Terminando el Curso de la Vida con Gozo
Por: James I. Packer
Adaptado por: Pastor Roberto Quiñones
I. Estamos Envejeciendo
1. Todos los seres humanos envejecen. Desde el mismo momento de la concepción estamos envejeciendo. Cada día que pasa, cada uno de nosotros envejecemos. Ese es uno de los resultados de la caída de Adán.
2. A los de la tercera edad se clasifican en tres grupos, según menciona nuestro autor. Están los jóvenes entre las edades de 65-75, los de mediana edad entre 75-85 y los de mayor edad entre 85 en adelante.
3. Generalmente se ve a las personas de la tercera edad o los llamados viejitos como personas que ya han hecho su contribución a la sociedad. Ya han llegado a su edad no productiva y lo único que les resta hacer es descansar, disfrutar de su retiro, coger unas vacaciones permanentes y dedicarse exclusivamente a viajar, jugar golf, ver televisión, ir del cuarto a la cocina: al sofá, a la cocina, al baño y luego a la cama. Se piensa que ya ellos no están para más.
4. ¿Es esa la mentalidad que tenemos acerca de los ancianos? ¿Es cierto que su tiempo de productividad ha llegado a su fin? ¿Debe ser la meta de ellos viajar todo lo más que puedan, ver toda la televisión que puedan o quedarse encerrados en la casa todo el tiempo? ¿Hay lugar para el crecimiento, la productividad, el servicio, etc.?
5. La reina del Reino Unido, Elizabeth II, tiene 90 años y todavía ejerce sus funciones como reina. Me imagino que su carga de trabajo es menor, pero ella es “incansable”. Mientras el cuerpo se lo permita ella espera seguir sirviendo como lo ha hecho hasta ahora.
6. Pero hay algo que debemos tener presente y no olvidar: nuestras fuerzas no son las mismas que antes. Nos cansamos más rápido. El espíritu está dispuesto pero la carne es débil. Y aunque esto es cierto no bien es cierto que Dios nos llama a glorificarle todos los días de nuestra vida. Y esto no tiene fin. El curso de la vida dedicado a glorificar a Dios nunca termina en esta vida ni en la vida venidera, ni en la eternidad.
7. Así que el reto es cómo vivir para la gloria de Dios mientras envejecemos.
8. ¿Cómo debemos ver la vejez? ¿Cómo debemos ver esa tercera etapa de la vida? Debemos verla desde la perspectiva de la Biblia, la Palabra de Dios. La Biblia es nuestra regla infalible. Esto significa que ella nunca nos lleva al error. Ella no miente. Es plenamente confiable. Y algo más… ella es realista. No nos dará una concepción de la vejez falsa. Busquemos Eclesiastés 12:1-5. “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; 2antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia; 3cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas; 4y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas; 5cuando también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada eterna, y los endechadores andarán alrededor por las calles”. Esta es una descripción según las cosas aparecen a la vista o una frase recurrente en Eclesiastés, “debajo del sol”, y a la realidad. Veamos algunas enseñanzas del pasaje. No vamos a discutirlo todo. Veamos:
a. V. 1 “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud”. Vive al máximo en tu juventud, pero pon siempre delante de ti a tu Creador. A Él le debes la vida. Y por tanto tu vida es para vivirla para su gloria. Tener a Dios presente es algo para hacer desde la juventud.
b. V. 2 “antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas”. Es decir, antes de que el gozo de estar vivo decaiga. “y vuelvan las nubes tras la lluvia”. Antes que los problemas recurran constantemente.
c. V. 3 “3cuando temblarán los guardas de la casa”, es decir, cuando nuestros brazos no tengan fuerza y nuestras manos tiemblen. “y se encorvarán los hombres fuertes”, es decir, nuestras piernas se debiliten. “y cesarán las muelas porque han disminuido”, es decir, y los dientes se habrán caído. “y se oscurecerán los que miran por las ventanas”, es decir, nuestros ojos pierden visión.
