Las Escrituras

Sermón: Juan 10:34-36 La Inerrancia e Infalibilidad de las Escrituras

Juan 10:34-36 “Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? 35 Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?”

 

            El domingo pasado estuvimos estudiando tres atributos de las Escrituras: la inspiración, la autoridad y la suficiencia de la Biblia. Vimos que el testimonio de la Biblia sobre sí misma es que ella es la Palabra de Dios. Y que toda ella es inspirada por Dios. Nunca los escritores de la Biblia escribieron por sí mismo. Ellos escribieron según fueron movidos, impulsados y dirigidos por el Espíritu Santo.

            Vimos que si la Biblia es la Palabra de Dios y ella es inspirada Por Dios mismo entonces ella posee suprema autoridad. Es obvio que la Palabra de Dios vaya por encima de las palabras de los hombres por el hecho de que Dios es Dios y nosotros no. El es nuestro creador y nosotros somos sus criaturas. Le debemos todo a Él.  Por tanto, es nuestro deber ver si lo que creemos y cómo vivimos está en acorde con lo que Dios ha enseñado en su Palabra. Por ejemplo, Dios define lo que es el matrimonio. Dios define lo que es el ser humano. Dios explica cómo el universo fue creado. Dios revela cuál es el destino del hombre. Dios revela lo que es la verdadera sexualidad. Dios determina cuáles son los roles de los esposos en el matrimonio. En fin, todo lo que Dios revela es de suprema autoridad sobre nosotros. Vimos también que esto implica que no creer ni obedecer la Palabra de Dios es no creer ni obedecer a Dios mismo.

            También vimos que la Biblia es toda suficiente para darnos el conocimiento de Dios para la salvación, sobre lo que debemos creer y sobre todo lo que tiene que ver con nuestra vida cristiana, de una vida que le agrada a Dios. Y si ella es suficiente no necesitamos ninguna otra guía: no necesitamos entonces el horóscopo, no necesitamos las cartas del Tarot, no necesitamos consultar a los muertos, ni debemos buscar ningún “médium, ni large o extra-large” en nuestras vidas. Ni tampoco necesitamos el modelaje de los “ídolos” de Hollywood.

            Ahora bien, qué podemos decir de todas aquellas historias de la Biblia que a simple vista parecen fantasiosas, inverosímiles, contradictorias y que desafían las leyes de la lógica y la ciencia. Por ejemplo: qué podemos decir de: la historia de un hombre que fue tragado por un gran pez y estuvo en el vientre del mismo, tres días y tres noches, y pudo sobrevivir sin que le faltara oxígeno o muriera por los jugos gástricos del gran pez. Qué podemos decir de los años que poseían los que vivieron antes del diluvio, como por ejemplo de Adán que vivió 930 años, de Set 912 y qué decir de Matusalén que vivió 969 años. ¿Con quién se casó Caín? ¿Cómo podemos explicar que todos descendemos de Adán y Eva y hablamos de tres diferentes razas: blanca, negra y amarilla? ¿Cómo podemos hablar de la resurrección física de una persona realmente muerta por cuatro días? ¿Y qué de aquellos pasajes que aparentan ser “incorrectos”: como uno que dice que somos ovejas de su mano y pueblo de su prado? Entre muchas otras cosas.

            Hermanos, todo esto nos lleva a discutir con ustedes dos atributos adicionales de las Escrituras: la inerrancia e infalibilidad de las Escrituras. Y de ellos nos habla Jesús en este pasaje. Para Jesús las Escrituras son inerrantes.

I. Las Escrituras son inerrantes

            ¿Qué queremos decir con que las Escrituras son inerrantes? Significa que ellas no poseen errores en los escritos originales. Hermanos, si la Biblia es la Palabra de Dios, ella es la misma voz de Dios. Y si Dios se encargó de mover, impulsar y dirigir a los hombres que escribieron la Biblia entonces podemos decir que Dios se encargó que ellos escribieran su Palabra y hace de esta una Palabra inerrante. La Biblia, en sus escritos originales no tiene errores.

