En Efesios 4:22 el Apóstol Pablo hace una referencia clara a nuestros viejos hábitos pecaminosos. La dificultad está en que casi nadie habla hoy acerca de los hábitos adquiridos antes de llegar a ser cristianos y que hacer con ellos. El estilo de vida de los gentiles consistía en patrones de vida pecaminosos en los cuales nacieron y se habituaron en pensamiento y conducta. Debido a que cuando te conviertes traes esos hábitos pecaminosos contigo, tienes que ser enseñado a lo que debes hacer con ellos.
Los hábitos forman parte de la vida. Somos seres de costumbres. Hacemos cosas una y otra vez automáticamente, inconscientemente, con destreza y confortablemente. Estas son las cuatro características de un hábito. Esto es una bendición de Dios. Es lo que nos permite hacer más de una cosa a la vez. Podemos guiar y hablar. Es por eso que pones freno cuando cambia el semáforo a rojo, y que escuchas radio mientras haces otras cosas. Hacer cosas por hábito es como una “segunda naturaleza”.
Pero, en un mundo de pecado, cada bendición puede tornarse en maldición. Por ejemplo, tenemos que aprender a no devolver mal por mal como estamos habituados sino a devolver bien por mal. Por eso Pablo dice que en cuanto a nuestra pasada manera de vivir: “os despojéis del viejo hombre” y “que seáis renovados en el espíritu de vuestra mente.” Esta enseñanza consiste en una dinámica fundamental que se encuentra en los versículos 22 y 24: “despojaos del viejo hombre” (quitarse) y “vestíos del nuevo hombre” (ponerse).
La vieja persona que uno fue antes de la conversión, como una pieza de ropa que se desecha, tiene que ser quitada de nuestra vida. Tu “vieja persona” no es otra cosa que tu viejo yo con su patrón de vida pecaminoso. Es importante ser intransigente con los viejos patrones de conducta para poder ser deshabituados. Pero, déjame preguntarse algo: ¿Cuándo es que un ladrón deja de ser ladrón? ¿Cuándo es que un mentiroso deja de serlo? Si piensas que cuando para de robar o de mentir, estás equivocado. Solamente se están tomando un descanso en lo que tienen oportunidad de volverlo a hacer.
Según la Palabra de Dios, el ladrón deja de ser ladrón cuando en vez de robar comienza a trabajar para ganarse el dinero, y el mentiroso, deja de serlo cuando solamente habla la verdad. En otras palabras, cuando los nuevos hábitos de la vida cristiana sustituyen a los de la vieja criatura. No se trata simplemente de romper con un viejo hábito sino de reemplazarlo por uno nuevo que sea conforme a la nueva creación en Cristo.
Recuerda que la Palabra de Dios denuncia que tus viejos hábitos pecaminosos provienen de tu viejo hombre (naturaleza pecaminosa) que está viciada con deseos engañosos. Hay cosas en tu vida cuyo cambio será como romper vicio. Pero tienes que tomar tus decisiones y actuar, sobre la base de cuáles son los pensamientos, palabras, acciones y actitudes que agradan a Dios.
Afortunadamente, no estás solo para cambiar. Dios está contigo. Te ha hecho una nueva criatura capaz de vencer tus deseos pecaminosos, y te ha dado la victoria de Jesucristo sobre el pecado y la tentación, y el poder del Espíritu Santo para lograrlo, y que no tengas excusa para vivir como Dios manda.
(Tomado de The Christian Counselor’s Commentary (Ephesians) por Jay E. Adams. Traducido y adaptado por Milton Villanueva).