Juan 4:24 “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
El contexto de este pasaje es increíble. Nos revela que Jesucristo era un verdadero cura. El es un verdadero médico del alma. Jesús está en Samaria y se encuentra con una mujer y conversa con ella. ¿Y qué tiene de interesante eso? Mucho. Era la costumbre de la sociedad que los hombres no hablaran con las mujeres. Era mal visto socialmente. En esa cultura machista hablar con una mujer en público era socialmente reprendido. Y de todos modos vemos a Jesús hablando con una mujer en público. Jesús no se dejaba controlar por las costumbres de la sociedad que fueran en contra de la Palabra de Dios.
Los discípulos se preguntarían, pero… qué le pasa a Jesús. ¡Nadie en la sociedad judía hace eso! ¿Por qué tú hablas con una mujer en público? A lo cual Jesús les pudo preguntar, aquí yo imaginándome la escena, ¿y dónde en la Biblia dice que yo no puedo hablar con una mujer en público? ¿Dónde en la Biblia se enseña eso? Hermanos nosotros somos llamados a imitar a Jesús en esto. Nuestra mente debe ser bíblica. Dios no nos manda a que sigamos las costumbres de la sociedad que sean contrarias a la Palabra de Dios. De aquí vemos hermanos, ¡cuán liberador es el evangelio de Jesucristo! ¡Cuán justo, compasivo, y tierno es Jesucristo! Digo es porque Jesús vive para siempre. El evangelio nos libera del pensamiento esclavista de la sociedad.
No sólo eso. Lo interesante lo acentúa el hecho de que la mujer era samaritana. Y los judíos no se llevan con los samaritanos. Ellos rechazan la raza samaritana por ser una raza mezclada de judíos y gentiles. Pero Jesús no limita su evangelio a una sola raza. El evangelio lo es para todas las razas y lenguas del mundo. Jesús no era una racista. Y nosotros debemos aprender lo mismo de Jesús. En tu trato con personas de otras nacionalidades, ¿te preocupas por su salvación? ¿Te atreves a compartir el evangelio con esas personas? ¿Cómo te sentirías que haitianos o chinos fueran miembros de esta iglesia? El evangelio es para todos los pueblos del mundo, no importa lo distinto que sean de nosotros.
Luego de que Jesús descubre el pecado de la mujer samaritana y le muestra que sólo El posee agua de vida eterna, Jesús se enfrasca en un debate de teología sistemática. Eso es bueno para nosotros que no nos atrevemos a debatir sobre religión, vemos a Jesús debatiendo con una mujer sobre un tema muy importante, la adoración a Dios. La mujer le dice a Jesús, que los judíos dicen, que debemos adorar a Dios en Jerusalén, mientras que los samaritanos dicen que debe ser en el monte Gerizim. A lo cual Jesús le dice: los judíos tienen la razón. Es en Jerusalén que Dios mandó que le adoráramos. Pero eso estaba a punto de cambiar. V. 21 “Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.” ¿Por qué no va a ser necesario que se adore en Jerusalén solamente? Porque Dios es Espíritu. El no está limitado a un lugar. El está en todas partes. Hermanos, cuán importante es esto. No podemos limitar a Dios. No debemos limitar a Dios. A Dios no lo podemos encajonar. El es Espíritu libre. El es soberano. Nadie puede controlarle, ni encajonarle. El es como el viento. El sopla de donde quiere y “va” a donde quiere y hace lo que le place. Dios es Espíritu. Y por tanto como El es Espíritu hay que adorarle espiritualmente y conforme a la verdad.
Fíjate bien lo que Jesús está haciendo. Jesús nos da la doctrina correcta acerca de Dios, El nos da una teología correcta y luego nos da la práctica correcta de la teología. Es decir, para poder adorar a Dios correctamente debemos tener una teología correcta. Nuestra doctrina de Dios debe determinar nuestra adoración.
Es por eso hermanos que continuamos nuestro estudio del Catecismo Menor de Fe de Westminster con la pregunta número cuatro. Solo cuando conocemos la verdad acerca de Dios es que le podemos dar la adoración correcta que Él se merece. Doctrina y práctica. Ese es el orden correcto.
