Mat. 28:18-20 “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”
Dice Éxodos 3:1-6 “Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. 2 Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. 3 Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. 4 Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. 5 Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. 6 Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.”
¡Qué experiencia más increíble! Cualquiera de nosotros podría pensar: “que bendición tuvo Moisés en ver tal escena. Si yo hubiera tenido esa experiencia de ver a Dios. ¡Wao! ¡Cuán grande es esa bendición!”. Sabes qué, nosotros experimentamos una bendición más grande que la que experimentó Moisés en ese momento. Dios se reveló en el AT a los patriarcas de una manera impresionante. Pero esa revelación de Dios era en un sentido obscura si la comparamos con la revelación de Dios en el NT. Tú y yo tenemos una más clara visión de Dios que la que tuvieron los santos en el AT. No hay nada que envidiar a Moisés. El NT se revela de una manera más clara el ser de Dios y su naturaleza trinitaria, en la obra de redención obrada por Cristo y en el derramamiento y obra del Espíritu santo sobre su iglesia.
Continuamos nuestro estudio de la Catecismo Menor de fe de Westminster, el cual junto al Catecismo Mayor y la Confesión de Fe forman la base doctrinal de nuestra iglesia.
Veamos las preguntas 5 y 6 del Catecismo Menor.
5. ¿Hay más de un Dios? R. No hay sino uno solo, el Dios vivo y verdadero.
6. ¿Cuántas personas hay en la Divinidad? R. Hay tres personas en la Divinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y estas tres son un solo Dios, las mismas en sustancia, iguales en poder y gloria.
Hoy comenzamos a predicar sobre la doctrina bíblica de la Trinidad. Pero nos vamos a concentrar en el día de hoy en su importancia. Y vamos a contestar por qué es importante esa doctrina. ¿Por qué es importante la doctrina de la Trinidad?
I. Porque revela con claridad el ser de Dios
Fíjate las palabras de la Gran Comisión. Jesús luego de su resurrección nos indica que El, en su oficio como Mediador entre Dios y los hombres, recibió todo poder en la tierra y en los cielos. “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.” Hermanos, todo poder le pertenece a Jesús. No hay poder en este mundo más grande que el poder que posee Jesús. No hay nación, ni armamento más grande que el que posee Jesús. Toda potestad le ha sido dada a Él. Y como el posee todo poder Él puede ordenar a la iglesia a predicar el evangelio a todas las naciones. Ninguna nación tiene la potestad de evitar que el evangelio sea predicado en su suelo porque todo poder le ha sido dado a Jesús, como Mediador. ¿Qué autoridad tienen los predicadores de entrar por ejemplo en Iraq para predicar el evangelio? La autoridad que Jesús les da.
Y nos dice Jesús que la Comisión de hacer discípulos a todas las naciones conlleva dos cosas: administrar la Palabra y los sacramentos. Mira como lo dice: “bautizándolos… y enseñándoles”, Palabra y sacramento. Eso es todo lo que la iglesia necesita para llevar a cabo la Gran Comisión: predicar el evangelio a toda criatura y administrar los sacramentos instituidos por Cristo.
Pero hay algo más que nos enseña Jesús. Él no dice que los discípulos de Jesús son bautizados en el nombre, y habla en singular. Fíjate que no dice en los nombres sino en el nombre. El nombre en singular enfatiza el hecho de que estos tres nombres que se mencionan son uno solo. Ellos se convierten en discípulos de un solo Dios. Pero este Dios tiene tres nombres.
Si te das cuenta Jesús nos enseña que la doctrina de la Trinidad es parte esencial de la revelación de Dios. No podemos conocer a Dios correctamente a menos que lo conozcamos como uno y como tres: como un solo Dios en tres personas. Dios no es una sola persona y esto es esencial a un correcto entendimiento de quien es Dios. Tan importante es la doctrina de la Trinidad que Jesús nos enseña que es parte esencial de la predicación del evangelio, de la Gran Comisión de la iglesia. Sin la misma la Iglesia predica a otro dios que no es el Dios de la Biblia.
