Sermón: Hageo 2:1-9 Esfuérzate en la obra del Señor

Hageo 2:1-9 “En el mes séptimo, a los veintiún días del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: 2 Habla ahora a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y al resto del pueblo, diciendo: 3 ¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera, y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos? 4 Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová; esfuérzate también, Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad; porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos. 5 Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis. 6 Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca; 7 y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos. 8 Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos. 9 La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.”

 

            Me gustaría refrescarles la memoria con respecto a lo que hemos estudiado hasta ahora sobre el libro del profeta Hageo. Vimos que Dios levantó al profeta Hageo para enviar un mensaje al pueblo de Israel el 29 de agosto de 520 A.C. ¿Cuál era el mensaje? Tus prioridades están equivocadas. Ustedes salieron de Babilonia con un propósito el de reconstruir el Templo de Jehová, pero luego de 18 años, mi Templo está en ruinas, está desolado. La oposición a la construcción del Templo por sus vecinos, los oficiales persas llevaron a desmotivar al pueblo. Y les llevó a cambiar sus prioridades. La reconstrucción del Templo seguía parada. En cambio, las casas de ellos estaban artesonadas, bien construidas, no le falta ninguna de las comodidades. El llamado fue a reanudar la obra del Señor. Hay que poner en prioridad las cosas del reino de Dios. Como Jesús dijo en Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas os serán añadidas”.

            ¿Cómo reaccionó el pueblo al mensaje de Hageo? Increíblemente el pueblo reaccionó favorablemente. Decimos increíblemente porque Hageo fue uno de esos procos profetas que tuvieron el privilegio de que sus palabras fueron bien recibidas. La mayoría de los profetas sufrieron persecución, destierro y martirio por traer el mensaje de Dios. Pero el pueblo recibió la palabra predicada con un corazón obediente, con un corazón que veía a Dios detrás de las palabras del predicador, con un deseo de obedecer. Y todo esto fue fruto de que Jehová despertó el espíritu del gobernador Zorobabel, el espíritu de Josué sumo sacerdote y el espíritu del pueblo.

            Como resultado de esto la reconstrucción del Templo se reanuda para el 21 de septiembre de 520. Y sabemos que ellos fueron fieles ya que el Templo se terminó de reconstruir en cuatro años.

            Pero antes de ver terminado la reconstrucción, el capítulo 2 comienza dándonos una idea de lo que estaba sucediendo casi inmediatamente el pueblo comenzó la reconstrucción.  No habían pasado un mes cuando el pueblo comienza a desanimarse nuevamente. Y Dios nuevamente envía a Hageo con un segundo mensaje.

            V. 1-3 “En el mes séptimo, a los veintiún días del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: 2 Habla ahora a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y al resto del pueblo, diciendo: 3 ¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera, y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?” El mensaje tiene fecha: el mes séptimo, a los veintiún días del mes, es decir, el 17 de octubre de 520 A.C. Esa fecha es importante porque es el último día de la celebración de la fiesta de los tabernáculos, en la cual conmemoran que Dios los cuidó durante su travesía por el desierto, pero también es la fecha en la cual se terminó la construcción del primer Templo bajo Salomón.

            Hageo habla de parte de Jehová a los líderes y al pueblo. El pueblo estaba decepcionado. No se ha hecho mucho y por lo visto la obra no tiene comparación con la obra de Salomón. Algunos de los ancianos que habían visto el Templo de Salomón hace 66 años atrás desanimaron a los hermanos. Lo que tenemos ahora es nada en comparación con su gloria primera. Para ellos el segundo Templo era nada. No es bonita, no es hermosa ni gloriosa como cuando Salomón. Esa es la opinión y observación del pueblo. El pueblo está desanimado.

            En medio de todo esto Dios envía un mensaje de consuelo, un mensaje motivador. ¿Cuál es ese mensaje? Esfuérzate en la obra del Señor, descansando en sus promesas mirando al futuro.

 

I. Esfuérzate en la obra del Señor

            V. 4 “Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová; esfuérzate también, Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad”. Dios les dio una tarea: reconstruyan mi Templo. Ese era su deber. Pon mi reino, mi casa, mis negocios en prioridad. Oh hermanos, que hermoso es nuestro Dios. Que gran privilegio Dios nos da de trabajar en la obra del Señor. No solo es nuestro deber es un gran privilegio.