Esta pregunta y respuesta número cuatro tiene una historia impresionante. Cuando los teólogos de Westminster se reunieron para tratar acerca de qué es Dios todos ellos frisaron. No sabían cómo contestar esta pregunta tan sublime. A lo cual pensaron que lo más sabio sería buscar de Dios la respuesta. Decidieron que deberían orar de nuevo, pero esta vez deberían escoger al más joven del grupo. ¿Por qué el más joven? Porque Dios nos dice de labios de Jesús en Mateo 11:25 “En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.” Dios oculta Su sabiduría de los sabios, de los que buscan ser sabios en su propia opinión y no sabios según la sabiduría que da Dios. Dios revela su voluntad a los niños o más bien a los que tienen un corazón de niño. Aquellos que reconocen que no saben nada y que Dios lo sabe todo. Y luego de escoger al más joven entre ellos y preparados sus corazones para orar este joven oró así: Oh Dios tu eres un Espíritu, infinito, eterno e inmutable en tu ser, sabiduría, poder santidad, bondad, justicia y verdad. Luego de terminada la oración uno de ellos se apresuró a escribir el inicio de la oración la cual se convirtió en la contestación de la pregunta 4 del catecismo. Dios había contestado tal oración. Se cree que quien oró lo fue George Gillespie, comisionado de la iglesia de Escocia en la asamblea. ¿Por qué él? Porque él era el más joven, con 33 años de edad.
La pregunta y respuesta número 4 es la siguiente. ¿Qué es Dios? R. Dios es un Espíritu, infinito, eterno e inmutable en su ser, sabiduría, poder santidad, bondad, justicia y verdad. Y es de esta pregunta y respuesta que nos ocuparemos los próximos domingos.
Veamos el pasaje de Juan 4:24.
Jesús nos dice que Dios es Espíritu. Esta oración, aunque dada a la mujer samaritana para propósitos prácticos es también, en un sentido, una definición. Decimos en un sentido porque la Biblia no nos da una definición de Dios. Si buscáramos saber cuál es una definición aproximada de lo que es Dios, Juan 4:24 es la respuesta. Jesús nos dice que Dios es Espíritu. Ahora bien, en el griego el orden es invertido [πνεῦμα ὁ θεός]. La palabra Espíritu es la primera palabra de la oración. Esto significa que el énfasis recae en la palabra Espíritu. Espíritu es Dios. Es decir, Dios es Espíritu por excelencia. Dios es Espíritu en la forma más perfecta que pueda existir. El no es un Espíritu. El es en sí mismo Espíritu en forma absoluta. Así que lo primero que nos enseña el Catecismo Menor es sobre la espiritualidad de Dios.
Ahora bien, qué nos enseña la Biblia sobre la espiritualidad de Dios. La Biblia nos quiere enseñar varias cosas:
I. Dios es una substancia.
Por decir que Dios es una substancia lo que la Biblia nos enseña es que Dios es un ser real. Él no es materia. Su esencia no es material sino espiritual. Él no es el producto de la imaginación de los hombres. Algunos piensan que Dios es un invento. Y dicen que: la idea de Dios fue inventada para poder explicar las cosas que no entendemos. Los indios taínos tenían muchos dioses. ¿Por qué? Porque para ellos todo lo que era asombroso, lo que no podían explicar, un dios. Como no entendían lo que era un huracán y viendo lo peligroso y poderoso que era decían este es el dios Juracán que viene a castigarnos. Es por eso que muchos piensan que la idea de Dios es sólo eso, una idea. Jesús nos dice que Dios es Espíritu. El no es una idea, El posee una substancia espiritual. El existe como un ser real. Él no es fruto es nuestra imaginación. ¿Cómo lo sabemos? Porque El mismo se ha revelado. Nosotros le conocemos porque El mismo ha tomado la iniciativa en darse a conocer. Así que el conocimiento que tenemos de Dios no es creado por nosotros sino impartido hacia nosotros por Dios mismo. Dice Pablo en Romanos 1:19 “porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.”
II. Dios posee todos los atributos que poseen los espíritus.
Dios piensa, El actúa. El quiere y desea. El es Espíritu. El sabe lo que haces, cómo lo haces y dónde lo haces. El no solo tiene entendimiento, sino que El actúa. Ya que posee poder para actuar. Por tanto, El posee los atributos de ser consciente de Sí mismo y de actuar por Sí mismo. El entonces, nos entiende. Podemos hablar con Él y saber que Él puede comprender lo que le decimos o le pedimos. Él no es impersonal sino todo lo contrario, Él es personal. Y nos relacionamos a Él como una persona se relaciona con la otra. Y sabemos que cuando oramos y le pedimos que actúe según a Él le plazca, sabemos que El actúa. ¡Cuán absurdo es orar a una piedra, a una estatua, al universo, o a cualquier ser creado!