Solo la doctrina de la Trinidad nos da una clara y correcta concepción de quien es Dios. Si no creemos en que Dios es un solo Dios que posee tres personas, nuestra idea de Dios es errónea. E ahí la importancia de la doctrina de la Trinidad. esta nos da una clara idea del ser de Dios.
II. Porque es esencial para la salvación
La Gran Comisión es la responsabilidad ineludible de la Iglesia. Es el deber de la Iglesia ir por todo el mundo y predicar el evangelio. Jesús dijo: “Por tanto, Id y haced discípulos a todas las naciones”. Y en su prédica la Iglesia proclama el evangelio.
El contenido del evangelio conlleva una declaración del ser de Dios y de los actos de Dios. La iglesia es llamada a dar a conocer no solo lo que Dios ha hecho para salvar a los pecadores sino también quién es el Dios verdadero que salva a los pecadores. La iglesia predica quién es ese Dios vivo y verdadero. La meta de la predicación es conocer a Dios de una manera salvadora. Por eso la Biblia nos enseña que ese conocimiento verdadero y correcto de Dios es esencial a la salvación. Veamos Juan 17:3 “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” Conocer a Dios y a Jesucristo es la vida eterna.
Es por eso que Jesús vino. El hombre por naturaleza no conoce a Dios. El mundo es ignorante acerca de Dios. Y no desea conocer acerca de Dios. No busca a Dios. Y si busca conocer algo de Dios cuando escucha del Dios verdadero revelado en la Biblia huye de Él. Pero Jesús vino para darnos a conocer a Dios. Juan 1:18 “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” Y Jesús nos ha dado a conocer a Dios tal y cual Dios es.
Y ese Dios nos dice Jesús en la Gran Comisión es un Dios en tres personas. Por tanto, la Iglesia siempre ha dicho que nadie puede ser salvo a menos que tenga un conocimiento correcto a acerca de Dios. Por eso decimos que la doctrina de la Trinidad es esencial a la salvación. ¿Por qué es importante la doctrina de la Trinidad? Porque es esencial para la salvación.
III. Porque es esencial a la experiencia religiosa cristiana
Una de las cosas que siempre debemos tener presente es que la vida cristiana es una vida de comunión con Dios. Dios es un ser personal y nosotros nos relacionamos con El de una manera íntima. Dios mora en nosotros por su Espíritu. Hablamos con El por medio de la oración. Él nos habla por medio de su Palabra predicada y leída. El vigila nuestros pasos. Y Él siempre está presente en nuestros pensamientos. Le amamos porque Él nos amó primero. Y cada creyente experimenta en su vida y en su corazón el amor de Dios.
No solo eso, sino que cada creyente tiene comunión con cada una de las tres personas de la Trinidad. Su gozo y paz y su íntima relación con Dios demanda que cada una de esas personas sea Dios. Cada creyente lo experimenta así. Es esencial para su vida cristiana, para la paz, gozo e íntima comunión. Nuestra vida cristiana no sería lo que es si Dios no fuera Trino y uno.
Cada creyente sabe que solo un Salvador que sea Dios mismo puede traer paz a su vida. Cuando miramos nuestra vida y vemos lo faltos que somos en cumplir con los mandamientos de Dios, aprendemos solo un Salvador que sea Dios puede pagar por mis deudas a Dios. Tú y yo somos pecadores. Y nada de lo que hagamos podrá jamás merecer la salvación. Ninguno de nosotros puede por más que se esfuerce satisfacer nuestra deuda, pagar por nuestros a un Dios tres veces santo. Nunca podemos ofrecer una obediencia perfecta a un Dios que demanda que seamos perfectos como Él es perfecto. (Mateo 5:48). Por tanto, nuestra paz descansa en que Jesús quien es Dios mismo ofreció un sacrificio perfecto, de valor infinito como mi sustituto satisfaciendo así las demandas de la justicia de Dios. Si El no fuera Dios jamás yo tendría paz. Siempre tendría el temor de pensar habrá satisfecho Jesús plenamente por mis pecados o debo yo también satisfacer, pagar esa deuda. Por eso la Biblia nos enseña en Hebreos 10:14 “porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.” ¿Cómo Jesús podía ofrecer a Dios un sacrificio perfecto que nos hiciera perfectos delante del tribunal de Dios? La Biblia nos dice en Hebreos 9:14 “¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” El Espíritu eterno se refiere a la naturaleza divina de Jesús. Aunque la sangre de Cristo era finita, quien ofreció esa sangre era una Persona divina, dándole así valor infinito y perfecto a su sacrificio. Y por eso tenemos paz para con Dios los que hemos creído para la salvación de nuestras almas.
