Trabajo, confianza y descanso

Si Jehová no edificare la casa,En vano trabajan los que la edifican;
Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia.
Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar,
Y que comáis pan de dolores; Pues que a su amado dará Dios el sueño.

-Salmos 127:1-2 (RV1960)

Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican;

Nota que es Jehová aquí, el que edifica la casa. Los trabajadores pueden trabajar árduamente, pero solo es Dios el que edifica. Hay solamente una roca aprobada que es el cimiento firme y confiable para nuestra vida y salvación: Cristo. La roca que desecharon los edificadores, la que ha venido a ser la piedra angular, es la que sirve como fundamento a su pueblo y no quebrantará la fe verdadera.

“Porque ¿quién es Dios sino sólo Jehová? ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?” (Salmos 18:31)

Podríamos trabajar en vano y aún en vano laborar para la obra de Dios si no tenemos presente esto: que es Dios el que edifica. Qué importante es trabajar árduamente y hacerlo todo para la gloria de Dios, y sin embargo, dependemos de la total bendición de Dios para su obra prosperar. Hasta que no tengamos una total dependencia al Dios que edifica, no veremos prosperar la obra de nuestras manos. En vano es toda obra que hagamos fuera de este fundamento: Jesús. Y al trabajar, hacerlo en las fuerzas que Él provea y en el fruto del Espíritu que traspasa hasta lo eterno: el amor.

Varias cosas aquí: ¿Están mis obras siendo fundamentadas en Jesús, para la gloria de su nombre, en las fuerzas que Él provee y en fruto del amor?

Efesios 2:19-22 nos dice que éste es el carácter de nuestra identidad como miembros de la familia de Dios :

“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”

Efesios 2:19-22 (RV1960 )

Parece ser que todos edifican algo. Bajo la influencia de sus propios sueños y deseos o sobre el fundamento de la fe en Jesús.

Jesús nos dice:

“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca” -Mateo 7:24 (RV1960)

¿Es ésta la Roca en la que estamos edificando nuestra vida y la de nuestras familias e iglesias? ¿Es esta Roca la que está puesta debajo de nosotros para no ser destruidos en tiempos de aflicción?

Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.
Cuánta seguridad tenemos en Dios por que es Él quien conoce el camino de los justos. Es Él quien cuida su pueblo y quien protege su ciudad. Si bien todas las cosas están bajo su gobierno, esto es especialmente cierto para los asuntos del reino de Dios.

En el Antiguo Testamento hay una luz profética al final del túnel donde el profeta exclama con anticipación el día en que Jesús vencería la muerte y el dominio del pecado con su propia vida.

El profeta declara:

“En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro.”

La salvación de Dios para nosotros está puesta como muros y antemuros de protección, pues somos nosotros los que estamos ahora escondidos en Cristo. Las puertas de la muerte no prevalecerán contra la iglesia, y es el mismo Dios quien se comprometió a pagar el precio de salvación a través de la vida y resurección de su Hijo Jesús.

¿Puedes confiar que tu salvación es un muro y antemuro ante la muerte y la tempestad? ¿ Puedes hoy creer que eres conciudadano de los santos y de la familia de Dios y que habitas en lugares celestiales con Cristo? ¿Habrá una mayor protección que habitar en la casa de Dios?

Isaías continúa:

“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.”- Isaías 26:3-4 (RV1960)

Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar
Amado, benefíciate de las promesas condicionales de Dios.

¿Qué beneficio hay si hoy despiertas como loco, rompes el reloj, desperdicias tiempo en ansiedades, te fajas trabajando, le metes horas extras para comprarle los regalos de navidad a los niños, y no has buscado el reino de Dios? Pierdes el tiempo. Lo haces, como dice la Biblia aquí, “por demás”; lo haces sin ningún beneficio espiritual para ti o para otra persona. Y peor aún, lo haces sin la bendición amorosa de Dios.

La palabra hebrea que utiliza Salomón en este salmo para describir esto, “por demás”, es "shav”, que significa un mal destructivo, una ruina inutilidad, futilidad, ilusión o idolatría.

Cuando desconectas tu conducta del fundamento y la provisión diaria de la fe, te pierdes de lo mejor: la bendición de Dios, e inevitablemente construyes ídolos, que son todo lo que a tu entender hoy es más importante que Dios.

El salmo lo expone de la siguiente manera:

“Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, Y que comáis pan de dolores;”

Ésta es la raíz de muchas ansiedades que tenemos hoy. Jesús lo proclamaba así:

“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?” - Mateo 6:25-27 (RV1960)

“Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” -Mateo 6:32-34 (RV1960)

Amigo, haz tuya esta promesa condicional de Dios y confía en Jesús en esto: “busca primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas té serán añadidas”.

Pues que a su amado dará Dios el sueño

Ahora que conoces que Dios esta dispuesto a bendecir las vidas y las obras edificadas en Jesús, para la gloria de su nombre, en las fuerzas y el amor que Él provee, puedes descansar también en que el crecimiento a todo esto lo da Dios.

Si fuera común en tu vida que no puedes controlar tus pensamientos y en la noche asechan miedos por el porvenir y las angustias quieren robar la paz adquirida en Jesús, esta promesa es para ti.

La hermosa frase “Pues que a su amado dará Dios el sueño” indica que el fruto de nuestra labor está en las manos de Dios. Nuestra protección y seguridad están en las manos de Dios; nuestra recompensa y la bendición de nuestra obra está en las manos de Dios. Puedes descansar; eres amado por Dios.

Al terminar un día lleno de actividad pero gobernado por la gloria de Dios, podrás poner feliz la cabeza en la almohada y decir con el salmista :

“En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado” -Salmos 4:8