d. V. 4 “4y las puertas de afuera se cerrarán”, nos ponemos sordos. “por lo bajo del ruido de la muela”, cuando masticar se hace difícil. “cuando se levantará a la voz del ave”, cuando los ruidos, aun aquellos que son placenteros nos incomodan. “y todas las hijas del canto serán abatidas”, cuando incluso la música nos aburre.
e. V. 5 “5cuando también temerán de lo que es alto”, perdemos el balance y nos confundimos fácilmente. “y habrá terrores en el camino”, nos sentimos frecuentemente asustados. “y florecerá el almendro”, nuestros cabellos ser tornan blancos. “y la langosta será una carga”, nuestro caminar es errático e inestable. “y se perderá el apetito”, perdemos el apetito e inclusive nuestras emociones y deseos decaen.
9. La descripción es una de perdida, debilidad, apatía que llevan al final a la muerte. Así describe Eclesiastés el envejecimiento. Es descriptivo de la realidad de la vida.
10. Pero, eso no es todo lo que dice la Biblia o la experiencia humana acerca de la vejez. La Biblia presenta la vejez desde la perspectiva de la madurez. ¿Qué significa madurar? RAE: (a) Hacer que un fruto alcance el grado de desarrollo adecuado para ser consumido. (b) Llevar algo como una idea o un proyecto a su desarrollo mediante la reflexión. (c) Adquirir madurez.
11. El énfasis en la Biblia lo es en la primera definición. Hay dos etapas en los frutos: cuando están nuevos o verdes, y cuando están maduros, listos para comer. Los nuevos son por lo general: duros, ácidos, amargos y sin mucho sabor. En cambio, el fruto maduro es suave, dulce, jugoso, con mayor sabor y dejan un buen sabor en la boca.
12. De esa manera algunos envejecen. Envejecen con gracia, su mente ha madurado con sabiduría, su carácter es firme y decidido, con proporción y balance y con muchos recursos capaz de ser mentores de otros.
13. La Biblia enfatiza que la madurez espiritual es de mayor valor que las riquezas materiales. Y que esa madurez espiritual puede seguir creciendo según vamos envejeciendo.
14. A la luz de la Biblia, el envejecimiento bajo la gracia y el poder de Dios traerá sabiduría: una mayor capacidad de discernimiento, saber elegir e inclusive mayor determinación. Veamos algunos versículos del Salmo 71:5, 9, 14-18. “5. Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, Seguridad mía desde mi juventud. 9. No me deseches en el tiempo de la vejez; Cuando mi fuerza se acabare, no me desampares. 14-18 Mas yo esperaré siempre, Y te alabaré más y más. Mi boca publicará tu justicia Y tus hechos de salvación todo el día, Aunque no sé su número. Vendré a los hechos poderosos de Jehová el Señor; Haré memoria de tu justicia, de la tuya sola. Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, Y hasta ahora he manifestado tus maravillas. Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, Hasta que anuncie tu poder a la posteridad, Y tu potencia a todos los que han de venir”. El salmista es ahora viejo, V. 9, pero puede dar testimonio de cómo Dios ha estado con él en todo momento. El versículo 18 es interesante. El salmista reconoce una responsabilidad de los viejitos, la de enseñar a los jóvenes lo que Dios ha hecho por su pueblo. Y el Salmo 92:12-14 “El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa de Jehová, En los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes”. Las palmas son emblemas de lo fructífero y de larga vida. La idea es del pueblo de Dios que experimenta vida y crecimiento mientras adora delante de la presencia de Dios.
15. ¿Es esta tu visión de la ancianidad? ¿Ves la vejez como una etapa de madurez? ¿La vez como una etapa en la cual puedes seguir creciendo, madurando, de mucho servicio y vigor espiritual? ¿Es tu idea de la una bíblica? ¿La enseñas así a tus hijos?
II. Consideraciones Prácticas
1. Hemos visto que hay promesa de Dios de madurez, crecimiento y servicio según vamos envejeciendo. El proceso de crecimiento nunca se detiene en la vida del cristiano. Por lo menos, no por sí mismo sino porque hayamos dejado de cultivarlo. Pero Dios promete santificarnos durante toda nuestra vida y hacernos crecer en nuestra vejez también.
