Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos.
–Salmos 32:8 (RV1960)
¿Conoces tú, que no estas solo, para la dirección particular del resto de tu vida? El Salmo 32 está preñado de amor redentor; ¡léelo! Es como un amanecer que se transforma y va creciendo en momentos climáticos con colores majestuosos mientras pasa el tiempo. Coloreando este amanecer de justicia el salmista alaba a Dios con las declaraciones tan intimas como transformadoras:
Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;
Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. (v.5)
3 cosas sobre el Amor Redentor
Que vemos en este Salmo
(el amor que salda nuestra deuda de amor a Dios)
1. Dios exalta el carácter de la la expiación (v1,2):
Esto no es otra cosa que Dios se glorifica a sí mismo o se hace ver majestuoso por el hecho que el pecado de los que creen en Él ha sido cubierto en su totalidad por Jesús.
Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,
Y en cuyo espíritu no hay engaño.
—Salmos 32: 1-2 (RV1960)
El Justo (Jesús) muere por los injustos, y es atribuida a nosotros una justicia extraña que nunca poseíamos nosotros mismos en primer lugar. Siendo antes transgresores sin embargo, ahora somos declarado justos y no culpables y por lo tanto en "nuestro espíritu no hay engaño". (1Pedro 3:18)
2. El tiempo de tener comunión con Dios es ahora:
Si bien había consecuencias graves para el salmista, cuando se deterioraba su comunicación con Dios, él salmista experimentó todos beneficios de la libertad de no encubrir su pecado y confesarlo:
Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día. (v.3)
Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado (v.8)
El tiempo de confesar nuestro pecado a Dios en oración es ahora. El tiempo de tener comunión con Dios es ahora. Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres. El es el verdadero sacerdote que intercede delante del Padre por los suyos y por lo tanto una relación eterna no puede esperar. Ahora es el tiempo favorable.
3. Dios llama dichosos aquellos que han sido perdonado. v(1,2):
Romanos 5:1 Nos habla de que los que han sido justificados por medio de la fe tienen paz con Dios. Por lo tanto más allá de nuestra antigua enemistad con Dios, ahora disfrutamos de su amor, presencia y una declaración de paz eterna con Dios adquirida por Jesús. Ahora disfrutamos de Él y sus bendiciones eternas, ahora somos llamado Bienaventurados, Dichosos o Felices.
Solo entonces, una promesa en el versículo 8 para los que creen:
Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos.
1. Tenemos un Dios que se compromete con hacernos entender:
Él ha capacitado a su iglesia con ancianos, pastores, maestros, evangelistas y muchos otros que sirven en la obra de Dios. Él nos hace entender su palabra y su voluntad. Él nos ha dado la Biblia y nos ha dado su presencia en el Espíritu Santo. Él te da sabiduría si se la pides. Él nos hace entender. (Santiago 1:5)
2. Tenemos un Dios que se compromete a enseñarnos el camino que debemos andar:
Su voluntad ahora es revelada para ti (1 Tes 4:3) y el camino que debes andar ahora es claro cómo el sol. Y aunque tenemos la voluntad revelada en su palabra (2 Pedro 1:19-21) no necesitamos especular sobre nuestro futuro pues Dios se compromete en hacernos entender y darnos sabiduría sobre las decisiones que debemos de tomar y el camino que debemos andar.
3. Tenemos un Dios que se compromete a no abandonarte:
Nada da mas seguridad a un niño temeroso que su Padre este pendiente de su juego aún en la distancia. Ese niño necesita jugar con libertad, pero también anhela la seguridad de su Padre. Del mismo modo el Señor se compromete a no apartar la mirada de nosotros, fijando sus ojos en sus criaturas.
¡Qué bendición más grande! Todo lo que anhela nuestro corazón lo tenemos en Cristo, perdón, paz, una relación restaurada, una libertad cubierta, una dirección segura, una sabiduría provista, una camino hecho, unos ojos fijos, un Padre amoroso y una familia extendida. No dudes hoy que el Señor ya cuida de ti, te enseña con cuidado los detalles de tu caminar y no aparta de ti tu mirada, para siempre.