EL MISO

¿Qué es el Miso?

      Es una especie de pasta a partir de soja fermentada con sal marina y opcionalmente con otros cereales.
Propiedades del Miso

     Gracias a sus enzimas y fermentos favorece el equilibrio de la flora intestinal (bacterias prebióticas) siendo por ello aconsejable tanto en caso de diarreas como en estreñimiento. Ideal cuando hay mala digestión (acidez de estómago, gases, eructos, etc.) ya que el miso contiene enzimas vivas.

      Para las enfermedades cardiovasculares ya que contiene ácido linoleico y lecitina de soja que disuelven el colesterol en la sangre y evitan el endurecimiento de los vasos sanguíneos.

     Gracias a sus Isoflavonas, que favorecen el equilibrio hormonal de la mujer, el miso es muy adecuado en la Menopausia ayudándonos a combatir los síntomas más habituales como sofocaciones y pérdida de calcio (Osteoporosis). De hecho las mujeres asiáticas que consumen soja en sus diferentes presentaciones apenas tienen síntomas durante la Menopausia.

      Tiene poder antioxidante ya que favorece la eliminación de radicales libres. Es especialmente beneficioso para las personas sometidas a radiaciones (sus beneficios se notaron en los pacientes que sufrieron las radiaciones nucleares en Hiroshima y Nagasaki). También los fumadores deberían tomarlo. El Misos es un buen alcalinizante ya que nos aporta muchos minerales y favorece la eliminación de la acidez del organismo causada por alimentos acidificantes como el azúcar blanco, los alimentos refinados y las grasas animales. Si unimos ese poder alcalinizante junto a sus glúcidos y minerales de fácil absorción es lógico que muchas personas sientan un mejor nivel de energía.

     La piel siempre agradece su efecto antioxidante y depurativo.

     El consumo del miso no es adecuado en personas con hipertensión arterial o que necesiten evitar el consumo de sal debido a su elevado contenido de sodio (sobre todo en el Hatcho Miso que es más salado).

Como se consume el miso

     De forma tradicional se toma especialmente como condimento en sopas, patés, legumbres y cereales. Al ser un fermento no quiere hervir a fin de no perder sus cualidades. Normalmente se añade cuando ya hemos terminado de cocinar un plato y hemos apagado el fuego. Entonces diluimos una cucharadita pequeña por ración en un poco de esa sopa o caldo y lo volvemos a añadir a la olla. Dejamos que repose uno minutos y ya podemos servir.

     Tengamos en cuenta que si ponemos Miso ya no hay que poner sal ya que ya es un condimento salado. Autor: Josep Vicent Arnau, Naturópata y Acupuntor, Articulista de Enbuenasmanos