Hechos 2:42-47 “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”
La iglesia es la familia de Dios. Todos los creyentes son hermanos y hermanas de un mismo Padre que nos engendró. Es Dios quien hizo esta obra y esta obra es hermosa.
Cada uno de nosotros somos un solo cuerpo. Y cada uno de nosotros somos miembros uno de los otros. Uno de ustedes es mi brazo derecho, otro es mi brazo izquierdo y otro miembro es los ojos de los demás. Cada uno de nosotros estamos unido con un vínculo que va más allá de este estado de la eternidad ya que permanece desde ahora y hasta por toda la eternidad. Unidos por el vínculo del Espíritu somos llamados a tener una misma mente, un mismo corazón. Y vernos unos a otros como una parte de mí que yo necesito. Mi hermano y mi hermana es una parte de mí que yo necesito. Así como necesito mis uñas, mis dedos, mi piel, de igual manera yo necesito a mis hermanos.
Dios ha diseñado esto. En su sabiduría Dios ha creado a la iglesia no meramente como un grupo de personas reunidas para hacer cosas en común sino como un cuerpo, como una familia que se ayuda mutuamente según la sabiduría y gracia que nos da nuestro Dios. Como una sociedad y nación cuyo arquitecto y constructor es Dios.
Hoy día ese concepto de la iglesia se está perdiendo. La práctica de congregarse domingo tras domingo y en otros días de la semana se está considerando como anticuado. Se piensa que la membresía de la iglesia no es necesaria, no es útil y debemos considerarla como algo del pasado.
¿Qué podemos responder ante esta interrogante? Respondemos que la membresía de la iglesia es importante. No es un invento de los hombres. Es algo que Dios mismo ha instituido para el bien de sus hijos. De eso trata el sermón de hoy. Hoy vamos a contestar brevemente la siguiente pregunta. ¿Es importante la membresía de la iglesia? A lo cual respondemos que sí. ¿Por qué? Es importante porque…
I. Es la obra de Dios
V. 47 “Y el Señor añadía cada día a la iglesia”. Mira lo que Lucas dice aquí: es el Señor. ¿Quién es ese? Ese es Jesús mismo. Lucas usa el título de Señor para referirse a Jesús y no a Dios. Por tanto, es Jesús mismo quien añade a la iglesia.
Si te das cuenta la iglesia no es una sociedad voluntaria como el Club de los Leones o el “Boys and Girls Club”, o cualquier otro club o asociación. La iglesia es una institución divina. Es Jesús quien edifica a la iglesia. Fue Jesús mismo quien dijo en Mateo 16:18 “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.
Entonces, si es el Señor el que añade, esto significa que es Dios quien nos lleva a amar y a valorar a la iglesia. Y por la iglesia me refiero a todo lo que ella compone: no solo a los creyentes que son la iglesia sino también los oficiales de la iglesia, las reuniones de la iglesia, etc. En fin, todo aquello que Cristo mismo instituyó como parte de su iglesia.
Ahora bien, ¿qué significa añadir? Añadir no es meramente asistir sino ser parte de la iglesia. Es unirnos en pacto con Dios y unos con otros. ¿Cómo lo sabemos? Lo sabemos por todo el contexto de este pasaje. El énfasis del pasaje lo es la unidad de la iglesia. La iglesia que Jesús crea en un cuerpo unido. ¿Unido en qué? Unido en la doctrina, V.42 “perseveraban en la doctrina de los apóstoles”. Era una iglesia enseñable. Que se sometía a la enseñanza apostólica. Unidad familiar, V. 42 “perseveraban… en la comunión unos con otros”. Los hermanos se veían como una familia y se ayudaban mutuamente. Compartían de lo que tenían. Unidad en la adoración, V. 42 “perseveraban… en el partimiento del pan”. El partimiento del pan es la celebración de la Santa Cena. Y representa la adoración a Dios. Había unidad de adoración. Todos los creyentes participaban de la Santa Cena y de la adoración a Dios. Unida en las actividades de la iglesia, V. 42 “’perseveraban… en las oraciones”. ¿Por qué actividades de la iglesia? Porque no dice perseveraban en la oración en singular sino en las oraciones en plural. Y la referencia era a los diversos cultos de oraciones que la iglesia hacía. La idea no es meramente que se reunían a orar, sino que participaban de los diversos cultos de oraciones que se hacían. V. 44-45 “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas;
y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.” Es decir, velaban por sus necesidades. Estaban pendientes unos a otros de las necesidades de los demás. V. 46 “Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón”. Toda la sección trata de la unidad de la iglesia. No había llaneros solitarios entre el pueblo de Dios. No había creyentes desvinculados de la adoración a Dios. No había creyentes que eran sus propios maestros sino sujetos a la autoridad de los apóstoles o ministros de la Palabra.
