Sermón: Mateo 5:38-42 Debemos soportar las injusticias

Mateo 5:38-42 “Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. 39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; 40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; 41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. 42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.”

 

            Hermanos y amigos, tenemos en esta porción del Sermón del Monte el reto mayor que se nos puede dar. Es en esto que la diferencia de mentalidad y vida del cristiano y del mundo se ve más clara que nunca. Y nos demuestra que la vida cristiana que agrada a Dios solamente se puede vivir bajo el poder del Espíritu Santo y nada más. Lo que Jesús requiere aquí de los hijos del reino es algo que solo lo podemos cumplir bajo la gracia santificadora del Espíritu de Dios produciendo en nosotros el fruto del amor por nuestro prójimo.

            Nuestra actitud ante las injusticias de los hombres es diferente a lo que Jesús nos requiere aquí. Pero en esta actitud de santidad es donde nos parecemos más que nada al Señor Jesús. Jesús nos llama a considerar la práctica del mundo. Y él la contrasta con la práctica cristiana. Y veremos cuál fue su misma vivencia a la cual él nos llama a poner por práctica.

            Porque Jesús nos ha hecho nuevas criaturas nosotros debemos soportar en paz las injusticias sin vengarnos ni guardar rencor.

I. La práctica del mundo

            Jesús cita la ley civil del AT. En el AT podemos ver que habían varias leyes. Estaba la ley moral resumida en los diez mandamientos. Estaba la ley ceremonial que establecía la práctica religiosa de los judíos. Y estaba la ley civil que determinaba la justicia social. Jesús cita, aquí, la ley civil. Esta ley es conocida como la “ley del talión” (lex talionis). La frase viene del latín y la palabra “talionis” significa idéntica o semejante. Así que no es un castigo equivalente sino uno idéntico. V. 38 “Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.” La ley establecía que el castigo debe ser en proporción al delito.  Esta ley se encuentra codificada en varios lugares en el AT. Se menciona específicamente en Éxodos 21:24-25; Levíticos 24:20 y en Deuteronomio 19:21.

            Hay varias cosas importantes que decir sobre esa ley. En primer lugar, fue Dios mismo quien estableció esa ley. Es una aplicación práctica de la ley moral. En segundo lugar, es una ley justa. Es justo que el castigo debe ser en proporción al delito. Es injusto meter a alguien en la cárcel por 10 años por comerse la luz roja. Todos estamos de acuerdo que tal pena sería excesiva. Así que la ley establece un principio de justicia que en todos los pueblos en donde existe el impero de la ley se procura hacer. En tercer lugar, esa ley fue dada no al pueblo para ser aplicado en sus relaciones interpersonales sino a los magistrados, al gobierno y a los jueces. En hacer justicia ellos deben aplicar el castigo de acuerdo a la gravedad del delito.

            Pero para la época en que Jesús vivió la ley se había aplicado, por los rabinos, como una ley que justificaba la vendetta o venganza personal. Y eso lo vemos así hasta el día de hoy. Es más una buena parte de las películas de acción de Hollywood estaban basadas en la venganza personal. Y se vende el pensamiento: “mira lo que me hicieron. Ahora yo se los voy a cobrar. Ellos van a pagar por lo que me hicieron”. Y todos buscan tomar la justicia en sus manos.

            Pero tal práctica estaba en contra de las mismas enseñanzas del AT. Dios había dicho en Levíticos 19:18 “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.” Proverbios 20:22 “No digas: Yo me vengaré; Espera a Jehová, y él te salvará.” Proverbios 24:29 “No digas: Como me hizo, así le haré; Daré el pago al hombre según su obra.” Pero la ley del talión fue dada para enseñarnos a no vengarnos cuando nos hacen daño sino a buscar protección de la ley en las cortes. Es un disuasivo a la vendetta. No tomes la justicia en tus manos.    

