré el papel en el piso yo no lo voy a recoger. De la misma manera con respecto a los conflictos. No debemos decir: yo allí no me meto porque a mí no me han dado vela en ese entierro. Claro está, no debemos meternos desconsideradamente. No debemos meternos si lo que vamos a hacer es más daño que bien. No todos son buenos en esto, pero todos debemos cultivar el ser cada día mejores pacificadores.

            Debemos desarrollar actitudes en nosotros mismos que nos lleven a ser pacificadores entre nosotros mismos. Si alguien nos ha ofendido y viene a disculparse debemos estar dispuestos a la reconciliación. Y no asumir la actitud de que no me hables, no voy a resolver. También debemos cultivar la humildad de ir a la persona que hemos ofendido y pedirle perdón con sinceridad. Muchos de los problemas interpersonales se deben al orgullo. Al orgullo de no querer aceptar que lo hicimos mal y siempre buscamos una excusa para justificarnos. Tal vez no lo hicimos todo mal pero lo debimos hacer mejor. Y otras veces el orgullo es de tal manera que no queremos reconciliarnos con el otro por lo que nos hizo. Mira el ejemplo de Abraham en Génesis 13:8 “Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos.” Tenemos en Abraham un gran pacificador. ¿Por qué? Lot era su hermano (lit. sobrino) por parte de padre. Y nosotros porque todos somos hermanos unos de otros por adopción en Cristo Jesús. Dios nos hizo hermanos, unos de otros. Y los hermanos son llamados a amarse y a perdonarse como Dios nos perdonó en Cristo Jesús.

            Eso no debe ser así en aquellos que por la misericordia de Dios hemos alcanzado la reconciliación por Cristo Jesús. Hermanos, la iglesia es la iglesia de los reconciliados con Dios. Y nos llama a reconciliarnos con los hermanos en la fe. Y buscar la paz entre nosotros y la reconciliación entre nosotros mismos.  

                        3. Ayudando a hacer la paz entre los amigos, hermanos, el prójimo. Un ejemplo lo vemos en Moisés en Hechos 7:26 “Y al día siguiente, se presentó a unos de ellos que reñían, y los ponía en paz, diciendo: Varones, hermanos sois, ¿por qué os maltratáis el uno al otro?”

                        4. Sembrando el evangelio entre los pecadores. Efesios 6:15 “y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.” El evangelio es el evangelio de la paz. Por medio del mismo los pecadores son reconciliados con Dios.

            De los pacificadores Jesús proclama una bendición.

II. ¿Por qué debemos ser pacificadores?

            En un sentido todo creyente es un pacificador porque se ha reconciliado con Dios. La gracia de la reconciliación está en nosotros. Pero es algo que debemos y podemos cultivar más.

            ¿Por qué?

                        1. Por Dios es el Dios de paz. En Cristo Jesús Dios ofrece su paz, su reconciliación a todos los pecadores. 1 Tesalonicenses 5:23 “Y el Dios de paz os santifique”. Y Dios es el Dios de paz El busca que sus hijos amen la paz y la busquen de todos los hombres.

            Pero con una condición. ¿Cuál?

            Que no sea a cuenta de la verdad. No es una paz que sacrifica la verdad sino una paz basada en la verdad de Dios en amor. Sin la verdad no hay amor. El amor que nos habla la Biblia no es un amor definido por el hombre sino el amor definido por Dios mismos porque Dios es amor. 1 Juan 4:10.

            Y esta paz basada en la verdad muchas veces traerá la guerra. Por eso Jesús dijo en Mateo 10:34-36 “34 No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. 35 Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; 36 y los enemigos del hombre serán los de su casa.”

            Cuando esto ocurre la culpa no es nuestra ni de Dios ni del evangelio. La culpa lo es el pecado. Que no se somete a la voluntad de Dios. Y nuestra fidelidad al Dios que ha sido fiel con nosotros todos los días no llevará a decir: ahora no, después. O ahora no sin nunca. Un ejemplo: de una petición de ser padrino de un bautismo.

            ¿Por qué debemos ser pacificadores?

                        2. Porque Cristo es el gran pacificador. Colosenses 1:20 “y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.” Él es el Príncipe de Paz. Y como el Gran pacificador El nos llama a que cultivemos y practiquemos con su gracia la gracia de ser pacificadores.

III. ¿Cuál es la bendición que disfrutarán?

            1. Serán llamados hijos de Dios. ¿Por quién?

                        a. Ocurrirá por los hombres. El mundo y los hermanos verán que ese creyentes verdaderamente hijo de Dios. Todo creyente es hijo de Dios. Pero cuando somos pacificadores demostramos lo sincera que es nuestra fe.

                        b. Por Dios mismo. Oh, los hombres podrán decir mil cosas de nosotros. Pero la aprobación que nos basta es la de Dios mismo. El nos llama sus hijos y si El lo dice no hay más que hablar.

            Significa que nosotros hemos entrado en la misma esfera de acción de Dios mismo. Con esto nos hacemos colaboradores con Dios. Somos en un sentido: el Cuerpo de Paz del Señor. Y aunque ahora mismo somos hijos de Dios, 1 Juan 3:1; en el día del juicio final nuestra gloriosa adopción será públicamente declarada.

            ¿Quiénes son los pacificadores? Los que buscan hacer la paz entre los que están en discordia. ¿Porqué debemos cultivar el ser pacificadores? Porque Dios nos ha reconciliado consigo mismo. El nos dio bien por mal y nos llama a que proclamemos el evangelio de la paz entre los pecadores y busquemos la paz con todos los hombres sin sacrificar la verdad. Y así demostraremos que somos hijos de Dios. El mismo lo declarará al mundo entero en el juicio final.

           

             

                         

 

             

Sermón: Mateo 4:23-25 Enseñando, Predicando y Sanando

Mateo 4:23-25 “23 Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 24 Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó. 25 Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán.”

 

            ¿Algunos de ustedes han leído el cuento de Hansel y Gretel, llamado a veces en español: Juanito y Margarita? En el cuento Hansel deja migajas de pan en el bosque para que lo guiara a él y a su hermana de regreso a su casa, pero no pudieron encontrar el camino porque los pájaros del bosque se comieron las migajas de pan.

            Algo similar pero más profundo podemos ver aquí. Dondequiera que Jesús iba dejaba rastros confirmando su misión divina con milagros los cuales eran emblemas del poder sanador de su doctrina y de las influencias del Espíritu que acompañaban a la misma.

            Mateo nos habla acerca del ministerio de Jesús en Galilea. Estos son los años de su fama que duran alrededor de 16 meses. ¿En qué consistió su ministerio? En tres cosas: enseñar, predicar y sanar. Veamos.

I. Enseñando y predicando

            En el versículo 23 tenemos la descripción que Mateo nos da del ministerio de Jesús. El vino para enseñar y a predicar. ¿Por qué? Porque el pecado ha afectado la totalidad de nuestro ser: nuestra voluntad, nuestras emociones y nuestra mente. La obra de reparación que Cristo vino a hacer lo es por medio de la transformación de todo nuestro ser. Y el medio principal lo es por medio de la mente. Esto no es pensamiento positivo. Esto es una restauración por el poder omnipotente de Dios. No es sabiduría de los hombres sino sabiduría de Dios.

            Ahora bien Jesús vino a enseñar. ¿A enseñar qué? El vino a revelar al Padre. El vino a enseñar sobre el reino de los cielos. A revelar la voluntad de Dios. A revelar el plan de la salvación. Y a enseñarnos todo lo que sea necesario conocer para vivir para agradar a Dios. Por tanto su ministerio de enseñanza es medular a la obra de salvación y santificación. Y nos dice Mateo que Jesús enseñaba en las sinagogas. ¿Por qué allí? Porque ese el lugar de culto público. Y era la costumbre de Jesús estar allí cada día de reposo, como nos enseña Lucas 4:16 “en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre” o práctica.

            ¿De dónde vienen las sinagogas? La palabra sinagoga significa congregación. Las sinagogas tuvieron su origen durante la cautividad babilónica cuando el pueblo no podía adorar en el templo ni ofrecer sacrificios. Estas fueron creadas para mantener la adoración moral o espiritual centradas en el estudio de la Torah o la ley de Dios. Durante el NT tales reuniones incluían la lectura de las Escrituras por calendario, oraciones leídas, el recitar el credo, la predicación (homilía), cantar y la bendición sacerdotal. Se podía levantar una sinagoga si en el lugar contaba con diez hombres. Ese era su núcleo básico.

            ¿Por qué Mateo habla de las sinagogas de ellos? ¿Acaso Jesús no era judío? Al decir las sinagogas de ellos Mateo pone una distancia entre Jesús y el judaísmo. Jesús era judío pero el cristianismo es algo distinto del judaísmo. Por eso no debemos sentirnos que estamos equivocados y lejos de la verdad cuando vemos que nosotros no seguimos las prácticas modernas de judaizar en algunas iglesias evangélicas. Nosotros somos una iglesia cristiana no judía. Somos algo distinto aunque relacionados con el judaísmo no somos lo mismo.

            Ahora bien, Jesús vino a enseñar y nosotros a aprender de Él. Un discípulo es uno que se somete a que su mente sea cambiada por las palabras de Jesús. Nuestra mente necesita cambio. Necesitamos ser enseñados para poder ser sanados. La palabra es el medio de santificación. Pero no va a haber cambio a menos que la creamos, la obedezcamos, oremos por ella y nos la apliquemos. Ese es nuestro deber.

            Jesús vino también a predicar, a predicar el evangelio del reino, es decir, las buenas nuevas del reino a los que no conocen el evangelio. Las buenas nuevas no es Dios te ama y tiene un plan maravilloso para tu vida. Ese no es el mensaje. Las buenas nuevas o el evangelio comienza con una declaración del pecado del hombre y la ira de Dios. Claro está, lo hermoso de la Palabra de Dios y del sistema de doctrina que enseña la Biblia es que en última instancia puedes comenzar en cualquier punto. Y si has entendido bien te debe llevar a los tres elementos básicos de ese mensaje: somos pecadores, solo Cristo salva, tienes el deber de creer y arrepentirse de sus pecados hoy. Y explicarle qué es creer, qué es arrepentirse, qué es recibir a Cristo como Señor y Salvador.

            Jesús vino a enseñar y a predicar. El vino para darnos a conocer la verdad acerca de nosotros mismos, de la realidad del pecado en el mundo y en nuestra vida y de acerca de cómo podemos ser salvos de nuestro peor enemigo: el pecado. Y lo maravilloso de Cristo es que él no se quedó sentado en la sinagoga esperando que todos vengan a Él. No. El salió de las cuatro pared. El no esperó que vinieran a Él. El fue a buscar y salvar lo que se había perdido. Por eso nos dice Mateo que Jesús recorrió toda Galilea. Mira la misericordia de Jesús. Él sabe nuestra condición. Él sabe cuáles son nuestras necesidades y Él se adelanta a ellas. ¿Por qué recorrió toda Galilea? El salió y recorrió toda Galilea por amor y compasión a los que se pierden y a los que sufren. Dejándonos con esto ejemplo. ¿Cómo así? Debemos ir a los lugares cercanos a uno para hablar la Palabra de Dios. Posteriormente Jesús le dará a la iglesia la comisión de predicar el evangelio en Jerusalén, en Samaria y hasta lo último de la tierra. Aplicado hoy día sería: mi familia inmediata (mis hijos, esposa, esposo, los que viven bajo mi techo, mi hermanos, primos, mis vecinos, mis compañeros de trabajo, la comunidad alrededor de la iglesia, etc.). Ve por amor a las almas perdidas, ve por compasión a los que sufren y lleva contigo el evangelio del reino.

II. Sanar

            V. 23c-24.  Jesús vino sanando toda enfermedad y dolencia. Cada una de estas actividades evidenciaba que el reino se había acerado.

            El versículo 23 es un resumen del ministerio de Jesús: enseñar, predicar y sanar. El versículo 24 es explicación de lo que significa sanar toda enfermedad y dolencia. Y el versículo 25 es el alcance de la fama que tuvo Jesús. Aquí tenemos el ministerio de Jesús en su momento de gloria o fama. El cual no durará mucho.

            Hermanos, Jesús vino a sanar toda enfermedad y dolencia. Su obra de sanidad era una ilustración del poder del evangelio, del poder sanador de su Palabra, del poder sanador de su obra de salvación. Jesús vino a revertir los efectos de la caída. El no solo vino a tratar con la culpa del pecado sino también con la miseria del pecado. Sus actos de milagro fueron parte de su ministerio de compasión a la humanidad caída.

            Pero fueron hecho también para confirmar que Jesús es un enviado de Dios, un profeta de Dios y por tanto tienen que oír su mensaje. Confirman que Jesús es el Profeta enviado por Dios. Lo dijo así Nicodemo en Juan 3:2 “Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.” Juan 5:36 “Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado.”

            Y revelan algo más. Revelan el poder de Jesús como el único salvador del mundo. Hermanos, tales milagros de sanidad nos enseñan algo grande: solo Jesús puede sanar las enfermedades de nuestra alma. Las enfermedades del cuerpo son un mensaje: el mundo yace bajo la maldición fruto del pecado. Así como la fiebre da un mensaje: aquí hay algo que no está bien. Tales enfermedades físicas dan un mensaje: aquí hay algo malo: estamos bajo la maldición de Dios. Nuestra alma está enferma. ¿Enferma de qué? Enferma del pecado. ¿Quién puede curar tal enfermedad mortal? Solo Jesús. Solo El tiene poder sin límite. Lo vemos porque El sanó inmediatamente toda enfermedad. El sanó toda clase de enfermedades. Y Mateo las enumera para que no halla duda al respecto.

            Y nos dice que Jesús sanó diversas enfermedades. Por ejemplo: sanó dolencias o males. La palabra en griego es kakos: males. Es sinónimos de enfermedades. Como cuando decimos me siento mal, kakos. Sanó a los atormentados. ¿Qué significa? La palabra en griego es [βάσανος,] dolor severo, posiblemente crónico, intenso y angustiante. Esa persona vive atormentada por ese dolor. No la deja vivir. Sanó a endemoniados. Poseídos por demonios. Posteriormente hablaremos más sobre esto. Pero no olvidemos, Satanás es un ser real y él puede habitar en una persona. Jesús los sanó. Sacó los demonios de esas personas. Sanó a lunáticos. Lit. azotados por la luna. La idea es de enfermedades mentales. Posiblemente epilépticos. O los que padecen de convulsiones. En Mateo 17:15 se usa la misma palabra y la descripción de lo que ocurrió es evidencia de epilepsia. Sanó a paralíticos, sea incapacidad muscular y esqueletal.

            Y nos dice Mateo que todos ellos fueron sanados. Jesús es nuestro sanador. El sana enfermedades físicas, emocionales o espirituales. La autoridad de Jesús no tiene límites ya que sanó a muchos de todo tipo de enfermedades y condiciones.

            Mira su misericordia y su poder. El vino y sanó totalmente, no parcial mente sino totalmente.  El sanó gratuitamente. Él fue a buscar a los necesitados. Él fue, él salió. El buscó. El sanó a todos sin importar su raza, condición económica o social. El es el Salvador del mundo.  ¿Y nosotros saldremos de las cuatro paredes? ¿Haremos llevar esa palabra por medio de libros, sermones, tratados, testimonios, biblias? ¿Oraremos por la conversión de nuestros hijos, cónyuges, familiares, vecinos, amigos? ¿Les traeremos la palabra a ellos? ¿Iremos a ellos o haremos algo distinto a lo que Jesús hizo: nos sentaremos a esperar que lleguen? Espero que no.

III. Fama

            Mateo nos dice que la fama de Jesús se extendió por Siria, la parte norte de Palestina, un área pagana. Y también nos dice en el V. 25 que se extendió por Decápolis. ¿Decápolis? Se llaman así porque son 10 ciudades o pueblos al este de Galilea. Y su fama se extendió “al otro lado del Jordán”, es decir, a la Transjordania, a la parte este del río Jordán, y en tiempos bíblicos llamada Perea. Lo que está al oeste del Jordán se llama la Cisjordania. Allí está Jerusalén, Belén. etc.

            Nos dice Mateo que “Y le siguió mucha gente”. Pero no todos los que lo siguieron eran verdaderos discípulos. Muchos responden al evangelio por muchas razones. Muchos porque buscaban liberación de alguna aflicción del cuerpo o de la mente, pero no del pecado. Lo mismo sucede en nuestros días. Muchos vienen a las iglesias buscando liberación de sus problemas, de sus necesidades, pero no quieren admitir que su problema mayor es el pecado. Ese es nuestro problema principal y nadie absolutamente nadie puede sanarnos de él excepto Jesús.

            Hermanos, Jesús para enseñar y predicar acerca del evangelio. La iglesia que sigue a Cristo se esmerará en enseñar y predicar. Y saldrá de las cuatro paredes para proclamar que solo Jesús sana de toda clase de pecado: sea alcoholismo, fornicación, idolatría, odio, envidia, egoísmo, egocentrismo, maldad, adulterio, homosexualismos, soledad. Como dijo Jesús en Juan 4:13-14 “Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”

Sermón: Mateo 4:18-22 Pescadores de Hombres

Mateo 4:18-22 “Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. 19 Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. 20 Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. 21 Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. 22 Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.”

 

            Yo he conocido a personas que son apasionadas por la pesca. Ellos se desviven por la misma. Yo nunca he pescado. La pesca no es algo fácil. Se requiere mucha paciencia, arduo trabajo y muchas veces se trabaja mucho y se logra poco o nada.

