Mateo 6:13 “Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal”
Hoy llegamos a la sexta petición de esta oración conocida como el Padre nuestro. Hemos visto lo amplia que es la misma. Y en esto hemos visto que Dios es la fuente que satisface todas nuestras necesidades. El es el gran proveedor que nos da pan y está al tanto de todas y cada una de nuestras necesidades. El es el Dios de perdón quien toma la iniciativa en perdonar y produce en nosotros un corazón perdonador. Y ahora vamos a ver que Dios es el gran protector. Combinadas estas tres debemos decir que sin lugar a duda Dios es el gran consolador. El provee, El perdona, El protege. Todo lo que nosotros necesitamos en la vida debemos buscarlo de Dios y en Dios, es decir, en obediencia a su voluntad.
Cuando uno considera con detalles y mira de cerca esta sexta petición inevitablemente encontraremos que es más compleja de lo que nos imaginábamos. Las palabras de Jesús son profundas. A simple vista podría traer confusión. Así que lo primero que deseo es aclarar el terreno quitando aquellas matas que nos puedan impedir ver lo que Jesús desea que veamos en el pasaje.
En primer lugar, qué quiere decir Jesús con tentaciones. La palabra que la RVR60 traduce como tentaciones es en el griego [periasmós] que según el contexto del pasaje puede traducirse como pruebas o como tentaciones. Según la Biblia Dios nos prueba. Por ejemplo, la Biblia nos dice que Dios probó el corazón de Abraham. Los vemos en Hebreos 11:17 “Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac”. Fue Dios mismo quien le dijo a Abraham que ofreciera a Isaac. Tenemos el ejemplo gráfico en la vida de Job. En Job 1:11-12 “Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. 12 Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.” Detrás de todas las cosas terribles que le ocurrieron a Job Dios estaba probándolo. Nada ocurre, absolutamente nada, fuera del gobierno providencial de nuestro Dios que es santo, sabio y bueno.
Pero, por qué Dios nos prueba. Dios prueba nuestra fidelidad a Él. Así Dios le dijo al pueblo de Israel. En Deuteronomio 8:2 “Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.” Aquí Dios específicamente nos dice que la prueba fue para “saber lo que había en tu corazón”. No que Dios no lo supiera sino para que el pueblo de Israel supiera lo que había en el corazón de ellos. Dios usa las pruebas para descubrir quiénes son los verdaderos cristianos y quiénes no.
Dios nos prueba también para purificarnos. Proverbios 17:3 “El crisol para la plata, y la hornaza para el oro; Pero Jehová prueba los corazones.” Tanto el crisol y el horno derriten los metales para limpiarlos. Dios nos prueba por medio del horno de la prueba para limpiar nuestra escoria del pecado que todavía hay en nosotros. Y esto es bueno. ¿Por qué? Porque la purificación incrementa el valor del oro y de la plata. Mientras más puros más valen. De la misma manera Dios nos purifica y así nos hace más valiosos y útiles para el reino de los cielos. Él nos santifica y nos fortalece por medio de la prueba. Por eso Santiago nos dice que tengamos sumo gozo cuando seamos afligidos por diversas pruebas. ¿Por qué? Santiago 1:3-4 “sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. 4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.”
Hermanos, Dios tiene muchas razones y propósito para probar nuestra fe en El. Y si Dios nos envía pruebas, entonces la sexta petición no puede ser: Dios no me envíes pruebas a mi vida. No puede ser eso el significado porque sería una contradicción.
Pero la palabra [periasmós], como dijimos, puede ser traducida también por tentación. ¿Qué es una tentación? Una tentación es todo solicitar, motivar e incitar a cometer pecado. ¿Puede Dios hacer esto? La duda ofende. Claro que no. Nos dice Santiago 1:13 “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie;” Así que cuando le pedimos a Dios Padre en la sexta petición: no nos metas en tentación, la idea no puede ser: te pedimos Dios que no nos tientes a pecar. ¿Por qué? Porque sería totalmente absurdo hacer tal petición. Dios jamás nos motivará, nos solicitará o nos incitará a pecar. ¿Por qué no? Porque Dios es santo. El “no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie;”
Entonces qué significa esta sexta petición. Por lo menos tres cosas.