III. Dios es perfecto en su ser.
Los ángeles son espíritus, pero son espíritus creados. Dios es Espíritu no creado. Nuestras almas son espíritu también. Pero nuestras almas son también creadas y no son absolutamente necesarias como Dios es. Dios es absolutamente necesario. Pero nosotros no. El no necesita de nada ni de nadie. Pero nosotros lo necesitamos absolutamente. Él ha creado nuestras almas. Todo lo que nosotros tenemos lo recibimos de Dios. El poder pensar, el poder desear, el gustar y saborear la comida, nuestros ojos.; todo lo tenemos de Dios. Pero Dios posee sus perfecciones de sí mismo. Nadie le ha dado a El nada. Nadie le ha dado su sabiduría. Nadie le ha dado su fuerza y poder. El lo posee todo de sí mismo. Él es un Ser absoluto. Poseemos a un Dios perfecto en todo su Ser y perfecciones. Y Él es nuestro Padre celestial.
IV. Dios es incorpóreo.
El espíritu no tiene un cuerpo como nosotros. Ese es uno de los atributos de todo espíritu. Jesús dijo en Lucas 24:39 “Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.” Pero un momentito. ¿Acaso la Biblia no habla de los ojos de Dios, del rostro de Dios, del brazo de Dios? Claro que sí. Tal lenguaje es antropomórfico, o lenguaje figurativo. Se habla así de Dios por causa de lo débil de nuestra mente para entender a Dios. Es como cuando le hablamos a un niño. Le hablamos de una manera extremadamente sencilla y concreta para que pueda entendernos. Hay un hablar de bebé en todo esto. Dios desciende a hablarnos como bebés para que podamos entenderle, ya que Él es mucho más grande que lo que nosotros nos podemos imaginar. Por eso hermanos cuando leamos en la Biblia acerca del oído de Dios, o sus ojos, no pensemos que Dios tiene ojos ni oídos, sino que la idea que nos quiere dar es que Dios es omnisciente: todo lo sabe, todo lo conoce. Cuando habla acerca del brazo de Dios debemos entender el poder omnipotente de Dios. De su rostro: su amor y bondad generalmente. Dios es incorpóreo, no tiene un cuerpo.
V. Dios es invisible.
No lo podemos ver con los ojos del cuerpo. Nadie lo puede ver. Ni siquiera en los cielos podremos ver a Dios. 1 Timoteo 1:17 “Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.” Su invisibilidad no implica que no sea real. No vemos la fuerza de la gravedad, ni vemos el dolor, no vemos el amor, pero sabemos que son reales.
Aplicaciones prácticas:
1. Como Dios es Espíritu, Él requiere que su adoración sea en espíritu y en verdad. ¿Qué significa? El busca a adoradores verdaderos, sinceros, genuinos. Dios busca a personas que le adoren con sus labios pero que le adoren con el corazón. Que haya sinceridad en la adoración. Dios aborrece una falsa adoración. Dios aborrece una adoración hipócrita. Dios aborrece un corazón que no se arrodilla, aunque esa persona se arrodilla con sus piernas. Dios no acepta como verdadera adoración cuando nuestro cuerpo está aquí pero no nuestra mente. Cuando nuestros oídos están aquí pero nuestro corazón está en otro sitio. Cuando pensamos en nuestro corazón: Ah, si yo estuviera en otro lugar, yo no sé porque yo pierdo mi tiempo aquí. Dios no acepta nuestros cánticos si no son cantados con un corazón salvado, con un corazón creyente. La adoración que Dios requiere debe ser “con una aprehensión y conocimiento salvador de quien Dios es en Cristo a los pecadores” (Thomas Boston). Dios es Espíritu y requiere por tanto una adoración del corazón. Fíjate que Jesús dice: es necesario que adoren de tal manera, en espíritu y en verdad. Hermanos adorar a Dios no es una tontería. Es algo sumamente importante. Jesús dice que debemos adorar a Dios de una manera especial. No, a nuestro capricho. Debemos ser celosos de nuestra adoración a Dios.
2. Al Jesús decir que Dios es Espíritu nos quiere decir que El es el único que hacer feliz nuestras almas que son espirituales. Nuestras almas no encuentran descanso ni paz verdadera sino en el Padre de los espíritus de toda carne. Números 16:22 “Y ellos se postraron sobre sus rostros, y dijeron: Dios, Dios de los espíritus de toda carne,” Tú posees un alma inmortal, la cual es más noble que tu mismo cuerpo. Tú te preocupas de alimentar tu cuerpo, de vestirlo, de lavarlo, de cuidarlo. Entonces, cómo no te esmerarás, te esforzarás en cuidar tu alma inmortal. Hay que alimentar el alma, así como alimentamos el cuerpo. La Biblia es la leche espiritual que nos alimenta. La predicación de la Palabra de Dios es el alimento espiritual que nutre nuestro ser. Nuestra mente necesita pensar correctamente y solo la Palabra de Dios lo puede hacer. Hay un vacío natural en nuestra alma que sólo Dios puede llenar. Sin Dios en nuestra alma, nuestra alma está muerta. Procura entonces que tu alma se una cada día más con tu Dios. Búscalo en la intimidad de tu casa. Ora a tu Padre que está en secreto. Eleva tu mente fuera de este mundo para que tu mente sea saturada del pensamiento de Dios. Que Dios llene nuestra mente.