            Ahora bien, esa es nuestra tarea. Pero por encima de ser nuestra tarea, trabajar en el reino es la obra del Señor. Y esa tarea nos ha sido delegada por Dios. El mandato es dado a la iglesia. Dios no les dice: “Yo sé que la tarea es enorme, yo sé que ustedes son pocos, pero no se preocupen yo les voy a enviar una legión de ángeles para que hagan la obra por ustedes”. No. Esfuérzate Zorobabel, esfuérzate Josué, esfuérzate pueblo de Dios. Somos nosotros los llamados a trabajar por el Señor. Es nuestro deber. Es nuestro privilegio. Es nuestra bendición.

            Y yo te pregunto, ¿te estás esforzando en la obra del Señor. ¿Estás trabajando con ahínco, con dedicación? Dios nos llama a trabajar por la obra del Señor con esfuerzo, con valentía, con fuerza. Esto es algo que Dios repite una y otra vez en la Biblia. A Josué Dios les dijo por medio de Moisés en Deuteronomio 21:33 “Y dio orden a Josué hijo de Nun, y dijo: Esfuérzate y anímate, pues tú introducirás a los hijos de Israel en la tierra que les juré, y yo estaré contigo.” Se lo vuelve a repetir después de la muerte de Moisés y antes de pasar el Jordán. Josué 1:9 “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” Lo mismo le dijo David a Salomón en 1 Crónicas 28:20 “Dijo además David a Salomón su hijo: Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová.” Lo mismo dice Pablo a la iglesia de los Corintos en 1 Corintios 16:13 “Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos.”

Y lo mismo se lo dice Pablo a Timoteo en su calidad como ministro en 2 Timoteo 2:1 “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.”

            ¿Te estás esforzando en la obra del Señor? Mira a Jesús que para El hacer la obra que le encomendó su Padre era su deleite y acabar la obra puesta sobre Él. Se levantaba temprano para orar siendo aún oscuro, trabajada hasta el agotamiento al punto que cuando se durmió en la barca ni siquiera una tormenta lo podía despertar. Y llevó a los discípulos a quejarse en Marcos 8:38 “Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?”

            Pero Dios sabe lo frágil que somos, lo fácil es que nos desanimemos. Cuando vemos que la tarea es grande y que nosotros somos pocos nuestra tendencia es a desanimarnos. Y comenzamos a soñar y a recordar la época pasada y pesamos que esa era la época dorada, la época perfecta. ¡O si nuestra iglesia fuera como la iglesia primitiva en donde todas las cosas estaban mejor que ahora! O soñamos la era de la Reforma en donde vemos como la Reforma se extiende por toda Europa occidental y trasforma el mundo de la época. O soñamos la época del Gran Avivamiento en los EE. UU. y Gran Bretaña y preguntamos dónde están los George Whitefield y los Jonathan Edwards de nuestra época.

            Por eso Dios le dice al pueblo por medio de Hageo: Esfuérzate en la obra del Señor, sin olvidar algo importante. ¿Qué es?

II. Descansando en sus promesas

            V. 4b “Esfuérzateporque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos.” La base y fundamento para poder hacer la obra del Señor lo es descansar en sus promesas. Tengan ánimo, esfuércense, sean valientes porque yo estoy con vosotros. Pongan su mirada en el lugar correcto. ¿Qué es lo que hace glorioso el Templo: el oro, la plata, las piedras preciosas: o el hecho de la presencia de Jehová? Es el hecho de la presencia de Jehová lo que hace glorioso el Templo. No es la gloria externa sino la gloria interna lo que deben mirar.