            Un punto importante. Jesús en ningún momento está en contra de esa ley. Jesús no niega la validez de esa ley. El no elimina el principio de justicia que esa ley establece, sino que Jesús busca rechazar la práctica del mundo por la práctica cristiana de los hijos del reino. Esa práctica de venganza será del mundo pero no es la práctica cristiana. ¿Cuál es la práctica cristiana?

II. La práctica cristiana

            V. 39 “Pero yo os digo: No resistáis al que es malo”. Aquí como en los demás sitios Jesús habla con autoridad divina: “Pero yo os digo”. ¿Qué? No resistáis al que es malo. ¿Cómo así? ¿Está Jesús pidiéndonos que nos dejemos atropellar, maltratar, abusar pasivamente sin hacer nada? ¿Es eso lo que Jesús enseña aquí?

            Aquí hay dos palabras importantes. Una es “resistir” y la otra es “malo”. Resistir es oponerse a algo o a alguien. Fíjate que Jesús no dice que no resistáis lo malo, es decir, el pecado. Ni dice: no resistáis al maligno, es decir, Satanás, sino “no resistáis al malo” es decir a la persona que hace mal.  

            ¿Cuál es la idea? Si tenemos presente las palabras de Jesús que le siguen a este pasaje el de amar a nuestros enemigos entonces tenemos que decir que la idea es que nosotros no debemos resistir a esa persona que nos hace mal con motivos y actos que carezcan amor o falta de amor o ausencia de perdón. NO es que no podamos buscar la protección de la ley. Pero esa protección no debe ser motivada por un sentido de venganza, falta de amor o falta de perdón y sin rencor. La tendencia nuestra es a vengarnos, a guardar rencor a esa persona. Desarrollamos animosidad a esa persona. Dejamos de buscar su bien. La tendencia nuestra es a sacarle el cuerpo, es a sacarla de nuestra vida. Es a apartarnos de esa persona y así menospreciarla. Pero Jesús nos dice que esa no es la actitud de un hijo del reino. No debemos vengarnos cuando nos hacen mal. No debemos pagar mal por el mal. Ni debemos tampoco guardar rencor hacia esa persona que nos maltrata.

            ¿Cómo debemos reaccionar cuando nos maltraten? Jesús nos da cuatro ejemplos de lo que él desea que hagamos y hasta dónde debemos nosotros llegar. Los ejemplos son de alguna persona que busca hacernos daño. Uno que nos golpee en la cara (lo cual es verdaderamente ofensivo); otro que desea llevarnos a la corte y el otro que nos obligue a hacer un servicio involuntario y el otro el de pedirnos dinero abusivamente.

            Para cada uno de ellos Jesús nos enseña cuál es la práctica cristiana: no debemos vengarnos sino que debemos soportar con paciencia y en paz las injusticias de los hombres aunque sean estas constantes. Cuando nos den de bofetadas debemos poner la otra mejilla es decir, debemos demostrar por palabras y hechos que estamos llenos de amor y no rencor hacia esa persona. Y estar preparados para recibir maltratos constantemente. Calvino: debemos estar preparados para recibir injurias con relativa rapidez. Ni tampoco debemos odiar a la persona que busca quitarnos de nuestras posesiones más queridas. Y a aquel que te pida prestado ayúdale según tus fuerza. Da generosamente. Da amorosamente.

            ¡Cuán distinta es la práctica cristiana a la práctica del mundo! ¿Por qué es así? Porque nosotros hemos sido salvados por Jesús. Somos una nueva criatura y como tal debemos estar preparados para soportar en paz las injusticias sin vengarnos ni guardar rencor.

            Eso es lo que Jesús nos enseña. Y eso mismo es lo que vemos en su persona y su obra. Miremos la práctica de Jesús y la de sus siervos.

