Sermón: Mateo 5:27-30 La Gracia de la Mutilación
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Mateo 5:27-30 “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. 28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. 29 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. 30 Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.”
Tenemos ante nosotros un tema sombrío. Es un tema difícil, pero es un tema que tenemos que enfrentar. El tema el adulterio. Vamos a ver tres cosas: la realidad del adulterio, la prevención del adulterio y el destino de los adúlteros.
I. La Realidad del Adulterio
Lo primero que me llama la atención es el hecho de que Jesús toque este tema. Estamos hablando del pueblo de Dios, de sus seguidores. Jesús quiere hacer claro que el adulterio no tiene cabida en aquellos que pertenecen al reino del cual El es Rey y Salvador. Y lo menciona porque Jesús sabe que los creyentes no están inmunes a cometer tal pecado horrible.
Fíjate lo que Jesús hace. El dice: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio.” ¿Quién lo dijo? Lo dijo Dios mismo. Esta es la voluntad de Dios. El la reveló. No es un invento de la sociedad. No es creado por una sociedad purista hipócrita. Es la voluntad de Dios no solo para los cristianos sino para toda la humanidad.
Y el hecho de que Jesús lo toque en el Sermón de Monte lo hace más impactante porque aquí Jesús describe el carácter de justicia que deben vivir los hijos del reino, los hijos de luz.
Hermanos y amigos el adulterio es una triste realidad. Cada día vemos más casos de adulterio no solo en la sociedad sino también entre el pueblo de Dios, la iglesia. Y eso no debe ser así. Nosotros somos luz en medio de las tinieblas de la inmoralidad. Nosotros somos la sal de la tierra en medio de esta podredumbre moral.
Ahora bien. Jesús no dirige su atención a un grupo en particular. El no dice a los hombres: oísteis hombres lo que fue dicho: “No cometerás adulterio”. Como si el problema fue únicamente de los hombres. Sabemos que los hombres son los que principalmente lo cometen. Pero estamos viviendo en unos días en donde el adulterio por las mujeres se está igualando a la de los hombres. Esa es la triste realidad el adulterio.
Pero Jesús teniendo presente la mentalidad de la época y el hecho de que nuestra justicia debe ser más grande que la de los escribas y fariseos. Enfatiza nuevamente la espiritualidad de la ley de Dios.
No solo se viola el séptimo mandamiento cuando una persona se acuesta el esposo o la esposa se acuesta con el amante sino adulteramos desde el mismo momento que la codiciamos o lo codiciamos. “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.” ¿Por qué Jesús dice esto? ¿Lo dice El con miras a condenar a todo el mundo? Yo no creo que ese es el propósito. Yo creo que el propósito de Jesús al decir esto es para enseñarnos que el origen de este pecado lo es en el corazón. Y por tanto nos llama a cuidar nuestro corazón, nuestros pensamientos, nuestros deseos. Porque es allí donde está el problema. Es allí donde comienza el adulterio. Si la hemos codiciado en el corazón ya hemos adulterado. Al tocar este tema Jesús nos dice: cuidado: tú puedes caer en el mismo. No digas que de esa agua jamás beberás, porque el pecado mora en ti. Esposos y esposas no sean ingenuos. ¡Vigílense unos a otro! Vigílense así mismo.
Jesús discute una sola causa del adulterio. La causa lo es el pecado de la codicia. ¿Sabes por qué Jesús no discute más? Porque no hay excusas que justifiquen el adulterio. El ser humano le gusta inventar excusas para justificar su pecado o para minimizarlo. Tal vez con miras a no sentirse tan mal cuando ocurre. Pero Jesús nos dice que no hay excusas para el pecado del adulterio. Las excusas que muchos dan no son válidas. El decir: yo no me siento amada ni deseada, o mi esposo me maltrata, o decir ella no hace nada en la casa (no cocina, no lava, no me plancha la ropa, no me respeta). U otras cosas más sublimes: es que ya no la amo, hemos perdido la chispa, etc. No justifican el pecado horrible del adulterio.
¿Por qué no hay justificación? No hay justificación porque un pecado no justifica a otro pecado. El que tú me insultes no me da a mí derecho a insultarte.