I. Le suplicamos que ordene todas las cosas para nuestro bien
¿Qué queremos decir con esto? Reconocemos que no tenemos control de las cosas. Todos nosotros nos acostamos por la noche y no sabemos si nos levantaremos o nos despertaremos. Nosotros nos esforzamos en ganar el pan nuestro de cada día. Pero aun así el que da el crecimiento es Dios. Como dice el dicho popular: El hombre propone pero Dios dispone. Eso concuerda con Proverbios 16:1 “Del hombre son las disposiciones del corazón; Mas de Jehová es la respuesta de la lengua.”
En medio de toda esa realidad y del hecho de que podemos ser presos a la tiranía de las circunstancia de la vida. Le pedimos a Dios que en su misericordia, en su amor y cuidado por nosotros ordene todas las cosas para nuestro bien. Y que nos ayude a reconocer y a aceptar que nosotros no sabemos manejar muchas veces las circunstancias de la vida. Y por eso le pedimos a Dios que nos ayude a que no seamos destruidos por ellas. La enseñanza la tenemos en la oración de Agur en Proverbios 30:8b-9 “No me des pobreza ni riquezas; Mantenme del pan necesario; 9 No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.” Nosotros no sabemos cómo bregar con las riquezas ni con la pobreza. Por causa de nuestra fragilidad e ignorancia ambas circunstancias pueden destruirnos: negar que todo lo que tengo proviene de Dios: “¿Quién es Jehová?”, o que niegue la bondad y el cuidado de Dios sobre mí: “Y blasfeme el nombre de mi Dios”. Como eso es una realidad y así de débiles somos nosotros le suplicamos a Dios que en su misericordia ordene todas las cosas para nuestro bien. Y nos capacite a poder para poder resistir.
Si tenemos alguna duda miremos lo que está pasando con el coronavirus. Mucha gente se ha vuelto loca. Mira que peleando por el papel de inodoro. La inseguridad de la gente. El pánico que se ha creado y mucha culpa del mismo lo tienen las redes sociales: los periodistas, los expertos en Facebook entre otros. El coronavirus está bajo el control de nuestro Dios. Debemos ser precavidos. Pero no debemos llegar al pánico porque Jehová reina. Y Dios Padre “sometió todas las cosas bajo sus pies [los de Cristo], y lo dio [a Cristo] por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia,” Efesios 1:22. Es decir hermanos, todas las cosas del mundo, todo lo que sucede en el mundo está subordinado y controlado para el bienestar de la iglesia. Por eso le suplicamos a Dios que controle todas las cosas para nuestro bien.
Eso es lo mismo que pide Jesús diariamente por cada uno de sus hermanos. En su oración sacerdotal intercesora Jesús pide al Padre en Juan 17:15 “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.” Que pidamos: Señor yo sé que pruebas vendrán a mí, yo sé que no tengo control de las circunstancias de mi vida y que muchas veces no sé manejar incluso las cosas buenas que me das, por eso te ruego que lo ordenes todo sabiamente para mi salvación.
¿Qué significa esta sexta petición en segundo lugar?
II. Le suplicamos que nos de fuerzas para no pecar
Nosotros somos atacados por todas partes. Somos atacados por el mundo y también por nuestra propia carne. Somos tentados por el mundo y la carne a pecar contra Dios, a desobedecerle, a no serle fiel. Y aparte de eso, nosotros mismos no somos lo suficientemente cuidadosos en no meternos en la tentación sino que somos prestos a ir detrás de ella. No somos dados a resistirlas, o a apartarnos de las mismas como José se apartó y salió huyendo cuando la esposa de Potifar quería que durmiera con ella. No vigilamos nuestro corazón, ni nuestra mente ni nuestras emociones para reaccionar rápidamente frente a las tentaciones. Nosotros mismos somos como los apóstoles. Jesús les dijo en Mateo 26:41 “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.” ¿Velaron y oraron? No. Se durmieron. Jesús les había dicho: “velad conmigo”. Pero no velaron ni una sola hora.
Viendo lo dado que somos a caer a las tentaciones, le suplicamos a Dios que nos ayude a reconocer y a aceptar que somos prestos a caer con facilidad. Y le suplicamos nos dé su gracia y fortaleza para poder resistir la tentación y no pecar contra Dios. Que reconozca también que Dios nos da la salida para poder resistir. 1 Corintios 10:12-13 dice “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. 13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” ¿Qué nos quiere decir? Nuestra firmeza no es permanente, por tanto tenemos que cuidarla. Hay que estar pendiente de no caer. Segundo, toda tentación o prueba es a nivel humano. Dios no nos da una prueba por encima de nuestra capacidad humana. Tercero, toda tentación puede ser resistida exitosamente por la gracia de Dios. Cuarto, Dios siempre nos da una salida para escapar o soportar la prueba. En otras palabras, cuando caemos es porque escogemos pecar.