III. La práctica en Jesús y sus siervos

            Jesús sufrió injusticias toda su vida. No debemos pensar que como Jesús es Dios a él no le afectó las injusticias hechas contra él. El es verdadero Dios de Dios verdadero pero él es verdadero hombre. El es 100% hombre. El tenía carne y huesos. El padeció. El lloró. El suspiró. El murió. Y él sufrió tal contradicción de pecadores. Y él no le pidió al Padre: destruye a mis enemigos. El no pidió al Padre: envíame una legión de ángeles para hacer justicia. El pidió al Padre: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

            Cuando Juan y Jacobo pidieron que Jesús les permitiera suplicar a Dios que enviara fuego del cielo para castigar a los samaritanos que no quisieron recibirles, que les dice Jesús en Lucas 9:55-56 “55 Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; 56 porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea.”. Si no me reciben aquí me voy para otro sitio, pero no voy a vengarme, no busco destruir sino salvar.

            José fue vendido injustamente a los ismaelitas por sus hermanos, luego lanzado a la cárcel por Potifar injustamente, luego olvidado por el copero cuando fue restablecido a su puesto. Posteriormente luego de revelarse como su hermanos y luego de la muerte de Jacob los hermanos temían por su vida. Pensaron que José guardaba rencor por lo que le hicieron. Y dijeron en Génesis 50:15-18 “15 Viendo los hermanos de José que su padre era muerto, dijeron: Quizá nos aborrecerá José, y nos dará el pago de todo el mal que le hicimos. 16 Y enviaron a decir a José: Tu padre mandó antes de su muerte, diciendo: 17 Así diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su pecado, porque mal te trataron; por tanto, ahora te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre. Y José lloró mientras hablaban. 18 Vinieron también sus hermanos y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por siervos tuyos.” Pero por la gracia de Dios José les dijo en Génesis 50:19-21 “19 Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? 20 Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. 21 Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón.” Hermanos, esto es lo que Dios hace en nuestros corazones. Porque somos una nueva criatura en Cristo nosotros debemos aprender a soportar las injusticia con paciencia y en paz. No debemos lugar al rencor. No demos lugar al resentimiento. ¿Por qué no? Porque Dios no nos trata así. Cuantas veces tú y yo le fallamos a Dios. Cuantas veces le hemos desobedecido. Cuantas veces nos hemos avergonzado del evangelio. Y Dios nos disciplina, pero lo hace con amor y por amor, para que participemos de su santidad. Pero El no nos guarda rencor. El no trae a la memoria nuestros pecados. Los ha lanzado a lo profundo de la mar para no recordarlos más. Y nos trata como lo que somos para El sus hijos.

            De la misma manera nosotros no debemos guardar rencor hacia aquellos que nos tratan injustamente y son abusivos. No que no podamos defendernos. Ese no es el tema. El tema es el corazón. Vendrán injusticias contra ti. Te harán bullying por ser de Cristo y ser justos, honestos, etc. Y muchas veces pensaremos mal de esas personas y les guardaremos rencor por lo que nos han hecho. Jesús nos dice no. Tú eres mío. Tú eres una nueva criatura. Mi gracia es suficiente para que soportes con paciencia, en paz las injusticia de los hombres. Sé cada día como yo. Esa es tu misión como es la misión del Espíritu Santo hacerte cada día como yo: manso y humilde.  

            Piensa si te quitan algo más vale tu vida que esa cosa material que te han quitado. Más vale tu corazón para dejar que te consuma el rencor y la falta de perdón. Si te ofenden mira que a Jesús ofendieron terriblemente y la soportó pacientemente y en amor para salvarnos. Ninguno de nosotros ha sufrido hasta la sangre. En cambio Jesús sufrió hasta la sangre sin rencor por los que lo mataron para llevarnos a Dios. Es solo su gracia la que puede sanar nuestros rencores y faltas de perdón y capacitarnos para amar a aquellos que buscan nuestro mal.   

            Hermanos, porque Jesús por su gracia nos ha hecho nuevas criaturas nosotros debemos soportar en paz las injusticias que nos hagan los hombres. Ese es el llamado. No guardes rencor. No busques vengarte, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Así dice Jehová.