            Eso es lo que Jesús enseña en este pasaje. El domingo pasado vimos lo que Pablo enseña de las Escrituras. Hoy vemos lo que Jesús mismo enseñó y creía sobre las Escrituras.

            En este pasaje Jesús buscó defenderse del cargo de blasfemia. Los judíos acusaban a Jesús de blasfemar porque según ellos “tú, siendo hombre, te haces Dios.” Juan 10:33. ¿Cómo Jesús se defiende? Jesús cita la Biblia, cita la ley. En este caso cita un salmo. Cita el Salmo 82:6 que dice: “Yo dije: Vosotros sois dioses”. ¿Cuál es su argumento? El argumento de Jesús es uno de menor a mayor, de menos a más. Así como la Biblia llama dioses a los reyes y jueces porque representan la justicia divina y a ellos vino la Palabra de Dios, entonces no es incorrecto que yo diga que soy Hijo Dios, quien en mí mismo soy la Palabra de Dios y he ido consagrado y enviado por Dios mismo para ser Salvador. Esa es la idea.  

            Jesús basa su argumento en la enseñanza de la Biblia. La Biblia llama dioses a los reyes y jueces quienes legislan y juzgan en el nombre de Dios. Y si la Biblia usa la palabra dioses de la esa manera, entonces es correcto que yo también la use así. ¿Por qué? Jesús dice: Porque “la Escritura no puede ser quebrantada”. Aunque una paráfrasis, la TLA nos da la idea correcta: “Y ella siempre dice la verdad.” Esa es la idea. La Escritura no puede ser quebrantada, la Escritura no puede equivocarse. Ellas no pueden errar, ni enseñar el error.

            Lo que Jesús dice implica que Dios se encargó de preservar su Palabra libre de errores en los escritos originales. Eso es lo que Jesús creía y enseñaba. Y eso es lo que debemos creer porque Jesús es Dios.

            Miremos otro pasaje. Mateo 5:18 “Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.” Ni la letra más pequeña del alfabeto hebreo (la jota o yod) “ni una tilde” (ni un punto) “pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido”.

            Miremos otro más. Lucas 16:17 “Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la ley.” Y también, Mateo 24:35 “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.”

            Y porque la Biblia no posee errores en los escritos originales ella es totalmente confiable. Para Jesús las Escrituras no pueden ser quebrantadas, son inerrantes. Pero también son infalibles.

II. Las Escrituras son infalibles

            ¿Qué significa que son infalibles? Significa que ellas, por no poseer errores, jamás nos llevan al error. Porque son inerrantes, es decir, exentas de error, ellas son infalibles, no pueden errar. Y, por tanto, son seguras, ciertas, indefectibles, totalmente confiables en su enseñanza.

            Jesús confiaba plenamente en la Biblia. Por eso cuando fue tentado por Satanás El se defendía citando las Escrituras. Y cuando fue tentado por los saduceos que no creían que existían los ángeles, los espíritus ni la resurrección, Jesús destruye sus argumentos citando la Biblia. Y les dijo en Mateo 22:29 “Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.” Mateo 22:31-32 “Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.” Jesús cita Éxodos 3:6.

            Porque Dios movió, impulsó y dirigió a los escritores bíblicos a escribir sus Palabras, la Biblia está exenta de errores ella es inerrante y si es inerrante ella es también infalible, jamás me lleva al error. Por tanto, yo no tengo dudas para poder creer que Jonás sobrevivió en el vientre del gran pez, aunque yo no entienda cómo es eso posible. No hay límite al poder de Dios. No necesito estudiar el sistema estomacal de las ballenas para convencerme de que eso fue así.  Yo confío plenamente en las Escrituras porque ellas son la Palabra de Dios y jamás me llevan al error.

            Yo no tengo temor en disciplinar a mis hijos con la vara o con la correa, con moderación y cuidado, porque Dios me enseña en la Biblia en Proverbios 22:15 “La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la alejará de él.” Eso no significa que la disciplina corporal es mi primera ni mi única opción. Y que puedo usarla irresponsablemente. Pero si la usamos con moderación, sabiamente, en casos extremos, jamás me llevará al error.

