Tesoros

 

Por qué he de temer en los días de adversidad,
Cuando la iniquidad de mis opresores me rodeare?
Los que confían en sus bienes,
Y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan,
Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano,
Ni dar a Dios su rescate
(Porque la redención de su vida es de gran precio,
Y no se logrará jamás),
Para que viva en adelante para siempre,
Y nunca vea corrupción.

-Salmos 49:5-9


Declararé con arpa mi enigma
Este salmo como el evangelio, comienza siendo dirigido a todos; a ricos, pobres, plebeyos y nobles. Para el oído que escucha y los ojos que leen, inspirado por el Espíritu Santo les dice: No temas. (v.1-4) Este "No temas" tantas veces escrito en la biblia, pero ahora en relación a los enemigos del salmista, que también eran ricos, pero de la clase de ricos que tú nunca querrías ser.

Describiendo el corazón lleno de tesoros terrenales
Como una radiografía, el escritor hace un análisis de la condición de los corazones de sus opresores cuando los describe de la siguiente manera:

Confían en sus bienes (v.6)

Se enorgullecen de sus riquezas (v.6)

Su íntimo pensamiento es que sus casas serán eternas (v11)

La muerte los pastoreará (V.14)

Su camino es locura (V.13)

Dan sus nombres a sus tierras.(v11)

Cuando muera no llevará nada (V.17)

Mientras vive, llama dichosa a su alma (V.18)

El poder que no satisface
Pero podría existir la posibilidad, que ser un rico y envanecido es más difícil de lo parece. Te invito a que sientas el peso existencial de esto. Vivir con la verdad de que nada de lo que tienes en realidad te satisface. Hacerte la película diaria de que eres más importante que el resto del universo. Ser esclavo de la aprobación de tus círculos internos. Sospechar aún de tus familiares. Ser adicto a la preocupación que traen tus seguridades terrenales. Con una libertad fraudulenta, existir para preservar la vanidad. Pero según los describe aquí este Salmo, estos ricos poderosos y envanecidos, mientras llaman dichosa a su propia alma no reconocen lo que les espera. ¿Están locos? El Salmista diría que sí. Por qué cegados por las riquezas parecen ofrecer: seguridad, exclusividad y poder, la verdad de la vida eterna continua siendo para ellos irrelevante. Por ahora.

El rostro de Dios escupido
Posiblemente sea un insulto universal, que en toda cultura el hecho de escupirle en la cara a otro, es de las acciones más desagradables y degradantes que existen. Insultar lo íntimo de la dignidad humana, el rostro que es la expresión física de tu carácter. Aquellos que preservan más su posición y su poder que toda la verdad, escupen el rostro del Hijo de Dios.

Cuando Jesús se presentó ante sus opresores; el sumo sacerdote de Israel, los ancianos y líderes del momento fue escupido en la cara sin ninguna razón aparente. Eso solo afirmo la verdad confirmando que era el Hijo de Dios diciendo:

“Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.”
-Mat 26:64 (RV1960)


Pero para estos líderes era más importante preservar su razón, su posición y su prestigio. Mira :

"Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte! Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban, diciendo: Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó."
-
Mat 26:65-68 (RV1960)

Este Salmo hoy, arroja luz de cómo soportarlo todo, para cuando estés rodeado ante una situación similar.

Ningún rico puede pagar el precio
No me extraña que una de las razones que dan los Salmos para no temer a tus opresores ricos y envanecidos, es que nada del poder de sus riquezas lo pueden salvar en el día del juicio final. Esta es nuestra condición universal. Oye, a lo mejor tú no eres un rico envanecido pavoneándote con tu estilo de vida, pero no cargas con esto menos orgullo, cuando dices que tú puedes pagar el precio por tus propios pecados, delante de Dios. Cuando pretendes ser autosuficiente para tu salvación escupes en el rostro del Unico que ya ha pagado el precio

¿En realidad piensas que tú podrás rescatar tu vida delante del juicio de Dios con tus buenas obras?

Mira lo que dice este salmo:

“Los que confían en sus bienes,
Y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan,
Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano,
Ni dar a Dios su rescate
(Porque la redención de su vida es de gran precio,
Y no se logrará jamás)”

-Salmo 49:6-8 (RV1960

Tu vida vale un precio que todas las riquezas juntas no pueden comenzar a pagar. ¿Piensas tú que puede pagarla entonces algunas de tus buenas obras para comprar la eternidad? Cuando haces esto, escupes en el rostro de Jesús y le dices, no te necesito. Tengo conmigo el precio de pagar por mis pecados, mis buenas obras para salvación. Pero tanto el insulto supremo, como esta canción universal de las buenas noticias de Dios, que se proclama y se canta a todas las naciones, contiene verdades que no son regionales. Son globales y totales. Tanto el pobre como el rico, los que están en posiciones privilegiadas como los que no, son confrontados con la verdad de su palabra. El único que puede pagar el precio por tu alma es el mismo Dios a través de la vida de su Hijo:

“Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol,
Porque él me tomará consigo.”

-Salmos 49:15

Deja que Él te tome contigo hoy y escapa de la ira por venir. No tienes que cargar con la expectativa de juicio que cae diariamente sobre tus espaldas. Ni tampoco puedes pagar tan alto precio precio.

Ricos en Cristo

Si eres parte del redil de Dios, no solamente eres llamado hijo, sino también heredero de Dios y coheredero con Cristo (Rom 8:17). Has sido llamado “para que viva en adelante para siempre, Y nunca vea corrupción.” Ya fuiste enriquecido con todas las cosas en El (1Cor 1;7) y cuentas con sus riquezas en gloria (Fil 4:19). Jesús nos pide que no nos regocijemos tanto en lo que podemos hacer por Él, sino de lo que Él ya hizo por nosotros escribiendo nuestros nombres en el libro de la vida (Lucas 10:20). Nuestro orgullo está bajo raya. Nuestras riquezas seguras en el reino eterno. Nuestro corazón, donde esta nuestro tesoro. Y no hay otra riqueza como la comunión con el que es verdaderamente Rico en todo, en Vida y en Plenitud. Quiera Dios que hoy Él comparta contigo de sus riquezas en gloria y seas lleno del Espíritu Santo para reconocer que en el día malo no tienes por que temer. Que te regocijes en tu salvación que es grande. Y que lleves con honor sufrir si fuera necesario, con amor y por amor a la Verdad.