El sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas

El sana a los quebrantados de corazón,
Y venda sus heridas.
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Salmos 147:3 (RV1960)

“Papá, cuéntanos la historia de tus heridas. Cuéntanos la historia más triste de tu vida”. Con estas preguntas mis niños exigían que yo viajara en nuestro auto y en mi memoria y trajera historias que hicieran más placentero el camino. Al hacerlo, pasaban dos cosas, yo me daba a conocer a ellos más, y podía ver con distancia histórica la gracia de Dios en todos mis procesos de vida.

El sana a los quebrantados de corazón
Esto no es misticismo, ni son sentimientos calurosos. El Señor del universo promete en este salmo sanar a los quebrantados de corazón. ¿Cómo lo hace? De muchas maneras:

Conforta a corazones hambrientos con el pan de su palabra y satisface de alegría con el vino de su Espíritu Santo. El mismo Dios que creó tu corazón, está hoy dispuesto a sanarlo. Mira con el cuidado que lo hace;

El sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas. (v. 3)

El quebranto de corazón no se ve físicamente. Requiere del Doctor de las Almas para ser inspeccionado. El quebranto se puede producir por muchas razones, entre ellas: desesperanza, pérdida, heridas o un mal auto-infligido. Son las saetas inflamatorias del enemigo las que en ocasiones penetran hasta el alma. Puede haber otros males, las aparentes injusticias, las necedades, la idolatría, la negligencia espiritual. Pero para todos estos males existe un Doctor del corazón.

¿Habrá una razón adicional para que tu corazón esté confiado hoy en las manos de Dios?

Heridas de guerra
Hay heridas que vienen por accidente y hay heridas de guerra. Cuando uno va a la guerra, se protege para todo, pero esperas algo más que un rasguño. Pablo lo sabía muy bien: hermanos infantiles y legalistas procuraban de Pablo alguna señal externa. Y que volviera a las leyes ceremoniales del pueblo de Israel.

En Gálatas 6:17 Pablo les escribe:

“De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.”

Pablo había pagado el precio de seguir a Cristo. Y su experiencia lo había expuesto a muchas pérdidas y peligros. Jesús advertía los peligros de esta guerra espiritual muchas veces y de muchas maneras como en Lucas 6:22-23:

“Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas”.

Y en Marcos 10:29-30:

“Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna".

¿Traes en tu cuerpo las heridas de guerra que tienes por este Rey soberano? ¿Estás conmovido, angustiado, triste por tus pérdidas? ¿Llevas en tu corazón las heridas del servicio? Eres bienaventurado y un amado soldado. Tu corazón será restaurado.

El venda sus heridas
El cuidado del Señor para sus hijos no conoce límites. No solamente el Señor puede sanar, y lo hace ordinariamente o sobrenaturalmente; instantáneamente o diariamente. El Salmo también nos confirma que él “venda sus heridas”. ¿Cuáles heridas?, preguntarás. Las heridas de un corazón quebrantado.

Con cuidado clínico y particular, el Señor personalmente “venda tus heridas”. Lo que implica dos cosas: El tacto del Señor y el tiempo del Señor. El tacto, pues debe tocar tu corazón, extirparlo, limpiarlo para luego poder vendarlo y darle reposo. Y el tiempo porque la venda también muestra que hay heridas profundas que requieren tiempo en Dios para ser sanadas totalmente. ¡Qué hermoso ver un corazón regenerado y sanado que hermosea el rostro con la vitalidad juvenil de la vida eterna!

Recordemos las palabras del profeta Isaías y que serían las mismas que cumpliría Jesucristo en su misión mesiánica:

“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón” -Lucas 4:18

Quiera Dios que, depositando tu confianza en el que hace todas las cosas nuevas, tu corazón quebrantado sea sanado en el instante o en el tiempo a través de aquel que lo creó y dio su vida para salvación.