            Esta doctrina implica que es Dios quien define nuestra sexualidad y no yo. Y como El ha determinado que solo existen dos sexos yo no tengo el derecho ni la libertad de decidir que hay 15 o veinte: que hay hombres; que hay mujeres; que hay hombres por la mañana y mujeres por la noche o viceversa; o que hay algunos totalmente indefinidos. Y es Dios quien decide el uso de mi vida sexual: dentro del matrimonio en un pacto público y formal.    

            Y por tanto si yo vivo mi vida dirigida por la Palabra de Dios ella jamás me lleva al error, si no todo lo contrario. Es allí donde viviré en plena libertad, en felicidad, en orden, en paz, agrando a Dios en todo.

            Te pregunto: ¿es esa tu fe? ¿Cuánta confianza tienes en la Palabra de Dios para dirigir tu vida? ¿Vives en obediencia a la Palabra de Dios? ¿Procuras que tu relación matrimonial refleje la relación que Cristo tiene con su iglesia? ¿Te sometes a la Palabra de Dios?

            Quiera Dios que cada uno de nosotros consideremos la Biblia con la plena confianza que Jesús tuvo con ella. Para Jesús la Biblia era inerrante e infalible. ¿Lo es para ti?

Sermón: 2 Timoteo 3:16-17 La Inspiración, Autoridad y Suficiencia de las Escrituras

2 Timoteo 3:16-17 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.

 

            El domingo pasado vimos que Dios nos llama a vivir una vida consagrada. Hemos sido comprados por precio. El precio pagado lo fue la sangre preciosa del Señor Jesucristo. Esta consagración de vida incluye el cuerpo físico: nuestros brazos, nuestros pies, nuestra lengua, nuestros ojos, nuestras partes íntimas. Todo lo pertenece a Dios. Dijimos también que Dios nos llama a renovar nuestra mente. Debemos cambiar nuestra forma de pensar. Y el medio para esa renovación intelectual lo es la Palabra de Dios. Debemos leerla, estudiarla, comprenderla en un todo. Debemos conocer cada una de sus partes, cada uno de sus libros y cada mensaje que Dios ha dado con cada uno de esos libros.

            Siendo esto así, nos toca repasar nuestra confianza en la Palabra de Dios. Ella es el medio para nuestra transformación moral y espiritual a la imagen de Jesús.

            Dios nos ha dado su Palabra. Tenemos delante nuestros ojos y al alcance de nuestras manos nada más ni nada menos que la misma Voz de Dios. La Biblia es Vox Dei. Ella es también Verbum Dei, la Palabra escrita de Dios. Y como ella es su Palabra, ésta debe poseer ciertos atributos que la distinguen de todo lo demás. Por tanto, hoy vamos a contestar la siguiente pregunta: ¿cuáles son los atributos o cualidades que poseen las Escrituras como Palabra de Dios? Es imposible contestar esa pregunta completamente en el día de hoy. Por eso solo vamos a limitarnos a tres de ellos: la inspiración, la autoridad y la suficiencia de las Escrituras.

            ¿Cuáles son los atributos o cualidades que poseen las Escrituras como Palabra de Dios?      

