Salir de la depresión no es fácil, pero tampoco imposible.
Siempre que pienso en la depresión me acuerdo de aquel antiguo anuncio de televisión que decía: “Si la montaña de platos le hace sentir así...”, y salía una ama de casa que se disminuía ante una acumulada y creciente montaña de platos en su cocina. Entonces, venía la solución: “Use tal detergente...” ¡Qué persona no se deprime cuando se le juntan las trasteras de desayuno, almuerzo y comida. Y, peor aún, si deja que se le junten por más de un día. Y es que la depresión es como una montaña de platos que se nos ha ido acumulando, y que seguramente hemos ido postergando hasta que nos parece demasiado grande para hacerle frente. Y mientras más tiempo pase, menos deseos tenemos de lavarlos.
Una vez más, esto ilustra lo que hemos dicho en otras ocasiones. Cuando actuamos de acuerdo a cómo nos sentimos, y cuando lo sentimos, en vez de cómo lo debemos y cuándo lo debemos hacer, invariablemente nos sentiremos mal. Y si persistimos en ese patrón de conducta irresponsable, nos sentiremos peor. ¿Quiere saber algo? Todo deprimido tiene su montañota. Puede ser de platos, o de ropa sin lavar o sin planchar, de basura sin recoger, de pasto sin cortar, de cosas por reparar, de cuentas sin pagar, de cartas por escribir o por enviar, de cosas por hablar, o de tareas por hacer.
No hay nada que sea misterioso en una depresión. Lo que hay que hacer es comenzar a eliminar esas montañas aunque no tengamos ganas de hacerlo. Por supuesto, que lo que ha dejado de hacer por tanto tiempo no desaparecerá como por arte de magia. Pero, tampoco mientras siga pensándolo, lamentándolo o evadiéndolo. Comience a hacerlo cuanto antes. Es su decisión, es su responsabilidad, y no piense que se va a sentir mejor dejando de hacerlo.
Prográmese mentalmente para hacerlo en porciones razonables y específicas. Si necesita ayuda, pídala. Suprímase todo privilegio o perderá de tiempo como ver televisión, hacer o recibir visitas, o irse de paseo al centro comercial, el cine o a alguna fiestita. Tan pronto usted comience a hacer lo que tiene que hacer se va a comenzar a sentir mejor. Recuerde que usted no cayó en su depresión en paracaídas, y que para salir de ella tendrá que actuar esperanzado.
Recuerde aquella ilustración de las dos ranas que cayeron en un recipiente de leche, con superficie muy liza. La primera, apenas intentó salir se desanimó, se dio por vencida y se ahogó.. La otra, decidió luchar hasta el último suspiro. Tanto batió la leche en su esfuerzo por sobrevivir, que la leche se convirtió en mantequilla, y, aunque sumamente extenuada, logró salvarse.
Siga el consejo de la Biblia: “Levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas”. y “Despiértate tú que duermes y te alumbrará Cristo.”
¡Ah! Olvidaba decir, que cuando finalice de hacer lo que tiene que hacer, va a estar tan cansado o cansada que se tendrá que ir a dormir, y lo va a disfrutar tanto porque ahora si que se lo merece.
¡Aprenda a Vivir!