Sermones sobre los Hechos

Sermón: Hechos 2:42 Aprendiendo del Pasado para Vivir el Presente


Hechos 2:42 “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.”

 

            Hace un tiempo atrás vi la película “Fifty first Dates” (Como si fuera la primera vez) de Adam Sandler y Drew Barrymore. En esta película Drew sufre un accidente de carro que le afectó su memoria. Su memoria le dura un solo día. Al otro día ella no se acuerda de nada de lo que pasó en ese día. Es borrón y cuenta nueva. El día presente no existe en su memoria ya que todo los día comienza en cero. O más bien 13 de octubre de 2002 porque ese fue el día del accidente. En la película había otro que su memoria le duraba 10 segundos. Cada 10 segundos hacía borrón y cuenta nueva.

            Imagínate esa condición. El tiempo presente desaparece.

            Hoy nosotros celebramos el aniversario número 13 de la formación de la Iglesia Presbiteriana Ortodoxa Jesús es la Verdad. Dios nos ha traído hasta aquí. Y nos ha traído hasta aquí para que nos preparemos hacia al futuro. Y no hay mejor manera que prepararnos para el futuro que mirar al pasado para aprender del mismo para vivir el presente. Solo así nos preparamos para el futuro. Aprendamos hoy del pasado para vivir mejor el presente para prepararnos para el futuro.

            Y que mejor manera de ver el pasado que mirar la forma en que la iglesia apostólica, guiada por los apóstoles y el Espíritu Santo, hacía las cosas. Así que hoy vamos a aprender del pasado para poder vivir el presente y así prepararnos para el futuro.

            Tenemos aquí los cuatro elementos característicos del discipulado de la iglesia del primer siglo.  Describe la dedicación, devoción de los primeros cristianos en el culto público. ¿Qué fue lo que caracterizó a la iglesia apostólica? La iglesia apostólica se caracterizó, en primer lugar por la…

I. Dedicada Recepción de la doctrina

            Lo primero que menciona Lucas aquí es la perseverancia en la doctrina de los apóstoles. ¿Qué significa esto? La palabra perseverancia conlleva la idea de dedicarse, consagrarse, de persistir en algo, de ser constantes en algo. Una mejor traducción sería: “ellos se dedicaban continuamente”. ¿A qué? A todo esto.

            Lo interesante del caso no es que los apóstoles predicaban la Palabra. Ellos aprendieron de Cristo que la predicación de la Palabra es el corazón y vida de la iglesia. Ahora bien, lo que se enfatiza aquí es la vida de los primeros cristianos. Vemos aquí cómo el Espíritu Santo llevó a la iglesia en conjunto con los apóstoles a esta forma de vida y profesión de fe. La iglesia estaba expuesta a la enseñanza o predicación constante de la doctrina o enseñanza apostólica. Esto es lo primero que se menciona porque es lo más importante. La iglesia es fundada sobre esa Palabra. La iglesia no existe sino por la predicación de la Palabra de Dios. Por encima de la lectura de la Biblia es la predicación de la Palabra el medio de gracia principal. Por milenios la iglesia solo tenía la predicación de la Palabra. La creación de la imprenta es del siglo 15. La iglesia no comenzó a existir desde el momento que Gutenberg inventó la imprenta. La iglesia comenzó a existir desde el momento que la Palabra de Dios fue predicada y los pecadores recibieron esa Palabra.

            Lucas aquí nos describe la actitud de la iglesia desde sus inicios. Y nos dice que la iglesia, los primeros convertidos se caracterizaron porque perseveraban, se consagraban, se dedicaban, persistían y eran constantes en aprender todo lo que los apóstoles enseñaban. Lo que Lucas describe no es lo que los apóstoles hacían. Ellos predicaban la Palabra. Lo que Lucas describe es la actitud del pueblo de Dios ante esa enseñanza apostólica: ellos se esforzaban, se esmeraban en aprender todo lo que los apóstoles les enseñaban. Había fervor y dedicación a todo lo que se les enseñaba.

            Hermanos, mira la misericordia de Dios: él hace que su Palabra sea predicada en medio nuestro. El les da maestros que la enseñan. El nos da su Espíritu Santo para ser guiados hacia la verdad. ¿Y qué Dios espera de nosotros? El espera que recibamos esa Palabra. El espera que perseveremos, que nos consagremos, que procuremos hacer todo lo posible por aprender esa Palabra.

            Entonces, evalúa cómo antes te acercabas a escuchar esa Palabra. Posiblemente te acercabas con ansias de conocer más y más. Te esforzabas en estar presente, a estar atento, a memorizar lo que se te enseñaba. ¿Y ahora cuál es tu actitud ante esa Palabra? ¿Has crecido en la manera en que estás recibiendo esa Palabra? ¿Estás más atento? ¿Hay más hambre de aprender? ¿Vienes a la iglesia con un corazón dispuesto a aprender? ¿Te has movido más rápido a aprender y a poner por práctica lo que has aprendido? ¿Tienes la actitud del salmista cuando dice en el Salmo 119:60 “Me apresuré y no me retardé En guardar tus mandamientos.”?