2. En una carrera de atletismo se da el inicio, el medio y los últimos 100 metros antes de finalizar la carrera. ¿Cómo debemos correr esos 100 metros finales? La respuesta es que mientras el cuerpo nos lo permita debemos correr esa carrera como todo maratonista corre los últimos 100 metros con esmero, con la resolución de terminar bien.
3. ¿Cómo podemos vivir bien o correr bien esos últimos 100 metros?
a. Debemos vivir para Dios un día a la vez. Este principio no solo aplica a los ancianos sino a todos nosotros. Vivimos vidas sin planificar. Pero debemos hacer el buen hábito de planificar cada día de ante mano. O podemos hacerlo todos los días en la mañana. Y al final del día ver hasta donde hemos llegado en lo que hemos planificado. Sobre todo, ya que somos llamados a vivir para Dios y estar ocupado en el reino de Dios todos los días, debemos preguntarnos qué hemos hecho para el reino de Dios en este día y en qué cosas no hemos hecho de las que habíamos planificado. No nos olvidemos que según avanzamos todos daremos cuenta delante de Dios lo que hemos hecho con nuestro tiempo. ¿En qué cosas podemos estar ocupados? Por ejemplo: Estar ocupado en el reino de Dios podría incluir:
(1) ir por todas las peticiones de oración que han sido presentadas
(2) repasar lo que he aprendido del sermón pasado o de la escuela dominical. Lo que aprendo no solo es para mí sino para compartirlo
(3) continuar con nuestra meta de leer toda la Biblia
(4) visitar a algún hermano para compartir el día. O visitar uno que está enfermo o llamarle o enviarle un obsequio
(5) ocuparnos en algún servicio en la iglesia y/o en la comunidad
b. Vive el momento presente. Dios ha prometido estar con nosotros en todo momento. Estamos en una relación de pacto con Dios y esto implica compañerismo, cercanía, amistad, intimidad. Todo esto está implicado en la palabra pacto. Pero también implica el sentido de presencia. Esto se enfatiza constantemente en los Salmos. Uno de los favoritos el Salmo 23:4 “Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.” Salmo 118:6 “Jehová está conmigo; no temeré
Lo que me pueda hacer el hombre.” Salmo 138:7 “Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás; Contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, Y me salvará tu diestra.” Por tanto, practica la presencia de Dios, o más específicamente, la presencia de Jesús en tu vida. Cultiva en tu vida la compañía divina. Ejerce tu fe en el hecho de que Jesús está contigo. No estás solo.
c. Vive preparado para partir cuando Jesús venga por ti. Las palabras de Jesús a los fieles discípulos son aplicables a todo discípulo. Juan 14:2-3 “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. Nadie sabe cuándo partirá de este mundo. Todos vamos a partir. Unos de una manera, otros de otra. Por tanto, es sabio estar preparados para cuando venga. Calvino en su leche de muerte le dijeron que descansara y él decía que no porque no quería que cuando su Señor viniera lo encontrara sin hacer nada. Él estaba pendiente de la llegada de su Señor. ¿Qué implica el estar preparados para cuando nos llame Jesús?
(1) adentrarnos a la comunión y discipulado de Jesús. El evangelio nos llama a auto-examinarnos si estamos en la fe. Y esto es bueno porque al así hacerlo y venir a términos con Jesús borrará todo temor acerca del futuro.
(2) meditar en el cielo y en todas las bendiciones que disfrutaremos allí.
4. Hay que evitar la mentalidad del mundo con respecto a estos 100 metros. Para el mundo la idea es una de relajación, tomarlo suave, haz único lo que disfrutas. Hay que tener cuidado con eso. Dios espera de nosotros que le glorifiquemos hasta el final. Debemos mantenernos sirviendo al Señor hasta que Él nos llame. Sobre todo, aunque nuestras habilidades mentales se van debilitando debemos evitar caer en el error de pensar que ya no podemos aprender nada nuevo y que no debo ejercer mi mente ya. Eso es un peligro porque podría llevarnos a descuidar uno de nuestros mejores amigos en la manera de enfrentar la vejez.