            En los tiempos bíblicos la región de Galilea era una rica en la pesca. Se habla de que habían 20 áreas dedicadas a la misma. La red que mayormente usaban era la que es circular de 20 a 25 pies a la cual amarraban plomo en los extremos para que al lanzarla al lago se desplegara y se hundiera atrapando a los peses en el camino.

            En el pasaje que tenemos Jesús ha iniciado su gran ministerio en Galilea. Y de las primeras cosas que Jesús hace es escoger a aquellos que no solo van a ser sus discípulos sino también aquellos que van a llevar a todas partes el mensaje de salvación. Jesús vino a establecer el reino de Dios aquí en la tierra. ¿Cómo lo iba a hacer? No lo iba a hacer solo. Cómo lo hace. Jesús, el Rey, expande su reino por medio de discípulos totalmente comprometidos con él. A ellos él llama. Y ellos responden sin demora a su llamado.

            Veamos en primer lugar el llamado.

I. Llamado

            Mientras Jesús caminaba junto al mar de Galilea, llamado en la Biblia el mar de Cineret y el de Tiberias, el cual no es un mar sino un lago de aproximadamente 13 millas por 7, vio a dos pares de hermanos, a Simón llamado Pedro y a Andrés su hermano y a Jacobo hijo de Zebedeo y a Juan su hermano. Simón y Andrés echaban la red al mar porque eran pescadores. Y Jacobo y Juan remendaban sus redes, porque eran pescadores y las estaban arreglando luego haber pescado. Y ambos grupos de hermanos Jesús los llamó. Y les dijo: “Venid en pos de mí”. ¿Qué quiso decir Jesús con estas palabras? Lo primero que debemos entender es que éste no es un llamado general a la fe en Cristo. Ya estos hermanos conocían a Jesús posiblemente un año antes y habían sido convertidos. En Juan 1:40-42 se nos dice lo siguiente: “Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. 41 Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). 42 Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro)”. Y aunque conocían a Jesús ellos habían continuado con su modo de vida el cual era ser pescadores de profesión. ¿Entonces qué tenemos aquí en Mateo 4:19? El llamado de Jesús a estos discípulos lo es al ministerio de la Palabra, en este caso al apostolado y no solo al discipulado. ¿Por qué Jesús llama a algunos a ser apóstoles? Jesús, el Rey, ha comenzado a predicar el evangelio del reino. Él ha comenzado a llamar a los pecadores al arrepentimiento. El reino de los cielos se ha acercado con la venida de Jesús. La salvación ha llegado con la venida de Jesús y la respuesta correcta es arrepentirnos de nuestros pecados. Jesús vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Esa es la voluntad de Dios. Ese es el plan eterno de Dios realizado en la historia. Pero para llevar a cabo ese ministerio de expandir su reino Jesús escoge sus primeros discípulos y los hace ministros de la Palabra, apóstoles, para que ellos sean el medio primordial para la salvación de pecadores.

            De este pasaje aprendemos que no todos son llamados a ser pescadores de hombres como ministros de la Palabra. El contexto del pasaje es el llamado que Jesús hace a ciertos discípulos a los cuales hace apóstoles. No todos fueron llamados a ser apóstoles sino dentro de los discípulos a solo 12 de ellos.

            Hermanos, todo ministro de la Palabra ha sido llamado a ser pescadores de hombres. Han sido llamados a ser el medio principal para llamar a los pecadores a la conversión y salvación. De aquí hermanos cuán importante es ese ministerio. No es un ministerio inventado por los hombres. Fue Jesús mismo quien escogió a sus discípulos y los hizo ministros. Lo mismo pasa ahora. Jesús llama a algunos para ser sus ministros para la salvación de pecadores. Por eso Jesús les dice: “Y os haré pescadores de hombres”. Hermanos, solo Jesús hace ministros de la Palabra. Jesús es quien llama a algunos al ministerio de la Palabra. Es El quien les capacita con dones y gracias que los capaciten a servir. Y Él lo hace porque como Rey El expande su reino por medio de sus discípulos y especialmente por medio de sus ministros. Jamás despreciemos tal ministerio que es un ministerio que revela el deseo de Jesús de salvar pecadores.

            Hermanos, el ministerio existe para evangelizar y discipular a los convertidos. Jesús les llamó para ser pescadores de hombres, es decir, para que se dediquen a evangelizar.  El ministerio existe para la gloria de Dios, para que Dios sea adorado aquí en la tierra y luego en los cielos. Pero tal adoración no existe sin adoradores. Y nadie es adorador sino solo los convertidos. Por eso el ministerio existe para el ser medio para que Dios sea adorado aquí en la tierra por medio de los pecadores que son salvados. Jesús extiende su reino por medio de sus discípulos que Él llama a la salvación. Y especialmente extiende su reino por medio de sus ministros.

            Vemos que Jesús nos enseña que la manera correcta de llevar a cabo este ministerio es seguir a Jesús. “Venid en pos de mí”. Lit.: “Sigue detrás de mí”. Y para ello debemos preguntarnos: ¿Mi pastor sigue a Jesús en su ministerio? ¿Lleva a cabo su llamado en imitación a Jesús?

            Hay algo más. Jesús les dice que le sigan, y esto implica discipulado. ¿Qué es un discípulo? Un discípulo es un seguidor de Jesús. Uno que se dedica en cuerpo y en alma a aprender a vivir, a pensar, y a hablar como Jesús habló.  Un discípulo es un creyente. No se puede ser creyente sin ser discípulo de Cristo. Todo ministro es un discípulo y un creyente. Y todo creyente es discípulo aunque no sea ministro de la Palabra. Pero no se puede ser creyente sin ser discípulo. Ha diferencia de los demás rabís o filósofos que los discípulos escogen su maestro, es Jesús quien escoge sus discípulos. Es El quien los llama así. Y es a ellos que El les da el privilegio de conocerle salvadoramente. Y ellos son sus discípulos. Ellos tienen la responsabilidad de aprender de Cristo. ¿Qué cosa? Todo lo que Cristo ha revelado en el Antiguo y Nuevo Testamento. O como Jesús dijo: ellos deben guardar todo lo que Jesús les ordenó que aprendieran. Como dice Mateo 28:19 “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”.

            Y estos que Jesús llama responden al llamado de Cristo. ¿Cuál fue su respuesta?

II. Respuesta

            ¿Cuál fue su respuesta? Total dedicación al ministerio. V. 20 “Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.” Seguir a Cristo como ministro requiere total dedicación al ministerio. Para ellos conllevó el dejar su profesión segura y embarcarse en un trabajo arduo e inseguro. Conllevó cambiar totalmente su modo de vida para seguir el llamado de Jesús.

            Pero hay algo más. El llamado de Jesús va por encima de trabajo secular y deberes familiares. V. 22 “Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.” Jacobo y Juan no solo dejaron al instante, con prontitud, sin demora, la barca, es decir, su profesión como pescadores sino dejaron también a su padre, a su familia con miras a seguir a Jesús. Fidelidad a Jesús requiere que lo pongamos a El por encima de nuestras relaciones personales. Claro está, ellos no lo hicieron alocadamente. Ellos no abandonaron a su padre y que Dios reparta suerte. Su padre Zebedeo pertenecía a la clase media baja porque nos dice Marcos 1:20 que Zebedeo tenía empleados bajo su cargo, “Y luego los llamó; y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, le siguieron.”

            Hermanos, Jesús expande su reino por medio de discípulos totalmente comprometidos.

            Iglesia de Cristo mira el amor de Jesús en su deseo de salvar a pecadores. Antes de ser cristiano tú eras como un pez en el agua. El agua era tu ambiente. Pero era un agua de pecado. Y cual pez nadabas en esa corriente de pecado. Y cual pez tu destino era ser pescado para ser matado y consumido, para ser destruido. Pero Jesús en su misericordia vino a pescarte. Pero no para matarte sino para darte vida. Y su misericordia sobre este mundo se ve que El llama todavía a discípulos como ministros para ser el medio por el cual los pecadores son pescados, son llevados al reino de Dios.


III. Aplicación

            Jesús llama a cada uno de los creyentes a ser su discípulo. Discípulo y creyente son sinónimos en la Biblia. No se puede ser creyente sin ser discípulo. Tú eres un discípulo de Cristo y como discípulo Jesús te llama a un total compromiso con la extensión del reino. ¿Por qué? Porque Jesús extiende su reino por medio de discípulos totalmente comprometidos. Si tú no estás totalmente comprometido con extender el reino de Jesús estás faltando a Jesús. Porque Jesús llama a todo discípulo a un total compromiso con extender su reino. Esto no es solo de los ministros de la Palabra.

            Antes de que Andrés fuera un apóstol él llevó a su hermano Pedro a los pies de Jesús. Ya lo vimos en Juan 1:41 “Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo).” De igual manera la mujer samaritana cuando Jesús se revela como el Mesías nos dice Juan 4:28-30 “Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: 29 Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo? 30 Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.” Cuando Cornelio mandó a buscar a Pedro para que le hablara el mensaje de salvación que un ángel le había dicho ¿Qué hizo? Fue diligente y mandó a buscar a toda su familia y amigos para que oyeran el evangelio de parte del apóstol Pedro.  Hechos 10:24 “Al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos.” Podemos seguir multiplicando pasaje tras pasaje probando que Jesús extiende su reino por medio de discípulos totalmente comprometidos con el reino.

            Por tanto hermanos, qué estás haciendo para extender el reino de Jesús. Jesús vino por amor a ti y dio su vida para salvarte. ¿Salvarte de qué? De la ira de Dios, de una justa condenación. Y él llama a discípulos como ministros para ser el medio principal para pescar a pecadores. Pero tú también tienes una responsabilidad de extender su reino. Da por gracia lo que por gracia has recibido. Esa es también tu responsabilidad. Sé como Andrés, sé como la mujer Samaritana, sé como Cornelio. Muestra el mismo amor salvador de Cristo a los perdidos que están cerca de ti. Jesús tuvo compasión de ti cuando estabas perdido. Es hora de que muestres esa misma compasión por los que se pierden sin Cristo.

            Pero alguien me dirá: ¿yo no sé como hacerlo? Ni los apóstoles tampoco. Por eso Jesús les dijo yo os haré pescadores de hombres. Jesús les proveyó entrenamiento. Jesús los preparó para la tarea. Él les discipuló. Hermanos, esta iglesia provee preparación al mismo de muchas maneras. Cada vez que vienes a la iglesia eres expuesto a la enseñanza del evangelio por medio de la predicación, el estudio bíblico y la escuela dominical. Y esto te prepara para entender mejor el evangelio para poderlo compartir. El Espíritu Santo está en ti que te capacita para entender y amar a Jesús y su evangelio. Pero aparte de eso hay un ministerio de evangelismo en la iglesia que te capacita cómo hacerlo. ¿Qué vas a hacer al respecto? Honra a Jesús, demuéstrale tu amor y agradecimiento al ser un discípulo totalmente comprometido con expandir el reino de Jesús porque ese el medio que El utiliza. Nosotros somos el medio para salvación. No seas hallado falto para con Jesús. Nunca es tarde para poner por obra la voluntad de Dios.

            Quiera Dios que podamos como creyentes hacer nuestras las palabras de Proverbios 11:30 “El fruto del justo es árbol de vida; Y el que gana almas es sabio.” No solo sabio. Es fiel a Jesús.

Sermón: Hechos 6:1-7 La Importancia del Oficio Diaconal

Hechos 6:1-7En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria. 2 Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. 3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. 4 Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. 5 Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; 6 a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos. 7 Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.”

 

            La Biblia nos enseña que Dios cuida de toda su creación. Que su bondad y misericordia se extienden a todas sus criaturas. Él hace salir su sol sobre justos e injustos. Pero la creación revela que hay miserias en este mundo: hambruna, pobreza, enfermedades, etc. Y esto aún dentro de la iglesia, entre el pueblo de Dios. Nuestro Dios demuestra su cuidado y amor por nosotros y su misericordia por medio de muchas maneras. Una de ellas lo es el ministerio diaconal. Esto hace del mismo un oficio súper importante en la iglesia.

            Pero ¿en qué consiste la importancia del oficio diaconal? De nuestro pasaje podemos decir que su importancia se basa en cuatro cosas:

I. La Naturaleza de su oficio

            1. Preservar la paz y la unidad en la iglesia

            Hubo un conflicto en la iglesia. Hermanos, no hay iglesia libre de problemas y de quejas. ¡Y esta es una iglesia dirija por los apóstoles! ¿Cuál es el conflicto? Al principio del nacimiento de la iglesia de Jerusalén todos los hermanos vendieron sus propiedades y las donaron a la iglesia. Los apóstoles estaban encargados de administrar y distribuir a los miembros de la iglesia tales bienes según sus necesidades. Pero qué pasó. La situación se agravó. ¿Por qué?  La iglesia ha crecido grandemente. Y las cosas se salieron de control. Entonces V. 1 “hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria.” Los judíos de habla griega o prosélitos de habla griega (gentiles que aspiraban a judaizar) estaban murmurando, quejándose y criticando contra los judíos de habla hebrea. ¿Por qué? Las viudas de los judíos de habla griega no estaban recibiendo adecuadamente la distribución diaria, es decir, la comida diaria, o el dinero diario que necesitaban. Así que hay conflicto. Hay desunión. Y aunque Jesús vino a traer unión y reconciliarnos no solo con Dios sino unos con otros la murmuración y las quejas siempre están presentes en todas las iglesia.

            Es en ese contexto que Dios dirige a la elección de los primeros diáconos en la iglesia. Así que la importancia del oficio diaconal se desprende de que son un instrumento de Dios para preservar la unidad de la iglesia.

            2. Servir a los necesitados

            Podríamos decir que éste es de la esencia del ministerio. Ellos fueron escogidos de entre la iglesia para servir a los necesitados dentro de la iglesia. Ellos iban a ayudar “la distribución diaria.” Iban V. 2 a “servir a las mesas”. Es un trabajo arduo, amplio, difícil pero súper importante.

            Hermanos, el pecado ha traído miserias en este mundo. Siempre tendremos necesitados, siempre tendremos pobres, siempre tendremos enfermos en medio nuestro. Y todos ellos deben ser atendidos. Dios instituyó el oficio diaconal para ser un medio, a través de la iglesia, de demostrar la compasión de Jesús sobre los que sufren, los necesitados. Desde el AT Dios proveyó para ellos. Levíticos 23:22 “Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu siega; para el pobre y para el extranjero la dejarás. Yo Jehová vuestro Dios.” Y el ministerio de Jesús incluyó proveer para ellos. Jesús enseñó a sus discípulos a ser desprendidos hacia el necesitado. Mateo 5:42 “Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.” Lucas 3:11 “Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.” Así que la importancia del oficio diaconal se ve en que demuestra de forma visible y palpable la compasión de Dios por todos los que sufren.

            Pero hay algo más. La importancia del oficio diaconal lo vemos también porque ellos:

            3. Sirven al Ministerio de la Palabra

                        Los apóstoles dijeron que tales necesidades deben ser suplidas, pero no a costa del descuido de lo más necesario: la predicación de la Palabra. V. 2 “Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas.” V. 4 “Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.” Así que el ministerio diaconal existe para que los ministros se dediquen al ministerio de la Palabra y la oración. ¡Cuán importante es esto! Los diáconos son una ayuda indispensable para que los pastores puedan tener más tiempo disponible para dedicarse de lleno al ministerio de la enseñanza, la predicación de la Palabra y una vida de oración.

            No solo la importancia del oficio diaconal se ve de la naturaleza de su oficio sino también del carácter piadoso que deben poseer los que aspiran al mismo.

II. El carácter piadoso

            El hecho de que los diáconos no son pastores no significa que la piedad o santidad de vida no sea importante. ¡Su carácter piadoso es medular! Por eso Lucas nos dice que los que son seleccionados a tal oficio deben poseer los siguientes requisitos.

            1. piedad externa:

                        ¿Qué significa? a. varones de buen testimonio. Deben ser hombres en primer lugar, varones. Y deben tener buen testimonio tanto dentro como fuera de la iglesia. Ellos representan a la iglesia. Ellos demuestran el amor de Dios y de la iglesia hacia los que sufren y tienen necesidades. Y por tanto no pueden ser personas de mala reputación con la comunidad.

            Y también deben poseer piedad interna. ¿En qué consiste? V. 3 “llenos del Espíritu Santo y de sabiduría” ¿Qué significa? Según Efesios 5:18-19 ser llenos del Espíritu Santo es estar bajo el control del Espíritu de Dios. Y solamente estamos bajo el control del Espíritu Santo cuando nuestra vida es controlada por la Palabra de Dios. Cuando vemos el fruto del Espíritu Santo en esa persona. Y vemos el carácter de Cristo en sus vidas. Son confiables, honestos, compasivos, tiernos, que se identifican con el que sufre, discretos, serviciales, que gobiernen bien sus casas. En fin que reúnan en ellos los requisitos que Pablo enumera en 1 Timoteo 3:8-13. Y que haya en ellos sabiduría, que posean las destrezas necesarias para poder llevar a cabo su ministerio.

            La importancia del ministerio diaconal lo podemos ver también en la solemnidad de su ordenación.

III. La solemnidad de su ordenación

            Luego de que fueron seleccionados 7 hombres al oficio de diácono y todos ellos judíos de habla griega, nos dice el V. 6 “a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.” Estos diáconos fueron ordenados por los ministros de la Palabra, los apóstoles. Y se dio una ceremonia de ordenación. Los apóstoles oraron, sin lugar a dudas pidiéndole a Dios que los bendiga y les capacite para el trabajo al cual han sido llamados. Y luego les impusieron las manos como señal de ordenación y consagración simbolizando que recibían las gracias del Espíritu para llevar a cabo tan importante y difícil oficio. Ellos fueron separados a parte para el mismo. Con esto vemos la solemnidad y la importancia del oficio diaconal. No es cualquier cosa. Es un don de Jesús para la iglesia el oficio diaconal.