            Así que los primeros cristianos se dedicaban y ponían como prioridad aprender de la predicación y enseñanza oficial de la iglesia de labios de los apóstoles.

            Pero también perseveraban en..

II. Comunión unos con otros

            En el griego no dice comunión unos con otros sino a la comunión, koinonía. ¿Qué significa esto? El contexto de la sección nos enseña lo que significa esta palabra. Veamos el V. 44 donde dice: “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas;” Los hermanos llenos de fervor por lo que Dios había hecho con ellos lo demostraron en unirse juntos para adorar a Dios, lo demostraron en comer juntos y en compartir de sus bienes materiales. En otras palabras, estos creyentes demostraron que había una unión de amor entre ellos fruto de la obra del Espíritu Santo. Y manifestaron que El los había unido como una sola iglesia. Y que la iglesia no es otra que la comunión de los que han sido salvados por Cristo. Y esta comunión consistía en estar junto. En compartir con los demás lo que Dios les había dado. Había un sentido de unidad, de que somos una sola familia. Que lo mío no es para mí solamente sino para los demás.

            Mirando al pasado para vivir el presente. ¿Cómo era antes tu vida en la iglesia? Posiblemente te encantaba estar con tus hermanos y cuando los llamabas hermanos, era con profundo sentido de hermandad. Buscabas visitarles. Les contabas lo que habías leído y estabas aprendiendo. En los cumpleaños invitabas a tus hermanos de la iglesia. Si ibas a la playa los invitabas también. Te sentías parte de la familia. Si no te llamaban tú les llamabas.  Podías decir que la iglesia es una gran familia. ¿Y ahora? ¿Llamas a los hermanos? ¿Procuras reunirte con ellos? ¿Procuras reunirte y hacer parte de ti a los demás?

             Siempre hay unos hermanos que son más cercanos que otros. Eso es común y eso en sí mismo no es malo. Jesús tenía un círculo intimo de apóstoles: Pedro, Juan y Jacobo. Pero para Jesús todos sus discípulos son sus hermanos. El dio su vida para formar una iglesia alrededor de Él. El vino a formar un cuerpo, no partes separadas de un cuerpo. El vino a formar una familia, la familia de la fe. El construye su iglesia que no es otra cosa que un edificio espiritual. Pero un edificio no es un solo bloque o una sola piedra. Está compuesto de piedras vivas. La iglesia no es un solo creyente. Yo he escuchado de hermanos creyentes decir: yo soy la iglesia. Pero eso no es cierto. La iglesia no es una sola persona. La iglesia siempre es descrita en términos plurales. Es un rebaño en donde hay muchas ovejas y un solo pastor. Es un edificio compuesto de muchas piedras. Es un cuerpo que posee muchos miembros y cada uno es miembro uno del otro.

            ¿Así te ves tú? ¿Sacas tiempo para llamar a los hermanos, buscarlos, compartir con ellos? Alguien pudiera decir: es que no me llaman, es que no me buscan. Si alguien se siente así debemos ver si ponemos en orden las cosas y hacemos nuestro lo que es la comunión de los santos. Y si te siente así has lo que Cristo hizo: el vino a buscar a los que no le buscaban. Pablo dice en Romanos 3:10 “no hay justo ni aún uno, no hay quien busque a Dios”. Pero Cristo vino a buscar y a salvar a los que no le buscaban. Nos dice el apóstol Juan en Apocalipsis que Jesús vino a buscar a una iglesia y les tocó la puerta para invitarles a tener comunión con Él. Apocalipsis 3:20 “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” No nos enchismemos si no nos llaman, seamos ejemplo y oremos para que haya más koinonía en medio nuestro.

            Los cristianos no solo se consagraban a la enseñanza apostólica sino también perseveraban en tercer lugar en…

III. La Celebración de la Santa Cena

            “…en el partimiento del pan”. Hay un pequeño reto aquí. ¿Qué significa el partimiento del pan? ¿Se refiere esto a una comida privada o la Santa Cena? No es fácil de contestar ya que Lucas no especifica. Es altamente posible que se refiera a una cena en la cual compartían juntos los cristianos. Y sabemos que esta comida era llamada el ágape. Y al final de la misma se participaba de la Santa Cena. Así que yo entiendo que la referencia lo es al ágape que participaban en la iglesia apostólica y que terminaba con la Santa Cena. Que incluye la Santa Cena se desprende de los siguiente. En primer lugar, en el griego el artículo definido precede a la palabra pan por tanto especifica que los cristianos participaron del pan que fue puesto aparte para la celebración de la Santa Cena. La idea la captura Pablo en 1 Corintios 10:16 “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?” En segundo lugar, el partimiento del pan se menciona dentro de la secuencia de la enseñanza de los apóstoles, la koinonía y las oraciones como parte del culto público de la iglesia. Por lo tanto hace más sentido verlo como una expresión sencilla de llamar la Santa Cena por la iglesia. En el culto la Santa Cena siempre iba acompañada de la predicación del evangelio y las oraciones.

