¿Cómo Ayudar la Gente a Cambiar?

Toda consejería tiene el propósito de ayudar al aconsejado a cambiar.  Ya sea en su manera de pensar, sentir, comportarse, actitud, sensibilidad, conciencia o entendimiento, la consejería apunta al cambio en cualquiera de estas áreas. No hay nada más poderoso para el cambio que la Biblia, la Palabra de Dios. A la Palabra de Dios se le atribuye ser instrumental único en el cambio más importante que una persona pueda tener, el nuevo nacimiento o la regeneración. Y en el caso del nacido de nuevo, su santificación o transformación a la imagen de Cristo. Este es la base indispensable para todo cambio significativo y profundo. Lo demás es “capota y pintura”.

Lo que hace único el proceso bíblico del cambio es su dimensión vertical por la cual tiene lugar el cambio substancial.

Resumamos el cambio sustancial del que hablamos:

  1. Es “producido por el ministerio de la Palabra de Dios”.  Note el movimiento gradual y las formas y posibilidades.  El ministerio de la Palabra envuelve enseñanza, exhortación, reprensión, animar, disciplina, etc., una serie de pasos.
  2. “Es bendecido por el Espíritu de Dios.”  El Espíritu Santo es un factor sin igual en el proceso.
  3. “Trae al aconsejado más cerca a la semejanza a Cristo.”

Como puede darse cuenta, el aconsejado tiene dirección y movimiento, junto a metas y objetivos.

Todo esto es lo que constituye el eje central del verdadero proceso del cambio bíblico, que no tiene comparación con los recursos humanista.  ¿Por qué, entonces, un ministro o un cristiano tiene que acudir a cisternas vacías cuando tenemos manantiales de aguas vivas en el Espíritu y la Palabra de Dios? 

(En esencia el crédito de este artículo le corresponde

al Dr. Jay E. Adams.)