            La importancia del oficio diaconal lo que vemos también en la cosecha espiritual que se dio en conexión con tal elección.

IV. La cosecha espiritual

            V. 7 “Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.” ¿Qué tiene que ver este versículo 7 con los primeros seis versículos? Hermanos, la conjunción griega “kai” que se traduce como “y” conecta el versículo 7 con lo anterior. La ayuda que proporcionan los diáconos al ministerio pastoral de la iglesia es instrumento para el crecimiento de la iglesia. Hermanos, la iglesia creció gracias a que los diáconos liberaron a los ministros de tales tareas necesarias para que ellos pudieran dedicarse a la oración y a la Palabra.

Aplicación:

1. Iglesia el oficio diaconal es un don de Jesús para ti. Es nuestra responsabilidad reconocer a tales hombres como dones de Dios. Ellos están a cargo del ministerio de misericordia en la iglesia. Es un reto grande. Es un trabajo arduo. Requiere de la iglesia que su oficio sea reconocido y honrado por todos nosotros.

2. Siendo una trabajo arduo, sensitivo en cuanto cubre las finanzas de la iglesia, en cuanto involucra el bienestar económico, social, emocional y físico de los miembros de la iglesia requiere que toda la iglesia ore constantemente por ellos. Así como la oración acompañó su ordenación de igual manera la iglesia debe acompañar a tales oficiales públicos apoyándolos por medio de la oración.  

            Así que la importancia del oficio diaconal lo vemos en la naturaleza de su oficio, en el carácter piadoso de los que son así escogidos, en la solemnidad de su ordenación y en la bendición que trae sobre la iglesia el mismo.

Sermón: Lucas 17:11-19 ¿Cómo cultivar un espíritu agradecido?

Lucas 17:11-19 “11 Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.  12 Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos 13 y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! 14 Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. 15 Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, 16 y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. 17 Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? 18 ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? 19 Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.”

 

            Hace unos años atrás una niñita se me fue detrás de mí cuando le había dado un dulce y me agarra por el pantalón y me dice: Gacias. Era para comérsela. Se fue detrás de mí para darme las gracias por el solo hecho de que le había dado un dulce. Cuan correcto fue esa actitud de ese casi bebé. Y cuán saludable es que cultivemos en nuestros hijos y en nosotros y espíritu de gratitud. Sobre todo un espíritu de gratitud a Dios por todo lo que El ha hecho por nosotros.

            En este pasaje del evangelio según San Lucas tenemos la base fundamental para que nosotros cultivemos este espíritu de gratitud a nuestro Dios. Veamos la historia y su desarrollo.

I. Una terrible enfermedad

            Jesús iba camino a Jerusalén como parte de su plan para redimir a los pecadores y dar su vida en sacrificio. Y pasaba entre medio de Samaria y Galilea. Y allí se encuentra con unas personas que están bien enfermas. Lo primero que nos llama la atención es el hecho de la terrible enfermedad que padecían estos diez hombres. Según Lucas ellos padecían de lepra. La lepra es conocida hoy día como “Hansen's disease”. Es una enfermedad sumamente terrible. Es contagiosa. Afecta principalmente la piel aunque también los órganos internos. Produce que la persona se le deforma la piel por medio de la destrucción de tejidos en los cartílagos nasales y de las orejas, apareciendo en fases avanzadas como la típica "facies leonina", caracterizada por múltiples nódulos diseminados en la cara y pabellones auriculares, pómulos pronunciados debido a la infiltración reactiva inmunológica. También hay afectación difusa de los nervios periféricos con pérdidas sensoriales. Se les puede caer la oreja sin que ellos se den cuanta o lo sientan porque han perdido toda sensibilidad. Su cuerpo ha comenzado a podrirse y expele mal olor. Y esta condición puede durar entre 5 a 20 años.

            En el libro de Levítico capítulos 13 y 14 se dan muchos detalles acerca de la misma y cómo deben ser tratados estas personas. El sacerdote, como una de sus funciones, tiene la responsabilidad de evaluar a la persona para determinar si tenía lepra o no. Los leprosos eran separados de la sociedad. No podían tener contacto con nadie. No podían trabajar. Estaban separados de su familia, de sus esposas e hijos. Y no podían tampoco participar de las actividades del templo. Eran ritualmente inmundos. No moralmente inmundos pero sí ritualmente inmundos. Y cuando se acercaban a alguien tenían que gritar inmundo. Nos dice Levíticos 13:45-46 “45 Y el leproso en quien hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡Inmundo! 46 Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y habitará solo; fuera del campamento será su morada.”

            Y aunque la palabra leproso en la Biblia se usa para referirse a diversas enfermedades y no necesariamente a la lepra o “Hansen's disease”, lo cierto es que la vida de estos 10 leprosos era una vida miserable. Era una vida horrible. Estaban separados de la sociedad, de sus familias, del de proveer para sí mismo y los suyos el pan de cada día. Eran rechazados socialmente. Por eso dice el versículo 12 “Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos”. Se pararon de lejos porque la ley les obligaba a mantener distancia para evitar todo contagio y contaminación ritual. Que triste es esa condición.

            Y cuando ellos vieron a Jesús V.13 “…alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!” Al ver a Jesús ellos alzaron la voz, ellos gritaron. Me imagino en desesperación. Y aunque Lucas no dice qué le pedían a Jesús con esas palabras, creo que todos estaríamos de acuerdo que la petición de ellos era: Jesús, maestro, sánanos. Límpianos de esta terrible enfermedad. Sácanos de esta miseria. La misericordia de Dios es dirigida a los que están en miserias: a los que sufren, lloran, están desconsolados, deprimidos, angustiados.

            Ellos vieron en Jesús no meramente un maestro. La palabra traducida maestro aquí no es la que comúnmente se usa en griego [didaskalos]. La palabra aquí es [epístate] que significa jefe, amo. Y es sinónimo de Kúrios (Señor, Propietario) y de [Déspotes] gobernante absoluto.  Para ellos Jesús no era cualquier cosa. Ellos vieron en Jesús a aquel que tenía poder sobre las enfermedades, poder sobre nuestro cuerpo, capaz de revertir era terrible y mortal enfermedad.

            Hermanos, en medio de toda aflicción nuestro primer recurso siempre debe ser Jesús. No solo para sanidad sino para santificación. Por encima de nuestros males y problemas se para la obra de gracia que nos santifica, es decir, transforma nuestro carácter, transforma la manera en que vemos los problemas, cambia la manera en que nos enfrentamos a los problemas. Nos da la fortaleza espiritual, emocional de Jesús. Hermanos, no hay nada terrible que pase en tu vida que no puedas hallar en Jesús a un salvador.

            De esa terrible enfermedad Lucas nos muestra…

II. La increíble misericordia de Dios en Jesús

            Lo interesante del caso es lo que Jesús les dice: V. 14 “Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes.” Fíjate que Jesús no ora por ellos. Jesús no les pone algo sobre su piel. Jesús no los toca como en el caso del leproso en Lucas capítulo 5. Oh hermanos, cuán importante es esto. Dios trabaja de maneras diversas con las personas. Su fin es el mismo pero sus métodos son distintos. Nadie tiene el derecho de cuestionar y demandar a Dios que haga siempre las mismas cosas para todo el mundo. Jesús es soberano y él hace su voluntad sobre nosotros de la manera que él vea conveniente. ¿Por qué? ¿Por qué Jesús hizo esto de esa manera? Por varias razones: (1) Para que ellos pongan su fe, no en los medios sino en el autor de salvación o sanidad. Para que pongan su fe en Jesús. (2) Para probar su fe. Fíjate que Jesús les dice que obedezcan a sus palabras: “Id, mostraos a los sacerdotes.” Les pide obediencia antes de que ellos sean sanados. ¿Por qué? Para probar su fe. Obediencia a las palabras de Jesús era una prueba de caminar por fe y no por vista. ¿Necesitaban ellos ver para poder obedecer? No. ¿Necesitaban ellos estar sanos primero para luego obedecer? No. Dios pide de nosotros absoluta confianza a sus Palabras aun antes de que El nos dé lo que le pedimos.

            Y nos dice Lucas que ellos obedecieron. Ellos creyeron a las palabras de Jesús. Ellos tuvieron fe en que si Jesús lo ordenaba así, eso era lo que debían hacer. Y nos dice Lucas V. 14 “Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.” Fe y obediencia precedieron al milagro. ¿Cuándo distinto es a lo que muchas veces nosotros esperamos? “Señor cuando hagas el milagro entonces yo te serviré”. Pero Dios nos llama a confiar plenamente en El aun antes de que El nos conceda las peticiones de nuestro corazón. Nuestra guía de obediencia no es lo que Dios hará sino obedecer lo que El ya ha revelado en su Palabra. Por eso Deuteronomio 29:29 dice “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.”

            Cuán grande e increíble es la misericordia de Dios. Ellos clamaron por misericordia y eso es lo que Dios por gracia le da. Es una misericordia gratuita. Si no fuera gratuita no sería misericordia. Y su misericordia alcanza la magnitud de su enfermedad. Así como la misericordia de Dios alcanza y sobrepasa la magnitud de nuestro pecado.

            Nos dice Lucas que tan pronto fueron sanados uno de ellos regresó a Jesús y le adoró. Solo uno de ellos demostró poseer fe salvadora.

III. Lo inmerecido de la gracia

            ¿Qué movió a este leproso a regresar a Jesús? Lucas nos dice V. 15 “Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz,”. Uno de ellos vio que había sino sanado. ¿Significa que los otros eran ciegos? Sí, pero no de los ojos. Ellos también vieron que habían sido sanados. Pero solo este extranjero realmente vio. Este ver no es algo solo de la vista sino del corazón. El vio. El vio la misericordia tan grande que Dios había hecho con él. Y regresó a adorar a Dios. El demostró que poseía fe salvadora y los otros no.

            ¿Cómo lo sabemos? Por lo que él hizo. La fe salvadora se manifiesta con un corazón que adora a Dios. Este leproso al ver la increíble misericordia que Dios había tenido con él no podía sino adorar a Dios. Y vino “glorificando a Dios a gran voz,”. Todos aquellos que Dios salva se convierten en verdaderos adoradores de Dios. V. 18 “¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?”. Jesús nos dice que el Padre viene a buscar a verdaderos adoradores. Juan 4:23 “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.”

            Segundo, la fe salvadora se manifiesta en una vida de agradecimiento a Dios. V. 16 “y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias”. ¿No fueron sanados los otros nueves? ¿No recibieron de parte de Dios misericordia? ¿Por qué no vinieron a Jesús a darle gracias? Yo creo que pensaban que se merecían tal obra de sanidad. Solo cuando el extranjero ve que ha sido sanado es que regresa a darle gloria a Dios y a adorar a Jesús. Los otros no tenían ojos espirituales para ver. Pensaban que se merecían tal bendición de Dios. En cambio, el extranjero vio su sanidad. Vio quién lo había sanado. Comprendió lo que Dios había hecho en su vida. Lo había sanado de una enfermedad terrible. Y al verse sanado no podían hacer otra cosa que darle gracias a Jesús. La fe salvadora se manifiesta en una actitud de agradecimiento a Dios por su misericordia. Por eso Jesús le dice en el V. 19 “Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.” Y aunque la palabra salvado en griego [σέσωκέν] en ciertos contextos se refiere a la sanidad física y no espiritual. Aquí no cabe la menor duda se refiere a ser salvo del pecado.  

            Lo interesante del caso no es solo eso sino también quién es la persona que ha sido salvada. El es un extranjero. El era un samaritano. Los otros nueve eran judíos. Para los judíos los samaritanos eran una raza indigna. En cambio fue un samaritano y no un judío quien se salvó. Hermanos, Dios no tiene una raza predilecta. El es misericordioso con todos. El es compasivo con los que sufren. El es compasivo con los menospreciados de la sociedad, con los pobres, los cojos, los ciegos. Para toda clase de personas y razas llegó el evangelio de Cristo. No solo para los ricos y poderosos. No solo para los inteligentes, los que visten bien, los que en la sociedad son considerados las buenas personas, los hijos buenos e hijas buenas. El evangelio viene para todos porque todos estamos en la misma condición: somos pecadores y estamos destituido de la gloria de Dios, estamos separados de Dios, bajo su ira y maldición.

            ¿Cuál es la causa del agradecimiento a Dios y a Jesús de este samaritano? El ver que solo la misericordia de Dios lo había sanado. El se vio indigno de recibir esa gracia. Dios no tenía la obligación de sanarle. Muchos eran leprosos y nunca fueron sanados. Pero Dios mostró su misericordia con él y lo sanó. Los otros pensaban que se lo merecían pero él por la gracia de Dios vio que no es así. ¿Qué nos enseña Jesús? Nos enseña que solo en proporción como uno ve la inmerecida misericordia de Dios sobre nosotros es nuestro sentido de agradecimiento a Dios.

            Hermanos, Jesús vino a sanarnos de nuestra lepra, la lepra del pecado. Tú eras ese leproso samaritano. Y Jesús te ha sanado totalmente. El no tenía el deber de hacerlo. Pero lo hizo de pura misericordia y compasión por ti. ¿Cuán agradecidos eres de la salvación que Jesús te ha dado? ¿Somos gradecidos realmente? ¿Realmente lo somos? Si realmente lo eres cuán distinto debes ser. Cómo entonces te acercarás a adorar a Dios. Cómo entonces servirás a Dios en la iglesia. Cómo entonces amarás a tu prójimo. Cómo entonces criarás a tus hijos. Cómo entonces caminarás todos los días de tu vida. ¿Realmente estamos agradecidos o creemos que lo que Dios ha hecho con nosotros es poca cosa? ¿Le daremos gracias con la boca y no con todo nuestro ser? Medita por un momento: cuán agradecido yo estoy de que Dios me salvara. Y si lo estoy, cómo esto se debe traducir en mi forma de vida, en mi adoración a Dios, en mi servicio en la iglesia, en mi servicio al prójimo, en mi anhelo por aprender acerca de Dios, en mi obediencia a la ley de Dios.

            Hermanos, Dios nos ha colmado de bendiciones todos los días de nuestra vida. Nos ha dado esposos, hijos, casas, trabajos, la vida, salud, familia, comida, un techo, una cama, amistades, etc. Y con todo eso le servimos poco. ¡Le devolvemos poco a lo que Dios nos ha dado! ¿O es que creemos que todo lo que tenemos nos lo hemos merecido? Todo esto nos debe llevar a demostrarle a Dios nuestro agradecimiento no solo de palabras sino de ellos y en verdad. Se debe traducir en una vida donde Dios sea lo primero sobre todo: sobre el trabajo, los estudios, la comodidad y el descanso, sobre nuestras esposas(os), sobre nuestros hijos, en fin sobre todo. Se debe traducir en una plena satisfacción de Dios.

            Quiera Dios que cada uno de nosotros medite en la horrible enfermedad que es el pecado, lo poderoso que es Jesús como salvador y la actitud agradecida que cada día debe crecer en nosotros por todo lo que Dios ha hecho con nosotros, por nosotros y en nosotros.  

Sermón: Mateo 2:13-23 Dios se burla de sus enemigos

Mateo 2:13-23 “13 Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. 14 Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, 15 y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo. 16 Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos. 17 Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: 18 Voz fue oída en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, Y no quiso ser consolada, porque perecieron. 19 Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, 20 diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño. 21 Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel. 22 Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá; pero avisado por revelación en sueños, se fue a la región de Galilea, 23 y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno.”

 

            “Cuando yo muera, yo quiero la muerte de por lo menos un líder de cada familia para que así toda la nación haga lamentación durante mi muerte”. Esta orden fue dada a los soldados romanos por Herodes el Grande antes de morir. Gracias a Dios nunca fue puesta en acción.

            Esa es la clase de hombre que fue Herodes el Grande. Un hombre que mandó a matar a tres de sus hijos y a su esposa por mera sospecha de traición. Por eso no es nada extraño que él hubiera dado orden de matar a los niños menores de dos años en Belén y en las ciudades alrededor. Y aunque no hay evidencia externa, no hay récord alguno de esa matanza, no deja de ser cierta por el hecho de la clase de hombre que era Herodes el Grande.

            Desde Génesis vemos cómo la simiente de la serpiente busca por todos medios destruir a la simiente de la mujer. El no desea que nazca el Salvador del mundo. El va a mover cielo y tierra buscando frustrar los planes salvadores de Dios. Pero Dios es Rey soberano. Y su plan de redimir a la humanidad jamás sería impedido. Dios se propuso redimir a la humanidad por medio de uno que fue menospreciado, por medio de un que sufrió incluso desde la misma niñez. El mundo odia a Dios, pero Dios vence. Veamos esa lucha y su resultado.

I. El Mundo busca Matar al Mesías

            Si nos fijamos bien en toda esta perícopa, es decir, en toda esta sección hay un énfasis en la muerte. La palabra muerte o palabras relacionada se mencionan en este pasaje unas siete veces. V. 13 “Herodes buscará al niño para matarlo.” V. 15 “y estuvo allá hasta la muerte de Herodes”. V. 16 “se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años”. V. 18 “Y no quiso ser consolada, porque perecieron”. V. 19 “Pero después de muerto Herodes”. V. 20 “vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño.”