III. Continúa Perseverando
1. Hemos visto que debemos ver el envejecimiento como un madurar y esto como algo positivo. Dios promete crecimiento durante todo nuestro peregrinar aquí.
2. Este crecimiento se ha dado desde el mismo momento de nuestra conversión. Algunos se convirtieron al Señor cuando eran jóvenes, otro cuando eran adultos y otros ya avanzados en esta vida. Y cuando nos convertimos nosotros abrazamos a Jesús como nuestro salvador del todo de nuestra vida. Él es nuestro guardián, guía y nuestro amigo. Y nos embarcamos en el proceso del discipulado desde el mismo momento de nuestra conversión. Prometimos amarle y obedecerle lo mejor que pudiéramos.
3. Junto con ello aprendimos que el discipulado incluye una vida dedicada a la oración, el estudio de la Biblia, el servicio cristiano, la adoración pública, privada, hacer buenas obras, etc. Ha pasado tiempo desde el momento en que nos convertimos.
4. ¿Cómo entonces debemos vernos? Debemos vernos como veteranos en la fe. ¿Qué es un veterano? DRAE: (1) Que ha prestado servicio mucho tiempo en la milicia. Y así debemos vernos. Desde el mismo momento de nuestra conversión hemos estado en la milicia, hemos estado sirviendo bajo el estandarte de Jesús quien es el capitán de nuestra salvación. También desde el momento de nuestra conversión hemos estado en guerra contra Satanás, contra el mundo y contra la carne.
5. Cada uno de nosotros hemos estado involucrados en el servicio en el reino de Dios de varas maneras, unos como maestros, ancianos, diáconos, sirviendo las mesas, coordinado actividades, apoyando las mismas, etc. Y en medio de todo esto has buscado crecer en santidad. Sabes que Dios quien es santo nos ha llamado a ser santos como Él es santo. Sabemos que posicional y relacionalmente somos santificados por medio de separación y consagración, apartándonos para Dios y por Dios, además que en términos personales y subjetivos nuestra santificación es una obra sobrenatural que se traduce en una vida celestial cuya obediencia, amor, alabanza y la práctica de una vida justa fluye de un corazón purificado por el poder del Espíritu Santo.
6. Hemos aprendido que las tentaciones y las pruebas son reales. Que Satanás nos tienta y que Dios nos prueba. Satanás lo hace con miras a destruirnos, a apartarnos de la verdad y del camino. Eso fue lo que buscó con Adán y Eva, con Job y con Jesús en el desierto. En cambio, Dios prueba nuestra fe. Y esa prueba es con miras a poner en ejercicio nuestra fe y con miras a fortalecernos para tareas y retos en el futuro. Lo vemos en el caso de Abraham, en el caso de Job y en el caso de que la Biblia nos dice que fue el Espíritu Santo quien llevó a Jesús al desierto para ser tentado por Satanás. En el mismo suceso podemos ver la mano de Satanás buscando destruirnos y vemos también la mano de Dios dirigiendo su providencia para nuestro bien.
7. Satanás, como buen estratega, busca tentarnos en aquellas áreas en las cuales somos más vulnerables. Por eso debemos estar constantemente en guardia. Una de sus estrategias es hacernos pensar que todo está bien, que no necesitamos estar en guardia y se nos olvida que él no está lejos de nosotros. Esta lucha no termina sino al final de nuestra vida.
8. Una de esas tentaciones que debemos luchar y que ya hemos mencionado anteriormente y queremos recalcar es la tentación del retiro de la vida cristiana. Cuando alguien se retira del trabajo todos nosotros nos alegramos. ¿Por qué? Porque, aunque sabemos que el trabajo es bueno, es acompañado con fatiga y cierto grado de frustración producto de la caída. Pero junto con ello podría darse la idea equivocada que se han retirado de aprender y de liderar. Podrían pensar que su participación es únicamente de ser porristas (chearleader). Que solo son llamados a ser meros espectadores. Eso no es cierto. Gloria a Dios, en nuestra iglesia nuestros hermanos de la tercera edad son bien activos y están sirviendo. Así es como debe ser.