            La gloria de la Iglesia de Cristo no descansa en lo grande de sus catedrales, ni en el número de sus miembros, ni en las riquezas materiales que posee. La gloria de la Iglesia descansa en que Dios habita en medio nuestro por medio de su Palabra y Espíritu. Y Dios ha prometido no solo salvar a su pueblo sino también vivir en medio de ellos. Esa es la meta de la obra de redención. Por eso el versículo 4 debemos conectarlo con el versículo 5 y ver que Dios cumple su Palabra. V. 4b-5 “Esfuérzateporque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos. Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis.” Dios habita prometido estar con el pueblo de Israel cuando salieran de Egipto. Éxodos 29:45-46 “Y habitaré entre los hijos de Israel, y seré su Dios. 46 Y conocerán que yo soy Jehová su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto, para habitar en medio de ellos. Yo Jehová su Dios.” Dios prometió estar con ellos y habitar en medio de ellos y El cumple su palabra. Pero fíjate lo interesante de lo que dice aquí Dios por medio de Hageo. “Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto”. Dios dice: yo hice pacto con ustedes mismos cuando hice pacto con sus padres. Hermanos, Dios promete ser el Dios nuestro y el Dios de nuestra simiente. Nuestros hijos están en pacto con Dios en virtud de que nosotros los padres hemos entrado en pacto con Dios. Por eso los bautizamos.

            ¿Cómo sabemos que Dios está con nosotros? Porque creemos en sus promesas. El ha prometido estar con nosotros. Y no solo eso. Él ha prometido darnos la fuerza y los ánimos para hacer su obra. Por eso dice: “así mi Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis.” ¿Qué quiere decir mi Espíritu estará en medio de vosotros? No solo su presencia sino también su gracia para animarnos, fortalecernos, impulsarnos. La valentía y el esfuerzo nuestro descansa en el poder del Espíritu Santo, por tanto, esforcémonos en hacer la obra del Señor, pero en total dependencia del Espíritu de Dios. Es su gracia el fundamento de nuestra obediencia. Como hijos agradecidos esforcémonos en servir. 

            Ahora bien. Hasta ahora hemos visto que el mensaje de Hageo ha sido: esfuérzate en la obra del Señor descansando en sus promesas. Pero falta algo importante. ¿Cuál es? Esfuérzate en la obra del Señor descansando en sus promesas, mirando al futuro.

III. Mirando al futuro

            V. 6-9 “6 Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca; 7 y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos. 8 Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos. 9 La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.” Fíjate que Dios habla en tres tiempos en el pasaje: presenta, pasado y futuro. Al principio quiere que miren al presente: esfuérzate para hacer la obra del Señor. Mira al pasado: yo estoy con vosotros como les prometí cuando salieron de Egipto. Ahora Dios quiere que vean hacia el futuro.

            Dentro de poco estremeceré a todo el universo “haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca; 7 y haré temblar a todas las naciones,”. Lo que voy a hacer es algo cósmico. ¿Qué será? “Vendrá el Deseado de todas las naciones”. ¿Quién es? El es el Cristo. El es el Deseado de todas las naciones. Todos los seres humanos indirectamente desean un salvador. Todos desean inmortalidad. Todos desean ser librados de las miserias de esta vida. Todos anhelan la salvación. Por eso todas las religiones del mundo prometen salvación. El único problema es que solo el Cristo de la Biblia es el único que salva. Hechos 4:12 “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” Todos buscan salvarse por la razón equivocada: solo de las miserias de esta vida. Buscan salvación de la muerte, de la pobreza, de la tiranía de los gobiernos, de la depresión, de los problemas familiares, de la soledad, etc. Y desean ser salvos con sus pecados. Pero solo Jesús es el Salvador, no solo de todas las miserias de esta vida sino de lo más importante de la culpa del pecado, del poder del pecado y de la ira de Dios sobre los pecadores. Dios envió a su Hijo para comprar una salvación plena, total, perfecta. A ser disfrutada en esta vida. Pero su pleno disfrute y realización lo es cuando venga por segunda vez a buscar a su iglesia.

            Entonces nos dice Hageo V.99 La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.” La gloria postrera del Templo será mayor que la primera. A El se reunirán todas las naciones y todos los reinos del mundo vendrán a ser del Cristo. Y su iglesia será inmensa como el polvo de la tierra, de toda tribu, nación y lengua. Y habrá paz, verdadera paz, sin necesidad de armas, porque Dios habita en medio de ella.

            Por causa de esto esfuérzate en la obra del Señor descansando en sus promesas mirando hacia el futuro.