            ¿Por qué se menciona tanto esto? Porque el mundo odia al Rey Jesús. El mundo busca destruirlo. Y su odio es tal que no pueden estar tranquilos hasta tanto lo logren.

            Después que los magos se apartan de Jesús un ángel le habla en sueños nuevamente a José y le dice que tienen que huir de allí hacia Egipto. ¿Por qué? Porque Herodes buscará al niño para matarlo. ¿Por qué huir a Egipto? Egipto se había convertido en un centro de refugio para los judíos desde hacía mucho tiempo. Estaba fuera de la jurisdicción de Herodes. Y se calcula que había una comunidad de un millón de judíos viviendo allí para esa época.

            Y José como un hombre justo que era no chistó en obedecer. Ya hemos visto su carácter. Tres veces en esta pequeña sección se menciona lo pronto de José en obedecer. Ese es el carácter de un genuino hijo de Dios. Si Dios ha hablado ¿quién soy yo para no obedecer con prontitud? El no le importó lo difícil que era la tarea: la de tener que huir en medio de la noche, la de abandonar a prisa su modo de vida, la que realizar un viaje arduo con un niño pequeño, la de vivir como fugitivo. La prontitud de su obediencia revela la reverencia y respeto que debe caracterizar a todo hijo de Dios. El no consultó con carne ni sangre. El solo obedeció.

            Cuando Herodes se vio burlado por los magos ordenó la muerte de todo niño menor de dos años no solo en Belén sino en las ciudades o pueblos de su alrededor. ¿Qué habían hecho estos niños: posiblemente entre 12 a 20 niños para merecer ese trato de Herodes? La respuesta es ninguno. Pero este pasaje nos enseña que el mundo odia tanto a Jesús y su reino que están dispuestos a cometer los crímenes más inhumanos e injustos posibles con tal que Cristo no reine. ¿Acaso no sucede eso en nuestros días de cómo el mundo persigue a los cristianos y se levanta contra todo lo que tiene que ver con Jesús y sus leyes? La semana pasada mataron a varios cristianos cópticos en Egipto. ¿Por qué? Por ser cristianos, por ser seguidores de Cristo, por proclamar el evangelio de Jesús. Hace dos meses atrás liberaron por medio del presidente Trump a un pastor evangélico que llevaba ministrando 20 años en Irán y fue acusado de ser espía. Y recientemente encarcelaron a otro ministro evangélico en Irán con cargos parecidos. ¿Quiénes son ellos? Ellos son tus hermanos. Ellos son en un sentido carne de tu carne y hueso de tus huesos. ¿Sufres cuando sufren? ¿Te afliges de su aflicción? ¿Dónde está nuestro sentido de catolicidad, de que somos una sola iglesia, la Iglesia de Cristo? ¿Qué podemos hacer? Orar por ellos. Estar pendientes de sus ministerios. Apoyar sus ministerios.

            Después de vivir un tiempo en Egipto, de haber consumido los regalos que les trajeron los magos y de José haber conseguido un trabajo allí, se le aparece un ángel a José en sueños y le dice que regrese a Israel. Y José busca regresar de nuevo a Judea, posiblemente a Belén. Pero viendo que a la muerte de Herodes uno de sus tres hijos, Arquelao, el más sanguinario de los tres, tuvo temor y dirigido por una revelación se fue a vivir a Nazaret, de dónde él y María eran.

            ¿Por qué esa decisión? En parte, porque entendían que Arquelao, quien poseía el mismo corazón sanguinario de su padre buscaría a Jesús para matarlo. Arquelao se convirtió en etnarca (un título por debajo de rey) con la promesa de César de hacerlo rey si gobernaba bien. Nunca lo logró porque era un hombre terrible como administrador y sanguinario sin piedad alguna. Una vez ordenó la muerte de 3 mil judíos sin pensarlo dos veces. Por eso “reinó” o gobernó por 10 años y los romanos lo depusieron.

            Pero aunque el mundo odia a Jesús y no desea que El reine sobre ellos. Decimos que…

II. Nada Impide que Dios Cumpla sus Planes

            Todo el énfasis de este pasaje lo es en cómo Dios cumple sus planes por encima del odio y la oposición del mundo. Tres veces en este pasaje se nos dice que esto ocurrió para que se cumpliese lo que Dios ya había revelado.

            El primero que se menciona es la huida de Jesús a Egipto, V. 15 “y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo”.  Su huida a Egipto nos dice Mateo no ocurre por la casualidad (no hay casualidad en un mundo gobernado por Dios) sino para que se cumpla lo que Dios había revelado al profeta Oseas en Oseas 11:1. Y sin entrar en muchos detalles exegéticos, el énfasis de Mateo es así como Dios llamó al pueblo de Israel a que saliera de Egipto para preservar su vida de igual manera yo he llamado a Jesús, el verdadero Israel, a Egipto para preservar su vida.

            Hermanos, nada de lo que sucede, sucederá y sucedió en la vida de Jesús fue por pura casualidad. Todo es parte del plan soberano de Dios. Aún aquellas cosas que parecen impensables, horribles e injustas han sido orquestadas por Dios para la salvación de tu vida, oh creyente. De igual manera suceden muchas cosas en nuestra vida que no podemos entender y hemos tomado muchas decisiones que han sido acompañadas de mucha inseguridad. Con todo si miramos atrás podemos ver la mano de Dios guiando nuestra vida. En estos días se anunció el cierre de tres tiendas de K-mart. Una de ellas es la de San Patricio. Esa era la farmacia que Irma iba a trabajar si aceptaba la oferta de trabajo. En cambio ella optó por trabajar en la cárcel, con menos salario, pero libres los fines de semana, especialmente los domingos. Cuando miramos el anuncio podemos decir Dios la dirigió a la cárcel. Posiblemente si hubiera escogido K-mart estaría hoy desempleada. Dios dirige nuestras vidas así como dirigió la vida de Jesús para preservar su vida.

            El segundo cumplimiento se da con referencia a la masacre de los niños en Belén y en sus alrededores. Y nos dice Mateo V.17-18 “17 Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: 18 Voz fue oída en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, Y no quiso ser consolada, porque perecieron.” Nos dice Mateo que esto que ocurrió es en cumplimiento de lo que dijo el profeta Jeremías en Jeremías 31:15. Veamos el pasaje. Jeremías habla en ese pasaje con respecto al exilio del pueblo de Israel hacia Babilonia. Raquel es considerada la madre de la nación judía así como Jacob o Israel es su padre. Su lloro es la angustia y sufrimiento de que sus hijos o sus descendientes de Israel serán “destruidos” al ser llevados cautivos a Babilonia. Pero el pasaje en Jeremías habla también de una restauración del pueblo de Israel. Así que esta profecía se da en el contexto de la esperanza de restauración. Miremos Jeremías 31:16-17 “Así ha dicho Jehová: Reprime del llanto tu voz, y de las lágrimas tus ojos; porque salario hay para tu trabajo, dice Jehová, y volverán de la tierra del enemigo. 17 Esperanza hay también para tu porvenir, dice Jehová, y los hijos volverán a su propia tierra.”  ¿Qué es lo que Mateo quiere enseñarnos? D.A. Carson: “Por encima de las lágrimas derramadas en Belén por el crimen atroz, el Mesías ha escapado de Herodes y al final reinará.” Hermanos, nada frustra el plan. Y todo esto nos debe recordar el Salmo 2 que hemos venido estudiando. Aunque las naciones todas se unan contra Jehová y su Ungido, Jehová se burlará de ellos y pondrá siempre su Rey en Sion.

            ¿Qué nos enseña todo esto? Nada frustra lo que Dios ha preparado para ti. El envió a su Hijo para salvarte y El lo logró. El ha enviado a su Espíritu para santificarte y lo logró. Y todos los planes de Dios para tu vida son en Jesús el Sí y en El Amén. Y aunque el mundo y Satanás e incluso nuestra propia carne busquen frenar los planes de Dios jamás lo lograrán. Nada ni nadie evitará que Dios te bendiga y te lleva a la gloria.

            Y en tercer lugar…

III. El Plan de Salvación lo es por Jesús el Menospreciado

            El mundo tiene una idea de cómo debe ser el Salvador de la humanidad. Si Jesús es el Salvador él debe ser una persona de bonita apariencia, de físico corpulento, capaz de dominar a sus enemigos por la fuerza, haciendo que todos vean su fama y poder.

            En cambio Dios nos revela que el Salvador de nuestra vida fue un hombre experimentado en quebrando. El vino para sufrir. Ni Herodes, ni los líderes judíos le dieron la honra que él merecía. Desde niño ha estado sufriendo. No nació en un mesón sino en un establo. Su cama fue un pesebre, el lugar en donde se le pone comida a los animales. Fue perseguido desde niño. Y fue a vivir a Nazaret ¿para qué? V. 23 “para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno.” No hay un pasaje en el AT en donde se citen estas palabras. Pero todo los profetas anunciaron que el Mesías sería despreciado. El no viviría en Belén, en la ciudad del gran rey. El viviría en Nazaret, un lugar menospreciado. Esto nos debe recodar las palabras de Isaías 53:2-3 “Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. 3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.” Pero este que ha sido odiado y menospreciado por el mundo entero ha venido a ser cabeza del ángulo. Y es por su muerte y resurrección que el mundo puede tener vida eterna.

            ¿Sabes qué? A veces nosotros podríamos también menospreciar a Jesús. El se acerca a nosotros por medio de su Palabra. Él se acerca a nosotros por medio sus promesas, él se acerca a nosotros por medio de la morada de su Espíritu Santo, él se acerca a nosotros por medio de los sacramentos, él se acerca a nosotros al contestar nuestras oraciones. ¿Y cómo nosotros nos acercamos a Jesús? Nos acercamos a Jesús cuando, cuales José, somos prontos en obedecer; cuando creemos a sus promesas; cuando nos identificamos con él y sin temor decimos yo soy cristiano; cuando acudimos a El para que nos salve de toda angustia, temor, tentación, pecado, ira, depresión, etc.  

            El mundo odia a Jesús y busca por todos los medios que él no reine. Pero aunque el mundo busca destruirlo los planes salvadores de Dios siempre se cumplen por medio de Jesús. Y aunque por muchos es menospreciado para nosotros Jesús es nuestro Rey. El es nuestra vida.

Sermón: Hechos 2:42 Aprendiendo del Pasado para Vivir el Presente


Hechos 2:42 “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.”

 

            Hace un tiempo atrás vi la película “Fifty first Dates” (Como si fuera la primera vez) de Adam Sandler y Drew Barrymore. En esta película Drew sufre un accidente de carro que le afectó su memoria. Su memoria le dura un solo día. Al otro día ella no se acuerda de nada de lo que pasó en ese día. Es borrón y cuenta nueva. El día presente no existe en su memoria ya que todo los día comienza en cero. O más bien 13 de octubre de 2002 porque ese fue el día del accidente. En la película había otro que su memoria le duraba 10 segundos. Cada 10 segundos hacía borrón y cuenta nueva.

            Imagínate esa condición. El tiempo presente desaparece.

            Hoy nosotros celebramos el aniversario número 13 de la formación de la Iglesia Presbiteriana Ortodoxa Jesús es la Verdad. Dios nos ha traído hasta aquí. Y nos ha traído hasta aquí para que nos preparemos hacia al futuro. Y no hay mejor manera que prepararnos para el futuro que mirar al pasado para aprender del mismo para vivir el presente. Solo así nos preparamos para el futuro. Aprendamos hoy del pasado para vivir mejor el presente para prepararnos para el futuro.

            Y que mejor manera de ver el pasado que mirar la forma en que la iglesia apostólica, guiada por los apóstoles y el Espíritu Santo, hacía las cosas. Así que hoy vamos a aprender del pasado para poder vivir el presente y así prepararnos para el futuro.

            Tenemos aquí los cuatro elementos característicos del discipulado de la iglesia del primer siglo.  Describe la dedicación, devoción de los primeros cristianos en el culto público. ¿Qué fue lo que caracterizó a la iglesia apostólica? La iglesia apostólica se caracterizó, en primer lugar por la…

I. Dedicada Recepción de la doctrina

            Lo primero que menciona Lucas aquí es la perseverancia en la doctrina de los apóstoles. ¿Qué significa esto? La palabra perseverancia conlleva la idea de dedicarse, consagrarse, de persistir en algo, de ser constantes en algo. Una mejor traducción sería: “ellos se dedicaban continuamente”. ¿A qué? A todo esto.

            Lo interesante del caso no es que los apóstoles predicaban la Palabra. Ellos aprendieron de Cristo que la predicación de la Palabra es el corazón y vida de la iglesia. Ahora bien, lo que se enfatiza aquí es la vida de los primeros cristianos. Vemos aquí cómo el Espíritu Santo llevó a la iglesia en conjunto con los apóstoles a esta forma de vida y profesión de fe. La iglesia estaba expuesta a la enseñanza o predicación constante de la doctrina o enseñanza apostólica. Esto es lo primero que se menciona porque es lo más importante. La iglesia es fundada sobre esa Palabra. La iglesia no existe sino por la predicación de la Palabra de Dios. Por encima de la lectura de la Biblia es la predicación de la Palabra el medio de gracia principal. Por milenios la iglesia solo tenía la predicación de la Palabra. La creación de la imprenta es del siglo 15. La iglesia no comenzó a existir desde el momento que Gutenberg inventó la imprenta. La iglesia comenzó a existir desde el momento que la Palabra de Dios fue predicada y los pecadores recibieron esa Palabra.

            Lucas aquí nos describe la actitud de la iglesia desde sus inicios. Y nos dice que la iglesia, los primeros convertidos se caracterizaron porque perseveraban, se consagraban, se dedicaban, persistían y eran constantes en aprender todo lo que los apóstoles enseñaban. Lo que Lucas describe no es lo que los apóstoles hacían. Ellos predicaban la Palabra. Lo que Lucas describe es la actitud del pueblo de Dios ante esa enseñanza apostólica: ellos se esforzaban, se esmeraban en aprender todo lo que los apóstoles les enseñaban. Había fervor y dedicación a todo lo que se les enseñaba.

            Hermanos, mira la misericordia de Dios: él hace que su Palabra sea predicada en medio nuestro. El les da maestros que la enseñan. El nos da su Espíritu Santo para ser guiados hacia la verdad. ¿Y qué Dios espera de nosotros? El espera que recibamos esa Palabra. El espera que perseveremos, que nos consagremos, que procuremos hacer todo lo posible por aprender esa Palabra.

            Entonces, evalúa cómo antes te acercabas a escuchar esa Palabra. Posiblemente te acercabas con ansias de conocer más y más. Te esforzabas en estar presente, a estar atento, a memorizar lo que se te enseñaba. ¿Y ahora cuál es tu actitud ante esa Palabra? ¿Has crecido en la manera en que estás recibiendo esa Palabra? ¿Estás más atento? ¿Hay más hambre de aprender? ¿Vienes a la iglesia con un corazón dispuesto a aprender? ¿Te has movido más rápido a aprender y a poner por práctica lo que has aprendido? ¿Tienes la actitud del salmista cuando dice en el Salmo 119:60 “Me apresuré y no me retardé En guardar tus mandamientos.”?

            Así que los primeros cristianos se dedicaban y ponían como prioridad aprender de la predicación y enseñanza oficial de la iglesia de labios de los apóstoles.

            Pero también perseveraban en..

II. Comunión unos con otros

            En el griego no dice comunión unos con otros sino a la comunión, koinonía. ¿Qué significa esto? El contexto de la sección nos enseña lo que significa esta palabra. Veamos el V. 44 donde dice: “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas;” Los hermanos llenos de fervor por lo que Dios había hecho con ellos lo demostraron en unirse juntos para adorar a Dios, lo demostraron en comer juntos y en compartir de sus bienes materiales. En otras palabras, estos creyentes demostraron que había una unión de amor entre ellos fruto de la obra del Espíritu Santo. Y manifestaron que El los había unido como una sola iglesia. Y que la iglesia no es otra que la comunión de los que han sido salvados por Cristo. Y esta comunión consistía en estar junto. En compartir con los demás lo que Dios les había dado. Había un sentido de unidad, de que somos una sola familia. Que lo mío no es para mí solamente sino para los demás.

            Mirando al pasado para vivir el presente. ¿Cómo era antes tu vida en la iglesia? Posiblemente te encantaba estar con tus hermanos y cuando los llamabas hermanos, era con profundo sentido de hermandad. Buscabas visitarles. Les contabas lo que habías leído y estabas aprendiendo. En los cumpleaños invitabas a tus hermanos de la iglesia. Si ibas a la playa los invitabas también. Te sentías parte de la familia. Si no te llamaban tú les llamabas.  Podías decir que la iglesia es una gran familia. ¿Y ahora? ¿Llamas a los hermanos? ¿Procuras reunirte con ellos? ¿Procuras reunirte y hacer parte de ti a los demás?

             Siempre hay unos hermanos que son más cercanos que otros. Eso es común y eso en sí mismo no es malo. Jesús tenía un círculo intimo de apóstoles: Pedro, Juan y Jacobo. Pero para Jesús todos sus discípulos son sus hermanos. El dio su vida para formar una iglesia alrededor de Él. El vino a formar un cuerpo, no partes separadas de un cuerpo. El vino a formar una familia, la familia de la fe. El construye su iglesia que no es otra cosa que un edificio espiritual. Pero un edificio no es un solo bloque o una sola piedra. Está compuesto de piedras vivas. La iglesia no es un solo creyente. Yo he escuchado de hermanos creyentes decir: yo soy la iglesia. Pero eso no es cierto. La iglesia no es una sola persona. La iglesia siempre es descrita en términos plurales. Es un rebaño en donde hay muchas ovejas y un solo pastor. Es un edificio compuesto de muchas piedras. Es un cuerpo que posee muchos miembros y cada uno es miembro uno del otro.