            Así que los creyentes perseveraban, se dedicaban a la participación de la Sana Cena. Para ellos no era meramente comer pan y tomar vino. Para ellos era la comunión de la sangre de Cristo y la comunión del cuerpo de Cristo. Era una celebración, una fiesta cristiana.

            Aprendiendo del pasado para vivir el presente, ¿cuán celoso eras ante de la participación de la Santa Cena? Cuando se anunciaba la Santa Cena era para ti la cosa más seria y solemne que había. Procurabas prepárate durante la semana y el día anterior. Nos alimentamos de Cristo por la fe por medio del Espíritu Santo. Era un gozo, un privilegio. Teníamos presente el cuidarnos de no tomar indignamente la Santa Cena.

            ¿Y ahora cuán celoso eres de prepararte para tomar la Cena del Señor? ¿Se ha convertido en ti en un ritual meramente o en un medio para tener comunión con Cristo, alimentarte del poder de su muerte y virtud de su resurrección? ¿Te preparas de ante mano? ¿Es la Sana Cena eucarística para ti (de acción de gracias)? ¿Sales lleno de Cristo al tomarla o sales igual de vacío? Entonces debes consagrarte más y más.

            Jesús en su amor por ti instituyó la Santa Cena como un alimento espiritual para tu alma. Con ella Jesús sella en el corazón del creyente las promesas del pacto de gracia: esta sangre se derramó para salvarte. Es como si Jesús dijera: “Tú no la derramaste: yo la derramé por ti y para ti. Todos tus pecados yo he limpiado. Y así como di mi vida, ahora en la Cena te doy de mi vida: mi cuerpo y sangre para alimentarte espiritualmente para la salvación”.

            Así que los primeros creyentes se dedicaban a aprender la doctrina apostólica, a vivir como una verdadera familia en koinonía y a participar de la celebración la Santa Cena. Y también…

IV. A los cultos de oración

            “…y a las oraciones”. Lucas aquí utiliza el artículo definido y el nombre en plural: las oraciones. ¿A qué se refiere? Puede referirse a dos cosas. Una, puede referirse a que los cristianos usaban las oraciones modelos que los judíos utilizaban. Ellos las incorporaron en los cultos de oración. Tal práctica viene desde el AT. Por ejemplo la oración de Ana la mamá del profeta Samuel, en 1 Samuel 2:1-10 es un ejemplo claro de usar una oración modelo para orar. O puede referirse, en segundo lugar, a los cultos de oraciones que se realizaban el cual era una práctica común de los judíos. Un ejemplo lo tenemos en Hechos 3:1 “Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración.” O puede referirse a ambas cosas a la misma vez. Es decir, los cristianos se dedicaban constantemente a cultos de oración y en ellos utilizaban oraciones modelos para orar a Dios.

            La iglesia era una iglesia de oración. El libro de los Hechos contiene muchos ejemplos de cultos de oraciones por la iglesia. Ya vimos Hechos 3:1. Y podemos mencionar Hechos 1:14, 24; 4:23-31; 6:4,6; 12:5,12; 13:2-3; 14:23; 16:13,16,25; 20:36; 21:5. Los cultos de oración abundaban. Y más aún cuando la iglesia comenzó a ser perseguida.

            Y si miramos el pasado para vivir el presente, ¿acaso asistir al culto de oración no era algo importante para ti? ¿Orar era como respirar: algo natural y placentero? ¿No había ese deseo de aprender cómo orar mejor?

            Los cultos de oración caracterizaban a la iglesia del primer siglo. Ellos sabían que no podían avanzar sin oposición, sin problemas y que el arma por excelencia que tenían era la oración. Y ellos tomaban en serio las Palabra de Jesús que decían en Mateo 18:19 “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.” ¿Puedes decir que hoy día valoras más los cultos de oración que antes? ¿Es que yo no puedo conducir de noche? Es cierto, pero otros pueden llevarte. ¿Es que Puerto Rico cada día es más peligroso de noche? No solo de noche sino también de día, entonces no salgamos nunca. Pero por encima de esa realidad en que vivimos nosotros confiamos en la protección de Dios. ¿No creemos en que Dios nos cuida? Seamos precavidos pero sobre todo confiemos en Dios. Encomienda a Dios tus caminos y El enderezará tus veredas.

            En nuestra celebración de los 13 años de existencia como iglesia hay muchas cosas buenas que se han hecho. En muchos aspectos estamos mejor que hace 13 años atrás. Pero nuestro modelo a seguir para el futuro no es únicamente lo que hicimos en el pasado sino lo que Dios espera que seamos. En este pasaje vimos lo que caracterizó a la iglesia apostólica. Ellos son nuestro modelo para seguir. Ellos nos ayudan a poner las cosas en la justa perspectiva. Si esto que hemos estudiado hoy está presente aquí nos capacitará para mayores logros en el futuro bajo la bendición de Cristo. Aprende del pasado para vivir el futuro. Persevera en aprender la doctrina bíblica que aquí se enseña, adéntrate más en esta familia, prepárate para la Cena del Señor y su adoración y haz todo lo posible por estar presente en los cultos de oración. Solo así estaremos preparados para enfrentar el futuro que Dios tiene preparado para esta hermosa congregación. Amén.