3. Porque Dios es Espíritu, la adoración neo-testamentaria es más espiritual que la adoración carnal del AT. Jesús le dijo a la mujer samaritana y a nosotros que la manera de adorar en el AT iba a cambiar. Juan 4:21 “Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.” Jerusalén era el centro de adoración del pueblo de Dios en el AT. Y esa forma externa de la adoración en el AT iba a ser abolida. Jesús le decía que el lugar de adoración ya no iba a ser Jerusalén sino en todo lugar donde Dios sea adorado en espíritu y según la verdad. El cambio de lugar implica el cambio en la forma. Porque si no hay templo no hay necesidad de sacerdotes, ni de sacrificios ni nada de la forma de adoración ceremonial externa del AT. Así que no debemos esperar ni buscar reestablecer las formas de adoración del AT. ¡No es correcto entonces usar el shofar, ni construir el arca del pacto, buscar que la adoración del NT sea igual a la del AT! Eso no está bien. 4. Dios tampoco acepta una adoración que no esté basada en la verdad, en la Palabra de Dios. Dios requiere que le adoremos en espíritu, pero también según la verdad, según su Palabra. Pero qué pasa en aquellas iglesias donde se danza en medio del culto de adoración, donde se traen payasos para alegrar a los niños, donde se hacen dramas, pantomimas y el culto de adoración se convierte en un show. ¿Dónde Dios ha mandado esto en su Palabra? Tal adoración no es según la verdad. Y la verdad es lo que Dios ha dicho en su Palabra.
Dios ha cambiado la forma de la adoración por una más sencilla, pero más espiritual y más eficaz. Dios no nos manda a tener danzores, cantores y toda aquella forma de adoración judaica. Todo eso quedó abolido.
5. Porque Dios es Espíritu, Él es invisible. Entonces es pecaminoso hacer imágenes de Dios. Dios es Espíritu y por tanto no debemos hacer una estatua de Él, un dibujo o una pintura de ninguna de las tres personas de la Trinidad. Dios prohíbe tal práctica. Y cuan común es hoy día en las iglesias evangélicas el tener retratos, dibujos o pinturas de Jesús. Dios prohíbe tal práctica. Hermanos, Dios es el objeto de nuestro entendimiento no de nuestra imaginación. Dios le dijo al pueblo de Israel en el AT en Deuteronomio 4:12, 15-16 “y habló Jehová con vosotros de en medio del fuego; oísteis la voz de sus palabras, mas a excepción de oír la voz, ninguna figura visteis… Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló con vosotros de en medio del fuego; para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra.” ¿Qué es lo que Dios le dijo al pueblo de Israel? Cuando yo descendí en el monte Sion, tú no viste ninguna figura de mí, no viste ninguna forma de mí, para qué, para que no hagáis escultura, ni imagen de mí. Por tanto, Dios prohíbe el que hagamos imágenes, dibujos, esculturas o pinturas de ninguna de las personas de la Trinidad. Como dice la contestación de la pregunta número 109 del Catecismo Mayor de Westminster: “Los pecados prohibidos en el segundo mandamiento son: todo lo que sea inventar, aconsejar, mandar, usar, y aprobar algún culto religioso, por sabio que sea, pero que no haya sido instituido por Dios; el hacer alguna representación de Dios, ya sea de todos o de alguna de las Tres Personas [de la Trinidad], sea interiormente en nuestra inteligencia, o en lo exterior por alguna clase de imagen o semejanza de alguna criatura cualquiera, toda adoración de ella, de Dios en ella o por ella, etc.” Y lo mismo dice el Catecismo de Heidelberg en la pregunta número 96 ¿Qué pide Dios en el segundo mandamiento? Que no representemos a Dios por medio de alguna imagen o figura, y sólo le rindamos culto como Él ha mandado en su Palabra.
Cuidémonos de los libros, biblias, materiales para niños o adultos en los cuales hay imágenes de Jesús. Dios prohíbe tal práctica.
Así que hermanos, nuestro Dios es Espíritu, real, invisible, incorpóreo, perfecto y la fuente inagotable de nuestra felicidad. Quiera Dios que haya siempre en nuestro corazón un deseo y anhelo de adorarle en espíritu y según Él ha revelado en su Palabra por toda la eternidad.