            ¿Así te ves tú? ¿Sacas tiempo para llamar a los hermanos, buscarlos, compartir con ellos? Alguien pudiera decir: es que no me llaman, es que no me buscan. Si alguien se siente así debemos ver si ponemos en orden las cosas y hacemos nuestro lo que es la comunión de los santos. Y si te siente así has lo que Cristo hizo: el vino a buscar a los que no le buscaban. Pablo dice en Romanos 3:10 “no hay justo ni aún uno, no hay quien busque a Dios”. Pero Cristo vino a buscar y a salvar a los que no le buscaban. Nos dice el apóstol Juan en Apocalipsis que Jesús vino a buscar a una iglesia y les tocó la puerta para invitarles a tener comunión con Él. Apocalipsis 3:20 “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” No nos enchismemos si no nos llaman, seamos ejemplo y oremos para que haya más koinonía en medio nuestro.

            Los cristianos no solo se consagraban a la enseñanza apostólica sino también perseveraban en tercer lugar en…

III. La Celebración de la Santa Cena

            “…en el partimiento del pan”. Hay un pequeño reto aquí. ¿Qué significa el partimiento del pan? ¿Se refiere esto a una comida privada o la Santa Cena? No es fácil de contestar ya que Lucas no especifica. Es altamente posible que se refiera a una cena en la cual compartían juntos los cristianos. Y sabemos que esta comida era llamada el ágape. Y al final de la misma se participaba de la Santa Cena. Así que yo entiendo que la referencia lo es al ágape que participaban en la iglesia apostólica y que terminaba con la Santa Cena. Que incluye la Santa Cena se desprende de los siguiente. En primer lugar, en el griego el artículo definido precede a la palabra pan por tanto especifica que los cristianos participaron del pan que fue puesto aparte para la celebración de la Santa Cena. La idea la captura Pablo en 1 Corintios 10:16 “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?” En segundo lugar, el partimiento del pan se menciona dentro de la secuencia de la enseñanza de los apóstoles, la koinonía y las oraciones como parte del culto público de la iglesia. Por lo tanto hace más sentido verlo como una expresión sencilla de llamar la Santa Cena por la iglesia. En el culto la Santa Cena siempre iba acompañada de la predicación del evangelio y las oraciones.

            Así que los creyentes perseveraban, se dedicaban a la participación de la Sana Cena. Para ellos no era meramente comer pan y tomar vino. Para ellos era la comunión de la sangre de Cristo y la comunión del cuerpo de Cristo. Era una celebración, una fiesta cristiana.

            Aprendiendo del pasado para vivir el presente, ¿cuán celoso eras ante de la participación de la Santa Cena? Cuando se anunciaba la Santa Cena era para ti la cosa más seria y solemne que había. Procurabas prepárate durante la semana y el día anterior. Nos alimentamos de Cristo por la fe por medio del Espíritu Santo. Era un gozo, un privilegio. Teníamos presente el cuidarnos de no tomar indignamente la Santa Cena.

            ¿Y ahora cuán celoso eres de prepararte para tomar la Cena del Señor? ¿Se ha convertido en ti en un ritual meramente o en un medio para tener comunión con Cristo, alimentarte del poder de su muerte y virtud de su resurrección? ¿Te preparas de ante mano? ¿Es la Sana Cena eucarística para ti (de acción de gracias)? ¿Sales lleno de Cristo al tomarla o sales igual de vacío? Entonces debes consagrarte más y más.

            Jesús en su amor por ti instituyó la Santa Cena como un alimento espiritual para tu alma. Con ella Jesús sella en el corazón del creyente las promesas del pacto de gracia: esta sangre se derramó para salvarte. Es como si Jesús dijera: “Tú no la derramaste: yo la derramé por ti y para ti. Todos tus pecados yo he limpiado. Y así como di mi vida, ahora en la Cena te doy de mi vida: mi cuerpo y sangre para alimentarte espiritualmente para la salvación”.

            Así que los primeros creyentes se dedicaban a aprender la doctrina apostólica, a vivir como una verdadera familia en koinonía y a participar de la celebración la Santa Cena. Y también…

IV. A los cultos de oración

            “…y a las oraciones”. Lucas aquí utiliza el artículo definido y el nombre en plural: las oraciones. ¿A qué se refiere? Puede referirse a dos cosas. Una, puede referirse a que los cristianos usaban las oraciones modelos que los judíos utilizaban. Ellos las incorporaron en los cultos de oración. Tal práctica viene desde el AT. Por ejemplo la oración de Ana la mamá del profeta Samuel, en 1 Samuel 2:1-10 es un ejemplo claro de usar una oración modelo para orar. O puede referirse, en segundo lugar, a los cultos de oraciones que se realizaban el cual era una práctica común de los judíos. Un ejemplo lo tenemos en Hechos 3:1 “Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración.” O puede referirse a ambas cosas a la misma vez. Es decir, los cristianos se dedicaban constantemente a cultos de oración y en ellos utilizaban oraciones modelos para orar a Dios.

            La iglesia era una iglesia de oración. El libro de los Hechos contiene muchos ejemplos de cultos de oraciones por la iglesia. Ya vimos Hechos 3:1. Y podemos mencionar Hechos 1:14, 24; 4:23-31; 6:4,6; 12:5,12; 13:2-3; 14:23; 16:13,16,25; 20:36; 21:5. Los cultos de oración abundaban. Y más aún cuando la iglesia comenzó a ser perseguida.

            Y si miramos el pasado para vivir el presente, ¿acaso asistir al culto de oración no era algo importante para ti? ¿Orar era como respirar: algo natural y placentero? ¿No había ese deseo de aprender cómo orar mejor?

            Los cultos de oración caracterizaban a la iglesia del primer siglo. Ellos sabían que no podían avanzar sin oposición, sin problemas y que el arma por excelencia que tenían era la oración. Y ellos tomaban en serio las Palabra de Jesús que decían en Mateo 18:19 “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.” ¿Puedes decir que hoy día valoras más los cultos de oración que antes? ¿Es que yo no puedo conducir de noche? Es cierto, pero otros pueden llevarte. ¿Es que Puerto Rico cada día es más peligroso de noche? No solo de noche sino también de día, entonces no salgamos nunca. Pero por encima de esa realidad en que vivimos nosotros confiamos en la protección de Dios. ¿No creemos en que Dios nos cuida? Seamos precavidos pero sobre todo confiemos en Dios. Encomienda a Dios tus caminos y El enderezará tus veredas.

            En nuestra celebración de los 13 años de existencia como iglesia hay muchas cosas buenas que se han hecho. En muchos aspectos estamos mejor que hace 13 años atrás. Pero nuestro modelo a seguir para el futuro no es únicamente lo que hicimos en el pasado sino lo que Dios espera que seamos. En este pasaje vimos lo que caracterizó a la iglesia apostólica. Ellos son nuestro modelo para seguir. Ellos nos ayudan a poner las cosas en la justa perspectiva. Si esto que hemos estudiado hoy está presente aquí nos capacitará para mayores logros en el futuro bajo la bendición de Cristo. Aprende del pasado para vivir el futuro. Persevera en aprender la doctrina bíblica que aquí se enseña, adéntrate más en esta familia, prepárate para la Cena del Señor y su adoración y haz todo lo posible por estar presente en los cultos de oración. Solo así estaremos preparados para enfrentar el futuro que Dios tiene preparado para esta hermosa congregación. Amén.

Mateo 1 y 2 ¿Cómo conozco la voluntad de Dios?

Mateo 1 y 2

 

            Continuamos con nuestro estudio de todo el evangelio de Mateo. Ya hemos estudiado todo el capítulo 1 y parte del capítulo número dos. Me acerco a este sermón partiendo de la premisa de que has estado aquí y has aprendido de los primeros tres sermones y has leído estos primeros dos capítulos. Es por eso que no hemos leído ningún pasaje como siempre hacemos sino que damos por presumido que conoces esa porción de las Escrituras porque has estado aquí.

            Me imagino que a ti te ha pasado como a mí que hemos visto cosas increíbles y sobrenaturales en estos dos capítulos. Y una de las cosas que me ha llamado la atención, y me imagino que a ti también te la ha llamado, es el hecho de que Dios dirigió de una manera sobrenatural la vida y las decisiones de algunos de los personajes bíblicos estudiados. Por ejemplo vimos que Dios en su providencia orquestó el árbol genealógico de Jesús de tal manera que Jesús el Cristo fuera de la descendencia de David y de Abraham según la carne, 1:1-17. Vimos que cuando José había decidido divorciarse de María que un ángel del Señor le habló en sueños sobre lo que Dios estaba haciendo en la vida de ella y su embarazo. Y le reveló cuál debía ser su nombre y su significado, etc. 1:18-25. Vimos también cómo Dios en su providencia dirigió a los magos a Jerusalén por medio de una estrella. Y allí en consulta el rey con los líderes o expertos en la ley de Dios fueron dirigidos a la ciudad de Belén donde la Palabra escrita de Dios, por medio del profeta Miqueas, revelaba que allí era donde nacería el guiador o gobernante que pastorearía al pueblo de Israel, según la versión LBLA, 2:1-12.

            Fíjate cómo Dios dirigió la vida de los descendientes de Jesús, la vida de José y María, la vida de los magos para llevar a cabo la voluntad de Dios. Dios les habló por sueños y ángeles. Dios los dirigió por medio de una estrella. Dios los dirigió por medio de la enseñanza de los líderes del pueblo de Dios.

            Así que la pregunta es obligatoria. ¿Debemos esperar que Dios nos guie de esa manera hoy día? o más bien el punto principal es ¿Cómo yo conozco la voluntad de Dios para mi vida? Ellos hicieron la voluntad de Dios pero fueron dirigidos, guiados por Dios de una manera sobrenatural. Yo también deseo hacer la voluntad de Dios. ¿Cómo yo conozco la voluntad de Dios para mi vida? ¿Debo cambiar de trabajo? ¿Qué debo estudiar? ¿Con quién me debo casar? ¿Cuándo me debo someter a una operación? Son preguntas que todos nosotros nos hacemos a diario.

            Los primeros dos capítulos nos dan la respuesta a ello. Sacando lo que fue exclusivo de ellos ya que el Mesías ya nació y no tenemos que ir a Jerusalén para encontrarlo allí. Contestamos a la pregunta ¿Cómo yo conozco la voluntad de Dios para mi vida?

I. Cuando somos guiados por la Palabra de Dios

            Fíjate que la Palabra de Dios es céntrica en todo lo que se ha estudiado. Dios había prometido que el Cristo nacería de la descendencia de David y de Abraham. Eso es lo que Dios había hablado y revelado desde el AT. A Abraham Dios le dijo en Génesis 22:18 “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.” A David Dios le dijo en 2 Samuel 7:12-13 “Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. 13 El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.” El pueblo de Israel esperaba la venida del Mesías porque Dios lo había dicho que El nacería de Abraham y de David según la carne.

            A José Dios le habló sobre lo que tenía que hacer con María y el niño que llevaba en su vientre. Mateo 1:20 “he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo”. El ángel es solo el instrumento para dar a conocer la voluntad de Dios. Lo que lo guiaba no era el ángel sino la Palabra de Dios que El reveló por medio de un ángel. Lo mismo sucede en la iglesia. Lo que debe guiar a tu vida no es el pastor en sí mismo sino la Palabra de Dios que debe salir fielmente de los labios del pastor.

            Aunque no sabemos cómo los magos del oriente sabían del nacimiento del Rey de lo judíos sí sabemos que el lugar en dónde iba a nacer ese rey era en Belén de Judea porque Dios lo había así revelado.

            ¿Qué nos enseña esto? Nos enseña que la iglesia siempre ha sido guiada por la Palabra de Dios. En tu vida y en la mía debemos ser siempre guiados por la Palabra de Dios. Dios es la verdad y por tanto su Palabra es la verdad absoluta. Dios es el único sabio Dios. El único que es sabio en este mundo. Tenemos confiar en la Palabra de Dios. Lo que tenemos en nuestras manos no es en última instancia la palabra de los hombres sino la misma voz de Dios en forma escrita. No deja de ser Palabra de Dios por ser escrita. Y ella es nuestra guía por excelencia. La iglesia siempre ha sido guiada por la Palabra de Dios. 

            La Palabra de Dios se encuentra hoy día en las Escrituras del A y NT, es decir la Biblia.  Ella nos revela todo lo que es necesario creer para ser salvos y también cómo debemos vivir.

            Pero ¿la Biblia no me dice con quién me debo casar? ¿Ni me dice qué trabajo debo escoger? Es cierto, la Biblia no va a esos detalles específicos. Pero sí da principios generales que son nuestra guía en la toma de decisiones. ¿Cómo entonces yo tomo decisiones? Usando los principios generales de la Biblia. Varios ejemplos, ¿Tengo un examen de matemática mañana y no he estudiado qué debo hacer? ¿Me hago el enfermo? ¿Corto clases?  La Biblia dice: no. No te hagas el enfermo porque la Biblia, la Palabra de Dios dice en el noveno mandamiento: “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”, es decir no mentirás, Éxodos 20:16. ¿El examen es mañana? Sí. Este próximo pasaje debió haber guiado tus decisiones. Proverbios 27:1 “No te jactes del día de mañana; Porque no sabes qué dará de sí el día.” Tú no controlas el mañana ni sabes lo que será el mañana, por tanto como dicen en PR: no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Debiste poner en prioridad tus estudios. No lo dejes para lo último. ¿Pero el examen es mañana? Fájate como nunca antes. Da el todo por el todo. Porque la Escritura dice: “En lo que requiere diligencia, no perezosos”, Romanos 12:11.

            Si te das cuenta la Palabra de Dios es nuestra guía y debe ser nuestra guía en todas nuestras decisiones. La iglesia siempre ha sido guiada por la Palabra de Dios. Pero esto requiere estudio diligente de la Palabra. Esto requiere que sometamos nuestra razón ante Dios y su Palabra. No seamos sabios en nuestra propia opinión.

II. Ponerlo todo en las manos de Dios

            Hermanos, de los primeros dos capítulos podemos ver que Dios dirige este mundo. Dios hace su voluntad incluso por encima del pecado de sus criaturas. Y aunque hay una dirección especial en estos capítulos por el hecho de quién iba a nacer, en la historia de la redención, no deja de reforzar lo que Dios enseña claramente en toda la Biblia: “Jehová reina, regocíjese la tierra”, Salmo 97:1. Nuestra vida está en la manos de Dios. El dirige todos nuestros pasos. Incluso él permite nuestras malas decisiones para enseñarnos con los golpes a vivir para Él.

            Y aunque Dios gobierna a todas sus criaturas y todas sus acciones, El tiene un cuidado providencial especial por ti gracias a la muerte y resurrección de Cristo. El ha planificado el todo de tu vida desde antes de la fundación del mundo. Por amor te llamó a la fe en Cristo, te regeneró, te santifica y te preserva a la gloria eterna. Como dice Filipenses 1:6 “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;” Y esto incluye todo lo que pasa en nuestra vida. Jesús dijo en Mateo 10:29-31 “¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. 30 Pues aun vuestros cabellos están todos contados. 31 Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.”

            Por tanto, ten fe en la Providencia divina. Pero alguien preguntaría ¿pero yo prefiero que me dirija un ángel antes que tomar yo las decisiones? Hermanos, Dios hace las cosas con sabiduría. La dirección angelical, de la manera que vemos en los primeros dos capítulos, es con respecto a la historia de la redención. Dios se aseguraba con esto que nada iba a impedir que el Salvador del mundo naciera de una virgen en Belén de Judea y su entrada al mundo fuera una sobrenatural porque la persona que allí nace no es otro que Dios miso hecho hombre. Pero esa no es la manera común de Dios hacerlo. El desea que tú, quien eres su hijo, confíes plenamente en El como tu Padre. El te da su Palabra como guía y te ha dado una mente para que la uses en entender esa Palabra y la apliques a tu situación particular lo mejor que puedas. Claro está hay un sentido de inseguridad porque nosotros no sabemos qué pasará en el futuro. Pero Dios desea que tengas esa inseguridad en tu vida para que aprendas a descansar en El. Para que puedas decir con el salmista en el Salmo 20:7 “Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria.”

            Confía en la Providencia divina y llévalo todo a Dios en oración. La oración es el reconocimiento de que Dios gobierna este mundo. Es un acto de adoración. Salmo 55: 17 “Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, Y él oirá mi voz”. Llévalo todo a Dios en oración. El es el único que puede anchar tus caminos y es su bendición la que hace la diferencia en nuestras vidas.

III. Traerlo a la consideración de la iglesia

            Uno de los males que hay en nuestra cultura es el individualismo. Yo vivo mi vida como a mí me da la gana. Para ello tenemos que decir: cuidado con el individualismo. Todas nuestras decisiones no solo nos afectan a nosotros solos sino a otros también. Pensar de esa manera individualista no es bíblico, no es correcto. Dice Proverbios 11:14 “Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la multitud de consejeros hay seguridad.”

            Por tanto, es bueno y prudente consultar con hermanos maduros en la fe. No cualquiera sino hermanos maduros en la fe. Hermanos con experiencia y conocedores de la Palabra de Dios. No es buscar quien me dice lo que yo deseo oír sino que me digan lo que necesito oír. Pero con amor, respeto y fundados en los principios de la Palabra de Dios.

