Sermón: Isaías 9:6 La Hermosura de la Obra del Mesías

Isaías 9:6 “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”

 

            Los ángeles irrumpen la tranquilidad de la noche con estas palabras en Lucas 2:10-11 “No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.” El nacimiento de Jesús, su encarnación, son buenas nuevas en verdad. Son nuevas no solo de gozo sino de gran gozo. Y estas nuevas de gran gozo contrastan con la oscuridad en la cual el ser humano se encuentra, no solo cuando es pecador, sino aun, a veces, cuando es cristiano. El no cristiano vive en tinieblas, pero nosotros muchas veces caminamos en oscuridad. Y yo diría que hay mucha oscuridad en la vida. Hay decisiones que tomar y a veces no saber qué decidir. Hay momentos en los cuales no tenemos la fuerza física, emocional y espiritual para reaccionar ante los problemas de la vida. Hay momentos en los cuales nos sentimos abandonados en este mundo, nos sentimos solos. En algún momento de tu vida y en algunos cristianos más que en otros la oscuridad está presente, casi a diario.

            Pero hay noticias de grande gozo: Dios nos ha dado a su Hijo, el Salvador del mundo. Él es el Mesías prometido. Y El vino a hacer una obra que nadie puede hacer: traer salvación verdadera. Poner las cosas en la justa perspectiva.

            Si miramos el contexto del capítulo 9 se nos dice Isaías 9:2 “El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.” ¿Por qué andaban en tinieblas? Andaban en tinieblas porque ellos habían sido invadidos por los Asirios en el año 732 a.C. Las tribus del norte habían sufrido una invasión, su territorio había sido devastado. Tristeza y dolor llena sus corazones. ¿Por qué sufrieron tal invasión? Lo sufrieron por una sola razón: infidelidad a Dios. Y Dios trajo castigo sobre ellos. Pero, aunque Dios castiga, El también sana. El pueblo anhelaba ser sanado. Pero la sanidad que buscaban era solo sanidad física: tener casas, no tener enfermedades, tener trabajo, tener dinero. Pero Dios les dice: “una luz resplandeció sobre ellos”.  La luz resplandeció porque Dios les enviaría la sanidad que ellos realmente necesitaban. Esa sanidad se encontraría únicamente en la Persona y Obra del Mesías.

            Que Isaías está hablando del Mesías, el cual es Jesús, lo podemos ver por el hecho de que Mateo cita este pasaje y nos dice que halla su cumplimiento en la venida de Jesús y su ministerio en Galilea. Mateo 4:12-16 “Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea; 13 y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí, 14 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: 15 Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; 16 El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció.”

            La luz que el mundo necesita es la luz que solo se halla en Jesús. Solo El disipa las tinieblas; cualesquiera que éstas sean. Y esta luz se centra en la hermosura de la Persona y Obra del Mesías.

            El domingo pasado vimos la hermosura de la Persona de Jesús: Él es verdadero hombre, verdadero Dios y verdadero Rey.  Hoy vamos a ver la hermosura de la Obra de Jesús. Veremos el primer título que se le da a Jesús en esta profecía. Y nos contestaremos la pregunta: ¿cómo es posible que Jesús es el único que puede disipar las tinieblas en el mundo? Lo puede hacer porque Él es aquí llamado…

I. Admirable Consejero

            V. 6 “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero”. Jesús es llamado aquí Admirable Consejero. La RV60 separa ambas palabras: admirable, consejero. Y esa es una buena traducción. Pero hay una mejor traducción. LBLA traduce: Admirable Consejero. ¿Por qué? Porque en los demás títulos que se le otorga al Mesías se le dan como una palabra compuesta de dos palabras. Así que es altamente probable que la uniformidad del pasaje requiera que se hable de cuatro títulos en vez de cinco y que todos sean compuestos de dos palabras: Admirable Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno y Príncipe de Paz. Él es Admirable Consejero.

            La palabra: admirable, en hebreo es “pele” y significa: milagroso, maravilloso. Esa palabra se usa de los actos portentosos de Dios en el mundo. Nos habla de algo inusual y maravilloso que Dios ha hecho en el mundo. Así lo deja ver Éxodos 15:11 “¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, Terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?” Aquí es traducida: hacedor de prodigios. Él no es meramente Admirable Consejero, sino que es un Consejero Milagroso, Prodigioso, Maravilloso.

            En primer lugar, Él es Consejero. El mundo busca salvarse según su propia sabiduría. Buscan gloria en las posesiones. Buscan salvación en los placeres. Buscan inmortalidad en la fama. Buscan significado en la vida en ser cívicos, altruistas, amantes de la humanidad y del planeta. Pero ninguno busca el consejo de Dios mismo sobre cuál es el camino que realmente trae salvación. Y ese camino es exclusivamente Jesús. Y Dios mismo nos ha dicho en Hechos 4:12 “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” 2 Timoteo 2:10 “todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna.” La salvación es en Cristo Jesús y solo en Cristo Jesús por medio de la fe salvadora en El. Pero el mundo cree que es más sabio que Dios. Pero hay una sola luz en este mundo que disipa toda tinieblas; y ese es Jesús. Juan 8:12 “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” Todos los que no le siguen andan en tinieblas y solo el que cree en Él tiene la luz de la vida. Pero el mundo se cree que por sí mismos pueden conocer el camino que lleva a la vida eterna. Pero el no creyente anda en tinieblas y no puede ver la luz. ¿Puede el ciego ver la luz del sol? No puede. Hasta tanto sus ojos no sean abiertos, sanados, nunca podrán ver la luz del día. Por eso necesitan a Jesús como luz en sus vidas y como el único que sabe cuál es el camino de salvación. En esto, solo Jesús es el único Consejero. 