9. En otras palabras, el ministerio de los veteranos en la iglesia debe ser igual, mientras su cuerpo y capacidad mental lo permitan, al que realizaban antes. Constantes en un ministerio de aprendizaje y de liderazgo.
10. Ministerio de aprendizaje. Es el deber de todo creyente durante toda su vida aprender las doctrinas de la Palabra de Dios, comprenderlas, ver cómo estas se aplican a nuestro corazón y cómo debemos vivir por ellas. Una iglesia saludable es una iglesia que constantemente está aprendiendo, en donde el evangelio es enseñado, defendido, vindicado contra las alternativas contrarias y corruptas que surgen constantemente. Aprender a distinguir entre la enseñanza verdadera y la falsa, y de conductas que expresan la verdad en vez de oscurecerla. Todo esto es vital para la salud de una iglesia. Para ello es necesario que sigamos siendo catequizados sistemáticamente en la verdad: en la teología verdadera y en el estudio sistemático de la Palabra de Dios.
11. Ministerio de liderazgo. Tenemos que recalcar que todos nosotros somos líderes sobre alguien. Los pastores son líderes para enseñar y guiar a los miembros de la iglesia, pero los padres son líderes sobre sus hijos, los esposos son líderes mutuos en una manera complementaria, y los amigos a sus amigos. Hablamos del liderato en términos generales que puede incluir liderazgo formal, informal, inconsciente, o de influencia.
12. El camino para todo creyente es descrito en Hebreos 12:1-2 “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”. La vida cristiana es descrita como un correr una carrera. Pablo dice lo mismo en 1 Corintios 9:24-27 “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”. Aquí la vida cristiana es descrita como una carrera y como una lucha o pelea (grecorromana. )Fíjate la cualificación que da Pablo en el versículo 24 al final: “Corred de tal manera que lo obtengáis”. ¿Qué implica esto?
a. clara orientación hacia la meta (corre para ganar, llevarse el premio)
b. planificación (sabes cómo funciona la carrera, cómo debes correr, cuán rápido y lento debes ir y el empuje que debes dar el final). “yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire”.
c. plena resolución “Todo aquel que lucha, de todo se abstiene”. (todo es secundario ante el entrenamiento)
d. supremo esfuerzo (corre con todas tus fuerzas) “Corred de tal manera que lo obtengáis.”
13. Obviamente, esta no es la única imagen que nos enseña la Biblia sobre cómo debemos ver la vida cristiana. En términos teológicos, la vida cristiana es una vida de gratitud por la gracia recibida. Romanos 12:1 “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”. Es una vida de persistencia en la fe y así es descrito como un andar. Colosenses 2:6-7 “Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; 7arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.”
14. Por tanto, la imagen de la carrera nos debe llevar a ver la vida cristiana como una que hay que correr y no bajar el paso espiritualmente hablando. Hay que cultivar el celo por Dios, su reino y su gloria al máximo. ¿Qué es celo? Podemos decir varias cosas acerca del celo que nos ayudarán a definirlo:
a. es un elemento que cualifica el mismo ser de Dios. Isaías 9:7 “7Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.” Aquí se nos habla del celo de Jehová.
b. es un elemento de la imagen de Dios en Jesús. En cuya imagen lo hijos de Dios somos transformados. Juan 2:17 “El celo de tu casa me consume.” En otras palabras, el celo cristiano es una gracia en la cual Dios nos transforma.
c. Celo por Dios y la santidad y el honor de Dios fue integral a la imagen de Dios en Cristo, así también debe ser en nosotros y por tanto debemos cultivar ese celo junto con las demás virtudes cristianas hasta el fin de nuestras vidas, o hasta que podamos mantener ese enfoque en nuestras vidas según nos permita la salud mental.
d. Definición DRAE: Del lat. zēlus 'ardor, celo', y este del gr. ζῆλος zêlos, der. de ζεῖν zeîn 'hervir'. 1. m. Cuidado, diligencia, esmero que alguien pone al hacer algo. 2. m. Interés extremado y activo que alguien siente por una causa o por una persona. Entonces, significa: prioridad, pasión y esfuerzo en pos del propósito de Dios.
e. Juan Carlos Ryle: Celo es un deseo ardiente de agradar a Dios, hacer su voluntad y avanzar su gloria en el mundo de cualquier forma posible.