            Pero también es bueno y sabio consultarlo con los líderes de la iglesia. El rey Herodes consultó con los líderes del pueblo de Israel para indagar acerca de dónde nacería el Rey de los judíos. Mateo 1:4 “Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.”

            Hermanos, todo nosotros por causa de Jesús hemos sido adoptados como hijos de Dios. Y todos somos hermanos y hermanas los unos de los otros. Somos una familia. Y como familia tenemos que aprender a compartir nuestras cosas. Abrir nuestro corazón a nuestros hermanos. Somos una iglesia. Esto es cómo el Credo de los apóstoles describe a la iglesia: creo en la comunión de los santos. Comunión es en griego kiononía: es una unión en común, implica una relación cercana como la relación cercana entre los esposos. En Hechos 2:42 lo describe como una de las marcas de la iglesia primitiva “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.” El Espíritu Santo nos ha unido en un solo cuerpo y todos somos miembros los unos de los otros. Hay una unidad en el Espíritu en el vínculo de la paz. La iglesia no es la presencia de personas que vienen a adorar juntos. La iglesia es la comunión de los santos. Los santos están unidos. Comparten sus alegrías y tristezas. Por eso debemos valorar tanto el culto de oración porque allí abrimos nuestro corazón a los hermanos y les pedimos: ayúdenme a orar por esto. Que bendición ser parte de una iglesia. Tener hermanos y líderes que cuiden de nosotros. Búscalos, consúltalos. Dios los ha puesto para ayudarte en la toma de decisiones en tu vida.

Mateo 1:18-25 Un Nacimiento Sobrenatural para un Ser Sobrenatural

Mateo 1:18-25 “18 El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. 19 José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. 20 Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. 21 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. 22 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: 23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. 24 Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. 25 Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.”

 

            El nacimiento de un niño siempre es motivo de gran algarabía. Los padres sueñan cómo será este niño. Sus sueños son que será una tremenda persona que vino a traer mucha alegría a la familia. Desean verlo crecer y convertirse en una gran persona. Y que todo en la vida le vaya bien. Entre otras cosas. Para los padres sus hijos son especiales.

            Hoy vamos a hablar de una persona que sobrepasa a todas las demás personas especiales en el mundo. ¿Sabes por qué? Porque Jesús no es cualquier persona. El es el Rey Mesías con derecho al trono de David. Heredero de las promesas hechas a David y a Abraham. Pero para que tengamos una clara concepción de lo distinto que es esta persona a todos los demás, se nos enseña que por medio de su nacimiento sobrenatural se nos revela a una persona sobrenatural. Nuestra salvación depende de que sea así. Jesús es una persona sobrenatural que vino por medio de un nacimiento sobrenatural. Veamos.

I. Un Nacimiento Sobrenatural

            Mateo desea enseñarnos que este Rey Mesías es una persona distinta a todos los demás. El es heredero al trono de David. Él es hijo de Abraham también. Y lo grande de esta persona no solo se limita a su genealogía o árbol genealógico sino a algo más. Uno que viene a poner fina al pecado en el mundo no puede ser cualquier persona. Lo sabemos por la manera en que éste vino al mundo. Jesús vino al mundo a través de un nacimiento virginal o para hablar con más precisión a través de una concepción virginal.

 

            A. La Concepción Virginal (Base Bíblica)

                        Cuando hablamos del nacimiento virginal de Jesús nos referimos a su concepción virginal. Él fue concebido en el vientre de María cuando ésta era virgen.  Muchos niegan que Jesús nació de una virgen. Y piensan que es imposible que esto sea así. Pero hermanos, si Dios es Dios entonces no hay nada difícil para Él. Eso mismo fue lo que Dios le dijo a María en Lucas 1:37 “porque nada hay imposible para Dios.” Aquel que creó los cielos y la tierra con la voz de su poder puede hacer que una virgen conciba. A menos que nuestro concepto de Dios sea de un dios limitado en poder no hay nada irracional en creer en la concepción virginal de Jesús. Nuestra fe descansa en lo que Dios ha revelado en la Biblia. Y todo el pasaje nos enseña que Jesús nació de una virgen. ¿Cuál es la base bíblica?

(1) 1:16 Mateo hace claro que José no es el padre biológico de Jesús. “y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.”

(2) 1:18 hace claro que aunque María estaba desposada con José aún no se había consumado el matrimonio. “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.” En la cultura judía el proceso matrimonial se daba en tres pasos. Los padres eran los responsables de escoger la pareja de su hijo. Dos, se hacía una fiesta de compromiso o desposorio en la cual se intercambiaban regalos como garantía perpetua de su compromiso. Desde ese momento eran llamados esposo y esposa, como lo vemos aquí en el V. 19 “José su marido”. V. 20 “María tu mujer”. Este compromiso no podía ser disuelto sino por medio de una carta de divorcio si alguno de ellos fuera infiel. Duraba un año y al cabo del año se celebrada la boda per se.

(3) 1:20 se le atribuye la concepción al Espíritu Santo y no ha ningún hombre. “no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.” Esta última frase en el griego es [ἐκ πνεύματός ἐστιν ἁγίου]. La preposición “ek” implica fuente u origen. Es decir, la fuente y origen de esta concepción se le atribuye al Espíritu Santo.

(4) El deseo de José de divorciarse de María se basa en que él entendía que ella la había sido infiel.

(5) El evangelio de Lucas lo atribuye también a la obra del Espíritu Santo. Lucas 1:35 “Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.”

            Todo esto demuestra que es la enseñanza bíblica la concepción virginal. Pero esta doctrina fundamental tiene también una base teológica.

            B. La Concepción Virginal (Necesidad Teológica)

            ¿Es necesario creer en la concepción virginal si somos cristianos? Claro que sí. ¿Por qué?

                        1. Es necesario creerla porque es revelada. Hermanos, todo lo que Dios revela en la Biblia debe ser creído. No creer algo que Dios ha revelado es ser desobedientes a su Palabra y autoridad. Si no creemos esto que ha sido revelado que evitará que dejemos de creer cualquier otra cosa que Dios ha revelado. Pero la característica distintiva de todo creyente, de una creyente genuino es que oye la voz de Cristo y le sigue. Oye la voz de Cristo revelada en la Palabra y la obedece. Juan 10:27 “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,”. Así que es necesario que creamos en la concepción virginal de Jesús porque Dios así lo ha revelado.

                        2. Necesaria para la Integridad de la Persona. La concepción virginal era necesaria para preservar el hecho de que la Segunda Persona de la Trinidad se une, no a una persona divina sino, a nuestra naturaleza humana.

                        3. Necesaria para la Obra de Redención. La persona que viene a efectuar la redención no puede ser cualquier persona sino Dios mismo. El ser humano no puede salvarse así mismo. Dios tiene que intervenir en este asunto si va a haber salvación. Y el salvador de los seres humanos tiene que venir al mundo en la misma naturaleza que pecó la humanidad para rescatarla del pecado. Y que fuera santificada esa naturaleza humana por el Espíritu Santo al momento de la concepción para garantizar que el ser que nazca sea santo.

            Por eso Mateo nos quiere enseñar que lo grande esta persona se basa no solo en que es hijo de David e hijo de Abraham sino en el hecho de que ha nacido de una concepción virginal. Jesús nació de una virgen.

            La concepción virginal descansa también en el hecho de que Jesús no es cualquier persona. El es una persona sobrenatural.

II. Una Persona Sobrenatural

            Qué Jesús es una persona sobrenatural lo vemos revelada en su nombre.

            A. Revelada en su Nombre

            A José en sueños se le apareció un ángel. Cuando él ya había decidido lo que iba a hacer Dios intervino por medio un ángel. Y le reveló la voluntad de Él. Le dijo: V. 20-21 “José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” Hermanos, mira lo grande y glorioso que es ese nombre, Jesús. No es meramente el nombre sino lo que ese nombre revela. Jesús y solo Jesús es el Salvador del mundo. Y no solo eso. Hay tres cosas súper importantes en esta oración que no solo el mundo necesita oír sino la iglesia de Cristo también.

            (1) El es Jesús porque él salvará. El salva. El no vino a intentar salvar a los pecadores. El los salva perpetuamente. En su obra de salvación: él no intenta salvar y muchas veces se queda frustrado como el 99% de las iglesias de este país afirma. Mira todas las iglesias que nos rodean. Todas ellas enseñan que Cristo vino a intentar salvar. Que muchos de los que “salva” al final no serán salvados porque pierden la salvación. Pero Mateo nos enseña aquí que él salvará, no meramente intentará salvar, sino que los salvos serán salvados. Su salvación es segura. ¿Es eso lo que se enseña en las iglesias de PR?  Por eso Jesús mismo dijo en Juan 10:27-29 “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.” Ese es el evangelio. Negar esto es presentar un evangelio distinto al que Jesús enseñó. Es negar el poder omnipotente y perfecto de su sacrificio. Es presentar a un Cristo impotente. Es otro evangelio.

(2) El salvará a su pueblo. ¿Quiénes son su pueblo? Su pueblo son sus seguidores. Su pueblo son los que han rendido toda su vida a Jesús. Son los que lo han recibido como su Rey y salvador. El no salva sino a aquellos que él gobierna. El es el salvador de aquellos y solo de aquellos en quienes él gobierna.

(3) Él nos salva de nuestros pecados. Él no nos salva con nuestros pecados sino de nuestros pecados. El no solo hace que los creyentes sean libres de la culpa del pecado y de aquí de lo que merecen sus pecados sino también del poder reinante del pecado. El pecado ya no reina en los corazones de los hijos de Dios. Estará presente pero no reina. Solo los que viven una vida de obediencia a Dios en agradecimiento de la salvación que Dios les ha dado por medio de Cristo son lo que morarán en las mansiones celestiales. Cuán distinto es lo que se predica por ahí. Nosotros predicamos la perseverancia de los santos. Por ahí se predica la perseverancia de los pecadores. “Vive en desobediencia a Dios pero no te preocupes, como aceptaste la oferta de salvación ya eres salvo, no dudes de tu salvación.” ¡Cuán distinto es el evangelio de Cristo! El vino a salvarnos de nuestros pecados no con nuestros pecados.

            Nadie puede lograr tal salvación. Lo glorioso de Jesús es que él salva para siempre. Ni tú ni yo podemos lograrlo. Mi vida es tan frágil y débil que si mi salvación dependiera de mí jamás llegaría a los cielos. Pero Jesús es el Salvador. El salvará para siempre a todos los que se rinden a él con todo su ser.

            La gloria de Jesús no solo se revela en su nombre sino también en su naturaleza.

            B. Revelada en Su Naturaleza

            V. 22-23 “Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: 23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.” José, todo lo que ha sucedido con respecto a María y su embarazo no es algo que ocurrió por casualidad. La obra de salvación no es algo improvisado. La salvación de un alma es tan seria para dejarlo al azar. No. Todo esto ha ocurrido en cumplimiento a lo que Dios había profetizado hace 700 años atrás. Solo un Dios que controla la historia puede anunciar de antemano lo que va a hacer y se cumple. Dios por medio del profeta Isaías había anunciado la venida de este salvador. En Isaías 7:14 Dios le dijo al rey Acaz “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.” ¿Pero cómo Mateo aplica lo que Dios le dijo al rey Acaz, en un contexto histórico en particular, cuando el pueblo asirio iba a invadir a Judá? ¿Cómo Mateo puede aplicarlo aquí a la venida de Jesús? Las señales proféticas en la Biblia tienen dos funciones: una de anunciar para persuadir como cuando Moisés haría la señal de la vara que se convierte en serpiente para persuadir que Dios lo había enviado. Éxodos 4:8-9 “Si aconteciere que no te creyeren ni obedecieren a la voz de la primera señal, creerán a la voz de la postrera. 9 Y si aún no creyeren a estas dos señales, ni oyeren tu voz, tomarás de las aguas del río y las derramarás en tierra; y se cambiarán aquellas aguas que tomarás del río y se harán sangre en la tierra.” Pero hay otra función: la de una confirmación futura, como cuando Dios le dijo a Moisés la señal de que Dios estará con él lo verá confirmado cuando ellos salgan de Egipto para adorar a Dios. Éxodos 3:12 “Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte.”  En otras palabras la profecía de Isaías 7:14 no fungió para persuadir a Acaz de que confiara en Dios sino de una confirmación futura de que Dios iba a estar con su pueblo. 

            La gloria de Jesús se basa no solo en su nombre sino en su naturaleza. El sería llamado Emanuel. El sería reconocido por su pueblo que la encarnación de Dios. La venida de Jesús es la venida de Dios. Su venida marcó una nueva era. Dios cumplió su promesa de realizar su pacto. El había pactado hacer su morada entre nosotros. La venida de Jesús garantiza esta. Su venida lo demuestra. Al ver a Jesús no solo vemos a Dios sino Dios está con nosotros. Dios mismo vino a efectuar la obra de salvación. Emanuel es su título, el título del Redentor. Cristo es Dios. Por eso al ver a Jesús vemos a Dios. Por eso solo él revela al Padre y ver a Jesús es ver al Padre, ya que el Hijo es la imagen del Padre.

            Hay algo importante. No es que Jesús es Dios con nosotros pero al subir a los cielos ya no lo es. No. El es Dios con nosotros. Aunque él se fue con respecto a su naturaleza humana, en su naturaleza divina él sigue con nosotros. El nos dejó su Espíritu Santo el cual mora con nosotros y en nosotros. El se pasea en medio de su iglesia. El jamás a abandonado a su iglesia. Por eso Jesús mismo promete al final de este evangelio en Mateo 28:20 “he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”

            Jesús es una persona sobrenatural porque él es Dios mismo con nosotros. Y lo glorioso de su persona y obra conllevó que viniera al mundo de una manera especial: por concepción virginal. Y no solo eso. Dios determinó que las personas que fueran el vehículo para su nacimiento y crianza fueran personas especiales también. Lo podemos ver en el hecho de María la cual era una mujer piadosa. Y aunque el pasaje no nos dice mucho si nos dice algo. María no se desposó con cualquier persona. Ella estaba desposada con un hombre piadoso. José es descrito aquí como un hombre justo. V. 19 “José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.” Ella no se desposó con un no creyente. Ella no hizo yugo desigual. Ella se comprometió en casamiento con un hombre justo, lo cual significa un hombre fiel en obedecer la ley de Dios. Un hombre misericordioso. La ley demandaba que ella fuera apedreada por su adulterio. Pero la ley daba dos opciones más. Él debía divorciarse de ella. Había un procedimiento público para ello. Pero la ye también permitía un divorcio privado con la presencia de dos o más testigos. José escogió esto último. José era un hombre dispuesto a obedecer a Dios aunque esto implique la burla de los amigos y familiares. Un hombre que sabe que obedecer a Dios debe ser siempre lo primero aunque no lo entienda. Un hombre dispuesto a obedecer a Dios con prontitud. V. 24-25 “24 Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. 25 Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS”.  El versículo 25 nos enseña que José no tuvo relaciones sexuales con María hasta que ella dio a luz. Implicando indirectamente que luego del nacimiento de Jesús María y José vivieron una vida matrimonial como cualquier hijo de vecino. No es pecaminoso que los esposos tengan relaciones sexuales. La idea de la perpetua virginidad de María no es bíblica y se basa en la creencia errónea que la vida célibe es una vida más santa y pura que la vida de matrimonio. Eso es no es cierto. El matrimonio es honroso para todos y el lecho sin mancilla.

            ¿Qué nos quiere enseñar Mateo? Jesús es el Salvador del mundo. Él no es cualquier persona. El es Dios e Hijo de Dios. Y como El es un ser sobrenatural, El vino de una manera sobrenatural, por medio de la concepción virginal. ¿Es esa tu fe? ¿Es ese el Salvador de tu vida?

           

Sermón: Mateo 1:1-17 Principio del Evangelio de Mateo

Mateo 1:1-17 “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. 2 Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos. 3 Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram. 4 Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón. 5 Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí. 6 Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías. 7 Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa. 8 Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías. 9 Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías. 10 Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías. 11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia. 12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel. 13 Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor. 14 Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud. 15 Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; 16 y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo. 17 De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce.”

 

            Hoy comenzamos una nueva serie de sermones dedicados a estudiar a profundidad este hermoso libro del Evangelio según Mateo.

            Ahora bien, por qué Mateo. He escogido a Mateo por varias razones. Uno, porque la iglesia primitiva consideraba que Mateo fue el primero de los evangelios que fue escrito. Hoy día la mayoría de los eruditos entiende que Marcos debió ser el primero. Prácticamente todo el evangelio de Marcos está incluido en el evangelio de Mateo. Pero por muchos siglos la iglesia recurría siempre a Mateo y por los primeros siglos la iglesia de Cristo fue moldeada por el evangelio según Mateo, en su enseñanza, en su adoración y en su catequización de los nuevos convertidos. Así que es un buen criterio para comenzar con Mateo. En segundo lugar, porque si el fin de nuestra salvación es ser conformados a la imagen de Cristo entonces que mejor medio para ser conformados a esa imagen que estudiar con mayor profundidad la vida, ministerio, muerte y resurrección de Jesús. En tercer lugar, porque este evangelio según Mateo es la medicina que el mundo y sobre todo la iglesia de Cristo necesita. Me explico, hay unos énfasis en este evangelio que la iglesia de Cristo del siglo 21 necesita desesperadamente, como por ejemplo: la necesidad de ser discipulada de nuevo, la de hacer suya la ética del reino de los cielos, la de evangelizar, la de defender la fe. Cada uno de esos temas, que tanto necesita la iglesia de Cristo, están contendidas claramente en este libro.