Y todo esto, hermanos, es la obra de Dios. La iglesia no es una asociación voluntaria es una institución divina. Y es Jesús quien añade a la iglesia y nos hace amarla. Y nos lleva no meramente a asistir sino a darnos en cuerpo y alma por la unidad y el bienestar de la iglesia en una misma enseñanza, una misma adoración, en una unidad familiar, en una unidad en las actividades de la iglesia, en un buscar satisfacer nuestras necesidades y en un mismo corazón. Cada uno podía decir: esta es mi iglesia, esta es mi familia, esta es mi casa y este es mi pueblo y estos son mis hermanos.
Es importante porque…
II. Es el medio que Dios usa para salvarnos
V. 47 “Y el Señor añadía… a… los que habían de ser salvos”. La Biblia de Jerusalén lo traduce de esta manera: “El Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se habían de salvar”. La iglesia es el medio que Dios usa para salvarnos. Hermanos, Dios usa medios para salvarnos. Dios usa su Palabra predicada para salvarnos. Dice Romanos 10:17 “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” Dios Espíritu Santo usa la Palabra predicada como el medio para convertirnos. Dios usa medios para salvarnos.
Ahora bien, la salvación es un acto definido en el tiempo, pero es también un proceso. Dios no solo busca convertirnos, El busca glorificarnos. Todos los salvados son llamados a perseverar. Y Dios utiliza a la iglesia como un medio de gracia para ayudarnos a perseverar, para ayudarnos en nuestra salvación. Fíjate cómo lo dice Lucas: “los que habían de ser salvos”.
Dios instituyó a la iglesia como un medio para confesarle delante de los hombres. Y esto es importante. Jesús dijo en Mateo 10:32-33 “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.” La membresía de la iglesia es el medio que Dios ha instituido para que la iglesia invisible, es decir, los creyentes, los elegidos, los salvos, le confiesen ante los hombres. Hermanos, nuestros vecinos saben si vamos o no a la iglesia. Al ellos vernos salir bien vestidos todos los domingos a la misma hora, ellos saben que vamos a la iglesia. Dios instituyó a la iglesia como un medio para confesarle delante de los hombres para nuestra salvación. Por eso Calvino dijo: “Nadie puede tener a Dios como Padre si no tiene a la iglesia como su Madre”.
Dios instituyó a la iglesia para que sea un medio de santificación. ¿Cómo así? Es así porque solo los miembros en plena comunión de la iglesia disfrutan de todos los privilegios de ser miembros. Ellos gozan el privilegio de participar del Bautismo y de la Cena del Señor; solo los miembros. Y estos sacramentos son medios de gracia que Dios ha instituido para santificarnos. Solo ellos pueden elegir a su pastor y a sus líderes que cuidan de sus almas. Gozan del cuidado pastoral. Solo ellos pueden votar en las asambleas de la iglesia. Participan de los ministerios de la iglesia: de ser maestros, ancianos, diáconos, del ministerio musical de la iglesia. Solo los miembros tienen esos privilegios. Y al así participar ellos dicen: esta es mi iglesia, esta es mi familia, esta es mi casa, este es mi pueblo y estos son mis hermanos. Y yo no meramente asisto a la iglesia yo soy parte de la iglesia.
Aplicación:
1. Alguien pudiera objetar. ¿Nada de eso establece la membresía formal de la iglesia? La iglesia es descrita en la Biblia como una sociedad, como una nación. Cada nación tiene una manera de certificar quiénes son los ciudadanos de esa nación y quiénes no. Tan pronto nace un niño se registra en el Registro Demográfico. Solo ellos pueden votar en las elecciones, sacar pasaporte, abrir cuentas de bancos, etc. La membresía formal de la iglesia hace eso mismo. Nos dice quiénes son los miembros del cuerpo de Cristo y quiénes tienen derecho a los privilegios de esta sociedad que es la iglesia. Esos privilegios son de los que han profesado su fe en el Señor Jesucristo, descansan únicamente en sus méritos para salvación y han profesado obediencia al Señor Jesucristo. Pero, alguien diría: yo hago eso. Y, ¿te pregunto? Amas a la iglesia como Cristo la ama. Y la iglesia no son solo los miembros. La iglesia a la luz de la Biblia es todo lo que Dios ha instituido para el bienestar de la iglesia: el Ministerio, la palabra, etc. Dice Hebreos 13:7 “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta”. Dr. Ryan Mcgraw: ¿Cómo pueden los pastores ser responsables de un cuerpo definido de creyentes si ellos no pueden definir los límites de ese cuerpo? ¿Son ellos responsables por aquellas almas que vienen y van según su placer? ¿Pueden esos cristianos obedecer ese mandamiento cuando no tienen un compromiso con la iglesia local o sus oficiales?
¿Es importante la membresía en la iglesia? Es importante porque es la obra de Dios y es el medio que Dios usa para salvarnos. Amemos lo que Dios ama y Dios ama a su iglesia con todo lo que esta es.