Todos los cristianos creen en la expiación limitada.
“No”, dice usted. “Yo no!
Pues vamos a ver. ¿Cree usted que Dios tiene el deseo de que todos sean salvos.
“Por supuesto que sí.”
¿Cree usted que Dios tiene el poder para salvar a todos los hombres?
“Claro que sí.”
Entonces, ¿por qué no todos los hombres son todos salvos?
“Porque algunos no creen.”
¿Quiere decir, entonces que Él limita su propio poder para salvar haciendo que dependa de la voluntad del hombre para creer?
“Bueno...”
Vamos a dar un paso más adelante. ¿No unió realmente la expiación a Dios con el hombre, o sí?
“¿Qué quiere decir con eso?”
Que la muerte de Cristo realmente no expió el pecado de todo el mundo, quitando la culpa del medio y uniéndolo con Dios.
“Bueno, no. Pero hizo la expiación posible para todos.”
Así que, usted admite que la expiación de Jesús estuvo limitada únicamente a aquellos que creen para salvación. Si lo que Él hizo realmente expiara y no meramente hiciera posible la salvación, entonces, todos serían salvos. Si Él pagó la penalidad por los pecados de todos, cada uno iría al cielo porque sus pecados estarían saldados. Dios no podría haber castigado a Cristo y al no creyen- te si los pecados de estos últimos fueron ya pagados. Eso sería cobrar la misma cuenta dos veces.
“Si, pero Jesús hizo la salvación posible para todos.”
Así, que, si no todos los hombres son salvos:
1. Lo que Jesús hizo en la cruz fue limitado por el hombre; no por todos, ya que solamente los pecados de los creyentes son perdonados.
2. Lo que Jesús hizo en la cruz estuvo limitado en su poder para salvar.
3. Lo que Jesús hizo en la cruz fue inefectivo (limitado) en su efectividad.
4. Lo que Jesús hizo en la cruz estuvo limitado (incompleto) porque requiere del hombre para hacerlo efectivo.
Si los Arminianos están correctos, la muerte de Jesús no salva a ninguno. Su expiación fue por nadie. ¡Esa es la Doctrina de la Limitación Total! Es limitada en lo que puede hacer porque depende de que el hombre crea para hacerla efectiva. Estuvo parcialmente (limitada) en sus efectos. Los Arminianos creen en una expiación que está limitada en su poder para salvar.
Los Calvinistas, por otra parte, creen que la muerte de Cristo fue efectiva y, que de hecho, logra la salvación de todos aquellos por los cuales Él murió. No hay desperdicio en la expiación, es efectiva para todos los elegidos. Ninguno de aquellos por los que Cristo murió se pierde. Todos aquellos que Él procuró salvar serán salvos porque la muerte de Cristo realmente lo logró en vez de simplemente ponerla a su disposición.
Tomado de Institute for Nouthetic Studies
Traducido por Milton Villanueva