            Nuestro NT comienza con este libro llamado el Evangelio según Mateo. Lo primero que deseo que tengan presente es que hay un solo evangelio. No hay dos ni tres, solo uno. Pero Dios en su misericordia nos ha dado cuatro evangelistas que nos narran la vida y obra del Señor Jesucristo. Cada uno de ellos tiene un énfasis particular. Mateo escribiendo para los judíos presenta a Jesús como el Mesías, el Gran Rey de la simiente de David. Marcos escribiendo para los romanos presenta a Jesús como el Hacedor de maravillas triunfando sobre el pecado y el mal. Lucas escribiendo para los griegos presenta a Jesús como el hombre perfecto, el Salvador universal. Y Juan escribiendo para aquellos que ya tienen un conocimiento salvador de Jesús enfatiza la deidad de Jesús y la gloria de sus obras.

            ¿Quién escribió este evangelio? El libro de Mateo no menciona a su escritor, por tanto es un libro anónimo. Pero desde los inicios se le atribuye este libro al apóstol Mateo, también conocido como Leví. Y aunque originalmente no contenía el encabezado “El evangelio según Mateo” cuando comenzaron a distribuirse los demás, ninguno de ellos fue distribuido sin hacer referencia a su autor. Es decir, cuando comenzaron las iglesias a compartirse los libros: cada uno de ellos circuló con su encabezado indicando el autor del mismo.

            ¿Cuándo se escribió? Los eruditos no saben a ciencia cierta. Solo pueden decir que fue escrito antes de la destrucción del templo por los romanos en el año 70 D.C., porque las predicciones de Jesús en Mateo 24 indican que fue escrito antes de que ocurrieran los mismos. Así que debemos indicar que Mateo escribió su evangelio entre los años 50-64 D.C.

            ¿En dónde lo escribió? Es posible que haya sido escrito en Palestina o más probablemente en Antioquía de Siria, en la parte noroeste de Palestina.

            ¿Cuáles son algunas de sus características?

            1. Es más judaico que los demás evangelistas. El autor procura demostrar que el cristianismo es la continuación del verdadero judaísmo. El escribe para judíos, por eso no explica ciertas prácticas judías como lo hace Marcos. Comienza su genealogía con Abraham en vez de con Adán como hace Lucas.

            2. Está divido en cinco grandes discursos como por ejemplo el Sermón del Monte (cap. 5-7), las Parábolas del reino (cap. 13), etc.

            3. Hay alrededor de 60 citas del AT directa e indirectamente en este libro. Una de las 16 frases enfatiza que lo que ha ocurrido en la vida de Jesús fue el cumplimiento de tal o cual profecía.  

            Entre otras características.

            Ahora bien, cuál es el mensaje de este primer capítulo. Este primer capítulo comienza de una manera distinta a los demás evangelistas. Mateo comienza con una genealogía sobre Jesucristo Hijo de David, Hijo de Abraham. ¿Por qué? No cabe la menor duda que Mateo escribiendo a judíos cristianos desea enfatizar que Jesús es el Mesías prometido y más aún El es el heredero al trono de David. Mira cómo Mateo menciona en primer lugar a David antes que Abraham aunque Abraham vivió antes que David. Mira cómo, aunque esta genealogía menciona a muchos reyes, solo David es llamado el rey en el versículo 6 “Isaí engendró al rey David”.  

            Para nosotros las genealogías son un montón de nombres difíciles de pronunciar y que no tienen ningún valor alguno. Pero si la Biblia es inspirada por Dios y útil para toda buena obra como dice 2 Timoteo 3:16-17 entonces esta porción es útil también. Para los judíos las genealogías eran súper importantes. Cuando iban a morar en la Tierra Prometida la genealogía era importante para ubicarlos en la tierra según su parentela. Y cuando los judíos regresaron de la cautividad babilónica la genealogía fue necesaria para determinar quién eran de la casta sacerdotal para que pudieran ministrar en el templo. Y aquí Mateo desea con esta genealogía demostrar y probar que Jesús es el Mesías esperado, el mesías que necesitamos y que no esperamos a ninguno otro; hijo de David e hijo de Abraham. Veamos.

I. El Mesías esperado

            A. Jesús el Cristo

            Mateo describe al Mesías con respecto a su oficio. Y es descrito de tal manera para nosotros no pongamos nuestra confianza en nadie más.

            Lo primero que podemos ver es su nombre y oficio. El Mesías prometido es identificado aquí como Jesucristo. El Mesías prometido es Jesús el Cristo, nombre y título. Su nombre es Jesús. Ese es su nombre propio pero también su oficio. Él es Jesús el hijo de María y de José; de José por adopción. Fíjate cómo Mateo clarifica esto desde el mismo principio en el versículo 16 “y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.” Fue Jesús quien nació en Belén de Judea. Y fue él quien murió en la cruz. Pero aparte de ser un nombre propio es también su oficio. Su nombre es Jesús que significa Jehová salva. El es el Salvador del mundo. El vino a salvar el mundo. El mundo entero está perdido en sus delitos y pecados. Y él vino a librarnos de lo que nos destruye, el pecado.

            Y para que no tengamos dudas acerca de que El es realmente el salvador, Mateo nos dice que él es el Cristo. La palabra Cristo en griego significa lo mismo que la palabra Mesías en hebreo. Ambas palabras significan: ungido. En el AT solo los profetas, sacerdotes y reyes eran ungidos. Tal unción simbolizaba la presencia y unción del Espíritu Santo para capacitarles para la obra a que han sido llamados. En otras palabras, nuestra fe en Jesús como Salvador descansa en el hecho de que él ha sido capacitado, preparado, ungido con el Espíritu Santo sin medidas para ser el Salvador del mundo. Cuando uno busca un cirujano para operarse generalmente uno busca a aquel que está bien preparado y capacitado para la operación a la cual uno se va a someter. Me imagino que ninguno de nosotros se haría una operación de corazón abierto con un radiólogo. El radiólogo será doctor pero no es un doctor preparado ni capacitado para tal operación. Pero Jesús es el Cristo: él ha sido ungido con el Espíritu Santo, capacitado para ser el Salvador de nuestro corazón, de nuestra alma, de nuestra vida. El es Jesucristo.

            Mateo también lo identifica de otra manera. El es Jesucristo pero también Él es…

            B. Hijo de David

            Mateo escribe principalmente para los judíos cristianos. Y a ellos Mateo les quiere demostrar que Jesucristo no es cualquier persona. Él es Hijo de David y por tanto heredero al trono de David. Aquí hijo significa descendiente. Hijo de David es un término mesiánico. Y la idea detrás es identificar a Jesús como aquél en quien las promesas hechas a David hayan su cumplimiento.

            En el AT Dios había prometido que sobre el Mesías descansaría el reino de Dios. Que Dios levantaría de sus hijos a uno que establecería el reino de David y que cuyo reino permanecería para siempre. Que El sería un Maravilloso Consejero, Dios fuerte, Padre eterno y Príncipe de Paz. Y además dice Isaías 9:7 “Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”

            Y este Hijo de David es además…

            C. Hijo de Abraham

            Fue en Abraham que Dios escogió a su simiente y lo separó de todas las naciones de la tierra. Todos los judíos se identifican como hijos de Abraham. Y fue con Abraham y su simiente que Dios estableció un pacto para bendecir a todas las familias de la tierra. Génesis 22:18 “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra”.

            Por eso Mateo quiere dejar claro a toda la iglesia judía cristiana y gentil que en Jesús todas las promesas que Dios hizo para la salvación del mundo se cumplen en Jesús.

            Pero alguien pudiera decir: pero es que yo no soy judío ni soy descendiente de Abraham. La promesa de Dios a Abraham es que en su simiente: Jesús el Cristo, la bendición de salvación alcanzaría a todas las naciones de la tierra y no solo a los judíos. Dios escogió al pueblo judío para ser el canal por medio del cual vendría el Cristo el Salvador del mundo. Pero eso vemos que Mateo enfatiza la presencia de gentiles en todo su evangelio y finaliza su libro con la Gran Comisión de hacer discípulos a todas las naciones por medio de la Palabra y los sacramentos. El evangelio es para todas las naciones porque Jesús es el Salvador del mundo.

            En otras palabras, Jesucristo es el Mesías prometido que ha llegado. Todas las promesas de Dios referente a este salvador del mundo se cumplen en la persona de Jesucristo. El Mesías prometido ha llegado.

            Pero Mateo desea enfatizar algo más. Jesús no solo es el Mesías esperado sino también…

II. El Mesías que necesitamos

            Mateo no solo desea que sepamos que el Mesías prometido ha llegado sino también que El es el que necesitamos. ¿Cuál es el Mesías que necesitamos? El Mesías que necesitamos es aquel que nos salva de nuestro peor enemigo y destructor: el pecado. Mateo desea señalar desde el inicio que Jesús es este Salvador que tú y yo necesitamos. Nuestra mayor necesidad es ser librado del pecado por encima de cualquier otro mal.   

            A. Salvador del pecado

            ¿Dónde lo vemos? Lo vemos interesantemente en las 4 mujeres que menciona Mateo. Normalmente en las genealogías no se incluyen nombres de mujeres. El hombres es la cabeza de la familia y por tanto los nombres incluidos en las genealogía son los varones. Pero aquí Mateo incluye los nombres de 4 mujeres. Y uno esperaría que Mateo escogiera los nombres de las mujeres más sobresalientes del pueblo de Israel: Sara, Rebeca, Raquel y Lea. Pero Mateo incluye los nombres de mujeres gentiles y de dudosa reputación, como parte de la genealogía de Jesús. ¿Por qué?

            Por varias razones. Una para enseñarnos que el evangelio es para todas las naciones y no solo para los judíos. Pero también, en segundo lugar para enseñarnos que el evangelio es para pecadores. El mundo en que vivimos es un mundo lleno de pecado. Y el evangelio es las buenas nuevas de la gracia de Dios, su misericordia y deseo de salvar a los pecadores de todo tipo.

            Jesús viene a salvar a adúlteros como lo fue Betsabé, la mujer de Urías. El vino para salvar incluso a pecadores que han cometido incesto como lo hizo Tamar quien se acostó con su suegro. El vino para salvar a prostitutas como lo fue Rahab. Jesús vino a salvar a todo tipo de pecadores. No hay pecados que él no pueda perdonar a aquellos que lo confiesan y se arrepienten y prometen no hacerlo más. El vino para salvar a mentirosos como Abraham, adúlteros y asesinos como David. El evangelio es uno de gracia y perdón para pecadores. El no vino a salvar a los justos sino a llamar al arrepentimientos a todo tipo de pecadores y toda clase de pecados. 

            Los planes de Dios no son limitados por el pecado. Su plan es perfecto y se lleva a cabo por encima de la realidad del pecado. Eso lo vemos en el hecho de que Mateo divide la genealogía de Jesús en tres grupo de catorce generaciones. Mateo fue selectivo en hacerlo y es claro que algunos nombres se omitieron en esa clasificación de catorce generaciones del versículo 17. ¿Cuál es el mensaje? En el nacimiento, gloria y caída del pueblo judíos Dios estaba llevando a cabo su plan soberano. Ningunas de las cosas que les sucedieron podían impedir que Dios llevara a cabo su plan de enviar al Cristo. De igual manera lo podemos ver en nuestras vidas. Desde nuestro nacimiento, gloria y muchas caídas en pecado el plan de Dios para nuestras vida siempre se cumple. Su misericordia jamás deja de ser sobre nosotros. 

            Por tanto ese es el Salvador que necesitamos. Un Salvador del pecado y un Salvador…

            B. Misericordioso

            Al mencionar a estas cuatro mujeres en una genealogía que normalmente se nombran hombres nos enseña también que en el evangelio como dice Pablo en Gálatas 4:28 “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” La misericordia de Dios es la misma para toda clase de personas. La misma salvación con los mismos beneficios son para los ricos y los pobres, hombre y mujeres, fuertes y débiles, hombres y niños. El tiene misericordia de todos. Y todos lo que vienen a El en fe y arrepentimiento jamás serán rechazados. ¿Es esa nuestra fe? ¿Acaso no necesitamos hoy esto una y otra vez? ¿Acaso nosotros no hacemos todo lo opuesto a lo que hizo Jesús? ¿Acaso no somo selectivos en la manera de evangelizar? ¿Acaso no pensamos: yo no le hablo de Jesús porque esa persona es terrible jamás creerá? ¿Acaso no limitamos hablar del evangelio a aquellos que son parecidos a nosotros, de nuestra misma clase social y que aparentan posibles candidatos para el evangelio? Hermanos, todos son posibles candidatos al evangelio porque todos son pecadores. No seamos selectivos a quienes les hablamos de Cristo.

            Ese es el Mesías que necesitamos. Uno que nos libre del enemigo número 1 en nuestras vidas: el pecado, que nos condena, que nos separa de Dios, que nos destruye como seres humanos. Un salvador del pecado y lleno de misericordia.

            Por último, Mateo desea que se nos quede grabado que Jesús es…

III. El Único Mesías

            Hermanos y amigos, no hay otro Mesías en este mundo, no hay otro Salvador en este mundo y para este mundo que no sea Jesús. Así que…

            A. No hay otro Mesías

            A ti te pregunto, ¿Cuál es tu Mesías? ¿Quién es tu Salvador? A veces nuestro salvador somos nosotros mismos. Terminamos adorándonos a nosotros mismos: lo ingenioso de nuestra mente, nuestros logros profesionales o familiares, reconocimiento de nuestros talentos, gloria.

            En nuestra sociedad hay varios llamados “salvadores”. Para algunos el salvador es el gobierno. Si mi partido estuviera en el poder las cosas serían mejores. Cada cuatro años ese es el mensaje. Para otros el salvador es mi paz personal: yo no me meto con nadie para que nadie se meta conmigo. “Involucrarme yo con las actividades de la iglesia; jamás”. “Ayudar en la limpieza, en la transportación de los niños, en apoyar el culto de oración: no. Yo tengo muchas cosas que hacer para meterme en esos líos”. Eso es la paz personal. Es de ese pecado, entre otros que Cristo vino a salvarnos. Fue David quien dijo en 2 Samuel 24:24 “porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada.” Y fue Jesús quien dijo en Mateo 16:24 “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.”

            Para otros el salvador es el sexo. El dios de este siglo es Baco: el dios del sexo, de la borrachera, de todo lo que banal. Incluso algunas iglesias están predicando esto mismo.

            Para otros yo soy mi propio salvador. Yo no necesito religión, yo defino lo que es bueno o para mí nada en bueno o malo sino preferencia y gusto.

            Pero Mateo nos enseña que el único Mesías y Salvador es Jesús. Todos los demás salvadores son ídolos, son dioses falsos. Solo Jesús es el Dios verdadero, junto con el Padre y el Espíritu Santo. Si sigues a tales “salvadores” te perderás, te destruirás a ti mismo y los tuyos.

            ¿Qué nos quiere enseñar Mateo desde el mismo principio? Jesús es el Mesías prometido. Él es el Salvador no solo de los judíos sino también de los gentiles, del mundo. El es el Salvador del pecado. El pecado te destruye, pero Cristo te salva. No hay pecado alguno que él no perdone a quienes se arrepienten. El es un Salvador compasivo. El sabe que somos polvo, que las aflicciones, los problemas nos abruman: nos saturan, nos ahogan. Pero El es nuestro salvador de todo pecado y de toda miseria y sufrimiento. Por tanto es a él que deben servir, es a él que deben poner su mirada de fe. Es a él que deben recurrir. Solo a él y a nadie y nada más. Solo a Jesús el Hijo de David e Hijo de Abraham es quien debemos entregarnos en cuerpo y alma con plena resolución de vivir para él toda nuestra vida.  

Sermón: 1 Samuel 1:15 Ofreciendo violencia en la Oración 

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Mateo 11:12 “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.” 1 Samuel 1:15 “Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.”

 

            Dijimos que comentando sobre el pasaje de Mateo, Calvino dijo que nos enseña acerca de la naturaleza de la fe salvadora. Los que poseen la fe salvadora se esforzarán en agradar a Dios. Ellos saben que el propósito de nuestras vidas es glorificar a Dios. Y nosotros le glorificamos con nuestras vidas, con nuestros cuerpos y con nuestros labios. La obra de gracia en los creyentes se manifiesta en un ardiente deseo de que Dios sea exaltado con nuestras vidas. No provoca sentimientos fríos acerca de Dios sino todo lo contrario. El creyente arderá en deseos de que el nombre de su Dios sea reverenciado por nuestra conducta. Sólo los violentos arrebatan el reino de los cielos. Sólo los violentos entran a morar con Dios en los cielos. Por eso dijo Guillermo Hendricksen en su comentario sobre este pasaje: “la entrada en el reino exige un esfuerzo sincero, una energía inagotable, una diligencia suprema”. Es decir, que la entrada en el reino no se logra con un mero intento o un débil deseo por Dios sino todo lo contrario. Exige un esfuerzo, exige una energía, exige una diligencia. Sólo los violentos arrebatan el reino de los cielos. Los creyentes genuinos se esforzarán con valentía en correr la carrera que tienen por delante. Lucharán contra todo obstáculo en su camino hacia la ciudad celestial. Tienen trazada su meta y correrán hacia ella con todas las fuerzas que puedan. Pero correrán en el poder de Dios.