No hay justificación alguna nos dice Jesús porque este pecado es prevenible.
II. La Prevención del Adulterio
¿Cuál es la prevención del adultero? ¿Cómo podemos evitar el mismo? Jesús nos dice con la gracia de la mutilación. V. 29 “Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti”. V. 30 “Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti”. ¿Por qué yo digo la gracia de la mutilación? Porque es una gracia de parte de Jesús el decirnos cómo podemos evitar tal horrible pecado destructor. Eso es gracia, el no dejarnos en ignorancia sobre cómo podemos luchar contra este pecado.
¿Cuál es la solución? La solución es mutilación. No mutilación física sino cortar radicalmente con aquello que te puede llevar al adulterio. Si codiciaste a ese hombre corta con él ya. Si codiciaste a esa mujer corta con ella ya. Eso se traduce en no tener amistad con esa persona. ¿Pero es que podemos ser amigos? Jesús dice: No. Si ya has codiciado es imposible que sean amigos. Es totalmente imposible que lo sean. Eso es lo que dice Jesús. Si te invitó a salir no vayas. Si te buscó amistad por Facebook, what’s app, email mensaje de texto, bórralo. Corta toda vía de comunicación. No pases por su casa. No vayas a donde él o ella va. No le rías las gracias. Corta, corta radicalmente. O de lo contrario adulterarás. No es el momento para orar sino para cortar. Puedes orar, pero si no cortas adulterarás.
Lo radical del mandamiento de Jesús es por el hecho de que la carne es débil. Dice Proverbios 9:17 “Las aguas hurtadas son dulces, Y el pan comido en oculto es sabroso.” ¿Por qué? El pecado llama al pecado. El pecado le gusta el pecado.
A veces el esposo o la esposa no adulteran por las circunstancias. A veces el deseo está ahí pero no la tentación. A veces la tentación está ahí pero no el deseo. Pero cuando el deseo se encuentra con la tentación allí la Biblia lo llama el día malo. Entonces a esa persona no le importa nada ni nadie. No le importa si destruye su matrimonio, si lleva muchos años casados, si pierde el respeto de su familia, sus hijos, la iglesia. Después de eso viene el lloro y el crujir de diente. Y por un solo pecado perderlo todo cual Adán y Eva.
Jesús nos dice algo más. Y El habla des destino de los adúlteros.
III. El Destino de los Adúlteros
V. 29 “mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.” Y lo repite nuevamente en el versículo 30 “mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.” Jesús busca razonar con nosotros. ¿Qué es peor perder un ojo o perder la vida? ¿Perder una mano o perder la vida? La contestación es que es peor perder la vida. ¿Dónde? En el infierno. El destino de los adúlteros es el infierno de fuego. Dice 1 Corintios 6:9 “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,”.
Pero no tiene que ser así. El adulterio no es el pecado imperdonable. Es un pecado grande, sí. Es un pecado horrible. Pero hay perdón en Cristo para todo aquel que se arrepienta del mismo y se aparta de él como evidencia de su sinceridad y genuina conversión. 1 Corintios 6:11 “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.”
Pero alguien podría pensar o decir; pero es que no se puede o encontrarnos con alguien que diga: yo no puedo. A lo cual le tendremos que decir: no puedes o no quieres.
Mira la gracia de Dios aquí. Jesús nos ha revelado lo que tenemos que hacer para evitarlo. Y si caemos lo que tenemos que hacer para salirnos. ¿Qué cosa? Corta con esa persona ahora mismo. Corta con todo lo que te lleve a esa persona: corta la amistad, corta con los medios sociales, etc.
Muchas veces hermanos, Dios nos da la gracia para vencer la tentación antes de que llegue la misma. Pero muchas veces da su gracia al momento mismo de la obediencia. Cuando esa persona corta allí recibe gracia para cortar. Recibe gracia en al mismo momento de obedecer.
Por último, la manera por excelencia de prevenir el adulterio es buscar vivir en comunión y obediencia a Dios. Si nos mantenemos en una vida de oración, meditación constante de la Palabra, luchamos con el pecado y dedicados a vivir para Dios, para agradarle a El serás preservado. Pero cuando descuidamos nuestra vida de comunión íntima y constante con Dios, caeremos.