No solo eso. Solo un Salvador quien es Dios puede ser un perfecto Sumo Sacerdote. Un Sumo Sacerdote capaz de compadecerse con nuestras debilidades. Ningún hombre es más compasivo que Dios. Ni ninguno más justo que Dios. Por eso David siempre pedía que fuera Dios quien lo juzgara y no los hombres, porque entendía lo justo, compasivo, misericordioso, entendido como Dios. Por eso podemos ir ante el Padre por medio de un Sumo Sacerdote divino con la seguridad que El defenderá mi caso de una manera perfecta. Él es nuestro Paracleto, nuestro abogado por excelencia defendiendo nuestro caso delante de Dios a la perfección. Sabiendo que todo lo que le pidiéramos al Padre en el nombre de Jesús lo tendremos porque Dios como Dios posee la misma mente y voluntad de Dios.
De la misma manera podemos decir que cada creyente sabe que solo un Santificador, el cual es Dios también, es la fuente de su paz, gozo y misericordia. Solo Dios Espíritu Santo puede darme a plena seguridad de que moraremos en las mansiones celestiales. ¿Cómo lo sabemos? Porque Dios mora en nosotros por medio del Espíritu Santo. Y Dios nos sella con su Espíritu como la garantía de que iremos a morar en los cielos y somos herederos de la vida eterna. Solo un Santificador el cual es Dios, puede garantizar mi constante santificación y así lograr que nosotros perseveremos hasta el fin. Todos nosotros tenemos una vagancia para las cosas espirituales. Todos nosotros en alguna manera u otra hemos arrastrado los pies para seguir a Dios. Pero nos da paz el saber que el Espíritu Santo, el cual es Dios, seguirá sin descansar, santificándonos cada día hasta la que la obra esté completa cuando partamos de este mundo. Solo Dios Espíritu Santo puede vencer mis deseos pecaminosos, limpiar mi conciencia, doblegar mi terquedad y ser la luz que me lleve a comprender la voluntad de Dios revelada en la Biblia.
De aquí hermanos, cuán importante y cuán practica es la doctrina bíblica de la Trinidad. Ella me asegura que aquí en la tierra Dios mismo mora conmigo. Disfruto poco a poco de la plenitud de Dios. Comienzo aquí a gustar del amor de Dios, de su presencia, de su paz, de todo lo que Dios es. Y ese mismo Dios que ha estado conmigo me acompaña todos los días de mi vida aquí y me acompañará también cuando los ángeles lleven nuestra alma a morar en los cielos. Y ese mismo Dios Trino y uno que me ama y que está conmigo está también con todos mis hermanos en la fe: sean estos primos, cuñados, esposas, hijos, vecinos, miembros de la iglesia. Yo nunca estoy solo, ni ellos tampoco. Cuando partamos de este mundo realmente no nos separamos de ellos, porque somos uno como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es uno. Somos una sola familia. Algunos se adelantarán a disfrutar de Dios con mayor plenitud. Pero nunca nos abandonan porque ese mismo Dios que adoramos mora en cada uno de sus hijos y el que mora el ellos y que murió por ellos, es Dios.
¿Cuán importante es la doctrina de la Trinidad? Es vitalmente importante para la proclama del evangelio, para la salvación y para una vida cristiana plena.