            Ya hemos visto que debemos ofrecer violencia hacia nosotros mismos. Debemos motivarnos y predicarnos a nosotros en nuestra lucha de la vida cristiana. También vimos que debemos ofrecer violencia en nuestro estudio de la palabra de Dios y en la manera en que escuchamos los sermones que se predican en la iglesia. En cuarto lugar Dios nos llama a que ofrezcamos violencia en la oración. Debemos tener una vida de oración. Es indispensable que así sea. El creyente ora. Su vida se caracteriza por ser una vida de oración. No una vida que ora alguna que otra vez. Debemos vivir nuestra vida orando. Pero para poder lograr esto debemos ofrecer violencia.

El pasaje de primera de Samuel nos da un ejemplo del requisito indispensable de una verdadera oración. Es un requisito indispensable el ser violentos al orar. Es decir, Dios espera de nosotros que cuando le oremos a Dios lo hagamos con fervor. La oración a Dios no debe ser una oración fría, sin vida o mecánicamente. Sino que debemos orar con un celo santo al Dios trino y uno. Debemos rogarle con la debida reverencia que El se merece. Fíjate en el caso de Ana. Ella lloraba y estaba afligida porque ella deseaba tener un hijo. No estaba borracha como pensaba erróneamente Elí. El fervor de la oración de Ana lo podemos ver en la frase “he derramado mi alma delante de Jehová.” Ella vació su corazón delante de Dios. Implica el fervor y la violencia en el sentido de vaciar todos sus anhelos, todas sus frustraciones y todas sus cargas delante del único que puede contestar su petición. Otro ejemplo de fervor en la oración lo tenemos en el caso de Jacob con el ángel. En Génesis 32:24 “Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba.” Jacob luchó con el ángel, Jacob luchó con Dios rogándole que le bendijera. Toda la noche la dedicó Jacob a orar pidiéndole que contestara su petición de que Esaú no le matara a él ni a sus esposas ni a sus hijos. ¿Con cuánto fervor crees que oró a Dios? Decía Johannes Vos en su comentario al Catecismo Mayor acerca de la pregunta 185 ¿Cómo debemos orar a Dios? “No debemos orar como si tuviéramos pobres  deseos por Dios y su bendición, sino con un intenso y ardiente deseo de una cercanía de Dios [hacia nosotros] y de sus bendiciones. Sólo tal actitud en la oración puede ser aceptable a Dios.”

Teodoro decía de Lutero: “Yo lo escuché orar a Dios y [mi madre] con cuánta vida y espíritu él oraba. Con cuanta reverencia oraba cuando se dirigía a Dios pero a la vez con cuanta confianza oraba como si hablara con un amigo”.

Hermanos, debemos ser violentos en nuestra vida de oración. En primer lugar debemos orar a Dios mucho más de lo que lo hacemos. Nosotros glorificamos a Dios con nuestras oraciones. La iglesia cristiana moderna es una iglesia con el espíritu de los Laodiceanos. De ellos se dice que son “ni frío ni caliente, son tibios”. Son sin lugar a dudas una iglesia que no ora. Pero Dios nos llama a ser una iglesia vibrante, una iglesia militante. Y es imposible ser una iglesia poderosa en el Señor sin oración. Es imposible ser una iglesia útil en las manos de Dios sin ser una iglesia dada a la oración. El reino de los cielos avanza por medio de la iglesia. Pero por medio de una iglesia que ora. No por medio de una iglesia que no ora.

Que debemos ser violentos, es decir, dedicados en alma y cuerpo a una vida de oración se desprende de varias consideraciones.

1. Del mandamiento mismo de Dios. Dios mismo nos llama a orar sin cesar. El apóstol Pablo inspirado por el Espíritu Santo nos da el mandamiento divino en 1 Tesalonicenses 5:17 “Orad sin cesar.” Y ¿qué significa esto? ¿Cómo yo puedo orar sin cesar? Aprovechando toda oportunidad para ofrecer tus deseos a Dios en la oración. En las mañanas, saca un breve momento de tu tiempo para buscar a Dios. Un nuevo día ha comenzado y Dios nos ha bendecido durante la noche. Ha cuidado nuestra vida. Ha protegido los bienes que nos ha dado. Nos ha dado la oportunidad de ver a nuestros seres queridos de nuevo. ¿Tenemos o no razones para adorar a Dios desde temprano en la mañana? Si como dice Jesús cada día trae su propio mal, entonces debemos comenzar cada día buscando a Dios en la oración suplicándole que nos dé la sabiduría para poder bregar con los problemas que nos visitarán cada día. Tenderemos, tal vez, problemas en el trabajo, en nuestra casa, en la escuela, con nuestros familiares, nuestros vecinos, en el supermercado, en la fila del banco, etc. Eso y mucho más nos deben dar la razón para orar sin cesar. Pero el mero hecho de que Dios nos ordena orar sin cesar es suficiente para nosotros los creyentes. O por lo menos debe ser suficiente. No sólo tenemos el mandamiento de Dios mismo sino tenemos el mandamiento de Jesús mismo. En Lucas 18:1También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar,”. Es necesario orar siempre. Tener a Dios constantemente en nuestros pensamientos. Efesios 6:18 “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”.

2. Del ejemplo mismo de Jesús y sus santos. Al cualquiera que lea la Biblia de vez en cuando se dará cuenta que Jesús fue un hombre de oración. Jesús oraba sin cesar. En El tenemos el perfecto ejemplo de lo que es ser violentos en nuestra vida de oración. Jesús aprovechaba toda oportunidad para orar. La vida agitada de Jesús no fue impedimento para vivir una vida dedicada a la oración. Alguien podría decir: ¿es que mi vida es bien complicada para poder tener una vida dedicada a la oración? ¡Para mí es imposible! No creo que ninguno de nosotros tiene o ha tenido una vida más complicada que la vida de Jesús. Aún así vemos a Jesús orando constantemente durante su ministerio. Sabiendo Jesús que su día iba a ser un día lleno de trabajo y trabajo físico agotador, decide levantarse bien temprano en la mañana para orarle en secreto a su Padre. En Marcos 1:35 tenemos el ejemplo, “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.” ¡Qué pobre vida de oración nosotros tenemos! Debemos suplicarle a Dios que nos perdone por tal práctica.

            Tenemos el ejemplo también de los santos de que ellos vivieron una vida consagrada a la oración. De David se nos dice que él oraba a todas horas. Por lo menos tres veces al día. Salmo 55:17 “Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, Y él oirá mi voz.” Y esto no sólo en la vida de David. Ha sido la práctica del pueblo de Dios, ser un pueblo dedicado a la oración. Romanos 12:12 “gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración;”

3. De la promesa de Dios de contestar nuestras oraciones. Dios nos ordena a orar constantemente, pero El también nos promete oír todas nuestras oraciones. Dios es un Dios que escucha la oración. Por el hecho de que Dios nos promete que oirá nuestras oraciones debemos con gran confianza dedicarnos a la oración.  Esa promesa la vemos en el Salmo 50:14-15 “Sacrifica a Dios alabanza, Y paga tus votos al Altísimo; E invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás.” Dios mismo nos pide que le oremos y nos motiva a hacerlo en base a la promesa de que nos oirá y nos contestará, “E invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás”. Y en 1 Juan 5:14-15 “Y ésta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.” En este pasaje Dios nos dice que nuestras oraciones hechas en fe no son en vano. Debemos acercarnos a Dios en la oración con confianza, es decir, con fe. Con fe en Dios y en su amor por nosotros y su buena voluntad hacia su pueblo. Pero esa confianza no nos da la libertad de pedir lo que se nos antoje. Debemos pedir conforme a su voluntad. Su voluntad revelada en la Biblia. Y sabemos que Dios escucha nuestras peticiones. Y esa seguridad nos debe llevar a descansar todas nuestras cargas en El. Sabiendo que si El nos oye recibiremos lo que hemos pedido en el tiempo del Señor.

Hermanos, debemos ser violentos en la oración. Dios ha prescrito la oración como el medio para que nosotros adquiramos lo que necesitamos. A veces no recibimos porque no pedimos. Es al que toca la puerta al que se le abre. Y Dios ha establecido la oración como la llave que abre el cofre de tesoros de Dios para nosotros. Tesoros para nuestro bien, no tesoros para satisfacer nuestros deseos carnales. Por eso mira a Jesús. El oraba constantemente a su Padre. El que Dios era su Padre y le ama con amor eterno no evitaba que le orara constantemente. El oraba sin cesar. El oraba con fe en su divino Padre. El buscaba todo lo que necesitaba por medio de la oración. Lo vemos orando antes de sanar, antes de hacer un milagro. Y fue oído por su temor reverente. (Heb.5:7). Ve tú, hijo de Dios, y haz lo mismo. Amén.

Sermón: Proverbios 2:1-5 Ejerciendo violencia con la Palabra de Dios

Mateo 11:12 “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.” Proverbios 2:1-5 “Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti, 2 Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; Si inclinares tu corazón a la prudencia, 3 Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz; 4 Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros, 5 Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios.”

 

            ¡Estás pelao! Y mientras estás pensando en qué hacer para comprar las medicinas, pagar la renta o cualquier otra de nuestras muchas deudas, caminando por el patio descubres algo interesante. No puede ser: ¡es un diamante! Y cuando vas a recogerlo ves que está incrustado. Le haces un huyo alrededor. Estás cavando y descubres otra diamante mucho más pequeño. No es un diamante pulido ni está cortado. Es una piedra de diamante. Y te preguntas cómo es posible que haya una piedra de diamante aquí. Los diamantes se hayan en zonas volcánicas. Pero en ese momento recuerdas tu buen maestro de estudios sociales que te dijo que Puerto Rico fue producto de erupciones volcánicas. Así que es posible que en el patio de mi casa haya una mina de diamantes.

            ¿Qué vas a hacer? Yo sé lo que vas a hacer. No se lo vas a decir a nadie… todavía. A su tiempo. Mientras tanto vas a comprar una pala, un rastrillo, guantes y cualquier otra cosa que te ayude a cavar para ver si hay más diamantes en el patio de mi casa. Y como no tenías dinero al principio vas a vender algo tuyo para comprar los materiales o vas a pedir prestado dinero a alguien que no te va a preguntar para qué lo quieres. Ese día no vas para ningún sitio. Tienes un compromiso con tu patio. Allí está lo bueno. Allí está la acción.

            Hermanos, en aquello que es valioso todos nosotros ofrecemos violencia, nos esforzamos aunque esto implique fatiga, cansancio. Ponemos todo el empeño y toda la pasión, ponemos el corazón. Eso es lo que significa ofrecer violencia.

            Sobre todas las riquezas que podamos imaginar nada se compara con el reino de los cielos. Nada se compara con obtener nuestra salvación, poseer a Dios. Mateo nos dice quiénes son los que arrebatan el reino de los cielos, quienes son los que llegan allí: solo los violentos. O como lo traduce LBLA: “los violentos lo conquistan por la fuerza.”

            Como dijo Calvino dijo: “La verdadera fe no lleva a los hombre a dar un asentimiento frío e indiferente cuando Dios habla, sino que produce cálidos afectos hacia Él y corre como en una santa lucha”.

            Y en esa violencia santa al cual Dios nos llama no debemos olvidar que El no llama a ofrecer violencia en el estudio de la Palabra de Dios. Toda la Escritura nos llama a adquirir sabiduría, a ser llenos del conocimiento de la voluntad de Dios. Colosenses 3:16 “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros”.  Proverbios 4:7 “Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.” 2 Pedro 3:16 “Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” Así que somos llamados a ser diligentes, esforzados, a ofrecer violencia en que la Palabra de Cristo more en abundancia en nosotros y ser violentos en crecer en el conocimiento del Señor Jesucristo. Ese es nuestro deber. Esa es nuestra responsabilidad.

            Pero ese deber no viene a menos que lo trabajemos, a menos que como a tesoro inigualable lo busquemos con afán santo. De eso trata el pasaje de Proverbios 2:1-5.  ¿Qué Dios nos quiere enseñar en este pasaje sobre la manera de estudiar la voluntad de Dios que se encuentra en la Biblia?

I. Hay que recibir y atesorar

            V. 1 “Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti,”. Hermanos, la violencia santa en el estudio de la Palabra de Dios para adquirir sabiduría requiere en primer lugar que recibamos esas palabras. Cuando leemos la Palabra de Dios y cuando la oímos cuando se predica debemos acercarnos a ella con un corazón receptivo. Ella no es la palabra de los hombres, ella es la Palabra de Dios. Esa Palabra está por encima de nosotros y no nosotros por encima de esa Palabra.  Debemos pensar: esta Palabra es Dios hablándome a mí. Y yo debo creer esta Palabra y recibirla como la medicina que sana todos nuestros males. No pongamos freno. No endurezcamos nuestro corazón ante ella. Sé receptivo a esa Palabra.

            Pero además guarda esa palabra dentro de ti, en tu mente y en tu corazón. En otras palabras debemos memorizar esa Palabra. Pero memorizarla con entendimiento. Necesitas saber qué significa lo que has memorizado de lo contrario no te va a beneficiar. Memorízala en tu corazón. Has parte tuya esa Palabra. Esa es la voz de mi Dios y es mía. Por ella yo vivo y ella me transforma. Salmo 119:11 “En mi corazón he guardado tus dichos,
Para no pecar contra ti.”
He guardado esa Palabra, la he hecho mía con un propósito: qué ella me cambie, me transforme, me santifique y así me lleve a no pecar contra Dios.

            Ahora bien, lo interesante de la palabra guardar en el versículo 1 es la idea que conlleva en el original. La idea es de almacenar. Almacena esa palabra en tu mente y corazón. La idea es almacenar algo que no necesariamente vas a utilizar en el momento. Almacénala para que tengas algo en el futuro. No pienses de qué me sirve ahora esto que estoy estudiando y memorizando. Estás almacenando comida para el futuro, riquezas para el futuro.

II. Hay que estar atentos y responsivos

            V. 2 “Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; Si inclinares tu corazón a la prudencia,”. Hermanos, no puede haber aprendizaje si no estamos atentos a lo que se nos enseña y a lo que estudiamos. En otras palabras, al estudiar la palabra de Dios sea a leerla o escucharla predicada debemos estar concentrados en lo que hacemos. Si nuestra mente está distraída jamás aprenderemos. Aprender requiere concentración. Y concentración requiere esfuerzo, lucha. Por eso dice el versículo: “Haciendo estar atento tu oído”. tenemos que esforzarnos en atender y buscar hacer algo que nos ayude en la concentración. Por ejemplo: algunos toman notas del sermón y del estudio. Y esto les ayuda a la concentración.

            Pero también hay que estar responsivos a la enseñanza. No pongas freno a lo que se te enseña o aprendes en tu estudio de la Palabra. Hermanos, la Palabra de Dios es comparada a una espada de dos filos, por donde quiera que la toques te va a cortar. Pero eso es bueno. Ya que su corte es para desangrar el pecado para ser curado por la gracia de Jesucristo. Es el alcohol que desinfecta las heridas que infringe el pecado. Y cuando aplicamos ese alcohol a la herida arde, pero desinfecta. Sé responsivo a la Palabra para ser sanados.

III. Hay que depender de Dios

            V. 3 “Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz;”. Hay que clamar por la inteligencia. Hay que pedirle a Dios: ayúdame a entender tu Palabra. Ayúdame a creer tu Palabra. Ponme nuevos lentes para poder ver con claridad lo que Tú oh Dios deseas de mí.  Di como dijo el salmista en el Salmo 119: 18 “Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley.”

            Hay algo interesante en este versículo. La idea es no solo orar o pedir sino clamar, rogar. Y esto implica que hemos intentado entender y no hemos podido entender. ¿Qué debemos hacer entonces? Clamar, rogar: Señor ayúdame, socórreme, quiero entender. No entiendo ayúdame a entender. Conlleva la idea de no desmayar cuando no entendemos sino de suplicar pidiendo entendimiento.

IV. Hay que estudiar con santo afán

            V. 4 “Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros,”. Hay que buscarla como cuando buscamos la plata. Ella no se encuentra a simple vista. Hay que cavar en busca de ese tesoro. Hay que ser diligentes, ofreciendo violencia en el estudio de la palabra de Dios. Esta no viene sino por medio de gran esfuerzo y dedicación.

            Entonces, lee todos los día la Biblia. Memoriza versículos bíblicos. Ven a todos los estudios de la palabra para que así aprendas a cómo se interpreta. Estudia el catecismo de la iglesia. El te dará un conocimiento doctrinal que te ayudará a entender la Biblia. Ora mucho a Dios. Evita toda distracción. Compra libros que te ayuden a entender la Biblia. Comparte lo que has aprendido. Pregunta si tienes dudas. No seas sabio en tu propia opinión. Y como resultado.

V. Conocerás a Dios

            V. 5 “Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios.” El fin de todo esto es conocer a Dios. Conocer a Dios depende del conocimiento de El en su Palabra. Sin la Palabra de Dios no hay conocimiento de Dios. Pero cuando estudiamos con santa violencia su Palabra con un corazón receptivo entonces no solamente conoceremos acerca de Dios sino conoceremos a Dios. Y esto es salvación. Juan 17:3 “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.”

            ¿Cómo sabemos si estamos aprendiendo? Cuando “entendemos el temor de Jehová”. Cuando nuestra vida se aparta de todo mal y se consagra totalmente a Dios. Cuando vemos progreso en la santidad entonces hemos entendido el temor de Jehová. Job 28:28 “He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, Y el apartarse del mal, la inteligencia”.

            ¿Cómo estudiarás la Palabra de Dios? Con santa violencia, recibiéndola y almacenándola, siendo atentos y responsivos, en dependencia de Dios, con un santo afán, buscarla como buscamos tesoros. Entonces conocerás a Dios.