            Para nosotros, los creyentes, a quienes Dios ha abierto nuestros ojos para ver la luz verdadera, Él es verdaderamente nuestro Consejero por excelencia. Hermanos, el que Jesús sea Consejero nos recuerda que nosotros no somos sabios. Nos recuerda que en esta vida necesitamos que alguien nos guíe. Y ese alguien lo es Jesús. Adán y Eva antes de la caída dependían de la revelación especial, de la voz misma de Dios para poder guiar sus vidas. ¿Cuánto más nosotros que somos seres caídos? Redimidos sí, pero todavía hay pecado en nosotros. Si ellos necesitaban una guía, más nosotros.

            Para todas las decisiones en nuestra vida debemos buscar el consejo de Jesús. Debemos buscar su sabiduría, su dirección, su Palabra. Él es la guía de nuestra vida. ¿Por qué? Porque Dios es el único sabio Dios. El único sabio que existe en este mundo es Dios. No hay nadie más. Romanos 16:27 “al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén.” La RV60 le añade la conjunción “y” que no aparece en el original griego. En el griego dice: “μόνῳ σοφῷ θεῷ”, literalmente el único sabio Dios. El único que es sabio en este mundo es Dios. ¿De dónde buscaremos sabiduría en medio de las decisiones de la vida? De Dios únicamente, del único que es sabio. Ni tú ni yo somos sabios como lo es Dios. Y la sabiduría que haya en nosotros se la debemos a Dios. Pero nuestra sabiduría es débil. No lo sabemos todo. Nos equivocamos constantemente.  Por eso nos dice Proverbios 3:5-6a “Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión”. En otras palabras, busca de Dios la dirección para cada situación en tu vida. Busca a Cristo porque en Él, nos dice Pablo en Colosenses 2:3 “están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” Y todos esos tesoros son para ti porque eres hijo de Dios por la fe en Jesús.

            ¿Pero en dónde están esos tesoros? Están en Cristo mismo y en la revelación de Su sabiduría en las Escrituras.  

            En Jesús se hayan los tesoros de la sabiduría y del conocimiento de Dios. ¿Cómo así? Porque Él es Dios. De aquí hermanos, que una vida de oración seria, consistentemente, es indispensable para recibir de Dios esa sabiduría. Santiago 1:5 “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.” Y con esto hay algo importante: hay que pedir bien. Santiago 4:3 “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.” Santiago nos dice que es posible que un cristiano pida mal. Él nos exhorta a pedir, pero nos exhorta a pedir bien, con las prioridades correctas y con el fin correcto. Un ejemplo: Un creyente puede pedir por un esposo o una esposa, lo cual es bueno, pero puede pedirlo porque quiere satisfacer sus necesidades sexuales. Que, aunque ese propósito es uno válido, no es el propósito principal del matrimonio. El propósito principal del matrimonio es la mutua ayuda, para la gloria de Dios.

            Esa sabiduría se encuentra en las Escrituras. Tenemos que estudiar las palabras de Cristo en las Santas Escrituras. Tenemos que devorar esas palabras. Tenemos que memorizar esas palabras. Buscar la dirección de Dios en esas palabras. Y tenemos que obedecer esas palabras. Oh, hermanos, cuantos errores hemos cometido en nuestras vidas por no seguir esas palabras. O por no conocerlas porque no las hemos estudiado, o porque hemos buscado “sabiduría” según el mundo y no según Dios.

            La vida cristiana no es portarnos bien y no meternos en líos. Hay muchos cristianos que viven una “buena vida”, pero no viven una vida de obediencia a los principios cristianos. Alimentar a nuestros hijos es bueno, llevarlos a la escuela es bueno también. Pero hacer solo eso no es lo único que se espera de los padres cristianos. Es orar por ellos y con ellos. Es estudiar con ellos la Palabra. Es enseñarles a pensar según la Palabra. Es modelarle la Palabra, de tal manera que ellos vean por el ejemplo lo que es seguir a Cristo, aunque el mundo nos rechace. Que no le digamos: no mientan y nosotros mentimos. Sé paciente y nosotros no busquemos ser pacientes. Pide perdón, pero nosotros no pedimos perdón. Sé humilde, pero nosotros somos orgullosos. No seas malcriado, pero nosotros lo somos hacia ellos o hacia los demás. No todo “valor” que el mundo valora es bíblico. Podrá sonar bonito, nos parecerá sensato, pero no siempre es bíblico. ¿Cuáles de esos abrazamos?