I. Ella es inspirada por Dios

            Miremos el versículo 16 “Toda la Escritura es inspirada por Dios”. ¿A qué Escritura se refiere Pablo? El contexto inmediato se refiere a las Escrituras del AT. ¿Cómo lo sabemos? Miremos los versículos 14-15 “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; 15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.” Pablo le dice a Timoteo un joven pastor: persiste, continúa firme en tu fe, en lo que has aprendido y estas persuadido y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras. ¿Cuáles? El AT. Timoteo era hijo de una mujer judía y padre griego. Y su madre y su abuela se encargaron que desde niño Timoteo aprendiera las Sagradas Escrituras. De ellas Pablo dice “Toda la Escritura es inspirada por Dios”. El AT es inspirado por Dios. ¿Pero solo el AT es inspirado por Dios? El contexto inmediato se refiere al AT. Pero cuando tomamos conocimiento de todo el contexto de las epístolas pastorales sabemos que incluye también el NT. Miremos 1 Timoteo 5:17-18 “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. 18 Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.”  Pablo basa el salario de los ancianos en dos pasajes bíblicos o como Pablo dice aquí: “Pues la Escritura dice”. El primer pasaje de la Escritura que cita lo es Deuteronomio 25:4No pondrás bozal al buey que trilla”. Cuando el buey esté trillando, es decir, trabajando en recortar el trigo no le tapes la boca. Déjale que coma de su trabajo, esa es la idea. Pero lo que nos interesa aquí es que Pablo cita otro pasaje para fundamentar el argumento del salario de los ancianos citando, como Escritura Lucas 10:7, que dice: “Digno es el obrero de su salario.” Si te das cuenta para Pablo la frase “toda la Escritura” se refiere tanto al AT como al NT.

            Y no dice Pablo, toda ella es inspirada por Dios. ¿Qué significa la palabra inspirada? La palabra en griego es “theopneustos”, que significa exhalada por Dios. Esto es súper importante. Hermanos, el que “toda la Escritura es exhalada por Dios” implica dos cosas:

            (1) Dios es el autor de las Escrituras. Es cierto, Dios utilizó hombres para que redactaran su mensaje. Pero Dios se encargó que lo que redactaran no fuera otra cosa que su misma Palabra. Miremos 2 Pedro 1:21 “porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.” En este pasaje la palabra traducida “inspirada” es una palabra distinta en el griego. Es la palabra “φερόμενοι”. Y esta puede ser traducida: movida, impulsada o dirigida. La BDHH traduce el pasaje: “porque los profetas nunca hablaron por iniciativa humana; al contrario, eran hombres que hablaban de parte de Dios, dirigidos por el Espíritu Santo.” La NVI traduce: “Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo.” La Biblia de Jerusalén traduce: “hombres movidos por el Espíritu Santo, han hablado de parte de Dios”. Dios es al autor de las Escrituras. La Biblia es la Palabra de Dios cuyo origen es divino. Fue Dios quien la exhaló. Fue El quien la produjo. No fue que los hombres se dijeron vamos a dejar por escrito lo que nosotros creemos es la voluntad de Dios. No. Fue Dios mismo quien los impulso a escribir. Fue El quien los comisionó para que escribieran sus Palabras. Como traduce la NVI: “la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana”. Ha tenido su origen en Dios. El es el autor de las Escrituras.

            (2) El resultado de la exhalación de Dios es que tenemos en la Biblia una Escritura inspirada. El producto de la obra de Dios es una Biblia inspirada. Fue El quien movió a los santos hombres para que escribieran su misma voz. La Biblia no es en última instancia un escrito humano, sino divino. Ella es en la forma más clara y sencilla de decirlo: La misma voz de Dios.

            ¿Qué otro atributo posee las Escrituras?

II.  Ella posee suprema autoridad

            La Biblia posee suprema autoridad. Esto se desprende de que ella es inspirada por Dios. Si Dios es el autor de las Escrituras y El se aseguró en impulsar a los hombres para que escribieran sus Palabras, El exhaló las Escrituras y ellas son en última instancia divinas y no humanas, o más bien la Palabra de Dios en lenguaje humano. Entonces, concluimos que ellas al ser Palabra de Dios tiene suprema autoridad sobre todo.

            Por tanto, ella de ser creída en todo lo que enseña. Ella debe ser obedecida en todo lo que ordena. Por eso dice la CFW.I.4: “La autoridad de las Santas Escrituras, por la que ellas deben ser creídas y obedecidas, no depende del testimonio de ningún hombre o iglesia, sino exclusivamente del testimonio de Dios (quien en sí mismo es la verdad), el autor de ellas; y deben ser creídas, porque son la Palabra de Dios”.