15. Mantener el celo en relación a Dios mientras nuestro cuerpo envejece es una disciplina especial a la cual todo creyente es llamado. Este celo debe ser un incansable todo el día, cada día y para todo. Pero para que esto se dé el celo debe ser alimentado
por la esperanza. Y de eso hablaremos el próximo día.
IV. Mirando hacia adelante
1. Los seres humanos somos personas de esperanza. Siempre esperamos que mañana sea un día mejor que el de hoy. En medio de los problemas esperamos que llegue el día en que estos pasen de nuestra vida. Y así podamos tener sosiego.
2. Aunque eso es cierto, es una realidad que la cultura nuestra tiene una tendencia al pesimismo. Posiblemente orientada por su doctrina del fin de los tiempos, o escatología. Todo va de mal en peor, por tanto, para qué preocuparnos en influenciar a la sociedad. La iglesia y la sociedad son dos reinos distintos y ninguno debe inmiscuirse en el otro.
3. Posiblemente por el hecho de que el hombre “moderno” no ve propósito a la vida. Si todo lo que sucede en la vida no es otra cosa que el resultado del tiempo y el azar, pues, entonces, no existe propósito en la vida. El ser humano es meramente un animal o una colección de átomos. La vida entonces no tiene propósito. Esta mentalidad es lo que se conoce como el pensamiento post-moderno. Por tanto, no nos extrañemos que la gente sea pesimista, y que haya muchos jóvenes que buscan terminar su vida porque no hay propósito en nada de lo que ocurre y menos en las aflicciones que vienen en la vida. Más jóvenes se están suicidando por causa que no saben cómo lidiar con los problemas de la vida.
4. En todos hay una esperanza de corta duración: esperanza de ser salir de los problemas financieros, de alguna enfermedad, de algún desastre. Pero hay también una esperanza de larga duración. Una esperanza que mira más allá de este mundo y se extiende sin límites hasta la vida eterna. Esta esperanza está atada a la fe en Dios.
5. Cristo es nuestra esperanza de gloria. Y la fe en Él nos da el título de la vida eterna. Y por El a un futuro glorioso. El mal “desaparecerá”, el bien triunfará, allí disfrutaremos del Cristo glorificado, y la comunión de los santos, y de un eterno disfrute de la gloria y la hermosura de Dios en formas que no podemos ni siquiera concebir. 1 Corintios 2:9 “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.”
6. Pablo dice en Romanos 8:24a “Porque en esperanza fuimos salvos”. Nos dice que somos salvo en esperanza no por la esperanza. En la esperanza de que Dios cumpla todo lo prometido. La esperanza no es un buen deseo sino una firme convicción y seguridad de que Dios hará. Hebreos 6:19 “La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo,” 1 Pedro 1:3-9 “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.”.
7. ¿Qué nos depara el futuro? Busquemos 2 Corintios 4:16-5:10. ¿Qué nos enseña aquí Pablo?
a. Pablo reconoce se va desgastando, decae poco a poco. Pablo estaba a la mitad dela vida cuando escribe 2 Corintios, pero nos imaginamos que él envejeció más rápido de lo “normal” por el hecho de cómo se consumió por el ministerio.
b. Pero, aunque su cuerpo se va desgastando, su espíritu no. Es más, él dice que su espíritu u hombre interior no se desgasta, sino que se renueva de día en día. “Por tanto, no desmayamos”. Y de ahí pasa a cuatro verdades reveladas que son un ancla a la esperanza.
c. Primera ancla. Sabemos que un cuerpo nuevo espera para cada siervo de Dios. 2 Corintios 5:1 “Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.” Nuestra vida presente es compara con la vida de un tabernáculo, una tienda de campaña. La cual resuelve nuestras necesidades. Pero nos espera un edificio preparado por Dios, el cual es eterno en los cielos. Hay una comparación entre el tabernáculo y la casa o edificio. El tabernáculo es algo temporero y frágil, en cambio una casa es algo permanente y sólido.