Por eso le suplicamos a Dios Padre que en su misericordia nos de las fuerzas necesarias para poder resistir y no pecar contra Él. Nuestra oración debe ser la con las palabras del Salmo 119:133 “Ordena mis pasos con tu palabra, Y ninguna iniquidad se enseñoree de mí.”
Pero hay algo importante también. Le suplicamos que si caemos en pecado por nuestra negligencia, nuestras carnalidades, etc. podamos levantarnos, regresar al camino y ser sanados de veras. Salmo 51:12 “Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente.” Y que aprendamos de nuestras caídas a ser más vigilantes a las tentaciones.
¿Qué significa esta sexta petición en tercer lugar?
III. Le suplicamos que nos de las fuerzas para resistir a Satanás
¿De dónde sale Satanás en esa petición? Cuando Jesús dice “mas líbranos del mal”, la palabra mal en el griego puede ser neutra y traducirla “mal” como lo traduce la RVR60, o puede ser masculina y ser traducida por maligno. Yo entiendo que sin ser dogmático la mejor elección es traducirla como maligno y así entonces la referencia es a Satanás. ¿Por qué esa elección? Por dos razones: el contexto de la oración es resistir la tentación y sabemos que Satanás está detrás de muchas de nuestras tentaciones. Así pues hace sentido traducirlo maligno. En segundo lugar, en el capítulo 4 tenemos la tentación de Jesús la cual nos recuerda la tentación de Adán. Adán en su estado de santidad sucumbió a las tentaciones de Satanás pero Jesús las resistió.
Por tanto Jesús desea que nunca olvidemos que sin su gracia, sin su fuerza, no podemos vencer a Satanás. De aquí le pedimos a Dios que nos dé su fuerza para poder resistir.
Nuestro deber es: sed sobrios, velad y resistid al diablo. 1 Pedro 5:8-9. “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; 9 al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.” ¿Cómo lo resistimos? No huyéndole. Es curioso. En persecuciones Dios nos dice que podemos huir de ellas sin negar nuestra fe. O aceptar la voluntad de Dios y ser mártires. Pero con respecto a Satanás el llamado no es a huir. Ni tampoco el llamado es a tenerle terror. El llamado es ser sobrios, a no subestimar a Satanás. Y a velar. El nos tienta de veras a desobedecer a Dios. Pero también él es el gran calumniador. ¿Por qué decimos esto? Porque eso es lo que significa la palabra diablo. La palabra diablo significa acusador. Él nos acusa delante de Dios. Y nos acusa en nuestra conciencia. Y nos dice: “y eso que eres cristiano”; “si fueras cristiano verdadero no habrías hecho lo que hiciste”. Por eso somos también llamados a resistir firmes es la fe. Resistiendo la tentación bajo el poder de la fuerza de Jesús. El espera de ti que clames: Señor sálvame, ayúdame a resistir. Sin olvidar que el que está en ti, el Espíritu Santo, es mayor que Satanás. Y que la fe que nos ha dado es poderosa y vence no solo al mundo sino a todos sus enemigos porque es la fe que es de Dios. Es su gracia, es su fe, la que vence al mundo. 1 Juan 5:4 “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.” Fíjate que no dice: todo el que es nacido, sino todo lo que es nacido de Dios. ¿Qué es lo nacido de Dios? Nuestra fe, implantada por Dios en la regeneración o nuevo nacimiento. La fe que Dios nos ha dado es poderosa. Descansa, oh cristiano, en lo que Dios ha hecho por ti por medio de Cristo en el Espíritu Santo.
En todo esto hermanos, Jesús nos quiere enseñar cuán frágiles, débiles y vulnerables somos nosotros en medio de las tentaciones y las pruebas. Y nuestra absoluta dependencia en Dios para vencer las mismas y evitar pecar. Pero su poder es suficiente para preservarnos, sostenernos y sanarnos si caemos. Por eso siempre pidamos: “no nos metas en tentación, mas líbranos del mal”.