            No creer el mensaje y la enseñanza de la Biblia es no creer a Dios. De igual manera, desobedecer a las Escrituras es desobedecer a Dios mismo, porque ella es su Palabra. Por eso Pablo elogia a los tesalonicenses porque cuando recibieron el mensaje de los apóstoles lo recibieron como lo que realmente era: el mensaje de Dios mismos. Busquemos 1 Tesalonicenses 2:13 “Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.”

            Hermanos, esto es importante y sumamente serio. Dios nos ha dado su Palabra. Y su palabra es su voluntad revelada para nosotros. Cuando Dios nos dice: confía, es nuestro deber confiar; cuando nos dice: cree, es nuestro deber creer; cuando nos dice: obedece: es nuestro deber obedecer. Cuando leemos la Palabra de Dios o cuando la enseñamos y la predicamos, no es cualquier cosa. No es una tontería. No creer y no obedecer la Palabra de Dios es rebelarnos contra Dios. Y la rebelión contra Dios lleva a la perdición. Torcer la Palabra de Dios, hacer que diga lo que no dijo, es algo serio. Cuan terriblemente serio es predicarla, enseñarla. 2 Pedro 3:15-16 “Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, 16 casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición.” Torcer las Escrituras es para nuestra propia perdición.

            Dios es el autor de las Escrituras, por tanto, ellas poseen suprema autoridad sobre todo: sobre toda idea, sobre todo valor, sobre toda enseñanza, sobre toda filosofía, sobre toda opinión de los hombres.

            Mira a Jesús y su autoridad. Mateo 5:43-45 “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.” Por encima de las opiniones de los hombre está la autoridad de Dios.

            ¿Qué otro atributo posee las Escrituras?

III. Ella es suficiente         

            Miremos 2 Timoteo 3:16-17 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. Ella es útil para enseñar la voluntad de Dios para nuestra salvación, es útil para redargüirnos de pecado, para corregirnos si nos hemos desviado del camino correcto y es útil para instruirnos en justicia, es decir, en el camino de la santidad. Pero alguien pudiera decir: Pablo dice que la Biblia es útil para muchas cosas pero no que es suficiente.

            Miremos el versículo 17:a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. Por el hombre de Dios debemos entender en primer lugar el ministro de la Palabra. Esa es la manera en que Pablo la usa en las cartas pastorales. Y la idea es que la Biblia es suficiente para que el ministro sea capaz de cumplir todos sus deberes ministeriales: “sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. Y si la Biblia es suficiente para el ministro cuanto más lo es para todo creyente.

            Ahora bien, ¿suficiente para qué? No para pasar el examen de matemática, ni el examen de inglés, ni para enseñarte cómo pintar una casa, etc. Suficiente para darte el conocimiento necesario para la salvación, para saber cómo debemos glorificar a Dios, lo que debemos creer y todo lo necesario para vivir la vida celestial que a Dios le agrada y demanda. En todo eso ella es suficiente y no necesitamos nada más. Como dice la CFW.I.6: “El consejo completo de Dios tocante a todas las cosas necesarias para su propia gloria y para la salvación, fe y vida del hombre, está expresamente expuesto en las Escrituras, o se puede deducir de ellas por buena y necesaria consecuencia,”.

            Hermanos, Dios nos ha dado su Palabra y esto es un acto de increíble misericordia. ¿Sabes por qué? Porque el mundo sin la Palabra de Dios está en tinieblas.  No conocen el camino de salvación. No saben cómo agradar a Dios ni cómo glorificarle, ni cómo ordenar sus vidas de tal manera que agrade a Dios. Pero Dios en su misericordia nos ha dado su Palabra. Nos ha traído la luz del evangelio. Nos ha revelado a Cristo. Su ha revelado así mismo. Nos ha dado una porción de su mente. Nos ha revelado su corazón.

            En última instancia, ¿qué es la Biblia para ti? ¿Es un libro cualquiera o es la palabra de Dios?

            Para la iglesia de Cristo, ella tiene su origen en Dios. Posee suprema autoridad. Y es suficiente para capacitarnos para darnos el conocimiento de la salvación, la gloria de Dios, lo que debemos creer y cómo debemos vivir. Espero que esa sea tu convicción.