d. Segunda ancla. Esta nueva experiencia, de poseer un cuerpo glorificado, va acompañada de una vida abundante. 2 Corintios 5:3-4 “pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.” Pablo describe esta experiencia no como un estar desnudo sino un revestimiento. Es como ponerse un abrigo cuando hace frío, le añadimos una cobertura al vestido. Así como con el abrigo nos atrevemos a estar en el frío de igual modo nuestro revestir nos prepara para estar en los cielos. Es una nueva adaptación al nuevo estado. Toda la debilidad de este cuerpo cambiará, porque lo mortal será tragado, absorbido por la vida. Lo mortal es en un sentido muerte. Pero allí tendremos vida.
e. Tercera ancla. Allí en los cielos, con nuestros cuerpos glorificados estaremos con el Señor de una manera que no es posible con estos cuerpos de ahora. 2 Corintios 5:6-9 “Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables.” Allí le adoraremos, le serviremos espontáneamente y viviremos para agradarle, así como todo genuino creyente hace ahora mismo. “procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables.”
f. Cuarta ancla. Nosotros, como todos los demás cristianos enfrentaremos el juicio final. Lo que se determinará, no es en dónde pasaremos la eternidad. Esto ya está determinado una vez creímos. Si no, en qué condición pasaremos la eternidad. 2 Corintios 5:10 “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.” Pero sí nos enseña que habrá grados de recompensa en los cielos, según el servicio que habremos hecho. Tenemos el ejemplo en la parábola de las 10 minas en Lucas 19:11-27. Fíjate que Pablo entonces nos motiva a trabajar más por el Señor sabiendo que de Él recibiremos recompensa.
8. ¿Y ahora qué? Ahora nos toca aplicar lo que hemos estado mencionado desde el principio de este estudio. Dios les ha dado la oportunidad de ser veteranos y los ha adornado sabiduría y tesoros para compartir. ¿Qué podemos hacer? Aplicar lo que hemos aprendido:
a. Oportunidad. Dios les ha dado una oportunidad de vivir más que otras generaciones pasadas. La medicina ha ayudado a facilitar esto. Así que velo como una oportunidad para servir. Utiliza ese tiempo que Dios te ha dado para servir.
b. Madurez. Sigues en el proceso de madurez. Este no acaba. Todavía hay áreas en las cuales crecer. Todavía hay pecados que confesar, perdón que pedir, obras que realizar. Examínate para que veas en qué áreas de tu vida necesitas trabajar. Y ponte en las manos del ministerio de la iglesia para otras áreas de servicio que no has participado.
c. Humildad. En un sentido el orgullo es la madre de todos los pecados. Es altamente probable que el orgullo fuera la causa de la caída de Satanás. Dios nos llama a ser humildes. La humildad es el producto de una vida de arrepentimiento de todo aquello que sea contrario a la palabra de Dios y el buscar y orar para apartarnos del orgullo en todas sus formas. La verdadera madurez espiritual siempre es acompañada de una mayor profunda humildad. Debemos manifestar esa humildad según vamos envejeciendo.
d. Intensidad. Somos llamados a ser celosos, según ya vimos. El mundo espera de los de la tercera edad que descansen, lo cojan suave, se hagan a un lado. Pero esa es la mentalidad del mundo. Dios nos llama a ser celosos por su reino, su causa, su pueblo, etc. Debemos tener pasión de que Dios nos use en nuestras áreas no exploradas o en cualquier área de vea ser útil al reino de Dios. Ese celo debe motivarse no apagarse. Ponte en las manos del cuerpo de ancianos para que orienten en lo que puedes todavía servir en la Iglesia de Cristo. El ministerio de servicio en la Iglesia es abismal. Visitar a los enfermos, consolar a los que sufren, acompañar a los que están solos, consejería a los que aspiran el matrimonio y los que están criando, etc. Pongámonos en las manos del Señor para seguir hacia adelante mientras las fuerzas nos lo permitan.