            Alguien me dirá: pero hermano pastor eso ya yo lo sé, por qué vuelven con lo mismo. Te voy a decir por qué. Me encontrado con creyentes que piensan de esta manera. “En mi casa yo le dejo todas las decisiones a mi esposa porque yo no quiero problemas. Y porque yo no quiero problemas, entonces, yo le dejo que tome todas las decisiones”. Hermanos, esa relación matrimonial podrá funcionar, pero no es el orden divino. La relación matrimonial debe reflejar la relación que hay entre Cristo y la iglesia. Eso es lo que nos enseña Pablo en Efesios 5:21-33. Dios nos llama a obedecer todos sus mandamientos. Él fue quien instituyó el matrimonio y éste funciona como debe solo en obediencia a sus mandamientos.

            Hermanos, en las Escrituras hay sabiduría de Dios para criar a los hijos, trabajar con esposos o esposas difíciles, enfrentar crisis, buscar empleo, ordenar una familia, usar sabiamente los bienes de este mundo, escoger las mejores decisiones en la vida y cómo tener una mente clara y saber qué hacer cuando las cosas nos salen mal. Todo eso se encuentra en su Palabra.

            ¿Es esa tu fe y confianza en Jesús y en Su Palabra? Muchas veces buscamos la sabiduría de los hombres antes que buscar afanosamente de la sabiduría de Dios. No quito el valor relativo y la utilidad de los psicólogos. Pero la sabiduría verdadera y transformadora se encuentra solo en Dios. Por tanto, busca esa sabiduría en la Biblia, Lee libros cristianos fundados en esa Palabra. Si tienes hijos o vas a tenerlos: lee libros cristianos que te enseñan cómo criarlos. Si te vas a casar o estás casado lee buenos libros sobre cómo tu familia debe ser organizada. Si vas a descubrir cuál es tu profesión hay buenos libros que te pueden ayudar. Además, Dios te ha puesta en la iglesia donde hay hombres y mujeres maduros en la fe, versados en la Palabra que pueden ser buenos consejeros y guías para ti, mientras ellos siguen a Cristo. Como dijo Pablo en 1 Corintios 11:1 “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”.

            En segundo lugar, Jesús no solo es Consejero sino un Consejero Milagroso, maravilloso. El poder de su Palabra hace maravillas. Y no me refiero a los milagros extraordinarios que Dios hace. Me refiero al poder transformador que la Palabra de Dios produce en nosotros.  O hermanos, yo creo en el poder milagroso de la Palabra de Dios. Cuando creemos a Su Palabra y la obedecemos, vemos maravillas. La historia de la iglesia está llena de testimonios de cómo el evangelio de Jesús transformó completamente las vidas e impactó a la sociedad. De Pablo, un perseguidor de la Iglesia lo convirtió en un gran apóstol. De Agustín de Hipona, la Palabra de Dios lo transformó en uno de los grandes maestros de todos los tiempos.  

            La Palabra de Dios hace que las cosas funcionen como deben funcionar. Hace de los matrimonios un paraíso. Hace de los hijos una fuente de gozo. Hace del trabajo un lugar de refinamiento. Hace de la vida un lugar de alegría. La Palabra de Dios hace maravillas en las vidas de los creyentes. Como nos dice el Salmo 19:7-8 “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos.” Pero requiere de nosotros obediencia a esa Palabra. Cuando las cosas no funcionan bien en el matrimonio, o en mi vida, se debe en la mayoría de los casos, a que alguien no vive por la Palabra, sino que ha dejado que el pecado, los valores no cristianos rijan en esa situación.

            Es cierto, nadie vive en obediencia perfecta a la Palabra de Dios. Es por eso que necesitamos a Jesús como nuestro Maravilloso Consejero.  Lo necesitamos para que nos guíe por el camino correcto, no solo para que las cosas salgan bien, sino para que nos guíe cuando las cosas salen mal. Para toda circunstancia Jesús es nuestro Maravilloso Consejero. El vino al mundo para darnos conocimiento. Así como Él es el Cristo, el Ungido, de igual manera Él nos ha ungido con su Espíritu Santo que nos capacita para entender Su voluntad. Nos dice Juan en 1 Juan 2:20 “Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.” El Espíritu Santo nos capacita para conocer o entender todas las cosas reveladas.

            ¿Es Jesús tu Maravilloso Consejero? ¿Es de El que buscas la sabiduría? ¿En las decisiones de tu vida buscas ser guiado por la Palabra de Jesús en la Biblia? ¿Eres sabio en tu propia opinión? ¿Te esfuerzas para que tu vida sea dirigida por la palabra de Dios? ¿Estudias la Biblia con ese fin? Si no la estudias, no buscas ese fin.

            Quiera Dios que todos nosotros busquemos ser guiados plenamente por la Palabra Viviente, el cual es Jesús, y por las palabras de Jesús en la Vida. Él es un Maravilloso Consejero para ti. Haz una cita con El diariamente por medio de la oración y el estudio de su Palabra.